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Juan Diego García: Los diálogos de la paz. Un balance y unas perspectivas

El desarrollo de las conversaciones de paz entre el gobierno colombiano y las FARC-EP parecen desarrollarse con vigor y aunque no se conoce el alcance de los posibles acuerdos entre los insurgentes y la delegación del presidente Santos en La Habana, todo indica que al menos en la cuestión agraria existe un punto de encuentro bastante significativo en relación a las formas más improductivas de la gran propiedad rural y la necesidad de su modernización. Eso explicaría la reacción airada del gremio ganadero, principal representante del estamento latifundista del país que ve amenazados sus privilegios.

De la misma forma se explican las demás reacciones adversas a estos diálogos de paz por parte de grupos que interpretan los supuestos avances como una amenaza para sus intereses: políticos agrupados en torno al expresidente Uribe, usurpadores de tierras, militares y militaristas, empresarios de la guerra y los ideólogos a sueldo de la extrema derecha.

Una solución exitosa favorecería sin duda a Juan Manuel Santos, ya sea que apueste a la reelección presidencial, ya sea que aspire a alguna designación importante a escala internacional (se rumora que podría ser propuesto como futuro secretario general de Naciones Unidas). Algunas fuentes lo mencionan también como posible candidato a premio Nobel de la paz. En todos estos casos, la perspectiva no puede ser más favorable si Santos consigue cerrar medio siglo de guerra civil y pasar a la historia regional como el presidente de la paz.

Para las FARC-EP los resultados (hasta el momento) resultan bastante alentadores pues ha conseguido darle un sentido diferente a la agenda pactada. En efecto, en parte por iniciativa de la guerrilla, en parte por la misma dinámica vigorosa de los movimientos sociales, la cuestión de la paz ha ido ganando terreno en el debate público dentro del país, algo que no estaba en los planes del gobierno. Por lo visto, las autoridades deseaban sacar el debate del territorio nacional, reducir al máximo el temario (según el delegado gubernamental casi nada importante estaba a debate) y exigían alcanzar los acuerdos en el menor tiempo posible (el llamado “acuerdo express”).

Sin embargo, las cosas no han transcurrido según estos propósitos pues si bien es conveniente ajustar los procesos a tiempos razonables éstos no deben llevar a precipitaciones irresponsables tratándose de un asunto de tanta trascendencia como poner fin a un conflicto armado de tan larga duración; tampoco tiene mucho sentido desvincular los puntos de la agenda acordada del modelo económico, del sistema político o de la doctrina militar del país. Impedir o limitar la participación ciudadana puede entenderse como una táctica gubernamental para no dar ventajas a la guerrilla pero ha sido inútil y la ciudadanía ha dado muestras de una enorme madurez democrática en las formas y bastante manejo de la problemática nacional ofreciendo diagnósticos muy sólidos y soluciones bastante apegadas a la realidad. En este aspecto, el gobierno ha visto frustrados sus propósitos y es evidente que las FARC-EP han sabido aprovechar al máximo su oportunidad de interlocución con la sociedad.

La imagen de la insurgencia no podía ser mejor. En contraste con la idea difundida por los medios y por éste y anteriores gobiernos, los delegados de las FARC-EP dan muestras de un conocimiento muy sustentado de los problemas del país y utilizan un lenguaje de altura que nada tiene que ver con el discurso de un grupo de delincuentes comunes o con las soflamas incendiarias de terroristas desalmados. Además, y para sorpresa de quienes esperaban propuestas utópicas (en el peor sentido de la expresión), los delegados de la insurgencia han dado muestras de un gran realismo y disposición a los acuerdos en un asunto tan sensible como la cuestión agraria, de honda significación para un movimiento guerrillero de orígenes campesinos y que tiene en las zonas rurales sus principales apoyos.

El cumplimiento de la tregua unilateral que decretó la insurgencia disipa las dudas sembradas por algunos sectores contrarios al proceso, según las cuales existirían divergencias en las filas de las FARC-EP. Exceptuando incidentes menores, los guerrilleros acataron satisfactoriamente las órdenes impartidas demostrando que existe cohesión y una unidad de mando efectiva.

Pero probablemente la mayor victoria de las FARC-EP es precisamente haber sido aceptada como interlocutor válido, como entidad política, una consecuencia natural de la decisión inteligente de Santos cuando aceptó -desde el mismo comienzo de su mandato- que en el país existe un conflicto de naturaleza social y política al que no se puede buscar solamente soluciones de tipo militar. Era apenas lógico que el paso siguiente fuese el que se ha dado: sentarse a dialogar con los interesados para buscar una salida civilizada, una negociación política del conflicto.

Cuando la delegación guerrillera en La Habana presenta diez propuesta para resolver la cuestión agraria recogiendo en buena medida las propuesta de diversos sectores sociales ligados al campo, pero también de la academia, de asociaciones de productores, de iniciativas ciudadanas y hasta propuestas de gentes anónimas que hacen llegar a la capital cubana sus ideas y sugerencias están dando forma concreta a su legitimidad como voceros de determinadas reivindicaciones de la población, con independencia de la dimensión efectiva de unos sectores sociales que así ven recogidas sus exigencias. O sea, están mostrando cómo podrían ejercer como fuerza política legal, que es precisamente otro de los puntos centrales de la agenda acordada en estos diálogos. En lugar de obstaculizar (criminalizando) estos contactos de la insurgencia con la ciudadanía, el gobierno debería en sana lógica propiciarlos dando todo tipo de facilidades y ofreciendo a su vez las soluciones que en su opinión resultan más ventajosas para el país.

El proceso ya no está solo en La Habana; su secretismo se ha roto (para bien del país); crece la opinión de que, si bien por una parte es necesario concretar acuerdos para no convertir las conversaciones en interminables diálogos de sordos, por otra parte debe darse a estos delicados asuntos el tiempo que razonablemente exijan.

Los grupos afectados (sobre todo los terratenientes y ganaderos) están muy activos movilizando sus recursos (que son enormes) con la perspectiva de torpedear el desarrollo de los diálogo, conseguir que Santos se vea obligado a suspenderlos y renuncie a toda tentativa de reforma. Y si éstos culminan exitosamente, hacer imposible su aplicación como ya sucedió varias veces en el pasado cuando proyectos de reforma agraria provocaron la violenta reacción del gremio terrateniente hundiendo no solo el proyecto sino al país en una guerra civil como la actual, que tiene sus raíces precisamente en la violenta respuesta del sistema a los reclamos de los campesinos.

El gobierno no debería perder los nervios cuando constata que las FARC-EP han hecho una gestión bastante exitosa de estos diálogos de paz en La Habana. Por el contrario, debería aprovechar la ocasión para concretar los avances y ganar el favor de la opinión pública nacional (ya cuenta con un amplio apoyo internacional). En el debate abierto su papel sería demostrar de manera fehaciente que sus propuestas son mejores que las que ofrece el movimiento guerrillero y sería nefasto que en una demostración de impotencia, producto de sus propias limitaciones y ante las presiones de la extrema derecha, dieran una patada a la mesa y se retiraran alegando motivos secundarios, por lo general propiciados en forma de provocación por los mismos que ahora conspiran abiertamente contra el proceso.

 

Link original: http://www.argenpress.info/2013/02/los-dialogos-de-paz-un-balance-y-unas.html

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Juventud Comunista del Ecuador: Ni un minuto de silencio, toda una vida de combate

La Juventud Comunista del Ecuador (JCE), en comunicado enviado el  lunes 1 de septiembre del 2008 a nuestra redacción, recuerda  con todo fervor revolucionario los seis primeros meses del cobarde ataque en Angostura – Ecuador, por parte del gobierno uribista.

Por ABP Ecuador/PC Ecuador, tomado de ABP

En cualquier lugar donde nos sorprenda la muerte,

bienvenida sea, siempre que ese, nuestro grito de guerra

haya llegado a un oído receptivo y otra mano se tienda

a empuñar nuestras armas, y otros hombres se apresten

a entonar nuestros cantosluctuosos con tableteo

de ametralladoras y nuevos gritos de guerra y victoria.

-Che-

El Ser Humano nuevo va naciendo con la frescura de la montaña, con la picadura de zancudos, empapado de lluvia, enlodado con el recuerdo cariñoso de los seres queridos, en la soledad de la noche guerrillera…Pero, en esa misma montaña es donde se van limpiando todas las taras y vicios de la sociedad burguesa, donde aprendes a ser sencillo, aprendes a ser humilde, sin egoísmos, un ser humano tierno que se sacrifica por los demás, que da todo por los demás, que sufre cuando sufren los demás, un ser humano que ríe cuando ríen los demás. Ahí nace el Ser Humano nuevo, en la montaña, como nace el clandestino en la ciudad o como nace el guerrillero en el campo.

La Juventud Comunista del Ecuador convencida de encontrar un camino menos doloroso y conociendo los padecimientos del pueblo colombiano -causado por el terrorismo estatal dirigido por Uribe- apoya fervientemente, se solidariza y se compromete con las acertadas combinaciones de todas las formas organizadas de lucha contra el gobierno fascista que se ha tomado el Palacio de Nariño, aún más en esta fecha que recordamos los seis meses del asesinato al camarada Raúl Reyes y nuestros compañeros de combate en Angostura-Ecuador.

Uribe se ha convertido en un Presidente frustrado y desesperado imperado por un orden criminal ante una  población inerme, campesinos desplazados, fumigando campos con sustancias toxicas, realizando redadas para-militares masivas,  lloriqueando y demandando a los gobiernos de Ecuador y Venezuela el involucramiento al conflicto interno, un presidente incapaz y mentiroso que en sus “supuestas negociaciones” de canje de prisioneros ha utilizado cualquier variedad de credenciales e insignias, como  la más cobarde técnica de guerra sucia. A la vez nos solidarizamos con los familiares de los asesinados y familiares de los presos políticos, quienes han llevado una  lucha  permanente y tenaz contra Uribe.

Conjuntamente, concordamos y consideramos a las FARC-EP como fuerzas beligerantes de principal oposición a las políticas para-militares de Álvaro Uribe Vélez, siendo una barricada permanente en contra de todos los planes Imperialista, una guerrilla que se ha convertido en la vanguardia combativa del pueblo  y sobre todo en la esperanza revolucionaria mediante la lucha armada  para encontrar la paz en Colombia.

El verdadero terrorismo es ejercido por el gobierno colombiano ante sus continuos ataques a la población en general, como aquel 1 de marzo del 2008, las FARC-EP son la respuesta organizada del pueblo ante la violencia generada por el Estado. Reiteramos pues el apoyo y el compromiso permanente de seguir luchado junto a todas las organizaciones por la construcción del SOCIALISMO.

Juramos Vencer……….¡Venceremos!

Juventud Comunista de Ecuador

http://anncol.eu/index.php?option=com_content&task=view&id=1293&Itemid=9

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Azalea Robles: La frasecita Perversa de Ingrid y la guerra conceptual que sustenta el horror

Después de la gran operación militaro-mediática “Jaque”, basada en una clara violación al Derecho internacional humanitario por el abuso de los emblemas de la Cruz Roja, hemos tenido la oportunidad de oír a Ingrid Betancourt en múltiples escenarios nacionales e internacionales; siendo ella la co-impulsora de la manifestación en París y el mundo en apoyo y legitimación a Uribe (20 de julio), que según ella “ha sido un muy buen presidente”. Ingrid ha apoyado la reelección de Uribe, bien que se sepa que esta es ilegítima, pues fue basada en un delito de cohecho (además de la coacción militar-paramilitar ejercida sobre miles de votantes, mediante las masacres y amenazas).

La operación “Jaque” fue en realidad una intercepción de la liberación prevista por las FARC, liberación abortada por la patraña del ejército antes de que culminara, para poderla así presentar como un éxito militar y poder ocultar con este mediático “éxito” la absoluta corrupción y paramilitarización del Estado colombiano, en tanto que el Paramilitarismo es una Estrategia Estatal contrainsurgente y de viabilización de un modelo económico de Saqueo… Alcanzando esta Estrategia de muerte su máxima expresión bajo el gobierno de Uribe que ha premiado a esta estructura encubierta del Estado con la garantía de impunidad gracias a la “Ley de Justicia y Paz”, que les legaliza a los paramilitares las tierras usurpadas a las víctimas (más de 4 millones de campesinos e indígenas desplazados por las masacres militares-paramilitares, y casi 7 millones de hectáreas de tierras usurpadas por las multinacionales y los paramilitares)… Esta ley les garantiza a los “paras” un tope máximo de cárcel de 8 años eludible bajo múltiples aristas legales complementarias, si estos se “arrepienten”. Una farsa total sobre la sangre de centenares de miles de colombianos; una farsa para los millones de desplazados: un premio a los viabilizadores del Saqueo que han violado niños, descuartizado con motosierra, y que ahora dan las coordenadas de las fosas comunes porque si dan uno que otro dato “muestran su arrepentimiento” (aunque continúen ahora con las masacres bajo el nuevo nombre de “Águilas Negras”)… Es así que en Colombia en menos de 2 años se han destapado casi 4000 fosas comunes, y encontrado en ellas los cuerpos de más de 32.000 colombianos, por las coordenadas facilitadas por los asesinos paramilitares que así logran la impunidad…

Es en medio de este escenario de Terrorismo de Estado absoluto que surge el montaje mediático de “Jaque”, y es en medio de este escenario de imposición de un modelo económico de Saqueo absoluto, que surge ahora la nueva paladina de la legitimación represiva (aunque lo haga con elegancia y moderación pérfidamente fingida). Lo que resulta más preocupante del rol de Ingrid en esta guerra contra el pueblo colombiano es sin duda su astucia para manipular la opinión y complementar de maravilla al Dr. Uribe: pues el carácter siniestro ya inocultable de Uribe, se ve ahora amenizado por esa figura femenina, dotada de una inteligencia innegable (aunque la use para fortalecer a una oligarquía sanguinaria y a un Estado de saqueo y empobrecimiento de Colombia).

La Frasecita Perversa: exculpación de los genocidas, reversión de la realidad y mutilación de la capacidad de comprensión

Cuatro días después del montaje de la liberación de Ingrid, esta ya declaraba a la BBC Mundo una frasecita perversa que ha hecho su “buen” camino, y que ha sido repetida incluso por muchos voceros y “expertos” de la “izquierda tolerada”, en una forma inconsciente (eso espero) de negar la realidad política, social e histórica de Colombia.

Esta frasecita corresponde a una conceptualización del mundo que impone unas barreras de acero a la comprensión de la realidad, y que por lo tanto impide la solución de los problemas… Es la siguiente perversión: “El único país de la región que todavía tiene guerrilla es Colombia y por eso es que estamos en la extrema derecha. Sin FARC no hay Uribe.”

…Ingrid podría resultar más peligrosa que Uribe o ser el complemento perfecto (el policía malo y el policía bueno). Ingrid sí que lo sabe, decir este tipo de perfidias, es querer revertir la realidad como si se tratara de un calcetín… A la extrema derecha están, la oligarquía colombiana y las multinacionales financiadoras de paramilitarismo y muerte, porque necesitan viabilizar el Saqueo absoluto de los recursos naturales y humanos de Colombia y de la región Andino-Amazónica.

A la extrema derecha están los grandes capitalistas enriquecidos porque saben que al empobrecer al pueblo, esto generará naturales descontentos y reivindicaciones, por lo tanto se arman de Terrorismo de Estado para lograr su cometido de Saqueo, así haya que pasar sobre los cadáveres de centenares de miles de humanos, sobre el cadáver de la naturaleza expoliada, sobre el etnocidio que están cometiendo… No nos metan gato por liebre, el horror que nos infunden los saqueadores nos los infunden para llenarse los bolsillos y mantener callada de pavor a la población… Esto incluso está teorizado en los manuales de contrainsurgencia de los “Técnicos y asesores” militares estadounidenses: se llama “la disuasión por el Terror”… ¿“Disuasión” de qué? Pues de reclamar por los más elementales derechos humanos, ecológicos, económicos y sociales. En los últimos diez años esta política de Terrorismo de Estado ha causado centenares de miles de muertos, 300.000 registrados oficialmente (cifras TPP). Más de 4000 sindicalistas han sido asesinados en Colombia en los últimos 20 años por las fuerzas militares y paramilitares, lo que evidencia el riesgo mortal al que están sometidos quienes defienden los derechos laborales.

Terrorismo de Estado es intrínseco al Saqueo: clave 1 para la comprensión

Esta correlación entre Saqueo y disuasión de las reivindicaciones sociales mediante el Terror Estatal fue puesta en evidencia por el Tribunal Permanente de los Pueblos que tuvo lugar en Colombia (sesión final en julio 2008); el TPP emitió su condena por genocidio contra el Estado colombiano y contra 43 empresas de capitales extranjeros, que violan los derechos humanos y ecológicos fundamentales. Según el TPP “El Estado colombiano ha implementado históricamente políticas y prácticas contrarias a la soberanía y al bienestar popular, garantizándole a las empresas transnacionales el saqueo de los recursos naturales, la explotación y precarización de los trabajadores, generando todo tipo de daños ambientales, materiales, morales, individuales y colectivos, que han afectado a cientos de comunidades. Esta situación se ha visto agravada por la comprobada participación de varias empresas multinacionales en el conflicto colombiano, aprovisionando con armas, dineros y otros recursos materiales a los grupos armados legales e ilegales encubiertos del propio Estado(los paramilitares, herramienta de guerra sucia), responsables de miles de violaciones a los derechos humanos y al derecho internacional, beneficiándose directamente de crímenes como el desplazamiento, el etnocidio, la tortura, la desaparición forzada.”

Las empresas fueron condenadas por violación del derecho laboral; violación generalizada de los derechos civiles, políticos, económicos, culturales, sociales y medioambientales de los ciudadanos, y vulneración de los derechos colectivos de los pueblos originarios. También fueron condenados los Estados que albergan las sedes madre de estas empresas responsables de violaciones. El veredicto condena al Gobierno de Colombia “por acción y por omisión en la comisión de prácticas genocidas en sus modalidades de matanzas, lesión grave a la integridad física y mental y sometimiento intencional a condiciones de existencia que puedan llevar a la destrucción física total o parcial de grupos de personas.” El dictamen también emite su condena contra el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Organización Mundial del Comercio (OMC). También responsabiliza a los organismos internacionales por permitir “la invisibilización jurídica de las empresas multinacionales, lo que hace muy difícil exigirles responsabilidades desde el derecho internacional”.

El Estado Colombiano está altamente militarizado; el ejército colombiano tiene un tamaño descomunal. Entre 2007 y 2010 está prevista una inversión militar de 57,9 billones de pesos. La suma de ejército y policía suponía en 2004 la cifra de 250.000 personas. En 2008 la cifra asciende a 430.000 personas, además de otras 600.000 en el ámbito de la seguridad privada(¡!). Está claro que este presupuesto para la represión está intrínsecamente vinculado con los crecientes planes de Saqueo intensivo de la región: los planes de extracción, de agro-industrial y de captación absoluta de la riqueza hídrica y la biodiversidad, además de la “reconquista” económica de la región o privatización absoluta de las economías.

Guerra Mediática contra la percepción de la realidad: suplantación sistemática de la realidad por su fabricada realidad virtual. Mitos y terror sicológico.

Es en este marco de Saqueo absoluto que se desarrolla la Manipulación Mediática, que busca colonizar toda reflexión y sentido crítico mediante la imposición de conceptos retorcidos que impidan la percepción y análisis de la realidad, buscando, por supuesto, la no identificación de los responsables del genocidio… El pérfido concepto “Sin FARC no hay Uribe.” es un concepto angular que los medios inyectan subrepticiamente, en esta nueva fase de la ofensiva contra la memoria histórica y la comprensión de la realidad. Y es, tristemente, un concepto que también la izquierda tolerada repite como eco últimamente. Este concepto es de una perfidia cuyos alcances son devastadores, porque contribuye a la realidad virtual, al desconocimiento histórico, social y económico de la realidad colombiana.

No es “sin FARC no hay Uribe”, es: sin la manipulación mediática, y las falsas FARC fabricadas virtualmente, que no tienen nada que ver con la realidad, que no hay Uribe, en todo caso… O mejor dicho: sin la manipulación mediática que le inventa el “fantasma del terrorismo” a Uribe, a la vez que oculta los crímenes de Estado, sin el terror psicológico que infunden los medios, Uribe no podría sostenerse con su política genocida.

Las FARC no son la CAUSA del Terrorismo de Estado, son la CONSECUENCIA; querer confundir y revertir esa realidad es profundamente perverso.

Hay unas FARC reales y unas FARC virtuales, qué triste que la misma “izquierda tolerada” confunda las dos cosas, y camine así de lleno en la alienación mediática… E Ingrid, muy astuta ficha del imperio, le echa leña al fuego, ¡no nos dejemos engañar, por favor!

“Normalización” de las imposturas virtuales; el pensamiento en peligro. Distorsión de la realidad y Parálisis de la comprensión. El cuento de “la Hipoteca”.

Esta perfidia conceptual ha hecho su camino a tal punto que incluso algunos “analistas políticos” se hacen eco de esa tesis de lo más peligrosa, e incluso llegan a exponer, en una reversión y abducción total de la realidad que: “la izquierda perderá mientras existan las FARC”… Eso es un absurdo inmenso, la “izquierda” pierde debido a la manipulación mediática y debido a los asesinatos de sus miembros perpetrados por el Terrorismo de Estado…

Está claro que los principales enemigos de la izquierda, y los que impiden que esta prospere, son los que detentan el gran capital, con sus aparatos de Manipulación Mediática y su Terrorismo de Estado, con todas las desapariciones y ejecuciones extrajudiciales que ha cometido la represión contra los organizadores y luchadores sociales…. Pero ahora pareciera que no, que “el enemigo de la izquierda son las FARC”, cayendo en esa trampa construida desde el Estado, el generalato y los Mass Media, de echarle a la guerrilla la culpa de todo, hasta de la lluvia… sin querer analizar el contexto económico, político, social, histórico, represivo, en que se generan y se desarrollan los procesos en Colombia.

Con esta amnesia histórica, y esta forma de ponerle chapas de ilogismo al pensamiento nos quieren impedir llegar a la raíz del problema, que es donde se encuentra la solución.

Uno de los conceptos más peligrosos actualmente en esta guerra de la mentira contra la realidad, de los monopolios contra la justicia social, en esta guerra que también es conceptual, es justamente ese: Ese concepto absurdo de una supuesta “hipoteca” que la izquierda tendría sobre sí debido a la lucha armada, es de lo más ilógico y retorcido, es algo que no toma en cuenta ninguna mirada de fondo a la propia realidad, ni aprende nada de procesos similares (América Central, por ejemplo…).

Ese concepto en apariencia tan anodino de “la izquierda pierde porque tiene sobre sí la hipoteca de las FARC” es algo que han empezado a inducir desde la derecha, pero que ahora es repetido sin conciencia por muchas personas e incluso sectores de la izquierda. Repetido incluso por la pluma de varios “analistas políticos” publicados con frecuencia en los medios “alternativos”… Las cosas en apariencia anodinas van cimentando barreras a nuestra comprensión de la realidad, y van normalizando en nosotros el carácter guerrerista, porque: ¿para qué dialogar con “unos bárbaros que hasta impiden que la izquierda prospere”?… Ese concepto de la supuesta “hipoteca” es algo muy peligroso…

Esto es muy preocupante, porque ante las barbaries que implementan desde los monopolios económicos a nivel de Represión para garantizar un modelo económico debemos tener claridad; y el hecho de enredar más la realidad nos va convirtiendo en paralíticos de la comprensión.

Complicidades y responsabilidades: Hay que cuidarse de pasar de ser la víctima de la guerra mediática a difundir confusiones, porque esto tiene un impacto directo sobre la guerra total y las vidas humanas.

Definitivamente, La realidad no se puede revertir como si se tratara de un calcetín, porque en esa operación ligera son obviadas y molidas las vidas de millones de personas.

Hay que tener claro que la lucha armada es una RESPUESTA al Terror Estatal y a la injusticia social; y hay que tener muy, pero muy claro, que una cosa son las FARC reales, y otra muy distinta son las FARC VIRTUALES, y son justamente esas FARC VIRTUALES, ese invento de la gran Manipulación Mediática, basado en auto-atentados del Estado y otras patrañas, el que utiliza el régimen como pretexto.

Los pretextos son inherentes a la agresión planificada, fabricados por el agente represor, ejemplo: los Auto-atentados.

Claramente a mayor Saqueo, mayor represión, porque se busca acallar las reivindicaciones sociales, económicas y ecológicas para viabilizar el Saqueo, por lo tanto la arremetida del ente represor será contra los que considere un “estorbo” al Saqueo; las etiquetas, pretextos, estigmas y demás son justificaciones aportadas por el ente represor frente a la barbarie que comete. El ente represor inventará y fabricará los pretextos y enemigos virtuales que el mismo requiera y buscará implantar su marco conceptual en la opinión pública.

Y sin duda una cuestión que siempre hay que tener nítida es que los pretextos para agredir son algo que construye el ente represor, a partir de la base que sea… Caer en la trampa de legitimar los marcos conceptuales del represor es algo absolutamente contraproducente, recordemos el inolvidable poema de B. Brecht, relativo al tema de cómo la cobardía contribuye a estrechar los espacios e libertad.

La cobardía por miedo al estigma o a la muerte es algo que no conllevará la seguridad de vida, puesto que el represor persigue a las personas por sus ideas (si estas son reivindicativas): contribuir a los estigmas no sólo es inútil sino en definitiva cómplice del represor.

Las opciones ante el Terrorismo de Estado son en definitiva dos: o callarse definitivamente como única forma efectiva de escapar a la agresión, desvinculándose de toda reivindicación; o seguir levantando las banderas de lo justo, con argumentos y solidez, desenmarañando y denunciando las campañas de estigmatización y “cacería de brujas”, en tanto que estas constituyen un recorte fundamental de las libertades de todos. La “tercera opción” de mitigar el pensamiento, y apoyar a la vez los estigmas de ente represor, buscando revertir la realidad, conlleva una perversión que le hace un favor capital al represor.

La fabricación de pretextos es inherente a la necesidad de pretextos; recordemos cómo los auto-atentados contribuyeron a la legitimación de la reelección de Uribe, auto-atentados como el de Barranquilla, cuya autoría ya confesó el director regional del DAS, el cual anda impune… Ante la evidencia de fabricaciones absolutas de realidad, de forma inescrupulosa y criminal por parte del Estado, tenemos que tener mucho cuidado con esa peligrosa guerra conceptual que nos desune.

Otro ejemplo de “Atentados-Montaje” es el del “Collar Bomba”, un atentado clave para el Estado, pues le permitió sabotear la Audiencia sobre cultivos ilícitos en el Caguán, Audiencia popular en la que las FARC y los campesinos reclamaban la substitución manual de cultivos ilícitos, y la posibilidad de un desarrollo endógeno que conllevara la soberanía alimentaria, puesto que tanto al campesinado colombiano como a las FARC les interesa más el cultivo del Pan Coger y la Soberanía alimentaria, que estar supeditados a una economía agrícola dependiente y a ser hambreados por las operaciones de bloqueo alimentario del ejército.

En esa audiencia presentaron un proyecto piloto de substitución manual de cultivos ilícitos en Cartagena del Chairá, y campesinado y guerrilla demostraron su contexto y necesidad de soberanía alimentaria, de políticas económicas favorables a esta, de insumos y viabilización… Pero esa audiencia fue saboteada por el atentado que perpetró el Estado para endilgárselo a las FARC, con el fin de ahuyentar a los invitados internacionales y silenciar así la posibilidad de conocer la versión popular acerca del asunto del “narcotráfico”, porque lo que principalmente le interesaba al Estado colombiano era mantener su realidad virtual de que los campesinos y las FARC son “narcotraficantes”, mantener el concepto de “Narco-Guerrilla”(mote fabricado desde la embajada Usa por Lewis tambs), y mantener el estigma sobre el campesinado para poder así justificar las fumigaciones, los bombardeos, las acciones militares, el “Plan Colombia” y su consecuencia: el hambre y desplazamiento de millones de personas, el vaciamiento del campo.

El caso del “Collar Bomba” fue sin duda uno de los montajes más tétricos y macabramente “exitosos” de la estrategia de montajes basados en atentados con muertos reales que ha implementado el Estado para endilgárselos a las FARC, y hacer así su campaña mediática de desprestigio. Las FARC inmediatamente negaron ser las autoras de este espeluznante crimen, pero el montaje mediático operó en las conciencias… La inocencia de las FARC en este crimen quedó sin embargo comprobada por la propia Fiscalía: la Fiscalía tuvo que exculpar a las FARC de la autoría del crimen, después de la investigación, que concluyó exculpando a las FARC e inculpando a “delincuentes comunes”… Obviamente a esos “delincuentes comunes” en Colombia se les llama paramilitares, y son los que le hacen los “favores” al Estado…

Centenares de titulares del mundo entero acusaron de “terrorismo” al grupo guerrillero… en cambio el desmentido lo hicieron en una línea minúscula entre las páginas interiores más recónditas de sus diarios, y por supuesto, una sola vez… La operación mediática de desprestigio, basada en el asesinato, había surtido el efecto buscado: se mantenían intactos los marcos conceptuales y la realidad virtual, se mantenía el mito perverso de “narco-guerrilla” al impedir que la guerrilla diera a conocer su lucha por la soberanía alimentaria, y se mantenía y reforzaba el mito de “la guerrilla terrorista”.

Son numerosísimos los casos que demuestran la manera en que el Estado colombiano se sirve de la fabricación absoluta de realidades, apoyándose en la complicad de los medios, y una falta aberrante de escrúpulos para cometer atentados con bomba, auto-atentados incluso, cometer masacres y demás crímenes para poder fabricar su realidad virtual fundamental: la de las FARC-VIRTUALES, realidad virtual que busca incluir al grupo guerrillero dentro de los marcos conceptuales impuestos por el Imperio. Buscando imprimir en la opinión pública el estigma de “terrorismo” y el de “narco-guerrilla”… Nombraremos aquí otros dos casos más:

San José de Apartadó: fue “noticia” internacional en el 2005 por la salvaje matanza que sufrió (curiosamente fue noticia internacional, pues las matanzas suelen ser silenciadas). A machetazos y golpes fueron asesinados ocho de sus habitantes, entre ellos cuatro me­nores; el Gobier­no colombiano, con Uribe a la cabeza, acusó a la guerrilla de las FARC del crimen, había sido, según el gobierno “una venganza porque dos de los asesinados pretendían desertar de las filas guerrilleras”. Seguramente por la necesidad de difundir esa versión de los hechos, fue que esta masacre sí fue “noticia”. El Ministerio de Defensa incluso colgó en su web una entrevista, atribuida falsamente a TVE, en la que un supuesto “desertor de las FARC” acusaba a las dos personas de pertenecer a la guerrilla. Pero en marzo 2008, ante la evidencia cruel y la insistencia de los familiares de las víctimas (aunque amenazados), la Fiscalía tuvo que detener de 15 militares implicados en el crimen; uno de los oficiales ha reconocido su participación, e inculpa al General Fandiño.

El Capitán Gordillo declaró que el día de la masacre de la comunidad de paz de San José de Apartadó, la Brigada XVII, que era comandada por el general Fandiño, actuó junto con los paramilitares. La Brigada llevaba a cabo el “operativo contrainsurgente Fénix” en San josé, y militares y paramilitares perpetraron la masacre de ocho civiles; entre las víctimas una niña de 5 años y un bebé de 21 meses… las víctimas fueron torturadas y desmembradas.

Recordemos que San José de Apartadó y todo el Urabá Antioqueño fueron victimas de múltiples masacres… a la cabeza de las cuales se encontraba el General Rito Alejo del Río… y que este anda impune…

El último caso de atentados-montaje del Estado es probablemente el de Ituango

La Manipulación Mediática busca ocultar el genocidio perpetrado por el Terrorismo de Estado en su viabilización del Saqueo de Colombia, busca desprestigiar a la insurgencia armada, y también cercenar libertades a través de la estigmatización de “terroristas” a los resistentes, ya sea que resistan de forma armada o desarmada: lo que molesta es el carácter “resistencia al saqueo”.

Numerosas organizaciones de víctimas expusieron ante el Tribunal Permanente de los Pueblos aquella información que casi nunca traspasa las barreras de los medios masivos: “el modus operandi de esas grandes empresas;(…)la persecución y exterminio de sus sindicatos; la puesta a su servicio de la fuerza pública del Estado, la contratación clandestina de grupos paramilitares; las ejecuciones extrajudiciales de sus sindicalistas insumisos, de los integrantes de movimientos sociales que se oponen a los grandes perjuicios causados(…)”²

Mito del “Rompecabezas”; presentar la comprensión de la realidad como inalcanzable, tras el borroneo de los vínculos causales

La Manipulación Mediática busca convertir la realidad colombiana en un “rompecabezas” (cuando en realidad no lo es), este concepto de “la realidad colombiana es un Rompecabezas”, es otra de esas realidades virtuales que le hacen un grueso servicio al Estado en su búsqueda de confusión generalizada que le garantiza Impunidad… Está claro que hay unas causas estructurales profundas de la realidad colombiana: El 49,2% de la población colombiana vive en la pobreza, y el 17% en la indigencia extrema (CEPAL), El 0,3%, de la población es propietaria de más de la mitad de las tierras agrícolas(PNUD 2007)… La devastadora Injusticia Social causada por el Saqueo y la cruenta Represión Estatal que la mantiene, son los dos ejes fundamentales de la comprensión que los Mass Media ocultan sistemáticamente.

La expansión de los intereses capitalistas extranjeros en Colombia se ha abierto paso desde siempre en base a las masacres y desplazamientos masivos de “población indeseable”, como consta en el informe final del TPP: “obedeciendo a una misión enviada por el gobierno de los Estados Unidos, la inversión extranjera se extiende a muchas ramas de la economía(…) El asesor técnico Lauchlin Currie, consideraba como eje de su Estrategia la despoblación del campo y la urbanización intensiva, para lograr lo cual, él sostenía que ” la guerra puede tomar el lugar de un programa de movilidad acelerada”. Este modelo económico se impuso en un contexto de extrema violencia.”

La Manipulación Mediática busca confundir y ocultar los vínculos causales: no debe existir la percepción de causa a efecto, debe imperar el caos y la incomprensión, la “bala perdida”, los “desalmados terroristas”, el “Estado voluntarioso y desbordado”… la Manipulación Mediática busca un cambio de imaginarios en Colombia, mediante la suplantación sistemática de la realidad objetiva por su fabricada realidad virtual, mediante el borroneo sistemático de los vínculos causales, la amnesia histórica y la inversión y distorsión abusiva de los hechos…

http://www.aporrea.org/internacionales/a62807.html

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Raúl Zibechi: Entre el golpismo y la democracia vigilada

Lo sucedido antes y lo que está sucediendo después del referendo revocatorio en Bolivia merece ser discutido y analizado por las izquierdas antisistémicasy los movimientos sociales latinoamericanos, ya que forma parte de las nuevas estrategias para sostener la dominación, implementadas por las elites los últimos siete años, luego del 11 de septiembre de 2001. No se trata de estrategias inéditas, sino del permanente perfeccionamiento de las que van ganando impulso desde la derrota imperial en Vietnam.

Como muestran Bolivia, Colombia y Venezuela, están emergiendo nuevas derechas autoritarias, que no rehuyen los golpes de Estado, pero que ahora asumen formas diferentes a los golpes militares clásicos. Ya no pretenden derribar presidentes con tanques en la calle ni bombardeos a los palacios de gobierno. Uno de los objetivos más destacados, en esta etapa, es obstaculizar la gobernabilidad democrática y popular, no importando si los gobiernos son apoyados por la población, si son sostenidos por mayorías y si actúan dentro de la ley. Pese a haber ganado más de diez elecciones, Hugo Chávez fue acusado reiteradas veces de dictador o de autoritario.

Para impedir la gobernabilidad en procesos de cambio social, las nuevas derechas han encontrado modos para promover una suerte de inestabilidad de masas mediante grandes movilizaciones populares impulsadas desde arriba, convocadas por los grandes medios monopolizados. Aquí el papel de los medios es importante, pero no factor decisivo. Mucho más importante es fomentar la intolerancia y los miedos de las clases medias, y de importantes sectores populares, hacia los diferentes (indios, pobres, otras lenguas y culturas). Insuflar miedo da buenos dividendos, de ahí que en todos los procesos mencionados la delincuencia y la violencia urbana se hayan disparado o ésa es la impresión dominante entre buena parte de la población.

En Colombia el elemento movilizador es el “terrorismo” de las FARC, pero en Argentina un padre de familia, cuyo hijo fue asesinado por delincuentes, Juan Carlos Blumberg, movilizó cientos de miles con la excusa de la inseguridad ciudadana, codo a codo con la ultraderecha, contra el gobierno de Néstor Kirchner. Las nuevas derechas, sean las autonomistas de Santa Cruz o las que defienden una televisora golpista en Caracas, tienen capacidad de movilización de masas, apelan a demandas “democráticas” y utilizan un lenguaje familiar a las izquierdas, pero para promover fines antidemocráticos y los intereses de las elites. A menudo meten en el mismo saco a las viejas derechas y a los dirigentes de los movimientos sociales y de izquierda, como hizo el prefecto golpista de Santa Cruz, Ruben Costas, quien la noche del referendo atacó por igual a Evo y a Jorge Quiroga, dirigente de Podemos: “Con la presencia del pueblo, derrotamos el oportunismo político que sin escrúpulos unió a la derecha conservadora y al masismo totalitario para destruir a esta patria emergente, alejada de los privilegios de la verdadera oligarquía que es el MAS”. Discursos como éste son desvaríos oportunistas, pero lo cierto es que las nuevas derechas enarbolan demandas sentidas por amplias franjas de la población.

Estos discursos y esas prácticas obedecen a dos nuevas orientaciones de las elites globales. La primera fue formulada por Robert M. Gates, secretario de Defensa de Estados Unidos, en su discurso en la Universidad Estatal de Kansas, titulado “La restauración de los instrumentos no militares del poder estadunidense” (Military Review, mayo-junio de 2008). Quien sirvió a siete presidentes como director de la CIA sostiene que su país puede mantener la hegemonía mundial a condición de “fortalecer nuestras capacidades de usar el poder ‘blando’ y establecer una mejor integración con el poder ‘duro’”.

Sacando conclusiones de la experiencia en Irak y Afganistán, Gates sostuvo que “el logro del éxito militar no es suficiente para vencer, sino el desarrollo económico, la construcción institucional y el imperio de la ley”. Para conseguirlo, se trata de “atraer civiles con experiencia en el agro, gobernabilidad y otros aspectos del desarrollo”, como una de las claves de las políticas de contrainsurgencia. La segunda cuestión, íntimamente ligada a ésta, es el apoyo material y en orientación a esas nuevas elites, como sucede en Bolivia.

Según denuncia del premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel, el embajador de Estados Unidos en La Paz, Philip S. Goldberg, es el gran articulador de la oposición, inspirada en su odio a los indios. En 2007, la agencia de cooperación USAID desembolsó 124 millones de dólares en ayudas a la “sociedad civil” boliviana, canalizados por los prefectos de los departamentos de la Media Luna autonomista, embanderada detrás del departamento de Santa Cruz. Una estrategia muy similar a la utilizada en Venezuela.

Para los estrategas actuales del imperio, la democracia se reduce a elecciones con resultados mínimamente creíbles. Ni la democracia ni los servicios sociales son derechos que tiene la población, sino formas de mejorar el control y asegurar la hegemonía.

A la era de los golpes de Estado le sucedieron los “golpes de mercado”, como el que obligó la renuncia del presidente argentino Raúl Alfonsín en 1989, o de Hernán Siles Suazo en Bolivia, en 1985, en medio de la hiperinflación promovida por “los mercados” para destituir gobiernos a los que consideraban poco fiables. Ahora se trata de destituir procesos más que presidentes, impedir cambios de fondo motorizados por bases sociales organizadas y que cuentan con masivo apoyo popular. Un golpe de Estado clásico sería contraproducente, toda vez que los sectores populares aprendieron a revertirlos, como sucedió en Venezuela en 2002. La estrategia del desgaste y la ingobernabilidad ocupa el primer lugar en la agenda.

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GORKA CASTILLO: “Otro mandato de Uribe sería dramático para Colombia”

La politóloga colombiana Laura Bonilla realizó una exhaustiva investigación sobre la parapolítica en el departamento de Antioquia cuyos resultados han terminado convirtiéndola en un objetivo prioritario de los nuevos grupos paramilitares

Esta joven politóloga colombiana (1981, Bucaramanga) investigó durante cuatro años la oscura trama de la parapolítica en el departamento de Antioquia, el lugar donde comenzó su carrera política el actual presidente del país Álvaro Uribe. Las conclusiones fueron tan escandalosas que la organización humanitaria Nuevo Arco Iris le recomendó dejar su país ante las amenazas de muerte recibidas.

Su salida de Colombia guarda relación con la investigación que realizó sobre la vinculación entre políticos y paramilitares en Antioquia, uno de los departamentos más azotados por la violencia sectaria. ¿Cuál fue su conclusión?

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Carlos Fazio: La mafiocracia colombiana

Uno. Colombia, hoy, es un para-Estado de tipo delincuencial y mafioso. Álvaro Uribe es el primer presidente de los narcotraficantes y los paramilitares. La simbiosis entre paramilitarismo, narcotráfico y una ideología neofascista para combatir a las guerrillas de las FARC y el ELN y a otras expresiones del pueblo organizado se apoderó de las ramas del poder público y las instituciones. Durante sus dos mandatos, Uribe ha legalizado e institucionalizado el paramilitarismo y sus estructuras económicas y armadas, que han sido incorporadas a la maquinaria de guerra oficial. Además de favorecer los negocios criminales y brindar protección estatal a las mafias de la narcoparapolítica, Uribe practica el terrorismo de Estado y la lucha contrainsurgente en beneficio de una oligarquía genocida y clasista y grandes compañías multinacionales.

El Plan Colombia de Estados Unidos y la política de “seguridad democrática” de Uribe son un mismo plan de guerra. A la oligarquía, Uribe y la familia Santos (a la que pertenecen el vicepresidente y el ministro de Defensa) no les interesa acabar con el conflicto armado porque se benefician con el actual modelo de dominación y acumulación capitalista. A George W. Bush tampoco, porque su administración y la anterior militarizaron Colombia y la convirtieron en un portaviones terrestre del Pentágono para la desestabilización y recolonización de Sudamérica. El principal paradigma del régimen militarista de Uribe es el jefe del Ejército, general Mario Montoya, héroe de la Operación Jaque, al que abrazó y besó Ingrid Betancourt tras su liberación.

Connotado carnicero, hombre de Washington, Montoya fue creador de una unidad terrorista clandestina (la Alianza Anticomunista Americana) y como jefe castrense ha participado en matanzas de civiles en los departamentos de Putumayo y Chocó, y en la ciudad de Medellín. Más de 15 mil desaparecidos, 3 mil 500 fosas comunes, 4 millones de desplazados de guerra y el asesinato de mil 700 indígenas, 2 mil 550 sindicalistas y más de 5 mil miembros de la Unión Patriótica develan la “democracia” colombiana.

Dos. Aunque queda mucho por aclarar después de la ópera bufa protagonizada por las autoridades colombianas, la participación directa de militares y agentes de inteligencia de Estados Unidos e Israel, y probablemente de Francia, en la operación clandestina que “rescató” a 15 prisioneros de guerra de las FARC –entre ellos Ingrid Betancourt y tres agentes encubiertos de Washington–, puso en evidencia que en Colombia se está jugando algo más que un conflicto interno. Lo novedoso es que por primera vez, de manera pública y notoria, la administración de Bush admitió que está metida directamente en el conflicto.

El Pentágono y su peón Uribe libran en Colombia una guerra sicológica. Nada en la llamada Operación Jaque estuvo librado a la improvisación. El manejo de la información-desinformación por sus planificadores siguió pautas y tiempos predeterminados en el contexto de una propaganda de guerra. Como dice Luis Britto, hoy, incluso las guerras de liberación “no se pelean ya en los campos de batalla, sino en las pantallas”. También es cierto que ningún conflicto, incluido el colombiano, se resolverá con decretos mediáticos y puestas en escena hollywoodescas.

El embajador de Estados Unidos en Colombia, William Brownfield, declaró que el resultado de la operación fue producto de una “intensa cooperación militar” entre el Pentágono y el alto mando militar colombiano, equiparando incluso esa alianza con la que Washington mantiene con los militares europeos de la OTAN. “Los satélites espías (estadunidenses) ayudaron a ubicar a los rehenes (los militares colombianos), instalaron equipos de vigilancia de video proporcionados por Estados Unidos, que pueden hacer acercamientos y tomas panorámicas operadas a control remoto a lo largo de ríos, única ruta de transporte a través de densas zonas selváticas (…) aviones de reconocimiento (de Estados Unidos) interceptaron conversaciones por radio y teléfono satelital de los rebeldes y emplearon imágenes que pueden penetrar el follaje de la selva”, admitieron fuentes gubernamentales en Washington. Es obvio que Brownfield no sufrió un ataque de espontaneidad. Tampoco el portavoz del Consejo de Seguridad estadunidense Gordon Johndroe, ni el jefe del Comando Sur, almirante James Stavridis, quienes reconocieron que el gobierno de Bush proporcionó “ayuda específica” para la operación.

La participación del Mossad y del Shin Beht (los servicios secretos israelíes) también cobró mayor visibilidad. En particular, la confirmación de la presencia en Colombia del general retirado Israel Ziv, ex miembro del Estado Mayor del ejército israelí y ex jefe de la Brigada Givati que invadió el campo de refugiados de Al Amal, en Gaza, y que figura hoy en la nómina de la fuerza de tarea contra el terrorismo, adscrita al Consejo de Seguridad bajo las órdenes del secretario Michael Chertoff, en Washington. Otras dos cartas “quemadas” son Gal Hirsh, ex alto oficial en la zona norte de Israel durante la última guerra en Líbano, y Yossi Kuperwasser, ex director del servicio de investigación de la inteligencia militar israelí.

Tres. El 26 de junio, la Corte Suprema de Justicia sentenció que la relección de Uribe fue resultado del delito de cohecho, por lo que su actual periodo de gobierno carece de legitimación constitucional. Ahora, la mafiocracia colombiana podría derivar en una dictadura civil plebiscitaria sostenida por el poder de las armas. A su vez, es prematuro entonar un réquiem por las FARC, a pesar de los golpes recibidos. Cuando los polvos se asienten, las FARC seguirán siendo un referente de la realidad colombiana. En cambio, Uribe, quien carga con un amplio dossier por sus nexos con el narcoparamilitarismo, es desechable para Washington. Igual que Somoza y tantos otros antes en la historia.

http://www.jornada.unam.mx/2008/07/14/index.php?section=opinion&article=016a1pol

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Raúl Zibechi: La segunda fase del Plan Colombia en acción

Es muy probable que el bombardeo del ejército colombiano contra el campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en suelo ecuatoriano haya sido la primera acción de envergadura del Plan Colombia II, estrenado hace un año con un gigantesco presupuesto que multiplica por cinco los fondos destinados al Plan Colombia I. El objetivo de la segunda fase consiste en una Estrategia para el Fortalecimiento de la Democracia y el Desarrollo Social para el periodo 2007-2013. Las inversiones se elevan de 10 mil 700 millones de la primera fase a 43 mil 800 millones para la segunda, una cifra alucinante que sólo podrá ser compensada por las expectativas de las multinacionales –las grandes beneficiarias– de conseguir grandes ganancias en Colombia.

Más allá de las declaraciones, todo indica que la segunda fase del Plan Colombia no estará dirigida hacia lo que declaran sus promotores, como ya sucedió con la primera fase. Un buen ejemplo es lo que viene sucediendo con los cultivos de coca. Es cierto que el volumen de cultivos parece haber disminuido en Colombia, pero se mantiene estable en los últimos años, y en una década las exportaciones de cocaína a Estados Unidos no han decrecido y registraron un récord en 2007. Según diversos análisis, lo que está sucediendo es una difusión de los cultivos a otras regiones y a otros países. Más aún, las técnicas de los exportadores se vienen perfeccionando con la construcción de decenas de semisubmarinos que pueden transportar hasta 12 toneladas de cocaína cada uno. La Guardia Costera estadunidense informa que este año espera capturar hasta 120 submarinos de los narcos frente a los 23 capturados en los últimos años. La proclamada guerra contra las drogas es un fracaso inocultable.

Por otro lado, la prensa colombiana informa estos días que los paramilitares están de retorno luego de unas breves vacaciones. El grupo más activo se denomina ahora Águilas Negras. Cuenta con unos 4 mil efectivos procedentes de paramilitares que no se acogieron a la desmovilización auspiciada por el gobierno de Álvaro Uribe y por nuevos efectivos reclutados por los narcotraficantes, con los cuales estos grupos tendrían especial afinidad. Días atrás lanzaron amenazas de muerte contra los movimientos sociales convocantes de la marcha del 6 de marzo en homenaje a las víctimas del paramilitarismo. Una parte considerable de esos grupos actúa cerca de la frontera con Venezuela.

Respecto de la guerrilla, aunque debilitada está lejos de ser derrotada, y aunque ha sido duramente golpeada en varias regiones, su principal retaguardia, en las selvas del sur, se mantiene intacta. Ahí fracasó estrepitosamente el Plan Patriota, que pretendió desalojar a las FARC de una región que conocen y controlan hace tiempo. En resumidas cuentas, el Plan Colombia I consiguió algunos resultados, pero está lejos de ser un éxito, por lo menos en función de los objetivos declarados. Sin embargo, tanto el Plan Colombia I como su segunda fase están dando muy buenos resultados en dos aspectos no declarados y ni siquiera mencionados lateralmente en la propuesta: los negocios marchan viento en popa y la desestabilización de la región ha escalado varios pasos.

En efecto, el llamado “clima de negocios” que se respira en las principales ciudades del país, que se resume en las inversiones extranjeras directas, revela que Colombia se ha convertido en uno de los destinos preferidos de las multinacionales de la minería, los hidrocarburos y el agronegocio. Hoy se coloca sólo detrás de México, Brasil y Chile en su capacidad de captar inversiones. Se asegura que la mayor seguridad es lo que explica esta afluencia de capitales. En realidad, gracias a la intensificación de la guerra promovida por el Plan Colombia hay ya 4 millones de desplazados, 10 por ciento de la población del país, que están siendo expulsados precisamente de aquellas zonas apetecidas por el negocio multinacional. Puede decirse que la política del desplazamiento forzado es funcional, y necesaria, para el aterrizaje de las multinacionales.

El Plan Colombia II pretende actuar de modo decisivo sobre las dos fronteras calientes: Venezuela y Ecuador, además de profundizar la penetración en la región del Cauca, donde opera el movimiento indígena colombiano, el único actor social capaz de plantarle cara a la guerra y a las multinacionales. Ello augura un futuro inmediato más que complejo para el subcontinente. La acción militar del primero de marzo puede ser apenas la primera de una serie destinada a desbordar la guerra interior más allá de las fronteras, siguiendo los pasos de los cultivos de coca. No se trata de una desviación sino de un efecto deseado. La política hegemónica de Washington pasa por la desestabilización de los gobiernos de Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa, pero también por acotar las iniciativas provenientes del Mercosur. De ahí la reciente propuesta de Brasil de crear un Consejo de Seguridad de Sudamérica, que incluye sólo a los 10 países de la región.

Según el ministro de Defensa brasileño, Nelson Jobim, se trata de una iniciativa brasileña que de forma explícita excluye a Estados Unidos. La iniciativa comenzó a ser diseñada durante la crisis militar entre Ecuador, Venezuela y Colombia y se propone el control de las fronteras, la lucha contra grupos ilegales y la posibilidad de participar en operaciones de paz como las que encabeza Brasil en Haití, en la que participa un amplio contingente militar de la región. Otras versiones aseguran que la creación del Consejo de Seguridad regional fue pactado en la reciente visita de Condoleezza Rice a Brasil, ya que Washington seguiría interesado en que el país de Lula modere los ímpetus de Venezuela y Bolivia.

Aún es pronto para saber cuál de las dos lecturas es la más cercana a la realidad. Sin embargo, ya sabemos que la segunda fase del Plan Colombia está destinada a barrer con aquellos que desde los movimientos y los gobiernos se oponen, aun parcialmente, a la política de “dominio de espectro total” diseñada por las multinacionales y el imperio.

* La Jornada
* http://www.jornada.unam.mx/2008/03/28/index.php?section=opinion&article=023a1pol

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Gustavo Iruegas: Los internacionalistas no piden permiso

Verónica, Soren, Juan y Fernando murieron en el ataque aéreo del primero de marzo al campamento del comandante Raúl Reyes en la provincia ecuatoriana de Sucumbios. Lucía sobrevivió. Mexicanos los cinco.

Los cinco jóvenes estaban inscritos en la universidad; pero no, la universidad no los envió. Ni la República, ni sus padres. Tomaron una decisión propia y personalísima; aun si el propósito de su viaje fue hacer estudios e investigaciones sociales, el interés era personal. Se estaban acercando al más decantado ejercicio revolucionario, el internacionalista. Es posible que se tratara de sus primeros contactos. Pero no eran combatientes, no estaban en un campo de batalla ni tampoco en un país en guerra. No es extraño estar presente en un campamento guerrillero y no ser un combatiente. El de Régis Debray en el campamento del Che Guevara es un caso muy conocido. Se puede incluso ser parte de un grupo revolucionario sin ser combatiente, como lo han sido muchos sacerdotes.

No es ésta la ocasión de hablar de los internacionalistas consagrados en la historia. Es momento para recordar a los anónimos, a los que hicieron el sacrificio de su vida y los que, habiendo sobrevivido, la pusieron en el mismo riesgo en aras de la solidaridad internacional que los revolucionarios practican.

El 26 de julio de 1936, nueve cadetes del H. Colegio Militar aprovecharon la ceremonia de entrega de espadines a los cadetes de nuevo ingreso para salir a hacer trámites de pasaportes y otra documentación necesaria para viajar a España, donde se incorporarían a la defensa de la República Española. Los cadetes “… suponían que no sería mal visto por el gobierno de México que lucharan al lado de un país amigo que estaba peleando por los mismos principios que habían sido la causa de tanto derramamiento de sangre en la República [Mexicana]; máxime cuando veían claramente que el propio gobierno mexicano, desinteresada y abiertamente, ayudaba a la República Española. Allí estaba su constante lucha diplomática contra algunos países representados en Ginebra, para que se ayudara a España y se parase en seco la intervención fascista. Ello garantizaba plenamente cualquier movimiento a favor de la República” *. Las tribulaciones del grupo no fueron pocas. Cuando estaban en la estación de Buenavista abordando el tren que los llevaría a Veracruz se apareció un grupo de oficiales del Colegio Militar acompañados de la madre de uno de los cadetes. Cinco fueron regresados al plantel. Los otros cuatro lograron esconderse en el tren y continuar su viaje al puerto y abordar un barco… en el que fueron detenidos y regresados a México. Su castigo fue abrumador. Los nueve fueron expulsados “con cajas destempladas” del Colegio Miliar; entre sonidos de cornetas desafinadas y el redoblar de tambores flojos, todo frente a sus compañeros que les daban la espalda al verlos pasar. El escándalo en la prensa nacional fue mayúsculo. Cinco de ellos llegaron a España. Sólo uno, Roberto Vega González, sobrevivió a la guerra; alcanzó el grado de mayor del Ejército Republicano Español.

Araceli Pérez Darias, estudiante de la Universidad Iberoamericana, fue a pelear al lado de los sandinistas. En 1979, junto al resto de la jefatura del Frente Interno, del cual formaba parte, cayó prisionera en la ciudad de León. Al igual que el resto de sus compañeros, fue asesinada de un tiro en el pecho. Alegando disposiciones sanitarias, el gobierno somocista se negó a permitir la exhumación y el traslado del cadáver a México. Temía que la recepción fuese motivo de un acto de solidaridad contrario a la dictadura.

En El Salvador lucharon unos 250 mexicanos, más de 40 murieron, unos en combate, otros fueron asesinados en prisión. Es de recordarse el jovencito que luchaba en Usulután y la noticia de su muerte llegó antes que la última carta que escribió a su madre. En ella acompañaba una fotografía de tamaño credencial en cuyo reverso se leía a manera de dedicatoria: “Mamá; te quiero mucho, te quiero mucho, te quiero mucho, te quiero mucho…” Ésa fue la foto que la desconsolada madre usó para pedir en la Secretaría de Relaciones Exteriores que se procurase la repatriación del cadáver. Las historias son tantas cuantos han sido los mexicanos que se han incorporado a una lucha que otros considerarían ajena, movidos por el ideal del internacionalismo revolucionario. En Guatemala ocurrió otro tanto y en Colombia no puede ser menos. El internacionalismo no es nuevo.

Lo que es nuevo –pero no sorprendente– es que el gobierno de facto exprese en el comunicado de prensa número 59, emitido por la cancillería el 14 de marzo, que es su “preocupación que ciudadanos mexicanos estén relacionados con una organización como las FARC, conocida por su ilegalidad y naturaleza violenta; por ser autora de múltiples secuestros, actos de sabotaje, extorsiones y actividades de narcotráfico”. Las FARC ya eran las que son cuando el gobierno de Colombia –que también tiene su historia– inició procesos de negociación con ellas y el gobierno de México admitió en su territorio, en 1992, a una delegación de las FARC y del ELN para negociar la paz. México actuó como facilitador y comisionó a personal de la cancillería para hacerlo. Diplomáticos en funciones sirvieron como garantes de la seguridad en el tránsito entre la selva y México y de regreso a la selva y un embajador mexicano fue moderador en la mesa de negociaciones. Se reunieron en Tlaxcala, en un centro de descanso del IMSS llamado La Trinidad. Cuando las delegaciones del gobierno y de los revolucionarios regresaron a Colombia, representantes del ELN y de las FARC permanecieron en México –con conocimiento y en contacto con las autoridades de Gobernación– por varios años. El 30 de noviembre del año 2000, reunidos los presidentes de Colombia, Venezuela y el todavía presidente electo de México Vicente Fox, se dio una acalorada discusión entre los cancilleres colombiano y venezolano durante la cual se mencionó la existencia en México de una oficina de las FARC. Vicente Fox, sorprendido, intervino para decir que él no lo sabía y que ordenaría su inmediata expulsión. El propio presidente Pastrana terció para explicar que la presencia en México de esa oficina era útil, porque era un punto de contacto y comunicación entre el gobierno y los insurrectos, y pidió que se le permitiera permanecer. Vicente Fox accedió “mientras fueran útiles para la negociación”. Fue hasta mayo de 2002, durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Financiación del Desarrollo, en Monterrey, cuando las negociaciones en El Caguán ya habían fracasado, que el presidente Pastrana le pidió a Fox que se cerrara la oficina de las FARC en México. Así se hizo.

La preocupación del gobierno de facto obedece a su alineamiento ideológico y político con Estados Unidos, pero aduce que tanto la Organización de Estados Americanos (OEA) como el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) han condenado en varias ocasiones actos cometidos por las FARC y los han calificado como acciones terroristas. Eso es cierto, pero no es efectivo. La dificultad estriba en que ni las resoluciones ni los tratados han logrado definir el terrorismo de manera generalmente aceptable ni han podido elaborar una fórmula que permita determinar quién es terrorista y quién no. En la práctica, el término terrorista es sólo un calificativo para el adversario. Los textos de la OEA y de la ONU obedecen a la hegemonía de Estados Unidos y no a la lógica del derecho. El delito de terrorismo internacional no es más que un artilugio que pretende cancelar el derecho de los pueblos a la rebelión. Olvidan la cancillería, la OEA y la ONU que la revolución es un atributo de la soberanía popular que no requiere la aprobación de nadie más que la del propio pueblo que la practica.

En cuanto a los jóvenes internacionalistas mexicanos víctimas del ataque al campamento en Sucumbios hay que decir que los muertos no temen a las investigaciones ni a las causas judiciales. Sería el colmo del cinismo que el gobierno de Colombia pidiera la extradición de Lucía y altamente improbable que el gobierno de Ecuador la entregara. Si en México el gobierno de facto intentara una bellaquería contra ella, agregaría un agravio más a la ira popular que con tanto ahínco ha cultivado. Lo único que corresponde es asegurar el pronto regreso de Lucía a México, a su familia y a su escuela. A los espurios no hay que pedirles ni comprensión ni clemencia. Pero se les exige respeto. Respeto a la conciencia personal, al compromiso social y a la actitud solidaria de nuestros jóvenes internacionalistas.

Ésta es una tesis de política exterior del gobierno legítimo de México.

* Roberto Vega González, Cadetes mexicanos en la guerra de España, Compañía General de Ediciones, México, 1954.
* La Jornada
* http://www.jornada.unam.mx/2008/03/22/index.php?section=opinion&article=014a1pol

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Miguel Suárez: Colombiano, uno de los ejércitos más grandes del mundo

En estos días, luego de la militarización de las fronteras de Venezuela y Ecuador con el gobierno mafioso, luego del artero ataque al campamento de Raúl Reyes en el Ecuador, donde estaba buscando una zona fuera del conflicto interno para poder reunirse con los “facilitadores” autorizados por Uribe y luego de la muerte en combate del comandante Iván Ríos, y luego de la Pax del Grupo de Río, se ha desatado una campaña sicológica-mediática dando la impresión de la que las Farc-ep, esta en desbandada, cosa totalmente fuera de la realidad y que nos muestras el desespero de la oligarquía colombiana al no haber podido doblegar a esta organización política militar en los ya casi seis años de la “Seguridad Democrática” que había prometido derrotarlas en unos cuantos meses.

Viendo entre las fotos presentadas por el gobierno mafioso del computador antimisiles del comandante Raúl Reyes, me llamó la atención el cañón conque las Farc-EP, enfrenta a los blindados del ejército de la oligarquía y con los que muy seguramente algún guerrillero soñador pretenderá tumbar uno de los aviones espías imperiales que vuelan a mas de 10 mil metros de altura. Me puse a pensar en la gran diferencia logística entre el ejército de las Farc y el de la oligarquía colombiana y buscando encontré el porque, por ahora, la guerrilla no ha derrotado al ejército de ocupación.

Un articulo publicado en Rebelión decía que se calculaba en el 2004 el ejército de la oligarquía estaba compuesto por unos 450 mil hombres, si tomamos como base las declaraciones del viceministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, cuando explica lo del gasto público militar que dio a entender que el crecimiento del ejército de ocupación durante el gobierno de Alvaro Uribe Vélez había sido a un ritmo del 35 por ciento anual, hoy en el 2008, podemos sin temor a equivocarnos calcular que el total de efectivos del ejército de ocupación llega a unos 550 mil, comparados con los que se dice tiene hoy la guerrilla, unos 20 mil, a pesar de que Uribe trate de engañar diciendo que se ha rendido 8 mil.

Debemos tener muy en cuenta que las Fuerzas Armadas de la oligarquía colombiana, después de las de Egipto y las de Israel, son el ejército del mundo que más se han financiado con recursos, capacitación y tecnología de imperio y que es el tercer receptor de “ayuda” militar del imperio.

El ejército de la oligarquía colombiana no está solo pensado y diseñado por el imperio para combatir a la población de Colombia. Está pensado, entrenado y fortalecido como una punta de lanza del proyecto imperialista para América Latina y, en especial, en el punto de mira de este proyecto está el gobierno bolivariano de Chávez, el Ecuador, Bolivia y Nicaragua.

Al gran número de efectivos del ejército de la oligarquía colombiana hay que sumarle los efectivos de la policía, que es una policía totalmente militarizada y allí están armados y preparados como unidades de Infantería Ligera, cuyo número en el 2005 se decía eran unos 120 mil y hoy fácilmente pueden sobrepasar los 160 mil.

A comienzos del 2004 se conoció de la compra por el gobierno de Uribe de un avión Hércules C 130 B 130 Lockheed (estadounidense) por 7.5 millones de dólares y la de un avión Casa CN 235 de la Eads (europea),

En 1968, la Fuerza Aérea Colombiana adquirió sus dos primeros Hércules. Posteriormente compraron dos nuevos Hércules de la serie C-130H. A partir de 1980, el gobierno imperial le ha suministrado a la FAC otros ocho aviones C-130B. Llegando a tener una flota de unos 15 aviones Hércules.

EL CN-235 ES UN AVIÓN DE TRANSPORTE TÁCTICO, BITURBOHÉLICE, PRESURIZADO, CAPAZ DE OPERAR EN PISTAS CORTAS O SIN PAVIMENTAR. EL CN-235 ES UNA PLATAFORMA PARA EL DESARROLLO ESPECIALMENTE DE LA GUERRA ELECTRÓNICA.

EN FEBRERO DEL 2007 SE CONOCIÓ QUE EL GOBIERNO MAFIOSO NEGOCIA CON EL DE CHILE LA COMPRA A CHILE DE UNA FLOTA DE 15 AVIONES DE COMBATE MIRAGE ELKAN QUE AÚN TIENEN UNA VIDA ÚTIL DE 10 AÑOS, SEGÚN DIJO LA MINISTRA DE DEFENSA DE CHILE, VIVIANNE BLANLOT.

A ESTOS AVIONES HAY QUE SUMARLES LOS AVIONES MIRAGE, QUE EN UN NUMERO DE 16 FUERON COMPRADOS POR LA OLIGARQUÍA COLOMBIANA ALREDEDOR DE 1987.

LAS IMPORTACIONES DE ARMAS DE LA OLIGARQUÍA COLOMBIANA SE HACEN BAJO EL MAS ABSOLUTO SECRETO, ENCUBIERTOS POR EL POLICÍA DEL MUNDO QUE VIGILA CELOSAMENTE LA COMPRA DE ARMAS DE OTROS ESTADOS, COMO EL VENEZOLANO.

El 17 de diciembre del 2007 se conoció que un avión cargado de armas clandestinamente llegó a Colombia y fue descubierto en el aeropuerto El Dorado. La llegada del cargamento de armas fue descubierto ya que un avión, un Antonov de matrícula ucraniana había salido de Centroamérica y debió aterrizar en el aeropuerto de Bogotá por una emergencia.

Después del escándalo ocasionado por los medios de desinformación asegurando que eran armas para la guerrilla o paramilitares, el ministro de guerra, Juan Manuel Santos, se vio obligado a reconocer que esas armas eran para su ejército de ocupación.

Según datos del 2005, Colombia posee la quinta flota de helicópteros militares más grande del mundo que en cuestión de horas la sola Brigada de Aviación del Ejército puede poner a una Brigada Móvil en cualquier sitio de Colombia o en territorio vecino, como ocurrió en Ecuador.

Se conoce que entre1997 y el 2002, la oligarquía colombiana compró unos 16 helicópteros MI-17, que fueron repotenciados en el 2005 por técnicos rusos.

A finales del año 2005 se anunció la compra de ocho helicópteros black hawk de fabricación estadounidense con destino a la aviación del Ejército, según anunció el viceministro de Defensa del momento, Jorge Mario Eastman. Se calcula que sumados a las “donaciones” imperiales de estos helicópteros, las fuerzas militares de la oligarquía colombiana poseen unos 25 helicópteros black hawk.

A mediados del 2007 se conoció según un comunicado de la Sikorsky Aircraft, el Gobierno colombiano compraría 15 helicópteros Sikorsky UH-60L (Black Hawk) por un valor de 225 millones de dólares que serían entregados al gobierno colombiano por medio del ejército estadounidense y el programa de ventas militares. Bajo dicho programa el gobierno estadounidense adquiere el material en nombre del país.

En el Plan de Compras para el 2006 del Ejército Colombiano se reveló que adquirirían 5 unidades de lanzamiento y 50 misiles Spike a Israel, los cuales vendrían a unirse a los miísiles Nimrod, TOW, y ahora Spike; a los cohetes Apilas, M-72, C90, RPG; y también a los Cañones S/R de 106 mm en profusión.

Como los misiles deben instalarse en alguna parte y no sirven para combatir a la guerrilla, mucho se ha especulado que fueron instalados en una base militar en la Serranía del Perijá, en la frontera con Venezuela, base cuya construcción se anuncio a finales del 2005 por el viceministro de Defensa del momento, Andrés Peñate. Es llamativo que entre los impulsores de la idea de esta base militar se encuentre Hernando Molina Araujo, involucrado en el conocido escándalo del parauribismo.

La inversión aproximada para el Batallón de alta Montaña del Perijá es de 35 mil millones de pesos, el primer año, y tiene unos costos de funcionamiento de 20 mil millones de pesos anuales, según declaró el Peñate.

Se comenta que la aviación de la oligarquía colombiana tiene unos 80 aviones Kfir, cuya existencia no han reconocido públicamente y que tienen armas de quinta generación.

En el 2006, luego de muchos enredos con la industria de la muerte imperial, el gobierno fascista decidió la adquisición de 25 aviones Súper Tucano comprados a la compañía aeronáutica brasileña Embrear, a un costo 234 millones de dólares. Los últimos 10 aviones de este pedido serán entregados este año (2008).

En enero de 2007, la revista The Economist, publico un artículo donde ubicó a las Fuerzas Armadas de la oligarquía colombiana como uno de los 21 ejércitos más grandes del mundo.

Según The Economist “Debido a la guerra antiterrorista que desarrolla las fuerzas armadas colombianas desde hace 40 años estos se han fortalecido de una manera magistral. Haciendo que el ejército se convierta en uno de los mejores del mundo, con mucha experiencia, preparación, inteligencia, ayudas tácticas y modernas dadas por EUA.. Tropas de otros países vienen a Colombia a prepararse como fuerzas especiales o grupos Jungla de la Policía”.

Según un informe publicado por el diario el tiempo en abril del 2006, a partir de ese año el ejército de la oligarquía colombiana, por medio de su Industria Militar, Indumil, quedó como único fabricante de los fusiles Galil en el mundo, llegando incluso a ser un producto de exportación del ejército de ocupación.

El articulo aseguraba que este fusil había sido modificado en Colombia y ahora se había convertido también en un lanzagranadas, basados en transferencia de tecnología Israelí y que el ejército de la oligarquía colombiana también está produciendo granadas para mortero y de fragmentación así como bombas de 100 libras para las aeronaves de combate de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC). La llamada Industria Militar colombiana también fabrica pistolas 9 milímetros, subametralladoras livianas, morteros y granadas.

En Colombia hay unos 2500 militares yanquis, camuflados entre funcionario diplomáticos, de la DEA, la CIA, asesores militares y mercenarios así como existen militares Ingleses, Holandeses e Israelíes.

A esto hay que adicionar los 32 mil paramilitares “desmovilizados”, que antes que desmovilizados fueron nuevos reclutamientos y que hoy cumplen la función de control de la población en las grandes ciudades y los 8 mil paramilitares que para no desentonar en la banda Uribista, se cambiaron de nombre y hoy se hacen llamar “Aguilas Negras”. También hay que sumarle “el millón de sapos” y los “Cien mil” amigos, por lo cual sin temor a equivocarnos podemos decir que estamos ante el ejército mas grande de América después de el de los Estados Unidos.

Según un informe del Ministerio de Defensa, Colombia adquiere armas entre otros a: Singapur, Israel, Sudáfrica, España, Grecia, Brasil, Bulgaria, China y Estados Unidos.

A esta descomunal máquina de guerra, es que se enfrenta el pueblo colombiano, especialmente su ejército popular, las Farc-EP.

Para ocultar el tamaño de este ejército de ocupación, hay una matriz de opinión, alentada por el imperio basado en los medios de desinformación colombianos e internacionales, que busca ocultar este crecimiento militar, tecnológico y armamentístico y, sobre todo, la orientación política de estas Fuerzas Armadas hacia las naciones vecinas y sus procesos democráticos no afines al imperio.

Así por ejemplo, el actual jefe del comando sur de los Estados Unidos, almirante Jim Stavridis, dijo en el congreso imperial que no entendía porque el gobierno de Venezuela compraba aviones y helicópteros, pasando por alto el armamentismo de su ejército títere.

José Fernando Isaza y Diógenes Campos, de la Universidad Jorge Tadeo de Bogotá, en un artículo publicado en el espectador a finales del año pasado (2007), decían que “La militarización de la sociedad colombiana es creciente y cada vez más preocupante. Bajo la amenaza de la insurgencia y el manto de la política de seguridad democrática, el presupuesto destinado a la guerra ha aumentado de 2 puntos del PIB en 1990 al 6,3% para el año 2008…

…El presupuesto de seguridad para 2008 va a ser de $22.2 billones, de los cuales los Estados Unidos ponen $1.2 billones, tan sólo 5,4% del total, mientras que el grueso surge de nuestras contribuciones”.

Mirando pues estas cifras, que como todas las cifras de la guerra tienen una gran parte escondida, lo asombroso es que esa descomunal maquinaria de guerra no haya podido derrotar al movimiento guerrillero colombianos y sus grandes “victorias” hayan ocurrido violando las soberanías de otros países, como fue el caso de Rodrigo Granda, Simón Trinidad y ahora el comandante Raúl Reyes.

La desproporcionada campaña mediática desatada a raíz del asesinato de los comandantes Raúl Reyes e Iván Ríos, tiene pues una explicación, y es la desesperada situación de la oligarquía colombiana que luego de unos seis años de “seguridad Democrática” no ha logrado sus objetivos, con los agravantes de la complicada situación económica de su principal sostén, el imperio y la suya propia ya que durante estos seis años casi todas las empresas estatales ha sido vendidos para financiar la guerra llegando a un punto donde ya no tienen nada que vender.

En agosto del año pasado (2007) el diario El Tiempo publicó un artículo titulado “Tras cinco años de seguridad democrática, con un presupuesto billonario y graves fallas de inteligencia, las FF. AA. están ante un reto histórico”, donde llamaban la atención de que el tiempo pasaba, se gastaban ríos de dólares en su banda de asesinos y las victorias reales no se veían.

Decía textualmente el artículo que ”Además de que el presupuesto de inversión para defensa y seguridad del 2008 triplica el de este año, y de que el gasto total del sector se acerca al 5 por ciento del PIB, los recursos disponibles hoy están engordados por el impuesto al patrimonio y una partida extraordinaria para inversión, aprobada por el Congreso para la vigencia 2008-2010, de 8,25 billones de pesos. En total entre el 2007 y el 2010, el sector de seguridad y defensa recibirá 57,9 billones de pesos. Extraordinarios recursos para rematar una monumental tarea aún incompleta”.

Y quiero subrayar el ”para rematar una monumental tarea aún incompleta”

En Octubre 2007 el Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID) de la Universidad Nacional de Colombia, dio a conocer un estudio donde aseguraba que el gasto público militar en Colombia está por encima del que la economía podría financiar.

En diciembre del año pasado (2007) el ministro de Hacienda, Oscar Iván Zuluaga y el de guerra Juan Manuel Santos, al buscar justificar otra multimillonaria “inversión” para la guerra dijo que “De nada serviría traer los aviones, los tanques y demás equipos en el año 2010. El balance de esta guerra, según lo han definido las Fuerzas Militares, depende de que tengamos esa disponibilidad de equipos complementarios y se materialicen el año entrante”

Entonces podemos concluir que ellos, según sus declaraciones y con sus gigantescas “inversiones” han decidido este año “rematar una monumental tarea aún incompleta” ya que según los generales el desbalance de esta guerra se decidirán este año.

Por eso la están metiendo toda, violando soberanías, tratando de crear un ambiente que sólo en sus deseos existe de que la guerrilla y especialmente las Farc, se desmoronan, cuando lo que parece ser es que después de este año se reventará la economía colombiana que no podrá sostener más a esa máquina de guerra al servicio del imperio y entonces la definición del conflicto colombiano sería a otro precio.

Luego viendo las cifras y viendo las declaraciones de los “honorables” representantes de la mafia, fácilmente queda claro el papel heroico de los hombres que en Colombia decidieron tomar el camino de las armas buscando construir un nuevo país, que se enfrentan a uno de los más armados ejército del mundo, que tienen los satélites imperiales y sus aviones espías de última tecnología sobre sus cabezas a los cuales sueñan tumbar con un cañon hechizo.

Por lo tanto, ayudará a que esa crisis se profundice, el cerrar los mercados a la mafia que gobierna a Colombia, el brindar más solidaridad al pueblo colombiano y sus luchas y así nos estaremos adelantado a solucionar un futuro problema ya que ese monumental ejército, con lanza mísiles y cientos de naves de guerra, no está sólo dirigido y entrenado para atacar al pueblo colombiano, es para también atacar a otros procesos no afines al imperio.

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Raúl Zibechi: Movimientos en contextos de guerra

El 6 de marzo los movimientos sociales y políticos de Colombia consiguieron abrir una brecha en un escenario marcado por el militarismo, la polarización y la guerra. En más de 20 ciudades, miles de personas salieron a las calles convocadas por un abanico de organizaciones entre las que destaca el Movimiento Nacional de Víctimas de los Crímenes de Estado (Movice), en homenaje a los asesinados y desaparecidos por los paramilitares. Sólo en Bogotá fueron más de 200 mil.

No fue sencillo. El 4 de febrero millones de colombianos habían repudiado a las FARC, convocados por el gobierno de Álvaro Uribe, quien utilizó toda la maquinaria del Estado para alentar la convocatoria, pero también autoconvocados por el cansancio con una guerra que dura ya seis décadas, desde el asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán, en 1948. Se estima que sólo en los primeros años de La Violencia, como se denomina en Colombia la guerra entre conservadores y liberales que se desató el mismo día del magnicidio, murieron 200 mil personas. A partir de 1960 la guerra fue escalando a niveles desconocidos en un continente atravesado por conflictos sociales que las elites se empeñan en militarizar.

Colombia ostenta el segundo lugar del mundo en cantidad de población desplazada por la violencia: 4 millones, 10 por ciento de la población. Según Iván Cepeda, dirigente del Movice, cuyo padre fue asesinado por paramilitares en 1994 por el “delito” de pertenecer al partido legal Unión Patriótica, unos 20 mil colombianos fueron enterrados en fosas clandestinas en las dos últimas décadas. Entre ellos figuran 2 mil 550 sindicalistas y mil 700 indígenas, además de 5 mil miembros de la UP. Entre 1982 y 2005 los paramilitares perpetraron más de 3 mil 500 masacres y robaron 6 millones de hectáras. Desde 2002, luego de la desmovilización, asesinaron a 600 personas cada año y llegaron a controlar 35 por ciento del Congreso, según denuncia del Movice.

Aunque todos los actores de la guerra –fuerzas armadas del Estado, paramilitares y guerrilla– violentan y asesinan a la población civil, los paramilitares gozan de impunidad gracias a los acuerdos de desmovilización pactados con el gobienro de Uribe. De acuerdo con organismos de derechos humanos, la supuesta desmovilización paramilitar es un amplio operativo de impunidad, toda vez que la Fiscalía tiene registradas 121 mil 547 víctimas de delitos de los grupos paramilitares que están quedando sin castigo. Hasta ahora sólo 55 dirigentes paramilitares han sido llevados a la cárcel, entre ellos una veintena de parlamentarios oficalistas. La Fiscalía y la Corte Suprema de Justicia investigan a un centenar de estrechos colaboradores del presidente Uribe por sus conexiones con los paramilitares.

Estos hechos y la denuncia de Newsweek sobre las relaciones que el propio Uribe mantuvo con los paramilitares permiten a analistas considerar que se está produciendo la paramilitarización del Estado. Siguiendo el modelo que se implementa en Afganistán e Irak, en las zonas donde el ejército consigue erradicar a la guerrilla se procede a una restructuración del poder “que fusiona las instituciones y la sociedad civil en un marco cívico militar”, señala Cepeda. Corresponde a las fuerzas de seguridad aplicar la Doctrina de Acción Integral, por la cual los uniformados se encargan de los servicios básicos, acciones sociales y humanitarias, sustituyendo al Estado nacional decrépito. En una sociedad de ese tipo no existe espacio para movimientos sociales autónomos, acusados de terroristas.

Estas prácticas son hijas de la guerra y contribuyen a militarizar la sociedad a través de un rígido y estricto control vertical. Pero no son un fin en sí mismas; el control de la población se pone al servicio de la dominación de los territorios de los que fueron expulsados los campesinos. En Colombia, las 6 millones de hectáreas usurpadas en las dos últimas décadas y las zonas de frontera donde pretenden avanzar los paramilitares son territorios de las comunidades afrodescendientes e indígenas en los que se están asentando las multinacionales con proyectos de minería y cultivos para la producción de agrocombustibles. La guerra es un negocio exitoso para el capital, que le permite conquistar y controlar territorios para ampliar su proceso de acumulación.

En ese clima, la marcha del 6 de marzo fue estigmatizada por el gobierno de Uribe. Varios ministros dijeron que era a favor de FARC, aserto que desmintieron los rehenes recién liberados por esa guerrilla al acudir a la convocatoria. Es la primera vez que una acción tan masiva de la sociedad civil consigue abrirse paso en medio de la guerra. Hasta ahora las acciones masivas contra el conflicto habían sido de carácter local y protagonizadas por actores regionales, destacando la Minga por la Vida, marcha a Cali de las comunidades indígenas del Cauca en setiembre de 2004.

Es probable que la jornada del 6 de marzo se convierta en un parteaguas para los movimientos y la sociedad civil colombiana. En diciembre, en el coloquio en homenaje a Andrés Aubry celebrado en San Cristóbal de las Casas, el subcomandante Marcos señaló que la guerra es una forma esencial “por la que el capitalismo se impone e implanta en la periferia”. Agregó que “es en la paz donde es más difícil hacer negocios”, para concluir: “Por eso la paz es anticapitalista”.

El 6 de marzo, el Consejo Regional Indígena del Cauca, bajo el lema Ni imperio, ni guerra, ni FARC, señaló en un comunicado: “La guerra es un medio hacia un fin, la anexión de territorios y el sometimiento de pueblos con fines económicos. Nada hay más subversivo y antimperialista que una paz digna que garantice la soberanía de los pueblos y nuestro derecho a definir y seguir nuestra agenda sin que nos la impongan imperios y ejércitos”. Al parecer, desde los sótanos de nuestras sociedades las cosas se ven con otra luz.

* La Jornada
* http://www.jornada.unam.mx/2008/03/14/index.php?section=opinion&article=024a1pol

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