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Manu Dornbierer: Felipe Calderón “Un Peligro para México”

La famosa frase goebbeliana del candidato Felipe Calderon :

Lopez Obrador es un peligro para Mexico, se le puede hoy aplicar a el, pero con la diferencia de que el espurio ha demostrado durante 2 anos en hechos su alta incompetencia y peligrosidad, ya que el pais va en picada en todos aspectos.

Por eso esta pidiendo 1 723 millones de pesos al Congreso para su personal publicidad que hasta el PRI le reprocha!

Pero hoy mismo el peligro es mayor y Mexico esta al borde del precipio:

1.- Por la inconstitucional lucha calderonista de entregar el petroleo a las companias extranjeras.

2.- Por la inminente aplicacion de un Plan Mexico, disfrazado de Iniciativa Merida, es decir la intervencion de militares gringos en Mexico, como en Colombia. Y todavia recorta aqui los programas sociales para meter 40% mas en su personal narcoguerra cuyo resultado son casi 6 mil ejecuciones y ningun beneficio para la sociedad mexicana!

Calderon logro su verdadero cometido al enfrentar, aun contra la opinion de la ONU, al Ejercito Mexicano contra los narcos. Hoy el Washington Post asegura que la intervencion es una necesidad para USA. Esta es la nota:

El grado de violencia criminal en Mexico, similar al de Afganistan:
Washington Post

La guerra en Mexico (contra el narcotrafico) es, a su propia manera, tan critica a los intereses de Estados Unidos como la de Afganistan; en ambos casos, un mayor compromiso estadunidense es requerido, afirma The Washington Post en su editorial La guerra de Mexico, publicado ayer (10 de septiembre 2008) .

Mas soldados y oficiales policiacos mexicanos han muerto combatiendo las bandas de la droga en los ultimos dos anos que el numero de tropas estadunidenses y de la OTAN abatidas combatiendo contra los talibanes. Las bajas civiles han sido igual de numerosas y de espeluznantes. Se han dado veintenas de decapitaciones, masacres de familias enteras y asesinatos de altos oficiales. Segun la cuenta oficial, los secuestros en Mexico ahora son de 65 al mes, en promedio, un rango mucho mas elevado que en Afganistan e Irak, senala.

Algunos funcionarios mexicanos argumentan que la escalada de la violencia es indicadora del exito del gobierno al enfrentar y atacar a las bandas de la droga, aunque han provocado un revire. La mayoria de los mexicanos parece creer que el gobierno esta perdiendo la guerra, afirma el Post.

El editorial senala que el desafio que enfrenta el presidente Felipe Calderon, quien valientemente declara la guerra a los carteles del narco, recibe relativamente poca atencion en Estados Unidos porque los estadunidenses, en muy raras ocasiones, estan entre las bajas.

Sin embargo, subraya que es el dinero de los consumidores de droga en Estados Unidos, y tambien el flujo de armas a Mexico, lo que esta nutriendo esta guerra.

Lo que esta en juego, afirma, no es solo el exito del gobierno liberal y amistoso del senor Calderon, sino la sobrevivencia de la democracia de Mexico; no solo la estabilidad de un vecino, sino la capacidad de Estados Unidos de controlar la inmigracion ilegal.

Record que recientemente el Congreso aprobo 400 millones para asistir al gobierno mexicano, la mayoria de los cuales seran usados para mejor armar y equipar al ejercito. Advierte que el problema mas grande del senor Calderon podria ser la ausencia de fuerzas confiables. La mayoria de la policia de Mexico es contratada y administrada localmente; solo 20 mil agentes son federales. El ejercito es menos corrupto, pero aun la dedicacion de 40 mil elementos ha fracasado en cambiar la marea contra las bandas. El nuevo financiamiento estadunidense deberia de ayudar, pero el proximo gobierno en Washington haria bien en explorar si mas asistencia podria ser ofrecida para capacitar a las fuerzas mexicanas, como los asesores estadunidenses han ayudado a profesionalizar al ejercito colombiano? .

Mas claro ni el agua. Preparense, incompetentes y/o corruptos militares mexicanos a que vengan a darles clases de como ser decentes, buenos y mas abusados los verdugos de Iraq y de Afganistan .

URGE LA DESTITUCION.

Despues de esta lectura del editorial del Washington Post, si tienes dos centavos de seso entenderas que por fin estan a punto de lograr su sueno dorado los que siempre han deseado que Mexico sea descaradamente una colonia gringa-fascista. Y los que no hayan tenido tan dulce sueno estaran de acuerdo que es ahora o nunca cuando hay que pararle el alto al espurio, pero no con ese panista verbo derrocar que hace pensar en reprimir. Destituir, si pero dentro de la ley.

La propuesta es de un grupo de juristas y de los que nos unamos: Hay que destituir a un presidente que ha llevado al pais a ser peor productor que el mismo minusculo Haiti ,que quiere entregar a extranjeros nuestro petroleo e instlar un Plan Mexico. Que mas esperan??
Jaime Cardenas y Jesus Gonzalez Schmall presentaron el 11-9-2008 en la Procuraduria General de la Republica una denuncia contra Felipe Calderon por traicion a la patria, ya que sus iniciativas de reforma energetica violentan diversas disposiciones constitucionales. Lo malo es que la PGR es una dependencia del Ejecutivo en vez de ser una instancia ciudadana independiente.

Y el jefe ah es nada menos que Calderon y su subalterno es el procurador Eduardo Medina Mora, tambien conocido por sus derechos de autor en el mundialmente repudiado caso Atenco, la venganza de Fox contra mexiquenses que no quisieron entregarle sus tierras para el nuevo aeropuerto del DF , que no llevara como el vigente el nombre de Benito Juarez del que retiro el retrato de su oficina en cuanto llego

De la PGR ambos juristas Jesus? Gonzalez Schmall y Jaime Cardenas fueron a presentar en el Senado, de acuerdo con el articulo 11 de la Carta Magna, una denuncia por ataques a las instituciones constitucionales y atentado al buen despacho de los asuntos publicos . En las denuncias contra Calderon participan tambien los juristas : Raul Carranca y Rivas, Juventino Castro y Castro, Virgilio Caballero (fundador del Canal del Congreso que pronto estara, como siempre debio estar, en la TV abierta), Raul Jimenez Vazquez, Teresa Aguirre, Jaime Lopez Vela y Alberto Montoya. Fueron tambien presentadas en el Partido del Trabajo.

Jaime Cardenas especifico que la exigencia de juicio politico (para Calderon) responde al atentado que el presidente designado por voluntad de los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial , no por voluntad mayoritaria del pueblo de Mexico, hizo a la Constitucion al presentar seis iniciativas en materia energetica que pretenden entregar los recursos del subsuelo ,el petroleo, el gas y la petroquimica a intereses extranjeros. Y como tambien viola el Codigo Penal Federal , dijo, eso constituye o puede constituir un delito de traicion a la Patria, Jesus Gonzalez Schmall, por su parte preciso que el articulo 123 de dicha legislacion senala que incurre en delito de traicion a la patria el servidor publico que atente o contravenga el principio de soberania nacional y comprometa los recursos nacionales a potencias o intereses extranjeros.

La destitucion se puede dar en completa tranquilidad sin la participacion de los diputados, ni de la PGR; bastaria con las dos terceras partes de los senadores presentes en la sesion del 1 de diciembre, para cumplir la profecia de Porfirio Munoz Ledo que por cierto se concreto a decir que no cree que Calderon pueda terminar su periodo, dice el magistrado Raul Dominguez al que consulto para saber las reales posibilidades de la denuncia de los juristas antes citados
Me puso a sonar con un dia maravilloso que podria ser para Mexico despues de 36 anos de nefasto sometimiento, el de la verdadera Independencia del Neoliberalismo. La de Espana es ya obsoleta y ademas se esta revirtiendo o no, tesorito Mourino?

Los bancos espanoles se llevan en un ano mas oro del que se llevaron en 300 anos de colonia oficial. La del Neoliberalismo es la independencia que se aplica a este siglo y momento. Me imagino con los datos que me dio Raul, ese dia Si de los 128 legisladores que integran el Senado, asistieran a sesionar la mitad mas uno, la cual seria igual a 65; y de estos, las dos terceras partes serian 44, entonces existiran suficientes senadores para decretar separado de la presidencia a Felipe de Jesus Calderon e Hinojosa. UFFFFF.

Sin embargo hay tres disposiciones, dijome en la Constitucion (108 parrafo segundo, 110 parrafo penultimo y 111 parrafos cuarto y septimo) , que son tan viejas que en aras de la PRESIDENCIA INFALIBLE ni siquiera previeron el juicio? politico? contra el titular del Poder Ejecutivo, pero si tienen prevista su separacion con el voto de las dos terceras partes de los senadores presentes en la sesion en que sea acusado de delitos graves. Entonces procede, pregunte: SI procede.

PRESIDENTES NEOLIBERALES DESTITUIDOS.

Que no estamos preparados para destituir a un presidente, dicen los cobardes.

Somos menos que otros

En el Continente, de 1992 a 2005 cayeron Ocho presidentes neoliberales:

1.- En Brasil el derechista Fernando Collor de Melo, obligado a dimitir el 29-12- 1992 por una movilizacion que entro al Congreso y a la Corte Suprema al grito de Fuera Collor.

2.- En Venezuela, en mayo de 1993 el pueblo derroco a Carlos Andres Perez.

3.- En Argentina, el 20-12- 2001, le toco a Fernando de la Rua. Su reemplazo Eduardo Duhalde, solo duro 15 meses y tuvo que adelantar elecciones.

4.- Ecuador se quito de encima en febrero de 1997 a Abdal Bucaram; el 21-1- 2000 a Jamil Mahuad y el 20-4-2005 por insurreccion popular a Lucio Gutierrez.

En Bolivia Sanchez de Lozada, en 2003 cayo por genocida y en octubre de 2005 le toco a Carlos Mesa,su reemplazo.

No que muy machos , mexicanos? No hay necesidad de esperar 30 años para una revolucion en la que muera 1 millon de personas. Vayamonos por la via legal y pacifica de la separacion del puesto de ese peligro mortal para Mexico que es Calderon.

Fuente: Kika Roja

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Epigmenio Ibarra: Un pase de coca en NY; dos granadas en Morelia

…y siete muertos habría que añadir y más de cien heridos y los muchos más que, me temo, habrán de caer todavía. Allá, en Nueva York, en Chicago, en Washington o en Denver, la droga que sale de aquí y distribuyen, con total impunidad, los cárteles norteamericanos, verdaderos dueños del negocio, alivia las angustias cotidianas de más 7 millones de adictos que, pase, toque o inyección de por medio, sobrellevan así el idílico “american way of life”. Sistema de vida, que por cierto, se sostiene, además de sus ingresos legales, la venta de armas, claro, es uno de ellos, gracias a la entrada en circulación, libre de las ataduras de la economía formal a la que, sin embargo, oxigena, de más de 300 mil millones de dólares anuales, producto del tráfico y consumo local de estupefacientes. Mientras allá pues la vida se organiza en torno a la droga, aquí morimos por ella.

En este país que se hunde bajo el peso de la impunidad, la corrupción y el accionar creciente del crimen organizado, ese flujo indetenible de armas y centenares de millones de dólares que viene del norte produce y seguirá produciendo zozobra, incertidumbre, muerte. Muerte a tal grado violenta e indiscriminada que hemos perdido incluso la capacidad de asombro ante tanto decapitado y tanta masacre; 12 en Mérida, 10 en Juárez, 24 en La Marquesa; las cifras no cesan de crecer y ahora se engrosan con civiles inocentes que no hacían sino estar ahí, en una plaza pública, entre miles más, disfrutando la fiesta de una independencia cuyo significado amenaza con perderse del todo.

Dice bien Tony Garza, el embajador estadunidense, fueron narcoterroristas los que lanzaron las granadas. Elude sin embargo el funcionario la responsabilidad de su gobierno en la génesis de esos monstruos. Sí, en el terreno de la política y por su celo fundamentalista, el gobierno estadunidense ha terminado por ser, triste y paradójicamente, uno de los más activos promotores del terrorismo al que con tanto denuedo combate, es su actitud laxa e irresponsable ante el consumo de drogas de sus propios ciudadanos y la falta total de compromiso con la persecución y el castigo de los capos locales lo que ha hecho crecer el negocio del narcotráfico y lo que, a fin de cuentas, ha terminado por generar figuras de la calaña de Escobar o de Osiel Cárdenas y ha permitido la integración y el desarrollo de grupos criminales como los cárteles del Golfo, de Juárez, de Sinaloa o bien de grupos paramilitares como La Familia y Los Zetas.

También del norte, por cierto, es que llegan las armas con las que los capos se matan entre sí, matan a las autoridades que los combaten y matan a los civiles que se les atraviesan en el camino, o cuya muerte sirve, como en el caso de Morelia, para “calentar una plaza” y dañar a sus competidores. También con esas armas –con las que venden a los capos y las que venden a los cuerpos de seguridad– hacen pues negocio los estadunidenses. Eso se le olvido decir al señor Garza y también hablar de cómo la industria del entretenimiento no cesa, de manera subliminal si se quiere, de promover el consumo y de celebrar a aquellos actores, cantantes, figuras públicas que fuman mariguana o son adictos a la cocaína. Qué más da que jueguen con eso; en Hollywood, Wall Street o Washington la droga no deja de ser sino una travesura que merece cuando más la reprimenda de un juez y ocasiona un rentable escándalo mediático. Aquí en Morelia, mientras tanto, esa misma droga que tan campantes consumen los estadunidenses, produce cuerpos desgarrados por la metralla.

Ya tenían los capos granadas –y muchas– en su poder. Quien las tiene –es una ley de las armas– las usa. Ya, incluso, las habían lanzado antes; en una discoteca en Nuevo León, contra la tropa que se aproximaba a una casa de seguridad en Sinaloa y luego en Guanajuato contra una base militar. Quien incorpora explosivos a su arsenal sabe, desde que lo hace, que su poder no se gobierna y que tarde o temprano habrá de causar bajas civiles. Ahora en Morelia, porque así convenía a sus intereses, los narcos las lanzaron, sin más, contra la multitud. Les convenía hacerlo. Era barato. Era sencillo.

No es pues, me parece, del todo cierto que los capos mexicanos hayan dado ahora, con este atentado, un salto cualitativo en su accionar. Caminan ya hace tiempo en esta misma dirección. Hace unas semanas ametrallaron a una multitud en Creel; antes habían dispuesto –no lo lograron– el estallido de coches bombas en Sinaloa. Su única doctrina es la violencia indiscriminada; la muerte ejemplar.

Vivimos, hace ya tiempo, un proceso de escalamiento del conflicto que no habrá de detenerse –pese a los estentóreos llamados a la unidad– si algo no cambia o no hacemos que cambie en los Estados Unidos. Acabar con la amenaza, contenerla siquiera, será imposible en tanto sigan llegando del norte tal cantidad de armas y de dólares. Cortar la ruta de abastecimiento del enemigo, de eso Washington sabe mucho, es vital para ganar una guerra.

http://www.milenio.com/node/81914

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Lorenzo Meyer: Un proyecto con más de 60 años

Camino al estado fallido. Este artículo estaba hecho cuando ocurrió el atentado terrorista en Morelia, un asunto tan grave que debe abordarse de inmediato. Lo ocurrido este 15 de septiembre significa el temido salto cualitativo en la cadena de fracasos de las instituciones públicas. La raíz de tales fracasos es la corrupción e impunidad que la clase política ha tolerado, fomentado y aprovechado de tiempo atrás. Finalmente se ha perdido el control. La responsabilidad de lo que acontece es de la minoría dirigente pero las consecuencias afectan a todos y todos tenemos que responder, aunque sin pretender que las diferencias sobre cuál es el interés nacional con relación al petróleo y asuntos similares se haya borrado.

El neoalemanismo. En más de un sentido, el panismo hoy es un nuevo alemanismo. El gobierno de Miguel Alemán (1946-1952) fue el triunfo de la derecha posrevolucionaria sobre lo que quedaba del cardenismo. El panismo del 2000 a la fecha es el triunfo de la derecha no priista sobre los herederos del cardenismo. Sin embargo, y aunque en la práctica el grupo que se supone que hoy controla al Gobierno Federal es una derecha tan dura y corrupta como la alemanista, hay diferencias: ésta es menos eficaz, más torpe que aquélla.

Las semejanzas entre el proyecto de Alemán y el del gobierno actual se da en varios campos, entre otros en el petrolero. Las fuentes para sostener tal argumento son muchas, pero hay una particularmente significativa: los archivos del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Veamos algunos de sus numerosos documentos.

Desencuentro. En un memorando del 20 de agosto de 1948, el entonces primer secretario de la embajada norteamericana en México, Harry R. Turkel, informó sobre los pormenores de una conversación reciente con Jorge Viesca, secretario del presidente Alemán. El meollo de lo discutido se puede resumir así: desde la perspectiva alemanista, los serios problemas en los que entonces atravesaba la economía y la política mexicanas –déficit en el intercambio con el exterior, devaluación del 75 por ciento, inflación, carestía, descontento popular e incluso rumores de golpe militar- se podrían haber evitado o disminuido si Washington hubiera respondido positivamente a su petición de un préstamo sustantivo para llevar a cabo un programa acelerado de exploración y explotación petrolera en gran escala. Como el préstamo no se otorgó, el resultado fue la devaluación del peso con su consiguiente cauda de efectos negativos.

En los círculos del poder mexicanos se sospechaba –y con razón- que a pesar de las buenas relaciones de “Mr. Amigo” con el presidente Harry Truman, éste le había negado el préstamo para obligarle a cimentar su programa de expansión petrolera en la única otra fuente disponible: en las empresas petroleras de Estados Unidos. De esa manera, y desde la perspectiva norteamericana, así se matarían varios pájaros con la misma piedra: se marginaría a Pemex del plan de expansión, se abría de nuevo la puerta mexicana a las empresas petroleras privadas norteamericanas y se aumentarían las reservas cercanas de combustible, tan necesarias en caso de un nuevo conflicto mundial. En dicha reunión, el lado norteamericano se defendió y argumentó que el préstamo se había negado no como forma de presión, sino simplemente porque el Gobierno no había presentado bien su solicitud, (Archivo del Departamento de Estado. Asuntos Internos de México, 812.00/8-2048). Obviamente esa razón “diplomática” no debió de haber convencido ni a quien la formuló.

El proyecto. Del documento citado se desprenden varias conclusiones. En primer lugar, que hace ya sesenta años un gobierno tan conservador como el actual buscaba solucionar sus problemas económicos –entre otros, la baja recaudación fiscal- por la misma vía fácil que hoy se pretende volver a recorrer: invitar al capital externo a extraer para luego exportar el recurso natural no renovable más valioso del país y así superar sin resolver dificultades económicas y políticas. Alemán asumía la conducta propia del político y no del estadista: posponer o evitar la solución de fondo, buscar una temporal –la exportación de petróleo- y seguir adelante.

Para entonces, la embajada norteamericana ya tenía clara conciencia de que su lucha por reabrir la puerta del petróleo mexicano a sus empresas tenía como principal obstáculo no a Alemán y a su grupo de alegres explotadores del poder en beneficio personal, sino al ex presidente Lázaro Cárdenas y lo que quedaba del verdadero nacionalismo revolucionario. Durante la II Guerra Mundial y en los años siguientes, México había pedido una serie de préstamos al Export-Import Bank de Estados Unidos (Eximbank) para actividades de infraestructura y desarrollo económico y, en términos generales, había obtenido respuestas positivas, pero no en el caso del petróleo.

Desde julio de 1944 el propio presidente norteamericano, Franklin D. Roosevelt, le había hecho saber al secretario de Relaciones de México, Ezequiel Padilla, que si el gobierno mexicano necesitaba recursos para aumentar su producción petrolera, debía recurrir al capital privado norteamericano, aunque más adelante se matizó la posición: Washington podría interesarse en ayudar a Pemex a localizar nuevos depósitos pero a condición de que éstos se consideraran como reservas estratégicas para la defensa continental, (Foreign Relations of the United States, 1945, Vol. IX, Washington, Departamento de Estado, 1969).

Cuando Alemán asumió el poder, el gobierno norteamericano estaba al tanto de cuál era la posición del ex presidente Cárdenas. En un memorando fechado el 12 de agosto de 1948, el embajador norteamericano, de nuevo basándose en conversaciones entre Turkel y otro político mexicano –con Manuel Germán Parra, profesor y economista que se movía a sus anchas lo mismo entre alemanistas que entre cardenistas-, señalaba que Cárdenas se oponía a usar el petróleo como la salida fácil a los problemas económicos del Gobierno. Para el general michoacano, México no debería volver a ser un gran exportador de petróleo; se debería colocar en el exterior apenas el crudo necesario para compensar las importaciones de derivados del petróleo que México se viera obligado a hacer. Según Parra, para el ex presidente que había nacionalizado el petróleo sólo una emergencia internacional justificaría exportaciones irrestrictas de hidrocarburos, es decir, únicamente si ocurría algo semejante a lo sucedido durante la II Guerra Mundial y Estados Unidos necesitara el combustible. En todo caso, sería una medida temporal pues los recursos estratégicos y no renovables del país no se deberían poner nunca en el mercado internacional como si fueran una materia prima cualquiera.

Por lo que respecta a la decisión de volver a admitir empresas privadas extranjeras al sector petrolero, Cárdenas era partidario de evitarlo. Sin embargo, el ex presidente estaba dispuesto a pasar el trago amargo de volver a recibir empresas petroleras norteamericanas si ésa era la única manera de evitar el desabasto interno, pero siempre y cuando no se admitiera al principal enemigo de la expropiación de 1938 –a la poderosa Standard Oil- ni se firmaran “contratos riesgo”, es decir, que a las empresas que se contratara para trabajar en campos mexicano se les debería pagara por su labor con una suma pactada de antemano pero nunca con una proporción del petróleo que encontraran, pues ya se hablaba de entregarles el 20 por ciento del valor de lo que extrajeran, (archivo citado, 812.00/8-1248).

Como bien sabemos, al final Alemán se impuso sobre el ex presidente Cárdenas y entre 1949 y 1951 firmó cinco “contratos riesgo” con otras tantas empresas norteamericanas aunque se cuidó de no hacerlo con la Standard Oil. De manera indirecta, pero clara, Cárdenas manifestó su oposición a lo que consideró una política contraria al interés nacional mexicano en materia de petróleo. Lo hizo, entre otras maneras, vía la publicación de una serie de artículos críticos de un legislador michoacano, Natalio Vázquez Pallares. Finalmente, en los 1960 esos contratos se cancelaron, aunque México debió de indemnizar a las empresas petroleras afectadas.

Un capítulo histórico que no concluye. La lucha por el control del petróleo mexicano se inició hace prácticamente un siglo, con el maderismo, y no ha cesado. Es cierto que ha habido periodos de tregua más o menos prolongada, pero nada más. Cada vez que la economía mexicana entra en dificultades la presión externa por recuperar algún grado de control sobre nuestro combustible ha renacido. Debemos resistir la tentación de la solución fácil en aras del auténtico interés colectivo de largo plazo.

http://www.elsiglodedurango.com.mx/noticia/181885.un-proyecto-con-mas-de-60-anos.html

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Jorge Zepeda Patterson: Prensa y negros del arroz

No hay posibilidad de ser ingenuo luego de algunos meses de cubrir a la clase política Felipe Calderón se quejó el jueves de que los periodistas sólo damos malas noticias. Y tiene razón: nota roja, pleitos entre políticos, ineptitudes de las autoridades e infamias similares. Pero los periodistas nos preguntamos: ¿podemos escribir y hablar de otras cosas sin caer en la frivolidad o la irresponsabilidad? ¿Hay manera de difundir los discursos sin transparentar el escepticismo que inspiran?

Hace unos meses difundimos las declaraciones triunfalistas de Calderón en el sentido de que estábamos ganando la guerra en contra del crimen organizado. Recibieron despliegue de ocho columnas, de la misma forma que las contundentes declaraciones de Fox hace cuatro años, y las de Zedillo hace 11, que anunciaban la erradicación de la inseguridad ¿Qué se supone que debamos de hacer la próxima ocasión que el Presidente asegure, como ya lo hizo, que defenderá la canasta básica, mejorará la economía o vencerá a los cárteles de la droga? ¿Es mala leche hablarle de desempleo al ex candidato que se declaró “el presidente del empleo”?

Las autoridades acusan a los periodistas de ser cínicos y escépticos, de buscar por fuerza “los negros del arroz” en toda acción del poder público. Es posible que así sea. Pero puedo asegurar que no hay posibilidad de ser ingenuo o mantener en alta estima la condición humana luego de algunos meses de cubrir a la clase política. Se aprende pronto que la autoridad sólo dice lo que conviene a sus intereses. En el mejor de los casos es parcial al resaltar ciertos temas y obviar otros; en el peor, simplemente miente. Luego de algún tiempo el reportero no tiene sino dos caminos: corromperse y divulgar la idílica versión oficial o buscar “los negritos del arroz”.

Ciertamente los periodistas somos malos fiscales a la hora de investigar los vicios públicos. Carecemos de los instrumentos jurídicos y la calificación necesaria. Pero al menos podemos detectarla. Y tenemos que hacerlo porque los fiscales autorizados no están sirviendo. Mario Villanueva, ex gobernador de Quintana Roo, fue el último miembro de la alta clase política que cayó en prisión. Eso fue hace nueve años. Usted escoja: ¿ya no hay corrupción o aumentó la impunidad?

Los lectores piden que los medios hablemos de otras cosas: de los casos de éxito de la sociedad civil, de todo aquello que la comunidad está haciendo. Hay que hacerlo, sí, pero no podemos olvidar que nuestra mayor responsabilidad es evitar que la vida pública sea patrimonio de la autoridad. No podemos dejar los asuntos que atañen a todos en las manos exclusivas de una clase política que nos muestra, una y otra vez, que actúa para su beneficio y, en muchas ocasiones, en detrimento de todos.

Nos encantaría que las autoridades nos dieran motivos para sentirnos orgullos de difundir lo que hacen o dicen. Sería formidable aplaudir la llegada al gabinete de algún personaje con prestigio, y no sólo jóvenes desconocidos sin mayor mérito que la incondicionalidad que le deben a su jefe. Festejaríamos la destitución del góber precioso, el enjuiciamiento de los Bribiesca o el fin de los privilegios de los monopolios.

El Presidente aseguró que difundir malas noticias de forma sistemática equivale a renunciar a la esperanza. Por el contrario, no publicarlas equivale a resignarse, a vivir en espejismos, a encerrarse en la negación, hasta que el destino nos alcance. Mostrar los vicios públicos y las incongruencias de los poderosos representa la única esperanza de que algún día las cosas cambien, aunque sólo lo hagan para no ser exhibidos en la prensa.

* El Universal

http://www.eluniversal.com.mx/columnas/73613.html

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Raúl Zibechi: Entre el golpismo y la democracia vigilada

Lo sucedido antes y lo que está sucediendo después del referendo revocatorio en Bolivia merece ser discutido y analizado por las izquierdas antisistémicasy los movimientos sociales latinoamericanos, ya que forma parte de las nuevas estrategias para sostener la dominación, implementadas por las elites los últimos siete años, luego del 11 de septiembre de 2001. No se trata de estrategias inéditas, sino del permanente perfeccionamiento de las que van ganando impulso desde la derrota imperial en Vietnam.

Como muestran Bolivia, Colombia y Venezuela, están emergiendo nuevas derechas autoritarias, que no rehuyen los golpes de Estado, pero que ahora asumen formas diferentes a los golpes militares clásicos. Ya no pretenden derribar presidentes con tanques en la calle ni bombardeos a los palacios de gobierno. Uno de los objetivos más destacados, en esta etapa, es obstaculizar la gobernabilidad democrática y popular, no importando si los gobiernos son apoyados por la población, si son sostenidos por mayorías y si actúan dentro de la ley. Pese a haber ganado más de diez elecciones, Hugo Chávez fue acusado reiteradas veces de dictador o de autoritario.

Para impedir la gobernabilidad en procesos de cambio social, las nuevas derechas han encontrado modos para promover una suerte de inestabilidad de masas mediante grandes movilizaciones populares impulsadas desde arriba, convocadas por los grandes medios monopolizados. Aquí el papel de los medios es importante, pero no factor decisivo. Mucho más importante es fomentar la intolerancia y los miedos de las clases medias, y de importantes sectores populares, hacia los diferentes (indios, pobres, otras lenguas y culturas). Insuflar miedo da buenos dividendos, de ahí que en todos los procesos mencionados la delincuencia y la violencia urbana se hayan disparado o ésa es la impresión dominante entre buena parte de la población.

En Colombia el elemento movilizador es el “terrorismo” de las FARC, pero en Argentina un padre de familia, cuyo hijo fue asesinado por delincuentes, Juan Carlos Blumberg, movilizó cientos de miles con la excusa de la inseguridad ciudadana, codo a codo con la ultraderecha, contra el gobierno de Néstor Kirchner. Las nuevas derechas, sean las autonomistas de Santa Cruz o las que defienden una televisora golpista en Caracas, tienen capacidad de movilización de masas, apelan a demandas “democráticas” y utilizan un lenguaje familiar a las izquierdas, pero para promover fines antidemocráticos y los intereses de las elites. A menudo meten en el mismo saco a las viejas derechas y a los dirigentes de los movimientos sociales y de izquierda, como hizo el prefecto golpista de Santa Cruz, Ruben Costas, quien la noche del referendo atacó por igual a Evo y a Jorge Quiroga, dirigente de Podemos: “Con la presencia del pueblo, derrotamos el oportunismo político que sin escrúpulos unió a la derecha conservadora y al masismo totalitario para destruir a esta patria emergente, alejada de los privilegios de la verdadera oligarquía que es el MAS”. Discursos como éste son desvaríos oportunistas, pero lo cierto es que las nuevas derechas enarbolan demandas sentidas por amplias franjas de la población.

Estos discursos y esas prácticas obedecen a dos nuevas orientaciones de las elites globales. La primera fue formulada por Robert M. Gates, secretario de Defensa de Estados Unidos, en su discurso en la Universidad Estatal de Kansas, titulado “La restauración de los instrumentos no militares del poder estadunidense” (Military Review, mayo-junio de 2008). Quien sirvió a siete presidentes como director de la CIA sostiene que su país puede mantener la hegemonía mundial a condición de “fortalecer nuestras capacidades de usar el poder ‘blando’ y establecer una mejor integración con el poder ‘duro’”.

Sacando conclusiones de la experiencia en Irak y Afganistán, Gates sostuvo que “el logro del éxito militar no es suficiente para vencer, sino el desarrollo económico, la construcción institucional y el imperio de la ley”. Para conseguirlo, se trata de “atraer civiles con experiencia en el agro, gobernabilidad y otros aspectos del desarrollo”, como una de las claves de las políticas de contrainsurgencia. La segunda cuestión, íntimamente ligada a ésta, es el apoyo material y en orientación a esas nuevas elites, como sucede en Bolivia.

Según denuncia del premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel, el embajador de Estados Unidos en La Paz, Philip S. Goldberg, es el gran articulador de la oposición, inspirada en su odio a los indios. En 2007, la agencia de cooperación USAID desembolsó 124 millones de dólares en ayudas a la “sociedad civil” boliviana, canalizados por los prefectos de los departamentos de la Media Luna autonomista, embanderada detrás del departamento de Santa Cruz. Una estrategia muy similar a la utilizada en Venezuela.

Para los estrategas actuales del imperio, la democracia se reduce a elecciones con resultados mínimamente creíbles. Ni la democracia ni los servicios sociales son derechos que tiene la población, sino formas de mejorar el control y asegurar la hegemonía.

A la era de los golpes de Estado le sucedieron los “golpes de mercado”, como el que obligó la renuncia del presidente argentino Raúl Alfonsín en 1989, o de Hernán Siles Suazo en Bolivia, en 1985, en medio de la hiperinflación promovida por “los mercados” para destituir gobiernos a los que consideraban poco fiables. Ahora se trata de destituir procesos más que presidentes, impedir cambios de fondo motorizados por bases sociales organizadas y que cuentan con masivo apoyo popular. Un golpe de Estado clásico sería contraproducente, toda vez que los sectores populares aprendieron a revertirlos, como sucedió en Venezuela en 2002. La estrategia del desgaste y la ingobernabilidad ocupa el primer lugar en la agenda.

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