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Jorge Camil: Micheletti (goriletti, pinocheletti)

¿Quién dijo que habíamos superado los cuartelazos, asonadas y pronunciamientos militares en América Latina? Los términos tienen resabios del siglo pasado, cuando creíamos que habían pasado a la historia. ¡Ah!, pero si le pregunta a los poderes fácticos que expulsaron al presidente Manuel Zelaya en Honduras le dirán, como lo caracterizó con increíble cinismo y vaguedad deliberada el golpista Roberto Micheletti a CNN en Español, que fue una sucesión constitucional apoyada por las fuerzas armadas. ¡Menuda estupidez!

El problema es que Micheletti, líder del Congreso a quien los golpistas le confirieron la presidencia, y Alberto Rubí, su fiscal general, han sido incapaces de precisar cuál fue el delito de lesa patria cometido por Manuel Zelaya. Vergonzosamente se contradicen, se hacen bolas; cambian constantemente la cronología de los acontecimientos, mostrando con su conducta culposa que se trató de lo que fue: un golpe de Estado.

Los golpistas, conscientes de que iniciaban una aventura a contracorriente de la historia, y antes de que surgiera la ola de reproche mundial, comenzaron a urdir ridículas teorías exculpatorias. Inventaron una supuesta carta de renuncia, aseguraron (sin precisarlo) que hubo violaciones graves a la Constitución. Éstas, las supuestas violaciones, crecieron de tono al mismo ritmo que la indignación mundial, hasta convertirse en traición a la patria. Eso dejó claro para las nuevas generaciones por qué ostentamos el título de repúblicas bananeras.

Lo único cierto es que grupos poderosos de la ultraderecha –empresarios, clero y fuerzas armadas (¡los sospechosos de siempre!)– comenzaron a sospechar que el barco de Zelaya se ladeaba hacia la izquierda. (Luis Hernández Navarro publicó en La Jornada el 30/6/09 un excelente artículo titulado: La conversión de Manuel Zelaya. En él ilustra los motivos del golpe: Zelaya se acercó demasiado a Hugo Chávez, cambió su discurso en favor de los pobres y se incorporó a la Alternativa Bolivariana para las Américas, Alba.)

¡Anatema! ¿Otro Chávez? ¿Otro país latinoamericano que se unía a la ola de países afiliados a la izquierda? Cuba, Nicaragua, Venezuela, Argentina, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Uruguay, Brasil, Chile. ¿Y ahora Honduras? Alba y todos los países de América Latina, junto con la Organización de Estados Americanos (OEA), el Grupo de Río y Naciones Unidas condenaron el golpe sin reservas. Estados Unidos, el poder tras los golpes militares del siglo pasado en América Latina, ha actuado con sospechosa cautela, especialmente después de que Obama se reunió con Álvaro Uribe en la Casa Blanca. (Ya lo había pronosticado el propio Zelaya: si Estados Unidos no los apoya los golpistas no duran 48 horas. Lo malo es que han durado.) A pesar de los consejos de Uribe, Obama se pronunció en contra del golpe, pero no retiró a su embajador. Aun así, la superpotencia permitió a la OEA que actuara por primera vez por consenso sin línea de Washington.

La otra sorpresa fue Felipe Calderón, que como secretario pro tempore del Grupo de Río condenó el golpe en una sesión extraordinaria del organismo. Instó a los golpistas a restituir el orden constitucional y retiró al embajador mexicano de Tegucigalpa.

¿La doctrina Estrada rediviva? (Aunque le duela a Jorge Castañeda, siempre tan moderno, ésa fue la teoría que rigió con éxito la política exterior de México durante casi todo el siglo pasado; la que nos convirtió en ejemplo en América Latina: el derecho a la autodeterminación de los pueblos.) Eso no pasa de moda, Castañeda, porque la alternativa es abrirle la puerta a la superpotencia intervencionista de George W. Bush. Obama, en cambio, al menos de cara al exterior, muestra frente al gorilazo un regreso al multilateralismo de Bill Clinton, que no ha de ser nada fácil, cuando se escucha día y noche el canto de los grillos que habitan Foggy Bottom, el sótano nebuloso, donde se ha diseñado la política exterior para América Latina desde los tiempos inmemoriales de los hermanos Dulles (John, secretario de Estado, y Allen, fundador de la CIA). Pero heme aquí, recordando personajes e instituciones del siglo XX en pleno XXI. Así de anacrónicos son los acontecimientos y los actos del golpista que finalmente llegó a la presidencia por la vía de las armas.

El gobierno de facto ignoró a la OEA: hagan lo que quieran, le contestó el presidente de la Corte Suprema a José Miguel Insulza, y éste promovió al día siguiente la suspensión de Honduras. En su delirio tercermundista el golpista, cuyo canciller se refiere a Obama como el negrito que no sabe nada, indica ahora que quiere negociar, no el regreso de Zelaya, en eso fue claro, sino las medidas económicas que podrían destruir a un pueblo hundido en la pobreza. Por ahora ganó Micheletti, el empresario que expulsó a Zelaya y le impidió regresar al país bloqueando las pistas del aeropuerto con saldo de dos muertos y varios heridos; el golpista a quien el ingenio de los seguidores de Zelaya convirtió por las calles de Tegucigalpa en goriletti y pinocheletti.

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Elina Wechsler: “Las tentaciones de Madame Bovary”

Buscando entre heroínas antiguas,
releyendo crudos y amargos diálogos de amor y de muerte,
entreteniendo la tarde de invierno con té y viejos rencores adosados a un sueño,
así, entre mis libros de mujeres,
te encuentro.


Vuelvo a encontrarte,
hoy que todas las batallas damos por perdidas,
porque hemos triunfado en lo que se puede,
hemos abandonado dices, satisfecho, el imposible.


Lo dices cada vez que tienes ocasión de encontrar mi sonrisa prevenida,
mis pocas palabras, mis oropeles de guerra.
Lo dices cuando me alucinas
en el sueño de las calles de París de este invierno de tu otoño.

El crudo dolor de existir, repites, parafraseando a Lacan.
Escribir consuela del dolor de existir,
protege de las tentaciones de Madame Bovary.
De transformarme en tu consuelo.
De transformarme en tu consuelo.
De que queden unas pocas páginas menos para la historia,
cuando otra vez nos amemos.

http://www.poemasde.net/las-tentaciones-de-madame-bovary-elina-wechsler/

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Dilbertina: Los Países de Latinoamérica y el Cisne Agonizante

Con respeto a mi amigo el Sr. Ronald Vidal.

Los hechos ocurridos en México en estos últimos meses, me llevan a reflexionar sobre los demás países del continente, los latinoamericanos, esos países que han sufrido durante años y años, guerras, muerte, pobreza extrema, el franco enfrentamiento de sus sociedades.

Durante mucho tiempo nosotros nos veíamos muy lejos de ellos, no volteábamos a verlos, tal vez sólo veíamos de reojo para criticar sus dictaduras, o ir de paseo a conocer Buenos Aires, el carnaval de Río de Janeiro o conocer la Suiza de América, ¡que soberbia! Que mal hicimos en no ver un poco su historia, en no ver los procesos por los que han pasado, ahora al ver a nuestro México lindo y querido, que de lindo solo le queda la letra de la canción, es una obligación leer su devenir político y no solo voltear ante el Cisne agonízate, los Estados Unidos. Aprenderíamos mucho más de los países de que tienen nuestras raíces, que hablan nuestro idioma, que nuestro mestizaje es igual o parecido al suyo, ver que lo que nos une a Estados Unidos es una frontera, un muro, un saqueo por parte de ellos, unas reglas que nos han dictado para bailar al son que nos toquen.

Estas últimas dos semanas han ocurrido dos hechos en México y en Estados Unidos que son de suma importancia.

En México, los atentados en Morelia, ahora tal vez podamos decir, por parte de los Zetas, y no solo el atentado en Morelia el día 15 de septiembre, sino los muchos asesinatos, balaceras, inseguridad, secuestros, que se vive en todo México, de norte a sur y de este a oeste, la semana pasada, yo misma sentí el miedo que produce el saber que en mi estado hubo una persecución de Narcos y Policías, el miedo de escuchar el incesante pulular de las sirenas, el desalojo de un centro comercial, dos hospitales, balas perdidas sobre la población civil, y por la noche seguir escuchando por detrás de mi puerta el ir y venir de esas patrullas que atemorizan, ¿que nos espera en México? ¿Cómo creer a Calderón y su súper gabinete de seguridad? ¿Por qué no nos dijo que también habría sangre de civiles, cuando se atrevió a declarar la guerra al narcotráfico de manera frontal con armas? ¿Por qué no hacerlo desde la base económica, donde les duela más? No es válido que Calderón salga y diga que sabía que era un cáncer, pero que al abrir al enfermo, vieron la metástasis había invadido al enfermo, ese enfermo es México. Sí alguien sabe porque se han publicado hasta ahora, las alarmantes cifras del 50% del crecimiento de consumo de drogas en México, que me lo explique por favor.

He leído varios artículos de lo que paso y sigue pasando en Colombia, al declarar por ordenes de los Estados Unidos, el franco ataque al narcotráfico por medio de las armas, tienen más de 40 años sufriendo de lo que hoy en México, gracias al Plan México y Plan Mérida estamos empezando a padecer, estamos en peores condiciones que en el año 1968, cuando en octubre mataron a cientos de estudiantes en la plaza de las tres culturas. A mi cabeza vienen más preguntas, preguntas que formularon, someramente, los senadores esta semana al joven aprendiz de Secretario de Gobernación, el amigo de Calderón, Juan Camilo Mouriño, preguntándole ¿de donde vienen las armas que tienen las bandas organizadas?, el respondió, algo que todos sabemos, de Estados Unidos, porque entonces no poner una barrera nosotros, un muro aún más grande que el de ellos, para evitar el tráfico de armas a nuestros países. También durante su comparecencia, dijo que no hay presos o desaparecidos políticos, Usted le cree? Rosario Ibarra de Piedra, luchadora incansable, madre de un desaparecido, dice que ahora está peor que en el 68, que ahora no sabes quién se lleva a los desaparecidos. Creo que sí alguien sabe del tema es ella, es esa mujer que tiene 40 años buscando a su hijo y ayudando a otras madres, esposas e hijos a buscar a un ser querido.

La siguiente noticia de esta semana, fue algo esperado, el hoyo negro, el desplomé del neoliberalismo, si bien es cierto que el modelo impuesto por Alan Greenspan en Chile, fue consideraron como el milagro chileno, milagro chileno que dicho sea de paso costo muchas vidas en el régimen dictatorial de Pinochet, muchos sabemos que existe mucha desigualdad en ese país gracias a ese modelo económico, que se ha demostrado que no sirve, ahora por fin los economistas voltean sus ojos a la teoría económica de Joseph E. Stiglitz, pero no aceptan totalmente la caída del modelo neoliberal. Joseph Stiglitz, lo dice muy bien, nos encontramos ante la peor crisis económica desde los años 30, todo estaría bien si solo pasara en los Estados Unidos y no tuviera repercusiones en todo el planeta, la mayoría de nuestras economías en América Latina están ligadas a este monstruo llamado Neoliberalismo y Globalización, ellos los USAS nos han llevado a fuerza de presión a establecer en nuestros países este sistema. ¿Que pasara con nuestras pensiones? , las famosas AFORES, ¿que pasara con nuestros precios en comida, nuestros créditos, nuestros empleos, nuestra pequeña empresa?, ¿cuanto pegara la crisis en nuestros países latinoamericanos?

Un amigo banquero me dice, no te angusties, en cuanto aprueben el plan de Rescate en USA todo se compondrá en México, pobre joven, que no ha vivido otra crisis en México, o siempre ha vivido en crisis y ya se acostumbro, los que hemos vivido crisis económicas en el país de norte sabemos que a nosotros nos pega el doble, ya que sus intereses están fincados en salvarse ellos a costa de los países de nuestra América. Al ver el primer debate entre McCain y Obama y no aceptar tajantemente que su sistema neoliberal fracaso, pienso que todo seguirá igual, sea quien sea que gane, tratarán de luchar porque este vuelva a resurgir, no han tenido suficiente, y claro primero buscaran atacar otras economías, para salvar la suya, abrir los ojos ante esto, me produce miedo.

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Marichuy: Sobre El interrogador

Ahora que el gobierno federal se afana en conducir a nuestro país cual Estado Militarizado; ahora que vemos imágenes de transeúntes morelianos siendo detenidos y cateados en razón “estado de emergencia”, seguro no faltarán algunos interrogadores policiales, pero ellos no inquirirán por cosa como la nada que nos mueve… menos de la manera que lo hace Julio Cortazar:

El interrogador


No pregunto por las glorias ni las nieves,
quiero saber dónde se van juntando
las golondrinas muertas,
adónde van las cajas de fósforos usadas.


Por grande que sea el mundo
hay los recortes de uñas, las pelusas,
los sobres fatigados, las pestañas que caen.


¿Adonde van las nieblas, la borra del café,
los almanaques de otro tiempo?


Pregunto por la nada que nos mueve;
en esos cementerios conjeturo que crece
poco a poco el miedo,
y que allí empolla el Roc.

Fuente: http://www.poesiaspoemas.com/julio-cortazar/el-interrogador

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Alejandro Teitelbaum: La regla de oro del sistema: Privatizar las ganancias y socializar las pérdidas y las deudas

El rasgo principal del sistema capitalista consiste en la apropiación privada de los frutos del trabajo social, es decir la expropiación por los capitalistas de los valores creados por los trabajadores manuales e intelectuales.

Estos valores se crean en el proceso de producción de bienes y servicios (industria, agricultura, investigación científica, educación, atención médica, transporte, agua corriente, electricidad, salubridad, etc.). Deducido el precio de la fuerza de trabajo, el valor restante es el plusvalor o plusvalía, medida económica de la explotación de la fuerza de trabajo, que se intensifica cada vez más a escala mundial y es la base fundamental de la acumulación capitalista.
Pero, sobre todo en los últimos decenios, esa expropiación de valores se produce también fuera del proceso productivo y de la prestación de servicios, principalmente a través del capital financiero especulativo, lo que permite a una ínfima minoría apropiarse en forma parasitaria del fruto de trabajo y de los ahorros de los pueblos de todo el mundo, al margen de la economía real. Este proceso tiene frecuentemente una vertiente francamente delictiva, donde la corrupción ocupa un lugar muy importante.
Por ejemplo en Estados Unidos, el gigante transnacional de la energía Enron se declaró en quiebra reconociendo una deuda de 40 mil millones de dólares y dejó en la calle a su personal (12000 personas), al que, por añadidura, despojó del capital previsional de su jubilación, invertido en acciones de la propia empresa. En otras quiebras de grandes bancos o grupos financieros transnacionales, miles de pequeños ahorristas han visto evaporarse el fruto de muchos años de esfuerzos e incluso de privaciones.
Después de Enron se sucedieron otros casos similares como el de WorldCom y resultaron implicados los dos más grandes bancos estadounidenses: Citygroup y JP Morgan Chase.
El caso más reciente con proyección mundial es el de la crisis de los préstamos hipotecarios a alto riesgo (subprimes) con tasa de interés variable, que ha dejado sin liquidez a muchos Bancos privados lo que ha conducido a los Bancos Centrales a inyectar en el mercado financiero decenas o centenares de miles de millones de dólares.
Esta crisis dejó en la calle a decenas de miles de modestos deudores hipotecarios proprietarios de viviendas en Estados Unidos. Por eso el Gobierno de ese país ha decidido invertir 200.000 millones de dólares de los contribuyentes para salvar…al capital financiero concentrado en Fannie Mae y Freddie Mac. Y las principales bolsas mundiales saltan de alegría.
Esta es una característica común de los Gobiernos actuales, aun los más opuestos al intervencionismo estatal en la economía: socorrer con los dineros del pueblo al gran capital en dificultades. O dicho más precisamente, tapar los agujeros dejados por el capital privado como resultado de sus fechorías.
En Argentina los grandes grupos financieros nacionales e internacionales con la complicidad de los Bancos y de los sucesivos gobiernos y con la bendición y participación del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, han despojado al país mediante políticas desenfrenadas de privatización de los bienes y servicios públicos y de los recursos naturales, de endeudamiento externo e interno real o ficticio, de estatización de deudas privadas, etc.
La deuda externa
El caso de la deuda externa es ejemplar, pues ha consistido y consiste en privatizar los beneficios y socializar las pérdidas.
En 1982 la dictadura militar y su Ministro de Economía Cavallo estatizaron la deuda privada de cientos de empresas por un monto de unos 14000 millones de dólares.
Se hizo mediante un “seguro de cambio” que consistía en asegurarle al deudor el valor del dólar al momento del pago de la deuda. Por ejemplo si debía 10.000 dólares a un valor de 10 pesos por dólar, llegado el momento de abonarla, el deudor solo pagaba los 10.000 dólares a 10 pesos el dólar. La diferencia en caso de un aumento del dólar la absorbía el Estado, el pueblo. Es decir se transfirió la deuda privada a la sociedad argentina.
Gran parte de la deuda estatizada eran “auto-préstamos”es decir préstamos que se hacía la misma empresa con dinero que tenia ahorrado en bancos exteriores. El banco emisor del crédito era el testaferro de la empresa y el cómplice de esta estafa. Muchas empresas fueron descubiertas como FATE, SADE, algunas del grupo TECHINT, BGH, SIDECO.
A mediados del año 2000 el juez Jorge Ballestero dictó sentencia en la causa “Alejandro Olmos s/denuncia” iniciada en 1982, estableciendo la responsabilidad de los funcionarios de la dictadura que contrajeron la deuda y la corresponsabilidad de los organismos internacionales como el FMI, que aprobaron prestamos ilícitos y fraudulentos. Como la acción penal había prescripto, el juez Ballestero remitió el fallo al Congreso, para que tomase la intervención que la Constitución Nacional le confiere en el manejo de la deuda externa (art. 75). La mayoría parlamentaria nunca se ocupó del tema.
La reciente decisión del Gobierno de pagar 6700 millones al Club de París, cuando habría que hacer una auditoría previa para averiguar qué parte de la deuda es legítima, cuánto se debe, si se debe algo, es otro caso de socialización de las deudas, porque se pagará con los dineros del pueblo, depositados en el Banco Central.
Como el hambre viene comiendo, el Club de Paris quiere más y dice que el monto de la deuda es de 7900 millones.
Y la ronda infernal de pagos y nuevos endeudamientos no tiene miras de acabar.
El caso de Aerolíneas Argentinas repite esa constante que consiste en privatizar las ganancias y socializar las perdidas
El Gobierno de Menen vendió Aerolíneas Argentinas en 1990 libre de deudas y cuando daba ganancias a la empresa entonces estatal española Iberia, que estaba prácticamente en bancarrota y a la que el gobierno español se disponía a privatizar previa capitalización mediante la adquisición por monedas de patrimonios sanos como era entonces AA.
Las aeronaves y la mayoría de las propiedades de Aerolíneas (tanto las oficinas centrales como oficinas en París, Nueva York, Los Angeles, Roma y Francfort) fueron liquidadas; varios aviones fueron vendidos o hipotecados, algunos activos fueron dados en préstamo, se perdieron varias rutas internacionales y los tres simuladores de vuelos para la instrucción de los pilotos fueron vendidos. La empresa contrajo una deuda enorme y dejó de dar ganancias. Los problemas internos de Iberia y de sus filiales la llevaron a la bancarrota en 1994, momento en el que el accionariado de Aerolíneas pasó a la Sociedad Española de Participaciones Industriales, ente público de participaciones industriales del Estado español.
En junio de 2001 se suspendieron los vuelos a siete destinos internacionales y la aerolínea entró en convocatoria de acreedores. En octubre del mismo año, el control de Aerolíneas Argentinas y Austral fue cedido a Air Comet, un consorcio formado por las aerolíneas privadas españolas Spanair y Air Comet junto con el operador de turismo Viajes Marsans, que adquirió el 92,1% de las acciones.
Y ahora que queda muy poco de AA (salvo deudas) el Gobierno de Cristina Kirchner la reestatiza.
El Gobierno de CFK quiere cerrar a cualquier costo financiero y en exclusivo beneficio de Marsans, una gestión calamitosa y delictiva (vaciamiento de la empresa) por parte del empresario español. Gestión calamitosa y delictiva que contó con la complicidad del Gobierno de Kirchner.
Por eso Jaime firmó el acuerdo con Marsans, con la aprobación de la Casa Rosada, acuerdo que sigue existiendo porque hasta ahora nadie lo declaró nulo, ni siquiera la ley de “rescate” de Aerolíneas que acaba de sancionar el Congreso.
En lugar de celebrar ese acuerdo en la Casa Rosada con toda la comparsa, el Gobierno debería haberse apresurado a desconocerlo declarando que Jaime había ultrapasado las instrucciones recibidas. Y dejar inmediatamente cesante a este último.
Evidentemente esto no podía ocurrir porque Jaime no actuó por su cuenta pues forma parte, junto con los K, De Vido y algunos otros, del círculo estrecho de la camarilla gobernante.
Las consecuencias de este actitud del Gobierno y de los parlamentarios frente al acuerdo firmado por Jaime son nefastas para el interés nacional, porque el Grupo Marsans puede invocarlo para recurrir al CIADI (tribunal arbitral del Banco Mundial) fundándose en el artículo 10 del Tratado de Promoción y Promoción de Inversiones celebrado entre Argentina y España octubre de 1991.
Dicho artículo 10, si bien establece la competencia de los tribunales del Estado donde se realizó la inversión en caso de controversia entre las partes, autoriza a la parte insatisfecha con el fallo del tribunal nacional a recurrir al tribunal arbitral. Lo que deja la vía libre a Marsans para reclamar indemnizaciones millonarias ante el CIADI.
Durante los años 90 Menen firmó casi 60 Tratados Bilaterales de Promoción y Protección de Inversiones y en setiembre de 1991 adhirió al CIADI (ratificación parlamentaria en julio de 1994, ley 24353) lo que le ha quitado al Estado argentino el poder de decisión en materia de políticas económicas.
Y desde entonces ni los Gobiernos Kirchner ni el Parlamento han hecho nada para romper esas ataduras, pudiendo hacerlo mediante la denuncia, evitando la tácita reconducción, etc.
Por ejemplo en el Congreso duerme el Expte. 1598-D-07. “Eduardo Macaluse.
Declaración de nulidad absoluta de toda prórroga de jurisdicción argentina y de la Ley 24353, de convenio sobre arreglo de diferencias relativas a inversiones entre Estados y nacionales de otros Estados”.
Por cierto que la derecha, ferviente partidaria de las privatizaciones, está en contra de la reestatización de AA, como ahora está a favor del pago de la deuda a los miembros del Club de Paris.
Los escribas del Gobierno, no sin cierta habilidad para hacer pasar su mensaje, despotrican contra la política aerocomercial que ha llevado a la actual situación catastrófica en la materia y sostienen que la solución (la menos mala dicen algunos de ellos) es reestatizar AA. Pero se saltean cuidadosamente el tema crucial de quién se hace cargo de los pasivos y si se le paga algo a Marsans o no. Cuando la actuación del Gobierno en este asunto conduzca a un nuevo despojo (la reprivatización total o parcial de AA, como prevé la ley aprobada por el Congreso, una vez pagadas las deudas) dirán también que la “solución” es “la menos mala”. Según los mismos escribas, pagar al Club de Paris también es una buena medida.
La mayoría de la burocracia sindical –vieja tradición argentina que se remonta a los años 50- se pone la escarapela y repite el discurso oficial. Habría que preguntarles qué hicieron y dijeron cuando se privatizó Aerolíneas y mientras Marsans dejaba a la empresa “en pelotas”.
Buena parte de la gente de “izquierda” sustituye la reflexión destinada a proponer una alternativa apropiada a la política del Gobierno por frases como : la reestatización de Aerolíneas “es un paso en la recuperación del patrimonio nacional”, dicen. Y “hay que mantener la línea de bandera”, afirman. Y no pocos de ellos también “se olvidan” del tema de los pasivos y si hay que pagar o no a Marsans.
Dan una respuesta “virtual” o simbólica a un problema real que pone en juego los intereses nacionales y del pueblo trabajador.
Sin tener para nada en cuenta la realidad de los hechos y su contexto.
El contexto: Más de cincuenta años de expoliación
El contexto es una política gubernamental de entrega del patrimonio nacional y contraria a los intereses de los trabajadores (ambos aspectos siempre van juntos) que, con breves y tímidas pausas, se remonta a principios de los años 50 (segundo peronismo de Perón), siguió con las diferentes dictaduras militares, el frondizismo, el alfonsinismo, el peronismo de Menen y el peronismo de los Kirchner.
El giro hacia esta política que sigue hasta hoy podría situarse a principios de los años 50 con la misión Cereijo a los Estados Unidos, el contrato petrolero con la California, filial de la Standard Oil y la cuenta regresiva iniciada entonces en la participación de los trabajadores en el ingreso nacional, que llegó al 53 por ciento en los años 49-50 y que en 2007 fue del 28%. Menos que en 2001 (31%) pese a que la ocupación y el salario real aumentaron entre 2001 y 2007.
Lo que en otros términos quiere decir que la tasa de explotación de los trabajadores está aumentando desde 1950, incluso está aumentando desde que asumió Kirchner hasta ahora.
La realidad de los hechos
La realidad de los hechos en cuanto a AA es que a esta altura casi no es un patrimonio, ni nacional ni extranjero. Es prácticamente una cáscara vacía, casi sin aviones y con algunas rutas autorizadas. Y muchas deudas, que ni siquiera se sabe a cuanto ascienden. Así que reestatizando AA prácticamente lo único que se reestatizan son deudas. Salvo que se encuentre una manera de recuperar la empresa libre de pasivo.
Porque lo que tiene que estar absolutamente claro es que no hay que pagar ni un centavo por AA al grupo Marsans ni reconocer ninguna de sus deudas.
No hay que repetir lo que Cavallo hizo con la deuda externa de las grandes empresas, hipotecando un poco más el fundamento del auténtico patrimonio nacional, que es la riqueza creada por los que trabajan.
El tema de la línea de bandera merece reflexión.
Algunos Estados tienen línea de bandera (línea monopolizada por el Estado o con participación estatal) por razones políticas y económicas y aún simbólicas (en algunos casos esa denominación tiene poco contenido real).
Parece obvio que conviene que el Estado monopolice o por lo menos tenga el poder de decisión en las líneas de cabotaje, sobre todo si tiene una política nacional de desarrollo armónico del transporte aéreo, ferroviario, vial y por agua.
En Argentina esa política por ahora no existe y en materia de cabotaje Kirchner le dio a LAN Chile las rutas internas más rentables. Y el resto de la política de vuelos de cabotaje no ha podido ser más catastrófica.
En cuanto a tener una línea de bandera para las rutas internacionales, la tendencia general es a la desaparición o a la privatización parcial de las líneas de bandera, como consecuencia de los altos costos de explotación, la fuerte competencia y un acentuado proceso de concentración del transporte aéreo civil (son contínuas las fusiones y adquisiciones de grandes empresas internacionales de transporte aéreo). Y al proceso de concentración y privatización se suman los despidos de personal y la superexplotación del personal restante para disminuir los costos.
Varig, que figura como línea de bandera de Brasil, fue una empresa muy fuerte hasta que estuvo al borde de la quiebra y fue comprada en 2007 por la empresa privada Gol. Alitalia está en cesación de pagos y busca compradores entre los inversores italianos y empresas aerocomerciales extranjeras. Air France y KLM de Holanda tuvieron que fusionarse para sobrevivir e Iberia busca ahora la fusión con British Airways.
Pese a que Venezuela y Bolivia tratan de poner en funciones líneas de bandera, el contexto internacional no parece ahora económicamente muy viable para salir a competir en solitario con una línea de bandera en el transporte áereo internacional, sobre todo partiendo prácticamente de cero.
Algunas opciones razonables podrían ser una alianza o asociación de líneas de bandera latinoamericanas o una asociación o alianza de una línea de capital estatal argentino (pero sin cargar con las deudas de AA) con grandes empresas como Air France-KLM, Lufthansa y/o alguna gran aerolínea árabe o asiática.
Pero lo importante es lo que falta, en esto como en todo lo demás: una política global y coherente en defensa del interés nacional, entendido éste como el que responde a las necesidades y legítimas aspiraciones populares en materia de bienestar, alimentación, salud, vivienda, salubridad, transporte, educación, cultura, libertad y seguridad.
No se puede esperar nada de esto de la camarilla gobernante, pues sus tres objetivos centrales son: 1) preservar un sistema político, económico y social agotado y en crisis, como lo viene haciendo desde que llenó el vacío político que generaron los acontecimientos de 2001, 2) favorecer la concentración del gran capital, viejo y nuevo, en el campo (fiesta sojera), en la industria y en los servicios y 3) enriquecerse ellos y sus amigos con participaciones abiertas o encubiertas.
Esta es una mala copia de la situación en Francia entre 1848 y 1851 descripta por Marx en su “18 Brumario de Luis Bonaparte”:
“No es suficiente decir, como lo hacen los franceses, que su nación ha sido sorprendida… Falta explicar cómo una nación de 36 millones de habitantes ha podido ser sorprendida por tres capitanes de industria…”… “El 2 de diciembre la revolución de febrero fue escamoteada por el juego de manos de un tramposo…”.
Por cierto que cuando Marx escribía “tres capitanes de industria” no pensaba en Kirchner, De Vido y Jaime y escribiendo “tramposo” tampoco tenía en la mente a Kirchner.
Argenpress

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Ezequiel Meler: Argentina, origen de la crisis en el campo

Modalidades de concentración de la tierra en la Argentina reciente

1.

El punto de partida de estas reflexiones es el reciente conflicto entre el gobierno y las corporaciones de productores agropecuarios. La cronología del mismo da inicio formal el 11 de marzo del presente año, cuando el gobierno anunció un nuevo sistema de retenciones móviles a las exportaciones de granos, ajustable al precio internacional, que despertó la enconada oposición de la mayoría de las agrupaciones de productores rurales. Homologados en su conjunto por un sistema tributario que, por sus propias características, no estaba preparado para diferenciar a las grandes explotaciones de las pequeñas y medianas, los representantes de las corporaciones reaccionaron, en una perfecta profecía autocumplida, como un único sujeto opositor.

Muchos referentes del progresismo citadino se preguntaron en estos días qué intereses, más allá de la coyuntura, podían unir a sectores aparentemente tan diferentes como la Federación Agraria y la Sociedad Rural. Las explicaciones, en la mayoría de los casos, reprodujeron anticuados estereotipos simplistas, ligados a imágenes de larga perduración en la memoria colectiva. De este modo, mientras los productores asociados podían presentarse ante los medios como “el campo” –y algún trasnochado llegó a ver en ellos el germen de una genuina lucha campesina, el gobierno, paradójicamente, no atinó a dar con un discurso público que lograse quebrar la unidad sectorial del bloque, y se refugió cómodamente en la imagen de un actor social singular, de vocación antidemocrática, políticamente hegemonizado por los grandes terratenientes.

2.

Por supuesto, el asunto es más complejo. Las transformaciones acaecidas en el agro argentino durante la última década son poco conocidas. No obstante, en términos estadísticos, está claro que asistimos a un renovado proceso de concentración productiva. Según un estudio elaborado por el Centro Interdisciplinario de Estudios Agrarios de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, entre 1988 y 2002 el número de explotaciones agropecuarias cayó en más de un 21%, pasando de 421.000 a 333.000. El fenómeno es más agudo en la Región Pampeana, donde, en el mismo período, la merma fue del 29%. Como contrapartida a la mencionada reducción en el número de explotaciones, el tamaño promedio de las mismas pasó de 469 hectáreas en 1988 a 588 en 2002. En la Región Pampeana, de nuevo, los números son peores: la escala promedio se incrementó en un 35%, pasando de 400 hectáreas en 1988 a 533 en 2002.(1)

Según el mismo estudio, el proceso, lejos de detenerse, se ha acelerado desde entonces. Sin embargo, la modalidad de la concentración ha variado. Fuera de la Región Pampeana, se ha incrementado la presencia directa de la gran propiedad, en la medida en que los adelantos técnicos permitieron la expansión de la frontera agraria a zonas antes improductivas. Por el contrario, en la Región Pampeana propiamente dicha, los grandes propietarios, aunque siguen estando presentes, ya no son el polo dinámico del proceso económico. Propiedad y explotación, al menos en la Pampa Húmeda, son categorías cada vez menos homologables. Como la tierra raramente se vende, aparece otra salida: el arriendo. Y otro actor: los grupos de inversión. Los nuevos protagonistas del proceso de acumulación de capital son, en efecto, los pools de siembra, grupos de inversión de tipo financiero, generalmente de origen extranjero, que arriendan una superficie de tierra significativa a diferentes propietarios por un período determinado, en general, por el término de una cosecha. Amparados en las ventajas que ofrece la combinación de diferentes factores, como una legislación permisiva, precios internacionales muy altos y un tipo de cambio extremadamente subvaluado, los pools de siembra se han consolidado como un agente económico insoslayable. Asimismo, cabe destacar que estos fondos de inversión, en la mayoría de los casos, están asociados a los oligopsonios de comercialización: un puñado de firmas multinacionales –Cargill, Bunge & Born, Dreyfuss, Noble Argentina, etc.- que concentran en sus manos, desde hace más de un siglo, la totalidad de las exportaciones argentinas al mercado mundial.(2)

3.

Este proceso, inevitablemente, ha desplazado del sector rural a miles de pequeños y medianos productores de tipo familiar. Ante la imposibilidad de competir, sea en términos técnicos, en economías de escala, o en términos de integración productiva, muchos chacareros han elegido convertirse en simples rentistas, opción que se entiende, asimismo, considerando los altos arrendamientos que perciben. En un proceso que asusta por la velocidad con que se desarrolla, la agricultura argentina se está quedando sin agricultores. Al mismo tiempo, el boom internacional de la demanda de soja vuelca las preferencias de los fondos de inversión hacia este producto, encareciendo el precio de la tierra de mejor calidad, tanto para el cultivo de otros cereales –principalmente, el trigo y el maíz- como para la actividad ganadera.

El desplazamiento, entonces, es doble: de producción y de productores. Y su repercusión sobre la cadena de precios no puede ser mayor, puesto que las actividades desplazadas, al realizarse forzosamente en tierras menos idóneas, generan mayores costos, que se traducen en significativos aumentos del precio de venta final. Aumentos que, huelga decirlo, repercuten en un ya muy golpeado mercado interno. De este modo, los pools de siembra, sin actuar como los agentes inmediatos del proceso de concentración de la tierra –pues, en general, no adquieren la misma en propiedad- se erigen en sus usuarios por excelencia, y por ende, adquieren el control del proceso productivo global.

4.

La conclusión es elemental. Cuando, el 11 de marzo, el gobierno anunció el nuevo esquema de retenciones móviles, bajo el argumento de que resultaba imprescindible detener el proceso de expansión del cultivo de soja, cometió, como mínimo, dos errores. Por un lado, centró su atención exclusivamente en qué se producía, y no en quién lo producía. Al separar ambas dimensiones, lanzó una medida no sólo explosiva, sino ineficaz: para los grandes pools de siembra, el cultivo de soja sigue siendo rentable, y por su control sobre el proceso de comercialización, estos sectores están en condiciones de descargar los nuevos costos sobre otros productores. Para los pequeños y medianos productores, en cambio, la nueva medida resultó una sentencia de muerte en términos de rentabilidad. La imposibilidad de competir con los fondos de inversión se hizo imposible. La opción por la entrega del campo en arriendo se volvió, más que conveniente, obligada. Y la reacción, desde luego, no se hizo esperar.

En otras palabras, las retenciones, lo sepa el gobierno o no, difícilmente modifiquen, siquiera en el mediano plazo, el escenario productivo del sector agropecuario argentino, pero sí tienen consecuencias inmediatas sobre el escenario social, al continuar y profundizar el proceso de desplazamiento de productores rurales. En segundo lugar, el gobierno subestimó la fuerza política de los fondos de inversión, largamente asociados a los intereses de los grandes propietarios locales. De este modo, quizás sin quererlo, galvanizó a los diferentes sectores sociales que componen el universo agropecuario argentino en un sólo interés. Detrás del negocio de la soja, como agudamente observó Alfredo Zaiat, está pariendo un nuevo bloque de poder:

“Los piquetes verdes que duraron 21 días fueron la exteriorización del poder económico emergente de los barones de la soja. A diferencia de las privatizadas y de los bancos, en este caso cuentan con el invalorable aporte, físico y discursivo, de pequeños productores, y de la clase media agraria ascendente. Como se pudo observar con nitidez en estos días, el gigantesco poder financiero del complejo sojero, que investigadores aliados al negocio de poroto denominan sin inocencia “tramas productivas”, lograron capturar el interés de políticos y de gran parte de los medios de comunicación. Hasta reductos de defensa del desarrollismo y de la industria han mudado su vocación a la tutela del negocio de la soja, integrado por grandes arrendatarios, pools de siembra, multinacionales de la semilla trasngénica, acopiadores y grandes exportadores […] El fabuloso ciclo de alza de las materias primas, impulsado por la revolución industrial tardía de China, el avance sostenido de India y el desarrollo de los biocombustibles, ha permitido la creación de un dinámico núcleo de poder económico […] El saldo del piquete del desabastecimiento fue el alumbramiento de un nuevo bloque de poder, que ha tenido como partero la invalorable colaboración de los pequeños productores”. (3)

5.

Lo cierto es que tampoco el gobierno hizo nada por evitar este proceso. Al contrario, se asoció a los sectores más concentrados, que en el contexto de la recuperación lograron balances espectaculares. No hubo consideración oficial alguna, en estos cinco años, para las consecuencias sociales del proceso socioeconómico descrito. En la coyuntura desatada por el lock out patronal, el gobierno, pese a su discurso “anti – oligárquico”, prefirió dialogar con las transnacionales y con los grandes del sector, tratando de acordar diferenciando por arriba y no por abajo. Tal vez por ello, varias propuestas de la Federación Agraria, como el proyecto para modificar la ley de arrendamientos –un aspecto central del modelo de monocultivo sojero- pasaron desapercibidas. Sin lugar a dudas, hubo aquí otro error de evaluación política: el nuevo bloque de poder se mostró más firme de lo previsto, desatando la peor crisis política desde 2001 a la fecha.

El nuevo escenario económico y social, emergente a la vez de la crisis de 2001 y de la modalidad de concentración que consolidó la recuperación posterior, requiere algo más que maquillaje. El gobierno debe actuar decididamente en contra de la concentración bajo la modalidad de arrendamientos, propulsando una nueva ley que recoja los proyectos archivados, actualizando la legislación y las fórmulas políticas del primer peronismo. Para eso, necesita recuperar paulatinamente la larga tradición de presencia estatal en el sector agropecuario, para convertirse por sí mismo en un árbitro eficiente en el terreno de la producción y comercialización de la riqueza agropecuaria del país. Después de todo, la historia argentina nos enseña que quien controle la distribución de la renta agraria, controla la economía, y, por carácter transitivo, gobierna el país.

[1] Véase Pablo Benchimol: “Latifundios y pools de siembra”, en Página 12, 20/04/08.
[2] Para un análisis del “modelo Cargill”, véase Scaletta, Claudio: “Gigantes invisibles”, en Página 12, 06/04/08.

[3] Zaiat, Alfredo: “El parto de un nuevo bloque de poder”, en Página 12, 13/04/08.

http://www.noticiasdelsur.com/nota.php?nota=7833

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José Castillo: ¿A qué se debe el paro del campo?

El aumento de las retenciones a la soja y el girasol provocó el conflicto rural más importante de los últimos treinta años. El gobierno dice que es un ‘paro de la oligarquía’, pero los pequeños productores son presencia mayoritaria en los cortes y manifestaciones.

Gran parte del crecimiento económico de los últimos años fue consecuencia de los altos precios internacionales de los productos del campo. Así el gobierno acumuló reservas y tuvo superávit fiscal récord. Los grandes ganadores fueron unos pocos, entre ellos el grupo concentrado de los grandes negocios del campo, favorecidos por un modelo económico que privilegió el dólar alto y subsidió el gas oil para los grandes exportadores.

Ahora el gobierno decidió aumentar sustancialmente las retenciones a la soja y el girasol. Trata así de apropiarse de una parte de la tajada de estas ‘superganancias’. La Sociedad Rural Argentina (que representa a los grandes productores, terratenientes y cabañeros), Confederaciones Rurales Argentinas (federaciones regionales de ganaderos, agricultores y tamberos), Coninagro (cooperativas arroceras, frutihortícolas, algodoneras y fundamentalmente lecheras, como Sancor) y la Federación Agraria Argentina (pequeños productores individuales, arrendatarios y cooperativistas, tanto de la ganadería de cría, como de la agricultura y los pequeños tambos), llamaron a un paro que, al momento de escribir esta nota, todavía continúa con carácter de indefinido.

Concentración feroz

El discurso del diario La Nación y de los voceros ‘tradicionales’ del campo es que ya no existe más la ‘oligarquía agropecuaria’, habiendo sido reemplazada por miles de pequeños productores, ‘la gente del campo’. Del otro lado, el gobierno descalifica a todos de conjunto:’son la oligarquía, millonarios terratenientes’. Pero en el campo no todos son lo mismo: están los grandes terratenientes, referenciados en la Sociedad Rural Argentina. Pero también existen los pequeños productores, muchos de ellos organizados en la Federación Agraria.

Según el último Censo Agropecuario Nacional, del año 2002, en la Argentina hay 170 millones de hectáreas agropecuarias y 317.816 productores. Pero sólo 4.000 de ellos poseen 74,3 millones de hectáreas (más de la mitad). En la Pampa Húmeda la concentración es mayor: 4.110.600 hectáreas están en manos de 116 dueños. El 69% de las explotaciones tienen menos de 200 hectáreas, pero representan sólo el 3% del total de la tierra agropecuaria. En la otra punta de la pirámide, el 10% de los grandes establecimientos, con más de 1.000 hectáreas, ocupan en 78% de la superficie.

Esta concentración feroz ha ido en aumento. Comparando los números con el Censo anterior, que es de 1988, se verifica que entre ambos desaparecieron 100.000 explotaciones. Y toda la tendencia indica que desde el 2002 para acá la concentración siguió creciendo a pasos agigantados. Analicemos que pasa con el cultivo ‘estrella’ de los últimos años, la soja, hoy la mitad de la superficie sembrada del país. Los pequeños y medianos productores, en campos que producen hasta 1.500 toneladas por año, son el 96% del total de los establecimientos, pero levantan apenas el 40% de la cosecha. El otro 60% lo producen 2.817 grandes explotaciones.

Esta ‘parte de arriba de la pirámide’ del negocio del campo se compone de tres actores: lo que queda de la vieja oligarquía terrateniente (los Ledesma, Amalia Lacroze de Fortabat, Gómez Alzaga, el Grupo Bunge); los nuevos capitalistas del agro, entre los que se destacan Adecoagro (Grupo Soros), Bemberg, Werthein, los Grobocopatel, LIAG Argentina S.A., Benetton, Cresud; y los ‘pooles de siembra’, de hecho capital financiero especulativo que hoy ‘entra en el negocio’, en general arrendando tierras por un año, concentrando y produciendo en cantidad.

Siendo claros: todos estos ‘grandes jugadores’ son los responsables no sólo de que los precios de los alimentos estén por las nubes, sino de esquilmar diariamente al pequeño productor, al que le pagan centavos por sus cosechas, animales o leche. Pero, también tenemos que ser coherentes y decir que, hasta ahora, la política del gobierno, por acción u omisión, siempre favoreció la concentración.

¿Para qué las retenciones?

D´Elia y Moyano dicen que hay que defender al gobierno, incluso movilizándose contra los cortes y manifestaciones y disolviéndolas por la fuerza. Se trata de una actitud patoteril y autoritaria, rayana con el fascismo, repudiable desde todos los puntos de vista. No queremos dejar desde estas líneas de fijar posición al respecto.

Pero vamos al fondo de la cuestión. Desde el punto de vista de los intereses de los sectores populares es absolutamente correcto plantearse cobrarle fuertes impuestos a los grandes monopolios, que incluye obviamente a los del campo. Pero el problema es que este aumento de las retenciones no es simplemente ‘cobrarle a los que tienen más para darle a los que tienen menos’. Primero porque los pagan todos por igual, el pequeño productor y el grande. Mientras que a este último le recorta un poco sus superganancias, al chico directamente lo funde. Eso ‘libera’ tierras, saca productores del medio, y eso es justamente lo que necesitan los grandes monopolios del agrobusiness y los pooles de siembra. Y segundo porque no es cierto lo que dice el ministro Lousteau: que este aumento de las retenciones sirve para luchar contra la inflación, ya que aumentaron las de la soja y el girasol, que se exporta en su casi totalidad, y se bajó las del trigo y maíz, que sí tienen incidencia en los bienes que componen la canasta básica. Tampoco sirve para evitar la ‘sojización’ promoviendo otros usos de tierras, ya que aún con las nuevas retenciones seguirá siendo el cultivo más rentable. Si el gobierno estuviera realmente interesado en evitar la tendencia al monocultivo pondría en práctica otras herramientas como la modificación de la Ley de Arrendamientos, presentada por la Federación Agraria al Parlamento y cajoneada por el propio bloque oficialista.

El gobierno aumenta las retenciones porque lo que necesita es ‘seguir haciendo caja’, no para dedicar esos mayores recursos a las necesidades populares o al desarrollo regional. Lo que sucede es que el gobierno está seriamente preocupado por los efectos de la crisis mundial y sabe que se le acaba el ‘viento de cola’ que le permitió crecer estos años: no hay más financiamiento fácil y por eso necesita dinero para empezar a pagar ‘cash’ los futuros vencimientos de deuda externa.

La rebelión del campo

Es necesario clarificar el conflicto. Hay un hecho real: La Sociedad Rural, una de las entidades convocantes del paro representa efectivamente a los grandes terratenientes, tiene un pasado de apoyo a las peores dictaduras y su consigna central de ‘no a la retenciones’, planteada en general, refleja un planteo ideológico de no aceptar ceder un peso de sus superganancias a nadie.

Pero en el conflicto también están los pequeños productores, que levantan sus legítimos reclamos, esquilmados por los ‘grandes’ del campo y por las políticas oficiales, muchos de los cuales se referencian con la Federación Agraria. Es cierto que la consigna ‘No a las retenciones’ en general, no le sirve al pequeño productor, que seguirá sufriendo la concentración. Es urgente poner como centro los reclamos del pequeño productor, diferenciándose de los grandes monopolios del sector.

No se puede desconocer la realidad (que el gobierno concientemente niega y oculta), de que se ha generado una verdadera rebelión en el campo, con centenares de cortes de ruta, movilizaciones, y virtuales puebladas, todas llevadas adelante por los pequeños productores.

La salida, que el gobierno se niega a discutir, porque desnudaría su discurso de meter a todos en la misma bolsa, es una política de apoyo a los pequeños productores del agro, al pequeño ganadero y al pequeño tambero. Tienen que existir retenciones diferenciadas, incrementándolas para los grandes y eliminándolas para los pequeños. Si existen precios máximos, estos deben ser para los invernadores, feed lots, frigoríficos, grandes empresas lácteas, ceraleras y monopolios del complejo sojero, no para el pequeño tambero o criador de ganado. Por el contrario, para ellos debe haber precio sostén para granos, carne y leche, recreando las desaparecidas Juntas Nacionales de Granos y Carne. Tiene que lanzarse un plan de desarrollo ganadero para el pequeño productor, incentivando la cría para aumentar el número de vientres. Debe haber subsidios para la pequeña producción lechera, como existen en el mundo desarrollado.

Pero todo esto no existe. Y por eso esta protesta es un espejo de algo que venimos denunciando en estas columnas: el supuesto ‘modelo económico’ del gobierno es para unos pocos monopolios, que cada vez concentran más, y así como no favorece a los trabajadores, tampoco lo hace al pequeño productor agropecuario. Su futuro dependerá de su capacidad de tender lazos con las reivindicaciones de la clase trabajadora y de su diferenciación de los planteos reaccionarios de la Sociedad Rural. Sólo así podrá torcerle el brazo a un gobierno que quiere meter a todos en la misma bolsa.

José Castillo es economista. Profesor de Economía Política y Sociología Política en la UBA. Miembro del EDI (Economistas de Izquierda

* La Jornada
* http://www.argenpress.info/nota.asp?num=053553&Parte=0

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Guillermo Almeyra: El camino y la meta

Por supuesto, al emprender un camino la meta en parte está implícita ya que, al menos, el caminante conoce el rumbo general que desea seguir. Lo que quiero decir, por consiguiente, es simplemente que el pragmatismo, la indefinición y la brumosidad teórica, el “caminemos y después veamos” sin tener una meta clara y definida, no sólo pueden hacer que el camino sea mucho más tortuoso y accidentado y muchísimo más largo, sino que también hacen correr el riesgo de que el mismo se pierda en algún pantanal histórico. En efecto, el pasado nos enseña que muchos de los primeros fascistas italianos deseaban acabar con el capitalismo y terminaron integrando el régimen corporativo del Duce, y que los obreros peronistas, objetivamente revolucionarios y que creían “combatir al capital”, acabaron siguiendo una dirección que fue el principal sostén del conservadurismo en Argentina. Por eso es importante una meta definida, clara para todos.

En el proceso bolivariano en Venezuela, por ejemplo, se da como objetivo final el socialismo (sin definir mucho qué quiere significar ese concepto, en qué se diferencia de los llamados socialismos anteriores o contemporáneos y con cuáles herramientas sociales habría que “construirlo”, noción que indica un constructor que tiene ya los planos del futuro y la técnica para hacerlo posible, y que debe, sin embargo, realizar aún un proceso político relativamente largo con los tampoco definidos peones de la obra).

Pero ¿cuál es, en cambio, la meta de los movimientos sociales bolivianos? ¿Edificar un nuevo modelo socioeconómico, el llamado capitalismo andino, mezclando las comunidades y los ayllus y markas con las pymes nacionales, cuando a lo que asistimos es a una aguda lucha de clases disfrazada de lucha étnica que libran la vieja Rosca y la oligarquía terrateniente unida a las trasnacionales y al capital financiero internacional, por una parte, y los campesinos, las comunidades indígenas, los pobres rurales sin tierra, los artesanos, los obreros, las clases medias pobres, indígenas y mestizas, por la otra?

En el enfrentamiento boliviano se mezclan la revolución descolonizadora (por la igualdad étnica y cultural de todos los pueblos), la revolución democrática (por la reconstrucción del Estado nacional criollo, reorganizando sus bases culturales y étnicas y el territorio político de Bolivia) y una revolución social rampante que enfrenta la contrarrevolución capitalista, esclavista, racista apoyada por el capital internacional y por el imperialismo. Por lo tanto, están por conquistar objetivos democráticos propios del capitalismo (construir un mercado interno, asegurar un Estado de derecho, imponer una redistribución equitativa de la riqueza nacional, hacer una revolución agraria que dé tierras a los sin tierra y medios de vida a los sin trabajo, destruir el racismo). Pero los mismos sólo podrán ser alcanzados si se aplasta, con los movimientos sociales, a las fuerzas de la reacción y se impone un regionalismo sí, pero que esté basado en las autonomías comunitarias y municipales confederadas nacionalmente para realizar un plan común de desarrollo humano y económico. O sea, si se deja atrás el marco del capitalismo, que no es un objetivo a alcanzar sino algo que hay que superar. En vez de capitalismo andino se debería, pues, pensar en un socialismo andino que recupere los elementos de cultura y de organización no capitalistas y haga hincapié en el papel autónomo y descentralizado de los movimientos sociales, en su dependencia de las asambleas, en su no dependencia de las instituciones y partidos y en su funcionamiento no como informe multitud sino como partido sui generis, multiforme y disciplinado desde abajo, desde las bases.

¿Qué meta tiene también el movimiento social en México? ¿Aplicar un programa nacionalista y democrático que el nacionalismo revolucionario del Estado nacido de la Revolución de 1910 no supo hacer triunfar? ¿O partir de la defensa de la separación entre la Iglesia y el Estado, de la defensa de los derechos constitucionales pisoteados, de la defensa intransigente de Pemex, la electricidad, la enseñanza pública, las libertades individuales para derrotar la alianza entre los terratenientes y el gran capital nacional y extranjero e imponer un gobierno democrático, popular, orientado hacia el socialismo y basado sobre las movilizaciones populares? ¿Y qué deben esperar los asalariados argentinos? ¿La acción paternalista del aparato estatal, la utópica solución desde arriba de todos los problemas sociales, económicos, ambientales, culturales? ¿La sumisión a los planes del capital internacional y a las leyes del mercado oponiéndoles algunas movilizaciones para moderarlos o frenarlos? ¿No es posible acaso construir un frente –ni kirchnerista ni gorila antikirchnerista– sobre la base de un plan antimperialista, obrero, con orientación democrática y socialista y con independencia del Estado capitalista? ¿No es posible que ese frente apoye las medidas gubernamentales que favorecen la independencia nacional y el desarrollo del mercado interno y, al mismo tiempo, tome distancias del decisionismo verticalista y de la corrupción que imperan en el aparato estatal, asumiendo, entre otras, la misión de enseñar democracia y elementos de socialismo a amplios sectores de los trabajadores? ¿No es posible pensar más allá de lo inmediato, construir conscientemente, en la medida de lo posible, el futuro no capitalista de nuestros pueblos, llámese éste socialista o como quiera llamarse?

* La Jornada
* http://www.jornada.unam.mx/2008/03/23/index.php?section=politica&article=016a1pol

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APE: El futuro es el socialismo

‘Alerta, alerta que caminan, los chicos organizados por América Latina’, cantaban en medio de un calor pesado, decenas y decenas de pibas y pibes venidos de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba hasta la ciudad que parió la bandera, los estallidos del ´69 y aquella figura rebelde que este año cumplirá ochenta, Ernesto ‘Che’ Guevara. Fue en Rosario, en una luminosa tarde que el trencito de la vida, los cabezudos, los títeres del compañero tucumano que siempre emociona con la historia de su viejo y los zafreros que se reunían a ver muñecos en los costados de las montañas, los redoblantes de la comparsa ‘Todo por un sueño’ y casi un millar de personas gritaron bien fuerte: ‘El hambre es un crimen. Ni un pibe menos en la Argentina’.

Desde Villa Constitución, la asociación Engranajes junto a la Juanito Laguna, de Santa Fe, y las de Capitán Bermúdez, militantes sociales, corazones palpitantes y en carne viva, decoraron el local del supermercado recuperado por sus trabajadores, ahora llamado La Toma, en pleno centro de la ex ciudad obrera ahora devenida en territorio donde circula el dinero derivado de la orgía de la soja.

-Vamos a hacer marchas hasta que no haya más hambre en la Argentina -dijo una nena de luminosos ojitos marrones a manera de prólogo.

Brenda, de Villa Constitución, balbuceó que quería que ‘todos los chicos tuvieran zapatillas y pantalones’, mientras una piba de los Pueblos Originarios radicados en Rosario, dijo que no es posible que ‘a los gobiernos se les tenga que mendigar para tener vivienda y educación. No puede ser que nos den droga en lugar de un futuro digno’, remarcó con claridad, contundencia y ternura invicta.

Después llegó el turno de Víctor De Gennaro, secretario de Relaciones Institucionales de la Central de Trabajadores Argentinos, que sostuvo que ‘frente a este gobierno enemigo es necesario construir una nueva marcha que recoja la experiencia de las anteriores. Porque yo tuve la suerte de aprender de estos chicos que fueron capaces de transformarse a sí mismos, que se puede cambiar, que se debe cambiar. Hoy empieza el camino hacia la victoria. Nuestro pueblo está para más y es necesario juntarnos’, sostuvo el referente social y político.

A renglón siguiente, habló el poeta militante, Alberto Morlachetti: ‘¿Cuál de los queridos pedacitos de Rodolfo Walsh o Agustín Tosco hablaba de capitalismo? ¿Qué tipo de amnesia globalizada sufrimos los argentinos? En los años setenta se hablaba de socialismo, no de capitalismo con rostro humano. Y eso es lo que habrá que reverdecer para que los chicos que tienen textura de futuro realmente lo sean. Socialismo para la liberación’, remarcó Alberto con una pasión desbordante y contagiante.

Prometió que ‘la que viene será la última Marcha de los Chicos del Pueblo. Porque vamos a llegar hasta la Plaza de Mayo y no nos vamos a ir hasta que efectivamente deje de haber chicos que se mueren de hambre en la Argentina. Porque un solo chico que se muere de hambre en la Argentina es ya un genocidio’, sostuvo en medio de aplausos y redoblantes esgrimidos con la singular habilidad de las manos pibas de los chicos que lucían sus pecheras con orgullo, aquellas de la leyenda ‘El hambre es un crimen’.

Vinieron los saludos de las Madres de Plaza de Mayo de Rosario y Santa Fe. Habló la querida e infaltable Queca Kofman que sostuvo sentir ‘alegría por estos chicos y bronca frente a la indiferencia de los gobiernos. Pero que el futuro será otro a partir de este seis de marzo’, indicó la maestra de ojos azules.

Eduardo Delmonte, de la Corriente Clasista Combativa, reivindicó la experiencia de 2001, ‘algo que no está cerrado y que seguramente hará que el futuro sea distinto cuando los de abajo estén arriba’.

Por su parte, Carlos Chile, del Movimiento Territorial Liberación, expresó que se sentía victorioso. ‘Hay que ser muy revolucionario para estar con cuarenta pibes en los comedores todos los días, dar respuestas a esas urgencias; hay que ser revolucionario para dar caricias y abrazar a esos chicos. Entonces veo que aquí hay tantos y tantos revolucionarios que me digo: somos invencibles’, dijo con emoción y profunda simpleza.

Héctor Quagliaro, histórico dirigente de la Asociación de Trabajadores del Estado, reverberó su primera experiencia en Tucumán cuando vio a pibas y pibes comiendo tierra. Y terminó diciendo, al uso de Arturo Jauretche en su poema del Paso de Los Libres que ‘es pa todos el invierno o es pa todos la cobija’.

Por último, Pedro Peretti, de la Federación Agraria Argentina, indicó que ‘sin reforma agraria no habrá futuro para los pibes en la Argentina y que este es uno de los temas tabúes en el país’.

De esta manera, con mucho calor y mucha pasión, entre banderas multicolores y canciones de pibes del barrio Ludueña, donde viviera Pocho Lepratti, el ángel de la bicicleta al que le cantara León Gieco, terminó el acto del lanzamiento de la campaña nacional ‘El hambre es un crimen’. Una vez más, desde Rosario y hasta cada rinconcito del país, otro Cielo fue parido por la ternura rebelde de las Chicas y Chicos del Pueblo.

* Argenpress
* http://www.argenpress.info/nota.asp?num=052866&Parte=0

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Juan Carlos Cena: Colapsó el transporte nacional

Cromañón es sinónimo de dolor y muerte. En enero del 2005 anunciaba que se iba a producir un Cromañon ferroviario.

Por ese entonces manifestaba: No es un presagio, sino una certeza. Debemos estar atentos, alertas, despiertos, sin espantarnos, reconociendo que estamos bajo la influencia del planeta Cromañon que irradia muerte. En un artículo titulado ¡Alerta! Se viene el Cromañón ferroviario (16-1-05 en la Agencia Argenpress y otros medios)

Hoy digo que el Cromañón se produce, todos los días, en rutas, calles, vías férreas y en el aéreo, donde están involucrados todos los medios del transporte nacional.

Hoy se manifestó en un paso a nivel, que dejó como saldo fatídico 18 muertos y sesenta y cuatro heridos, algunos de gravedad, (información hasta las 18 horas del 9 de marzo del 2008)

Pero que importa este accidente si el lucro es más fuerte, como en Cromañón, donde no hay seguridad ni puertas de salida de emergencia. En el lucro no hay puertas de salida de emergencia, ni prevenciones y más si los que viajan son trabajadores, empleados, estudiantes. Las muertes no importan. Las muertes de los argentinos, y más, si son jóvenes no interesan y si son morochos, ni que hablar.

El accidente de hoy, no es pura casualidad o apareció de repente la fatalidad. La casualidad o la fatalidad no son ni pueden ser otra cosa que el efecto de un hecho desconocido, pero este suceso ocurrido en esta madrugada, del día domingo 9 de marzo, no es producto de la casualidad, sino de las causalidades que devienen del colapso del Sistema Nacional de Transporte. Causalidades en la que hay responsables con nombres y apellidos, comprometidos directos por estas siniestralidades. Son causalidades perversas. Son causalidades producidas por decisiones políticas que tienen más que ver con el lucro que con el bienestar social del pueblo.

El gobierno y medios de comunicación

Desde los atriles, pupitres, medios de comunicación masiva, con sus periodistas afines a la multiplicación de la mentira se ha tratado de enturbiar la realidad. Se ha aplaudido la Ley Nacional de Seguridad Vial, que son sólo normas de comportamiento. Pero no se ha anunciado un verdadero plan vial integrado donde estén contempladas las obras públicas ampliatorias de la red de carreteras. No se ha tenido en cuenta la producción de la Industria del Transporte Automotor, la saturación que produce esa producción anárquica en las rutas y accesos de entrada y salida de las ciudades, que ocasiona una multiplicación geométrica los siniestros.

Los medios de comunicación cómplices, con sus raras excepcionalidades, callan o aparentan ignorar cuando hablan de accidentes, la importancia del ferrocarril y su ausencia, y que si estuviera presente ¿cuántos accidentes dejarían de ocurrir? Nada importa, sólo el lucro.

Siniestros viales

Hasta septiembre del año 2007 hubo aproximadamente 12.696 siniestros viales graves que ocasionaron 8.172 víctimas fatales y 28.196 heridos graves en accidentes viales dentro del ámbito de la República Argentina, representado un incremento del alrededor el 30 por ciento respecto al año pasado.

El ombudsman Eduardo Mondino señaló que ‘Argentina ha dejado de ser un país con accidentes para pasar a ser un país con siniestros, por lo que debemos referirnos a la existencia de una verdadera endemia social. Como estos siniestros son el resultado de una sumatoria de factores predeterminados y evitables, se advierte la necesidad de una política de Estado para prevenirlos’.

Entre otras cuestiones, deben atribuirse responsabilidades correctamente: ‘A una sociedad anómica se suma un Estado ausente o, en el mejor de los casos, con acciones meramente espasmódicas y por lo general superficiales’.

Durante 2006 se produjeron, por siniestros viales ocurridos en todo el país, 7.557 víctimas fatales. Debe llamarnos la atención el incremento de siniestros viales que generaron lesiones o muertes en los últimos 8 años: en 1999 hubo 74.547 siniestros y en 2006 llegaron a 126.016 los siniestros. Las pérdidas económicas estimadas por siniestros viales alcanzaron los 1.000 millones de pesos entre julio de 2006 y julio de 2007.

Eduardo Mondino enfatizó que ¨la desarticulación de la red ferroviaria nacional y las pésimas condiciones de los servicios ferroviarios existentes han causado un inusitado crecimiento del tránsito vehicular a motor ‘para el cual Argentina no está preparada ni en su infraestructura ni en lo relativo a su desarrollo normativo¨.

La misma organización Luchemos por la Vida, lleva un recuento de la cantidad de muertos a partir de las estadísticas oficiales. Si bien son cifras provisorias, no dejan de ser espeluznantes cuando habla del país de los siniestros y no de los accidentes. La cifra de 8.014 personas fallecidas en el 2007 implica un promedio de unas 668 víctimas por mes y un promedio de 22 muertes por día. Comparado con el año anterior, hubo 547 muertos más.

Estas apreciaciones corresponderían al transporte automotor en general, pero no mencionan que una de las causales es la ausencia del ferrocarril. Con respecto a lo territorial, el Ombudsman Eduardo Mondino sí señala como nosotros y con fuerza, la catastrófica ausencia del ferrocarril por toda la geografía nacional. Esa retirada, trajo consigo que el ferrocarril dejaba de ser un elemento integrador y vertebrador de las economías regionales, comunicación y cultura, privación grave que ha generado una despoblación nacional, cuestión graficada en casi 870 pueblos fantasmas.

Siniestros ferroviarios

Por otro lado, verificamos a través de estudios basados en la experiencia de la accidentología del transporte ferroviario, que estas investigaciones nos marcan la tendencia del crecimiento de los siniestros ferroviarios, tanto en los trenes suburbanos de pasajeros concesionados, como de carga por falta de mantenimiento preventivo integral, a pesar de los abultados subsidios otorgados a los primeros y los no pagos de cánones de las concesionarias de trenes cargueros.

Debemos señalar que las infraestructuras ferroviarias y viales son cada día más obsoletas, no hay mejoras, cuestión que encarece fletes, pasajes de corta, media y larga distancia, a pesar de los abultados beneficios que les otorga el gobierno nacional.

Los accidentes de trenes dejan 1,5 muertes por día. La cantidad de personas arrolladas por trenes totalizaron 1.591 entre 2003 y 2005, lo que representa un promedio de un caso y medio de muertes por día, sólo en los ferrocarriles del área metropolitana (Gran Buenos Aires), concluyó un informe de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo (SRT), que alertó que ‘estos hechos resultan traumáticos para los trabajadores ferroviarios’.

De acuerdo al análisis, existen ‘signos que se manifiestan y que se vinculan con el Trastorno de Estrés Postraumático en maquinistas de trenes que han participado en arrollamientos de personas y vehículos’.

La muestra sobre la cual trabajaron los investigadores de la SRT estuvo compuesta por 201 trabajadores maquinistas, de los cuales el 47 por ciento son conductores de Diesel; 27 son ayudantes; y 26 son de trenes eléctricos.

Según la información provista por los encuestados, el promedio de edad es de 42 años y el promedio de antigüedad en el trabajo es de 18 años. Todos los entrevistados participaron en al menos un arrollamiento. Antes los maquinistas o conductores trabajaban 8 horas como máximo, luego eran relevados. A la flexibilización laboral hay que sumarle el abuso patronal más la complicidad sindical, que trae como consecuencia el Trastorno de Estrés Postraumático. Todo esto se oculta. Las estadísticas mienten y la mentira se enseñorea.

Los sindicatos

El espectro gremial, en forma integral ya sean gremios ferroviarios o del transporte automotor, se ha sumido en un profundo silencio. Ya sean comisiones directivas, ejecutivas, de reclamos, cuerpos de delegados, igualmente son responsables de los silencios.

En el caso del accidente que nos ocupa, desde los medios de comunicación, o de los órganos oficiales, en este caso del gobernador de la provincia de Buenos, en forma imprudente han optado por buscar y encontrar un culpable: el chofer del colectivo. Toda la condena a él. A la hoguera con el hereje. Y su sindicato calla. El gobernador hipócritamente compungido eludió su propia responsabilidad.

Debo preguntarme ¿Cuántas horas trabaja un chofer de larga distancia? ¿Qué responsabilidad tiene la empresa por los aprietes y la corrupción generada a través de las horas extras? Estas son una dádiva que debe aceptar el trabajador porque peligra su situación laboral y porque está necesitado. Sabe, además, que nadie lo protege, ni la ley, ni el Ministerio de Trabajo, ni su sindicato. Es un trabajador desamparado. Que sí, que le caben responsabilidades, pero no la demonización por su error. El agotamiento, y está probado, hace cometer errores graves al final de su jornada. En ese lapso ocurren los accidentes más graves.

El Sistema Nacional de transporte está colapsado, los chóferes, maquinistas son súper explotados. No han un Plan Nacional de Transporte, ni una ley del transporte. Porque no hay un proyecto de Nación. Sólo anuncios ya dichos en otras oportunidades. El proyecto del tren bala a punto de naufragar, no por un razonamiento racional del Poder Ejecutivo, sino porque los banqueros no están dispuestos a otorgar un crédito blando para ese emprendimiento faraónico. Que contrariedad. A pesar de haber tocado la campanita en Wall Street y de haber cantado loas al capitalismo en la Universidad de Columbia, esto lo hizo la actual presidenta, le niegan el crédito.

Volviendo al accidente… las muertes no tienen remedio, sobre sus seres queridos sobreviene el dolor y el pedido de justicia.

Desde los estamentos oficiales en convivencia y connivencia con los empresarios del transporte automotor, entregarán a las fauces del león, como en el circo romano, a los conductores. Los maquinistas del tren soportarán el estrés postraumático y se sumarán a la larga lista de maquinistas que sufren un accidente como este.

En cuanto a los medios de comunicación, ignorantes, sin conocimiento real del tema, sin elementos contundentes, volverán a repetir las mismas barbaridades que se escucharon en el día de la fecha… fustigando y buscando solamente en los conductores y la falla humana a los responsables.

Simplemente porque estos medios de comunicación con estas empresas tienen intereses económicos en común.

Los sindicatos, con el simple aumento de salarios, se complacen… lo que les pase a los trabajadores, sus reivindicaciones, los derechos y todo lo digno de la vida laboral ha quedado en el recuerdo de otros tiempos históricos, cuando el movimiento obrero argentino, peleaba, luchaba, ganaba y era derrotado, pero dignamente.

Simplemente, todo esto provoca un profundo dolor… callarse es acordar… dicen los hermanos mexicanos: más vale el grito del amigo que el silencio del enemigo.

* Argenpress
* http://www.argenpress.info/nota.asp?num=052818&Parte=0

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