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Alberto Pinzón Sánchez: Israel, Egipto y Colombia

Los ejércitos de estos tres estratégicos países, en su respectivo orden, son los más grandes beneficiados de la inversión militar exterior del gobierno de los Estados Unidos, y esta sobre-determinación obliga a que cualquier análisis del desenvolvimiento dialéctico de sus contradicciones internas, tenga que ser leído o interpretado, siempre, en clave geo-estratégica: Lo externo se ha sobreimpuesto en estos países al desarrollo de lo interno. Ya no es posible entender el complejo problema geoestratégico del Estado Israelí en el cercano Oriente, sin la presencia del complejo militar- Industrial y financiero de los Estados Unidos, en donde juega un papel fundamental el llamado “Lobby Judío de New York”.

Y si no se utiliza la clave geoestratégica, tampoco es entendible lo que está pasando en Egipto, en donde tres fuerzas al cual más reaccionarias y sanguinarias se están disputando a muerte la llamada revolución egipcia: 1-El ejército egipcio construido con esmero durante décadas por el US Army, 2- La Hermandad Musulmana y 3- El liberalismo laico pro- Yanki.

¿Por qué habría de ser Colombia una excepción, cuando el Gobierno de los Estados Unidos ha invertido más tiempo y talvez más dinero que en Egipto, en el entrenamiento, sostenimiento y puesta en marcha de la pavorosa máquina militar de 500 mil hombres armados que se llaman Fuerzas militares de Colombia?

Si no se tiene la clave geo-estratégica, no es posible entender por ejemplo el golpe arrasador que el Presidente JM Santos dio a la cúpula militar colombiana el 13.08 2012, ante la presencia directa en Bogotá del Vicepresidente de los Estados Unidos, John Kerry.

Presencia efectiva y todo poderosa, que hizo imposible que el chafarote y energúmeno Mantilla, con su segundón León Riaño (además de los otros héroes de la patria que salieron como perros por la puerta de atrás) reaccionaran dándole un golpe militar a JM Santos, tal como lo venían preparando con asesoría de Uribe Vélez, para destruir el proceso de paz que se adelanta en la Habana.

Como se dice en castellano colombiano: Si Kerry no hubiera estado ese día en Bogotá, otro gallo hubiera cantado en ese gallinero. Pero estaba allí para dar todo el apoyo político y militar necesario a su cliente JM Santos y eso, es lo que importa. Las Fuerzas militares no se dividieron, ni se convirtieran en el “árbitro” de la riña entre los antiguos socios Uribe Vélez y JM Santos. Ascendieron sustitutos sumisos a Santos cuyos nombres fueron dados por los asesores militares norteamericanos que conocen bien a sus pares colombianos; la guerra contrainsurgente contra el “enemigo interno comunista” continúa con sus 9 bases norteamericanas que controlan y amenazan toda la Región Andino amazónica y, se prepara una exhibición de colmillos a la “expansionista y chavista Nicaragua” para que no se le vaya ocurrir darle entrada en sus aguas del Caribe a los chinos de la RP China. Lo dicho: la geo-estrategia externa ha decidido la situación interna colombiana a favor de JM Santos y su posible reeleción. Uribe ha sido mutilado de una buena parte de su brazo armado legal.

Pero como siempre hay un pero, otros elementos han entrado en juego. Me refiero primero, a la inercia de los sumisos militares “ascendidos” quienes siguen con su gastado plan llamado ridículamente “ Espada de Honor”, consistente en No dar combate terrestre como en Arauca donde les eliminaron toda una fuerza, sino en matar individualmente por vía aérea, algunos descuidados jefes de escuadra o de columnas guerrilleras (que inmediatamente son remplazados) dizque como mecanismo mediático para debilitar a las organizaciones guerrillas y obligarlas a firmar su rendición en la Habana; cuando de sobra saben que lo que ellos llaman en su argot militar ”la recomposición de las guerrillas” radica en su volcamiento total y unitario hacia la política y hacia la lucha de masas plena.

Entonces, como un disco rayado que ya le hemos escuchado durante una década, el nuevo comandante del ejército colombiano Juan Pablo Rodríguez, desde el periódico de la familia Santos el Tiempo (17.08.2013) nos repite lo mismo que dijeron Padilla de León, Mantilla , Navas y el propio presidente Santos cuando era ministro de defensa de Uribe Vélez:: “La Paz es la victoria”(1) . Así. A secas.

Claro que la paz es la victoria, pero no del ejército colombiano y su guerra contrainsurgente de baja intensidad fracasada, como sus cúpulas dicen. Tampoco es victoria militar de las guerrillas. La paz es la victoria de la gente del común o Pueblo trabajador, quien mediante su movilización cada día más consiente, unitaria y masiva (este es el segundo elemento en jugo) está imponiéndole a la oligarquía Consular colombiana su consigna de Paz con Justicia Social y Soberanía, es decir una verdadera Solución Política al conflicto social armado, que JM Santos ayudado por el inquisidor Ordoñez, el Fiscal Montealegre y algunas Ong oficiales como las que ayudaron a redactar el Informe “Basta Ya”, están pretendiendo transformar en una Solución Jurídica, la que para más geoestrategia, quieren hacer depender de la justicia estadounidense.

Esperemos que se convenzan, después de analizar en clave geoestratégica el para agrario y popular que hoy 19 de agosto, se está llevando a cabo por toda la geografía colombiana.

 

Publicado en Argenpress

Link Original: http://www.argenpress.info/2013/08/israel-egipto-y-colombia.html

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Alberto Mazor: ¿Europa o Micronesia?

Dentro de muy poco tiempo – bastante más corto del que ellos se imaginaban – los habitantes de los asentamientos judíos en los territorios militarmente ocupados de Cisjordania regresarán a la patria. En otras palabras, al lugar donde finalmente se sentirán en casa.

Será un país hecho según su visión. Un lugar donde la Halajá es la ley, los rabinos sus jueces y los policías sus sirvientes. Un Estado judío propio. Ya no necesitarán el disfraz de «redentores» de la tierra, de «renovadores» de la empresa sionista o de« guardianes» de las fronteras ante posibles amenazas invasoras. Ellos habrán de completar la conquista de Israel.

Por lo tanto, debemos ponernos de pie y quitarnos el sombrero ante esa minoría exiliada que reside en rocosas colinas y en «precarias» viviendas de 200 m2 subvencionadas por nuestros impuestos – mientras jóvenes de todo el país vuelven a manifiestase en las calles para poder alquilar departamentos a precios accesibles -, y que desde su lugar de exilio supo inclinar a todos los gobiernos de Israel desde 1973 a su voluntad, dándole su imagen, determinando sus leyes, sus presupuestos, su política exterior, y restringiendo fundamentalmente la capacidad de acción de sus ciudadanos con el alambre de púas de su fanatismo.

Las reacciones gubernamentales a la reciente decisión de la Unión Europea respecto a los asentamientos, demuestran que Israel sigue avanzando con paso firme hacia un Estado donde la minoría ejerce el control sobre la mayoría, requisito esencial para moverse al ritmo de un grupo dominante y poderoso. Un grupo cuyos miembros pretenden que sus delirantes valores sean considerados como ejes centrales. Un grupo encargado de darle a la nación entera la imagen de un nuevo becerro de oro al cual sirven como sacerdotes.

¿En qué otro país democrático del mundo una minoría del 5% sería capaz de determinar el estilo de vida de 8 millones de ciudadanos?

Los hechos decisivos que llevaron al establecimiento de su idea de Estado pueden rastrearse a lo largo de 40 años de pretextos y excusas. Algunos de ellos aún perviven arrinconados entre el polvo y el olvido, como esas huellas que guían la curiosidad de los arqueólogos políticos; otros aún están frescos y relucientes, tales como la ley del boicot, la ley de la Nakba, la ley de lealtad o el reciente proyecto ley de anexión de Cisjordania presentado al Parlamento, y ya se convirtieron en hábito y norma de conducta, como si a priori no existiera otra vida posible. ¿Qué pusieron en el agua que bebemos en los países de Oriente Medio en los últimos años? ¿También la democracia israelí se está convirtiendo en una «primavera pasajera»?

La mesiánica misión de los asentamientos supo camuflarse diestramente. «Sólo algunas horas más de oración en la Cueva de los Patriarcas», nos decían. «Sólo déjenos limpiar el sitio de la sinagoga en Hebrón; sólo un pequeño y acogedor barrio en Kiryat Arba; sólo un leve aumento en la población que incluya el crecimiento natural; sólo una carretera privada de acceso». Y así, como en un ejercicio militar, el «enemigo» – gobiernos, parlamentarios de centro-izquierda, movimientos por la paz – terminó comprando todos esos cuentos como si se trataran del verdadero plan.

En apariencia, lo único que le interesaba a su dirigencia era «solamente» aumentar su número de «colonos» y el tamaño del área destinada a ellos. Así fue como se las arreglaron para convencer a sus opositores, haciéndolos cautivos de esa creencia, de que la disputa era trivial y que la discusión giraba sólo en torno a la cantidad de viviendas. Porque mientras el eje del asunto fuera la construcción, nadie prestaría atención a la verdadera ocupación que estaban planeando: la conquista total del Estado de Israel.

Ahora ya no les importa quitarse el disfraz. Unas casas más o menos en Ofrá, Elón Moré o Kfar Tapuaj ya no son importantes. De cualquier forma se van a construir. Lo que interesa actualmente es hacer de esa «diáspora israelí» que reside dentro de los límites de la Línea Verde, la patria toda; liberar la nación de los arrogantes intrusos que aún permanecemos en ella. Israel con las fronteras de 1967 debe convertirse en «nuestro Estado satélite».

Hace muchos años atrás podíamos imaginar la respuesta de la gran mayoría de los israelíes si la diáspora judía hubiese pretendido decirle al Gobierno hebreo cómo actuar, qué política seguir y cuáles valores adoptar. Pero los judíos del mundo no se atrevían a inmiscuirse en tales asuntos. En cambio, sentían orgullo de los héroes encargados de la defensa del «único Estado netamente judío y democrático».

Desgraciadamente, los valores de ese Estado ya no se corresponden con los de aquel judaísmo; el sueño de sus pioneros dejó de ser su sueño. De modo que la vieja diáspora judía dio paso a otra nueva: militar y despótica, la que dicta desde no muy lejos, apenas unos pocos kilómetros, pero desde el fondo del abismo, el nuevo orden de prioridades del Estado de Israel.

Esos son los valores que se importan a Israel desde los territorios ocupados, quienes considerados ilegales por toda la comunidad Internacional, reciben el amparo de nuevas leyes. Porque en los asentamientos no importan las resoluciones de la Unión Europea o las del Gobierno de EE.UU, ni siquiera las del Ejecutivo israelí – cualquiera sea – o las de la Corte Suprema hebrea. Tampoco cualquier ley de fidelidad tiene allí relevancia. Somos nosotros, siete millones y medio de ciudadanos israelíes, quienes estamos obligados a jurar lealtad a sus habitantes y no al revés.

En Israel, en estos días, se está respondiendo al verdadero interrogante de los habitantes de los asentamientos: ¿Europa o Micronesia? Y, si es necesario, suicidarse también por su causa.

Tishá be’Av – que conmemoramos ayer – nos recuerda que no sería la primera vez, y que conviene aprender del resultado de las anteriores.

 

Publicado en Israel en Linea

Link original: http://www.israelenlinea.com/magazine-de-semana/articulos/editorial/1689-ipatria-o-muerte.html

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Eduardo Galeano: Operación Plomo Impune

Para justificarse, el terrorismo de estado fabrica terroristas: siembra odio y cosecha coartadas. Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos.

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Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes. Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente las elecciones en el año 2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador. Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La democracia es un lujo que no todos merecen.

***

Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamas, acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían sido palestinas y que la ocupación israelita usurpó. Y la desesperación, a la orilla de la locura suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina.

Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa.

Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa.

No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen. La devoración se justifica por los títulos de propiedad que la Biblia otorgó, por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió, y por el pánico que generan los palestinos al acecho.

***

 

Israel es el país que jamás cumple las recomendaciones ni las resoluciones de las Naciones Unidas, el que nunca acata las sentencias de los tribunales internacionales, el que se burla de las leyes internacionales, y es también el único país que ha legalizado la tortura de prisioneros.

¿Quién le regaló el derecho de negar todos los derechos? ¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza? El gobierno español no hubiera podido bombardear impunemente al País Vasco para acabar con ETA, ni el gobierno británico hubiera podido arrasar Irlanda para liquidar a IRA. ¿Acaso la tragedia del Holocausto implica una póliza de eterna impunidad? ¿O esa luz verde proviene de la potencia mandamás que tiene en Israel al más incondicional de sus vasallos?

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El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quien mata. No mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras imperiales. En Gaza, de cada diez daños colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando exitosamente en esta operación de limpieza étnica.

Y como siempre, siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada cien palestinos muertos, un israelí.

Gente peligrosa, advierte el otro bombardeo, a cargo de los medios masivos de manipulación, que nos invitan a creer que una vida israelí vale tanto como cien vidas palestinas. Y esos medios también nos invitan a creer que son humanitarias las doscientas bombas atómicas de Israel, y que una potencia nuclear llamada Irán fue la que aniquiló Hiroshima y Nagasaki.

***

La llamada comunidad internacional , ¿existe?

¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que los Estados Unidos se ponen cuando hacen teatro?

Ante la tragedia de Gaza, la hipocresía mundial se luce una vez más. Como siempre, la indiferencia, los discursos vacíos, las declaraciones huecas, las declamaciones altisonantes, las posturas ambiguas, rinden tributo a la sagrada impunidad.

Ante la tragedia de Gaza, los países árabes se lavan las manos. Como siempre. Y como siempre, los países europeos se frotan las manos.

La vieja Europa, tan capaz de belleza y de perversidad, derrama alguna que otra lágrima, mientras secretamente celebra esta jugada maestra. Porque la cacería de judíos fue siempre una costumbre europea, pero desde hace medio siglo esa deuda histórica está siendo cobrada a los palestinos, que también son semitas y que nunca fueron, ni son, antisemitas. Ellos están pagando, en sangre contante y sonante, una cuenta ajena.

(Este artículo está dedicado a mis
amigos judíos asesinados por las
dictaduras latinoamericanas que
Israel asesoró)

 

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Julio Morejón: Israel: Una ideología en harapos o trampas de Benjamín

Israel se estremeció cuando a principios de mes casi medio millón de manifestantes se concentraron en diversas ciudades para exigir al gobierno del bloque Likud, de Benjamín Netanyahu, cambios económicos y sociales.

 

Ese país -tenido como uno de los más estables del Oriente Medio, pese a su cariz guerrerista- ha sufrido en ocasiones convulsiones internas que lo colocaron al borde de la crisis, como resultó cuando las guerrillas del Hizbalá derrotaron a sus tropas en la pasada guerra de Líbano.
Tal suceso repercutió negativamente en la élite político-militar israelí, que percibió el revés como el resquebrajamiento de su poderío subregional y que podía afectar su abigarrada concepción de la seguridad, especialmente antiárabe.
Sin embargo, el actual conflicto social no parece relacionarse en forma directa con el “enemigo tradicional”, sino que es la expresión pública de un proceso que denota las inconsistencias de un sistema que trata de preservar dogmas de una ideología política ajena a la contemporaneidad.
Esta vez son los llamados indignados, integrantes de un movimiento nacido en Tel Aviv, que en corto tiempo aglutinó a millares de ciudadanos alrededor de demandas relativas al declive del nivel de vida y contra la incapacidad gubernamental de restablecer paradigmas de beneficios que les salvaguarde de la ortodoxia neoliberal.
La iniciativa tomó forma cuando una joven, Dafni Lif, “plantó una tienda de campaña en un céntrico bulevar de la ciudad tras quedarse sin el apartamento que alquilaba”.
Ese caso fue seguido por otros en similares o en parecidas condiciones, lo que llenó con celeridad la avenida de centenares de cobertizos, una clara manifestación de protesta que continuó escalando cada día.
En julio salieron a la calle 300 mil indignados, sobre todo, para rechazar el alto precio de la vivienda en todo el país.
A principios de este mes se convocó a la llamada marcha del millón, que finalmente sacó a 450 mil personas a las calles israelíes, y se evalúa como la movilización más importante en la historia del Estado.
Según la prensa, tras la demostración en Tel Aviv, la inconformidad “se extendió a otras ciudades y fue el movimiento más amplio de protesta socioeconómica que tuvo como germen la lucha contra los elevados precios de la vivienda, para luego pasar a pronunciarse en contra del incremento del costo de la vida”.
Esa situación lanza por la borda el criterio de que el modelo socioeconómico israelí carece de distorsiones o deformaciones como lo hicieron creer en el imaginario internacional desde los tiempos de su instalación como Estado, en mayo de 1948.
En aquel entonces la célula esencial era el factor colectivo, que posibilitó avanzar en su desarrollo interno y como gendarme de occidente en la estratégica región del Oriente Medio, después la imagen de cooperativa cedió su espacio a la propiedad privada corporativa y luego a la de tipo neoliberal, la cual opera ahora.
Si bien el sueño del Gran Israel persiste como un propósito colonial y se evidencia su apego con la usurpación de tierras árabes, ocupadas durante 1967, cuando la llamada Guerra de los Seis Días, hoy la realidad es una bofetada muchas veces inesperada y difícil de esquivar, y la pretendida fraternidad es historia.
Muchas demandas se centraron en la carestía de la vivienda, cuyos precios en los últimos cinco años aumentaron alrededor de un 30 por ciento, lo que se considera un asunto muy sensible, incluso entre los más escépticos.
Los jefes de la protesta social subrayaron que no hay una decisión oficial de ningún tipo para desarticular sus protestas e insistieron en que cada integrante de la demostración decidiera individualmente sus próximos pasos en las jornadas que se avecinan, que podrían ser convulsas.
Según ellos, los lugares de acampada desde el pasado mes de julio “se convertirán a partir de ahora en puntos de encuentro para foros de debate y asambleas”, lo cual puede devenir testigo crítico o enjuiciar la gestión de la autoridad.
Los recientes sucesos son acciones que fragmentan la imagen unitaria confeccionada por el Estado de Israel; afloran fisuras en la médula política y a eso se adiciona el descrédito moral a la luz del derecho por la apropiación de zonas palestinas para ampliar las colonias en Cisjordania y el bloqueo a la Franja de Gaza.
Todo esto acontece cuando un asunto crucial se debatirá en las Naciones Unidas, la inclusión de Palestina como Estado miembro de esa organización, la cual en 1948 adoptó la Resolución 181 (II) que arrancó a ese territorio de su histórico asiento y lanzó a su pueblo a un peregrinar aún sin concluir.
Algunas fuentes facultadas para conceptualizar el momento por el que transita Tel Aviv dejan claro que ese instante no se debe agotar y plantean la configuración de un liderazgo útil y realista e incluso se refieren a que es positiva una remodelación de la izquierda frente al ultraderechismo del Likud.
En esa línea, la incertidumbre motiva pensar cuál será la nueva jugada de Benjamín Netanyahu ante el escarnio mundial anunciado, cuando la ONU acepte en su seno en octubre a un país ocupado, lo cual se estima respalden unos 160 países.
Sin embargo, no es de extrañar que para capitalizar algunos puntos el primer ministro maniobre con la carta del oportunismo.
Netanyahu podría optar por enmascarar problemas básicos de su administración, los cuales harían estallar al Estado como institución y culpar por ellos, como lo ha hecho antes a la crisis mundial, como al entorno árabe y a sus vecinos palestinos, en fin, todo para restar credibilidad al evento histórico que se aproxima.

Al final, la interrogante que subyace es hasta cuándo Benjamín continuará haciendo trampas.

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Anamaria Ashwell: Israel es también el suelo natal de Amos Oz

Primera Parte

I. Gershom Scholem emigró desde su ciudad natal a Palestina/ Erezt Israel en 1925 y se convirtió en el gran pensador y profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Su hermano Werner, a quien él dedica sus memorias (G.Scholem, From Berlin to Jerusalem:Memories of my Youth, N.York, 1980) permaneció en Berlín y fue asesinado en un campo de concentración, Buchenwald, en 1940. Su amigo W.Benjamin, con quien mantuvo correspondencia (editado en Ed. Taurus, 1987) permaneció también en Berlín hasta 1933, año cuando recluyeron a su hermano en un campo de concentración y el antisemitismo violento le obligó a emigrar “a pesar de ser ciudadano alemán” (como explica él en el currículo que en 1934, por intermediación de B.Brecht, entregó al Comité danés para ayuda a Refugiados). Desde Francia donde buscó refugio, Benjamin intentó escapar a los nazi rumbo a España. Fue detenido en la frontera (Port Bou) y desesperado, entre el 26 y 27 de septiembre de 1940, se quitó la vida. Son éstos casos solo un ejemplo del destino que sufrieron grandes pensadores judíos alemanes y europeos (y de Centroeuropa y Rusia) durante la Shoa: casi todos los mayores pensadores, poetas y artistas de Europa y Centroeuropa como Benjamin (Grunfeld,F, Profetas Malditos:El mundo trágico de Freud,Mahler, Einstein y Kafka; ed Planeta.1987) fueron aniquilados porque casi la totalidad de la judería europea murió. Los judíos que lograron ponerse a salvo lo hicieron de manera casi milagrosa  y mayormente por la intervención de valientes hombres y mujeres, como el poblano Gilberto Bosques, que arriesgando la propia vida crearon los caminos para trasladar a niños, hombres y mujeres lejos de Europa. La cultura de Europa quedó reducida a nada y este es el crimen más horrífico, el que califica todos los crímenes de lesa humanidad, porque los judíos fueron asesinados solo porque eran judíos. En esa larga noche de la Shoa la mayoría de los países occidentales, incluyendo los EEUU (el mismo país que había recibido a unos 2 millones de judíos emigrados entre 1880 y 1917) negaron visados a los que buscaron ponerse a salvo y la cifra del exterminio final es simplemente impronunciable: basta recordar que menos de 50,000 judíos sobrevivieron a los campos de concentración. La orfandad de los sobrevivientes fue también inmediatamente trágica- Paul Celan y Primo Levi terminaron suicidándose- y la tradición acuñó un nombre para ellos: sheerit. Una palabra en hebreo que quiere decir “remanente” o “lo que quedó”. La interminable pesadilla de los sheerit, especialmente los que se dirigieron a Palestina/Israel- “judío vete a Palestina” eran las pintas en las paredes en los barrios de las ciudades de Europa- determinó y determinará la conducta social y política de los que hoy son ciudadanos en esa tierra cenagosa, pedregosa y desértica (como la describe Amos Oz) llamada Israel. Una Historia de Amor y Oscuridad de Oz es la insuperable descripción de los judíos que llegados de Rusia, de Francia, de Alemania, de todos los rincones del mundo (habiendo abandonado todo muchas familias llegaron, sin embargo, cargando bibliotecas) se empeñaron en rehacer sus vidas en Palestina/Israel. Oz, entonces un niño de nueve años, a salvo en Erezt Israel, recuerda las historias de pérdidas, de terror y tristeza de los sheerit y describe el miedo insoportable que se apoderó de él: si lograba vivir y crecer, pensó, se convertiría no en un escritor sino en un libro. Se podían quemar y destruir los libros, razonó el niño, pero algún ejemplar sobreviviría en una biblioteca, en un rincón, olvidado incluso de Dios. La Shoa casi logró silenciar el judaísmo.

En 1947, impulsados por el exterminio nazi y la deportación de cientos de miles judíos que llegaron a Palestina/Eretz Israel como refugiados, concluyó el mandato británico. Una comisión especial de Naciones Unidas determinó que la tierra de palestinos y judíos desde ese momento debía dividirse en dos estados independientes: Jerusalén quedaría como una entidad separada y neutral y bajo administración internacional. Un sueño guajiro- la coexistencia pacífica de dos estados- que los judíos aceptaron- dice Oz a regañadientes- porque el 75% del territorio que le asignaron a Israel era un desierto. El mando árabe- palestino, sin embargo, anunció inmediatamente que no aceptaría esa partición y Azam Pasha, secretario de la Liga Árabe, dijo que “bañarían en sangre cualquier propuesta sionista que intentara erigirse aunque fuese sobre un solo puñado de tierra Palestina”. La votación en la ONU el 29 de Noviembre de 1947 estuvo cargada de presiones, intereses, amenazas, conspiraciones y hasta sobornos pero 33 votos a favor, 13 en contra y 10 abstenciones finalmente crearon Israel. Pero apenas iniciaban las celebraciones de júbilo cuando la violencia empezó la cuenta regresiva de vidas: en la primera semana murieron asesinados veinte judíos y para la segunda doscientos judíos y árabes yacían muertos.¿Porqué saco a relucir esta historia y en este momento de la incursión militar de Israel en la franja palestina de Gaza? Porque si en algo se parecen los judíos a los mexicanos es en el peso que tiene su pasado en la consciencia y en el actuar en su presente. En una entrevista que  Oz dio a la radio pública en EEUU el 7 de enero de 2009, en respuesta a la pregunta: ¿Cree Ud. que la manera como los Israelíes ven este conflicto bélico en Gaza este influenciado por el pasado? Oz, el mayor escritor judío nacido en Israel hace más de sesenta años, co-firmante y con fundador de la organización Paz Ahora en 1978 (con otros grandes escritores y pensadores israelíes) respondió: “Todo esta influenciado por el pasado. Los israelíes viven marcados por el hecho que han sido acosados por décadas. Viven marcados por el calvario histórico del pueblo judío, con el sentimiento que han sido alienados de muchas otras naciones así como de la opinión pública. Esto resulta en cierta testarudez en su actitud: ellos piensan que el mundo los va a criticar de todas maneras, cualquiera sea su comportamiento, por lo que deciden hoy actuar con fuerza.” Oz agregó: “Yo no creo en la fuerza por la fuerza misma… habiendo escrito sobre mi experiencia como niño durante el asedio árabe sobre Israel en 1948, irónicamente, eso me da la posibilidad de imaginarme ahora las condiciones trágicas de los civiles en Gaza en medio del actual asedio israelí.”.

Segunda parte

II. Hamás se formó en 1987, con una brigada militar, Iss al-Din Qassam , para combatir a Israel. Desde la primera Intifada (1987-1992) se convirtió en la organización político-militar-religiosa más grande e importante en la franja de Gaza. Desde su inicio Hamás asumió la sentencia de la Liga Árabe de 1947-48: expulsar de Palestina- a fuego y sangre y no solo del territorio ocupado en la franja oeste- a todos los judíos. La creación de un estado palestino, para Hamás, implica simple y llanamente la desaparición de Israel. Hamás ha sido responsable y organizador de los ataques suicidas que han costado miles de vidas a civiles israelitas. Mientras las acciones bélicas las llevan a cabo las brigadas Iss al-Din Qassam los militantes “civiles” implementan los programas sociales (construyen escuelas, hospitales y centros de oración) en las zonas palestinas donde ganan influencia política y liderazgo religioso. Hamás mantiene, así mismo, una rama política en el exterior que operan misiones de apoyo logístico militar desde territorios árabes vecinos. La popularidad de esta organización entre los palestinos de Gaza- orillados por el cerco militar israelí a una subsistencia de aislamiento y de extrema pobreza- empezó cuando sus líderes repudiaron y boicotearon la firma de los acuerdos de Oslo (agosto 1993 ) que hubiera normado el retiro de Israel del territorio ocupado en la franja oeste a cambio de un compromiso de parte de los palestinos (entonces Yasser Arafat estaba al frente de Autoridad Nacional Palestina) de garantizar la seguridad fronteriza de Israel. Israel dialogó y concertó treguas de paz (esporádicas) con la Autoridad Nacional Palestina pero respondió desde un inicio como país en guerra contra la guerra declarada por Hamás e inició la cacería selectiva de sus líderes: en Diciembre de 1995 el encargado de Hamás de construir las bombas que lanzaban con suicidas u otros medios sobre la población civil de Israel, Yahya Ayyash, fue asesinado. Hamás respondió con ataques suicidas en territorio israelí y 60 civiles murieron entre febrero y marzo de 1996. Los ataques de Hamás fueron (según la mayoría de los analistas políticos) el factor de mayor peso para que el pueblo israelí se decepcionara crecientemente de continuar con el dialogo de paz con los palestinos y fue también factor decisivo que inclinó la votación a favor del derechista Primer Ministro Benjamín Netanyahu en 1997, un abierto opositor a los acuerdos de Oslo, quien al formar gobierno fortaleció la política de línea dura y militar en contra de las autoridades palestinas y alentó los asentamientos de judíos fundamentalistas en la zona ocupada de la franja oeste. A medida que esa política israelí contra los palestinos se endureció, sumiendo a Gaza en la pobreza y la desesperanza, las acciones ineficaces y corruptas del gobierno secular de la Autoridad Nacional Palestina (y de su extensión militar Fatah) radicalizaron a los palestinos de Gaza. En el año 2006 los palestinos de Gaza  votaron a Hamás como sus autoridades (Mahmoud Abbas, líder de la Autoridad Nacional Palestina en 2004 se había declarado abiertamente en contra de Hamás y de su política de provocación militar contra Israel). En el año 2007 se dio una guerra abierta entre Fatah de la ANP y las brigadas Qassam de Hamás y en mayo 2007 las fuerzas de seguridad de la ANP fueron expulsadas de Gaza. Gaza bajo la autoridad de Hamás- sin contrapesos de moderados o de opositores- provocó que Israel reforzara su cerco militar. Hamás, a su vez, escaló sus ataques con misiles sobre el territorio sur israelí. La ANP mantuvo el control político solo de la franja oeste palestina y Hezbollah, cobijado en territorio libanés y enemigo de Fatah y Qassam, aumentó- especialmente desde el verano de 2006- el bombardeo en la parte norte de Israel.

Van 18 días desde que Israel invadió militarmente Gaza. El Estado israelí conocía de antemano el costo humanitario de un ataque militar que iba a ser desproporcionado y a todas luces infinitamente superior a cualquier respuesta o resistencia palestina. Israel calculó y asimiló que las muertes de civiles palestinos serían de cifras y consecuencias terribles- no solo porque las brigadas Qassam de Hamás utilizan como escudos humanos a mujeres y niños sino porque la franja de Gaza esta densamente poblada y los objetivos militares están cerca o en medio de la habitación de civiles. A sabiendas también que la opinión publica mundial se mostraría adversa (la logística y el aparato militar de Israel es impresionantemente eficiente y letal) decidió su incursión en Gaza con el objetivo no negociable de aniquilar a Hamás. Tímidamente (la palabra es de Vargas Llosa ,“Morir en Gaza”, El País, 11 de Enero 2009) algunos periodistas y escritores, reconocidos disidentes y hombres militantes de la izquierda israelí incluyendo Amos Oz, se atrevieron a cuestionar los objetivos de esta acción bélica y punitiva del aparato militar israelí sobre Gaza. Pero ni los miembros de Paz Ahora encontraron los argumentos adecuados para pedir la contención militar al gobierno de Israel en la planeada represalia contra Hamás. Amos Oz publicó el 28 de Diciembre de 2008 esta carta pública en un periódico italiano:

“El bombardeo sistemático de ciudadanos en pueblos de Israel es un crimen de guerra y un crimen contra la humanidad. El Estado de Israel debe defender a sus ciudadanos. Es obvio para todos que el gobierno de Israel no desea invadir Gaza y que hubiera preferido que Hamás honrara el alto al fuego que ha violado y finalmente revocado. Pero el sufrimiento de los ciudadanos en la frontera con Gaza no puede continuar.

La renuencia a invadir Gaza no emana de una falta de decisión sino del bien sabido hecho que Hamás realmente busca provocar que Israel se embarque en esa operación militar: si docenas o incluso centenas de civiles palestinos, mujeres y niños, mueren por la acción israelí, el radicalismo ganará adeptos en Gaza. El régimen de Abu Mazen en la Franja Oeste puede colapsarse y el extremismo de Hamás tomaría su lugar.

El mundo árabe se movilizará por las imágenes atroces que Al-Jazeera  publicitará desde Gaza y la corte de la opinión pública mundial se apresurará a acusar a Israel de crímenes de guerra. Esta es la misma corte de opinión pública que se muestra indiferente ante el sistemático bombardeo de centros poblacionales en Israel.

Israel recibirá inmensas presiones para que se contenga. Ninguna presión se ejercerá sobre Hamás porque no hay nadie que les pueda presionar y no existe nada sobre lo cual presionarlos. Israel es un país y Hamás es una pandilla.

¿Qué nos queda hacer? El mejor escenario para Israel es lograr un total alto al fuego a cambio de aliviar el cerco sobre Gaza. Si Hamás rehúsa este alto al fuego y continua bombardeando a los ciudadanos de Israel debemos tener cuidado que nuestra acción militar no juegue a sus cartas. El cálculo de Hamás es muy sencillo, cínico y lleno de maldad: si mueren civiles inocentes israelíes, bien. Si mueren inocentes civiles palestinos- mucho mejor.”

David Grossman también  se pronunció en términos similares (Haaretz.com) y advirtió al gobierno de Israel que él juzgaba contraproducente una acción bélica apabullante en Gaza: el resentimiento y la impotencia pueden volver aún más popular entre palestinos la política asesina de Hamás contra los judíos de Israel. Grossman ha reflexionado sobre el costo ético que tiene para Israel y los judíos su enorme poderío militar y pidió en esta ocasión que no se castigue tan violentamente a Gaza, “incluso si Hamás, por años, ha vuelto miserablemente intolerable la vida para los pueblos del sur de Israel” (“Israel esta sacrificando su propio milagro”. El País, 13 de Noviembre 2006).George Steiner describe acertadamente este nudo gordiano en el cual esta atrapado y se juega su sobrevivencia Israel. Israel es hoy un refugio garantizado para todos los judíos del mundo, es la posibilidad, dice, de sobrevivir. Para garantizar ese derecho a la vida del pueblo judío, Israel  ha tenido que “cultivar, incluso glorificar su fuerza y habilidad militar”. Un pueblo que por dos mil de años sobrevivió indefenso, exiliado,  recluido y despreciado en ghettos, acosado por la hostilidad y la intolerancia de sus vecinos y sin capacidad para perseguir o castigar a otros seres humanos hoy necesita y recurre a su poderío militar para sobrevivir. La singular nobleza de los judíos que se cultivó en la debilidad, la ética que los mantenía nobles ante la maldad de sus vecinos se basaba en el principio que “cualquiera que tortura a otro ser humano, sea por razones políticas apremiantes o necesidad militar, cualquiera que sistemáticamente humilla o desplaza de su hogar a un hombre, mujer o niños, esta de hecho renunciando a su propia humanidad”. Esa ética los judíos la practicaron hasta el final y subieron a los trenes que los trasladaron a Auschwitz. Nunca más después de la Shoa. Hoy,en menor medida que sus enemigos árabes e islámicos (en palabras de Steiner) Israel se ve obligado a torturar, humillar, expropiar y expulsar de sus hogares a otros seres humanos para resguardar a sus ciudadanos de las acciones asesinas de sus vecinos árabes y palestinos. Hoy Israel ha entrado en Gaza al combate con Hamás asumiendo un costo humano insoportable para judíos y para palestinos. En esta guerra no hay buenos ni malos. No hay blanco y negro. No hay vencedores ni vencidos. No hay víctimas ni victimarios. Hay una tragedia sin fin. Y los primeros que lo saben son los judíos de Israel.

Uno mi voz a la de mi admirado Amos Oz y pido la paz en los términos que él ha hecho públicos recordando, en estos tiempos aciagos, los poemas de Paul Celan que no rezan a Dios sino que rezan por Él.

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Robert Fisk’s World: Bush rescues Wall Street but leaves his soldiers to die in Iraq

It was a weird week to be in the United States. On Tuesday, secretary of the treasury Henry Paulson told us that “this is all about the American taxpayer – that’s all we care about”. But when I flipped the page on my morning paper, I came across the latest gloomy statistic which Americans should care more about. “As of Wednesday evening, 4,162 US service members and 11 Defence Department civilians had been identified as having died in the Iraq war.” By grotesque mischance, $700bn – the cost of George Bush’s Wall Street rescue cash – is about the same figure as the same President has squandered on his preposterous war in Iraq, the war we have now apparently “won” thanks to the “surge” – for which, read “escalation” – in Baghdad. The fact that the fall in casualties coincides with the near-completion of the Shia ethnic cleansing of Sunni Muslims is not part of the story.

Indeed, a strange narrative is now being built into the daily history of America. First we won the war in Afghanistan by overthrowing the evil, terrorist-protecting misogynist Islamist crazies called the Taliban, setting up a democratic government under the exotically dressed Hamid Karzai. Then we rushed off to Iraq and overthrew the evil, terrorist-protecting, nuclear-weaponised, secular Baathist crazies under Saddam, setting up a democratic government under the pro-Iranian Shia Nouri al-Maliki. Mission accomplished. Then, after 250,000 Iraqi deaths – or half a million or a million, who cares? – we rushed back to Kabul and Kandahar to win the war all over again in Afghanistan. The conflict now embraces our old chums in Pakistan, the Saudi-financed, American-financed Interservices Intelligence Agency whose Taliban friends – now attacked by our brave troops inside Pakistani sovereign territory – again control half of Afghanistan.

We are, in fact, now fighting a war in what I call Irakistan. It’s hopeless; it’s a mess; it’s shameful; it’s unethical and it’s unwinnable and no wonder the Wall Street meltdown was greeted with such relief by Messrs Obama and McCain. They couldn’t suspend their campaigns to discuss the greatest military crisis in America’s history since Vietnam – but for Wall Street, no problem. The American taxpayer – “that’s all we care about”. Mercifully for the presidential candidates, they don’t have to debate the hell-disaster of Iraq any more, nor US-Israeli relations, nor Exxon or Chevron or BP-Mobil or Shell. George Bush’s titanic if mythical battle between good and evil has transmogrified into the conflict between good taxpayers and evil bankers. Phew! No entanglement in the lives and deaths of the people of the Middle East. Until the elections – barring another 9/11 – they are yesterday’s men and women.

But truth lurks in the strangest of airports. I’m chewing my way though a plate of spiced but heavy-boned chicken wings – final proof of why chickens can’t fly – at John Wayne airport in Orange County (take a trip down the escalator and you can actually see a larger-than-life statue of the “Duke”), and up on the screen behind the bar pops Obama himself. The word “Change” flashes on the logo and the guy on my left shakes his head. “I got a brother who’s just come back from Afghanistan,” he says. “He’s been fighting there but says there’s no infrastructure so there can be no victory. There’s nothing to build on. We’re not wanted.” At California’s San Jose University, a guy comes up and asks me to sign my new book for him. “Write ‘To Sergeant ‘D’,” he says with a sigh. “That’s what they call me. Two tours in Iraq, just heading out to Afghanistan.” And he rolls his eyes and I wish him safe home afterwards.

Of course, the Israeli-Palestinian conflict no longer gets a look into the debate. McCain’s visit to the Middle East and Obama’s visit to the Middle East – in which they outdid each other in fawning to the Israeli lobby (Obama’s own contribution surely earning him membership of the Knesset if not entry to the White House) – are safely in the past. Without any discussion, Israeli and US officials held a three-day security-technology forum in Washington this month which coincided with an equally undebated decision by the dying Bush administration to give a further $330m in three separate arms deals for Israel, including 28,000 M72A7 66mm light anti-armour weapons and 1,000 GBU-9 small diameter bombs from Boeing. Twenty-five Lockheed Martin F-35 fighter jets are likely to be approved before the election. The Israeli-American talks were described as “the most senior bilateral high-technology dialogue ever between the two allies”. Nothing to write home about, of course.

Almost equally unreported in major US papers – save by the good old Washington Report – was a potential scandal in good old Los Angeles to which Mayor Antonio Villaraigosa recently returned after a $225,000 junket to Israel with three council members and other city officials (along with families, kids, etc). The purpose? To launch new agreements for security at Los Angeles international airport. Council members waffled away on cellphones and walked out of the chamber when protesters claimed that the council was negotiating with a foreign power before seeking bids from American security services. One of the protesters asked if the idea of handing LAX’s security to the Israelis was such a good idea when Israeli firms were operating security at Boston Logan and Newark on 9/11 when a rather sinister bunch of Arabs passed through en route to their international crimes against humanity.

But who cares? 9/11? Come again? What’s that got to do with the American taxpayer?

http://www.independent.co.uk/opinion/commentators/fisk/robert-fisks-world-bush-rescues-wall-street-but-leaves-his-soldiers-to-die-in-iraq-944071.html

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Robert Fisk: Why do we keep letting the politicians get away with lies?

How on earth do they get away with it? Let’s start with war between Hizbollah and Israel – past and future war, that is.

Back in 2006, Hizbollah captured two Israeli soldiers from their side of the Lebanese frontier and dragged them, mortally wounded, into Lebanon. The Israelis immediately launched a massive air bombardment against all of Lebanon, publicly declaring Beirut’s democratically-elected and US-backed – but extremely weak – government must be held to account for what Hizbollah does. Taking the lives of more than 1,000 Lebanese, almost all civilians, Israel unleashed its air power against the entire infrastructure of the rebuilt Lebanon, smashing highways, viaducts, electric grids, factories, lighthouses, totally erasing dozens of villages and half-destroying hundreds more before bathing the south of the country in three million cluster bomblets.

After firing thousands of old but nonetheless lethal rockets into Israel – where the total death toll was less than 200, more than half of them soldiers – Sayed Hassan Nasrallah, Hizbollah’s leader, told a lie: if he had known what Israel would do in revenge for the capture of two soldiers, he announced, he would never have agreed to Hizbollah’s operation.

But now here comes Israel’s environment minister, Gideon Ezra, with an equally huge whopper as he warns of an even bigger, more terrible war should Hizbollah attack Israel again. “During the (2006) war, we considered the possibility of attacking Lebanon’s infrastructure but we never (sic) resorted to this option, because we thought at the time that not all the Lebanese were responsible for the Hizbollah attacks… At that time, we had Hizbollah in our sights and not the Lebanese state. But the Hizbollah do not live on the moon, and some (sic) infrastructure was hit.” This was a brazen lie. Yet the Americans, who arm Israel, said nothing. The European Union said nothing. No journalistic column pointed out this absolute dishonesty.

Yet why should they when George Bush and Condoleezza Rice announced that there would be peace between Israelis and Palestinians by the end of 2007 – then rolled back the moment Israel decided it didn’t like the timetable. Take this week’s charade in Jerusalem. The moment Israeli foreign minister Tzipi Livni announced that “premature” efforts to bridge gaps in the “peace process” could lead to “clashes” (Palestinians, it should be remembered, die in “clashes”, Israelis are always “murdered”), my friends in Beirut and I – along with a Jewish friend in London – took bets on when Condi would fall into line. Bingo, this was Her Holiness in Jerusalem last week: “It’s extremely important just to keep making forward progress rather than trying prematurely to come to some set of conclusions.” “Some set”, of course, means “peace”‘. Once more, US foreign policy was dictated by Israel. And again, the world remained silent.

So when the world’s press announced that Barack Obama’s new running mate, the silver-haired Joe Biden, was “an expert in foreign policy”, we all waited to be told what this meant. But all we got was a reminder that he had voted for the 2003 Iraq invasion but thought better about it later and was now against the war. Well, Goddam blow me down, that certainly shows experience. But “expertise”? No doubt in government he’ll be teemed up with those old pro-Israeli has-beens, Madeleine Albright and Martin Indyk, whose new boss, Obama, virtually elected himself to the Israeli Knesset with his supine performance in Israel during his famous “international” tour.

As one of the Arab world’s most prominent commentators put it to me this week, “Biden’s being set up to protect Israel while Obama looks after the transportation system in Chicago.” It was a cruel remark with just enough bitter reality to make it bite.

Not that we’ll pay attention. And why should we when the Canadian department of national defence – in an effort to staunch the flow of Canadian blood in the sands of Afghanistan (93 servicemen and women “fallen” so far in their hopeless Nato war against the Taliban) – has brought in a Virginia-based US company called the Terrorism Research Centre to help. According to the DND, these “terrorism experts” are going, among other subjects, to teach Canadian troops – DO NOT LAUGH, READERS, I BEG YOU DO NOT LAUGH – “the history of Islam”! And yes, these “anti-terrorism” heroes are also going to lecture the lads on “radical (sic) Islam”, “sensitivities” and “cultural and ideological issues that influence insurgent decision-making”. It is a mystery to me why the Canadian brass should turn to the US for assistance – at a cost of almost a million dollars, I should add – when America is currently losing two huge wars in the Muslim world.

But wait. The counterinsurgency school, which claims links to the US government, is reported to be a branch of Total Intelligence Solutions, a company run by infamous Cofer Black, a former director of CIA counterterrorism, and Erik Prince, a former US navy seal. Both men are executives with the Prince Group, the holding company for Total Intelligence Solutions and – and here readers will not laugh – a certain company called Blackwater. Yes, the very same Blackwater whose mercenary thugs blithely gunned down all those civilians on the streets of Baghdad last year. So Canada’s soldiers are now going to be contaminated by these mercenary killers before they head off to the Muslim world with their unique understanding of “the history of Islam”. How do they get away with it?

On a quite separate matter, you might ask the same of Conrad Black, languishing in a Florida prison after his business convictions. Responding to an enquiry from Murdoch’s grotty New York Post into body searches and other appalling humiliations at the jail, Uncle Conrad, as I like to call him – for he is among the rogues I would love to have interviewed (others include the younger Mussolini and the older Yeltsin) – responded that the Florida facility was not oppressive, that “many of the people here are quite (sic) interesting” but – AND HERE IT COMES, LADIES AND GENTLEMEN! – “if saintly men like Gandhi could choose to clean latrines, and Thomas More could voluntarily wear a hair shirt, this experience won’t kill me”.

Now when Uncle Conrad likens himself to the assassinated Mahatma, the apostle of India, that is mere hubris. But when he compares himself to England’s greatest Catholic martyr, a man of saintly honour if ruthless conviction, this is truly weird. “I die the King’s good servant but God’s first,” More reportedly said on 6 July 1535, before they chopped off his head on Tower Hill. And many are there among Uncle Conrad’s enemies who might wish the same fate for the former owner of The Daily Telegraph. After all, Henry VIII didn’t let Thomas get away with it.

The Independent

http://www.independent.co.uk/opinion/commentators/fisk/robert-fisks-world-why-do-we-keep-letting-the-politicians-get-away-with-lies-913244.html

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Robert Fisk: ‘Theatrical return for the living and the dead’

Yesterday was the last day of the 2006 Lebanon war, the final chapter of Israel’s folly and Hizbollah’s hubris, a grisly day of corpse-swapping and refrigerated body parts and coffin after bleak wooden coffin on trucks crossing the Israeli border, which left old Ali Ahmed al-Sfeir and his wife, Wahde, stooped and broken with grief. Ali had a grizzled grey beard and stood propped on a stick while Wahde held a grey-tinged photograph of a young man – her son Ahmed, born in 1970. “He was a martyr, but I do not know which lorry he will be on,” she said. In the slightly torn picture, he looked whey-faced, unsmiling, already dead.

That could not be said for Samir Kuntar – 28 years in an Israeli jail for the 1979 murder of an Israeli, his young daughter and a policeman. He arrived from Israel very much alive, clean shaven but sporting a neat moustache, overawed by the hundreds of Hizbollah supporters, a man used to solitary confinement who suddenly found himself idolised by a people he had not seen in almost three decades. His eyes moved around him, the eyes of a prisoner watching for trouble. He was Israel’s longest-held Lebanese prisoner; Hizbollah’s leader, Sayed Hassan Nasrallah, had promised his release. And he had kept his word.

The coffins – newly hammered together in Tyre before the 200 Hizbollah, Amal militia and Palestinian bodies arrived from Israel – were soon bathed in the Lebanese flag and golden Hizbollah banners, drawn by a flower-encrusted truck towards Beirut. Wahde climbed on to a plastic chair, desperate to see the box containing her son’s skeleton. Old Ali pleaded to stand with her but she told him he was too old, so he stood, head bowed, amid the television reporters and young Hizbollah fighters, with tears in his eyes. Who knows if Ahmed was in one of the boxes?

But it was also a day of humiliation. Humiliation most of all for the Israelis. After launching their 2006 war to retrieve two of their captured soldiers, they killed more than a thousand Lebanese civilians, devastated Lebanon, lost 160 of their own – most of them soldiers – and ended up yesterday handing over 200 Arab corpses and five prisoners in return for the remains of the two missing soldiers and a box of body parts.

For the Americans who have supported the democratically elected Lebanese government of Fouad Siniora, it was a day of hopelessness. For Mr Siniora himself, along with the President and all the surviving ex-prime ministers and presidents of Lebanon, and the leader of the Druze community and the country’s MPs and Muslim religious leaders, and bishops and higher civil servants, and the heads of all the security services – along, of course, with the UN’s representative – were at Beirut airport to grovel before the five prisoners whom Hizbollah had freed from Israel. They were flown north by the Lebanese army’s own helicopters.

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Robert Fisk: The West’s weapon of self-delusion

So they are it again, the great and the good of American democracy, grovelling and fawning to the Israeli lobbyists of American Israel Public Affairs Committee (Aipac), repeatedly allying themselves to the cause of another country and one that is continuing to steal Arab land.

Will this ever end? Even Barack Obama – or “Mr Baracka” as an Irish friend of mine innocently and wonderfully described him – found time to tell his Jewish audience that Jerusalem is the one undivided capital of Israel, which is not the view of the rest of the world which continues to regard the annexation of Arab East Jerusalem as illegal. The security of Israel. Say it again a thousand times: the security of Israel – and threaten Iran, for good measure.

Yes, Israelis deserve security. But so do Palestinians. So do Iraqis and Lebanese and the people of the wider Muslim world. Now even Condoleezza Rice admits – and she was also talking to Aipac, of course – that there won’t be a Palestinian state by the end of the year. That promise of George Bush – which no-one believed anyway – has gone. In Rice’s pathetic words, “The goal itself will endure beyond the current US leadership.”

Of course it will. And the siege of Gaza will endure beyond the current US leadership. And the Israeli wall. And the illegal Israeli settlement building. And deaths in Iraq will endure beyond “the current US leadership” – though “leadership” is pushing the definition of the word a bit when the gutless Bush is involved – and deaths in Afghanistan and, I fear, deaths in Lebanon too.

It’s amazing how far self-delusion travels. The Bush boys and girls still think they’re supporting the “American-backed government” of Fouad Siniora in Lebanon. But Siniora can’t even form a caretaker government to implement a new set of rules which allows Hizbollah and other opposition groups to hold veto powers over cabinet decisions.

Thus there will be no disarming of Hizbollah and thus – again, I fear this – there will be another Hizbollah-Israeli proxy war to take up the slack of America’s long-standing hatred of Iran. No wonder President Bashar Assad of Syria is now threatening a triumphal trip to Lebanon. He’s won. And wasn’t there supposed to be a UN tribunal to try those responsible for the murder of ex-prime minister Rafiq Hariri in 2005? This must be the longest police enquiry in the history of the world. And I suspect it’s never going to achieve its goal (or at least not under the “current US leadership”).

There are gun battles in Beirut at night; there are dark-uniformed Lebanese interior ministry troops in equally dark armoured vehicles patrolling the night-time Corniche outside my home.

At least Lebanon has a new president, former army commander Michel Sleiman, an intelligent man who initially appeared on posters, eyes turned to his left, staring at Lebanon with a creditor’s concern. Now he has wisely ordered all these posters to be torn down in an attempt to get the sectarian groups to take down their own pictures of martyrs and warlords. And America thinks things are going fine in Lebanon.

And Bush and his cohorts go on saying that they will never speak to “terrorists”. And what has happened meanwhile? Why, their Israeli friends – Mr Baracka’s Israeli friends – are doing just that. They are talking to Hamas via Egypt and are negotiating with Syria via Turkey and have just finished negotiating with Hizbollah via Germany and have just handed back one of Hizbollah’s top spies in Israel in return for body parts of Israelis killed in the 2006 war. And Bush isn’t going to talk to “terrorists”, eh? I bet he didn’t bring that up with the equally hapless Ehud Olmert in Washington this week.

And so our dementia continues. In front of us this week was Blair with his increasingly maniacal eyes, poncing on about faith and God and religion, and I couldn’t help reflecting on an excellent article by a colleague a few weeks ago who pointed out that God never seemed to give Blair advice. Like before April of 2003, couldn’t He have just said, er, Tony, this Iraq invasion might not be a good idea.

Indeed, Blair’s relationship with God is itself very odd. And I rather suspect I know what happens. I think Blair tells God what he absolutely and completely knows to be right – and God approves his words. Because Blair, like a lot of devious politicians, plays God himself. For there are two Gods out there. The Blair God and the infinite being which blesses his every word, so obliging that He doesn’t even tell Him to go to Gaza.

I despair. The Tate has just sent me its magnificent book of orientalist paintings to coincide with its latest exhibition (The Lure of the East: British Orientalist Painting) and I am struck by the awesome beauty of this work. In the 19th century, our great painters wondered at the glories of the Orient.

No more painters today. Instead, we send our photographers and they return with pictures of car bombs and body parts and blood and destroyed homes and Palestinians pleading for food and fuel and hooded gunmen on the streets of Beirut, yes, and dead Israelis too. The orientalists looked at the majesty of this place and today we look at the wasteland which we have helped to create.

But fear not. Israel’s security comes first and Mr Baracka wants Israel to keep all of Jerusalem – so much for the Palestinian state – and Condee says the “goal will endure beyond the current American leadership”. And I have a bird that sits in the palm tree outside my home in Beirut and blasts away, going “cheep-cheep-cheep-cheep-cheep” for about an hour every morning – which is why my landlord used to throw stones at it.

But I have a dear friend who believes that once there was an orchestra of birds outside my home and that one day, almost all of them – the ones which sounded like violins and trumpets – got tired of the war and flew away (to Cyprus, if they were wise, but perhaps on to Ireland), leaving only the sparrows with their discordant flutes to remind me of the stagnant world of the Middle East and our cowardly, mendacious politicians. “Cheep-cheep-cheep,” they were saying again yesterday morning. “Cheap-cheap-cheap.” And I rather think they are right.

* The Independent

http://www.independent.co.uk/news/fisk/robert-fisk-the-wests-weapon-of-selfdelusion-842117.html

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José Steinsleger:Estado de Israel: 19 opiniones y una opción

1. Mito: “El éxodo no existió… El Pentateuco fue una creación tardía del reino de Judá (monarquía de Josías), destinada a propagar la ideología y las necesidades de ese reino” (Israel Finkelstein, director del Instituto de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv, La Nación, entrevista, Buenos Aires, 25/6/06).

2. Ética: “Si os vanagloriáis de ser los escogidos en lugar de vivir en la obediencia a Dios, cometéis una felonía” (Martin Buber, XII Congreso Sionista, Karlsbad, 5 de septiembre de 1921).

3. Lucidez: “Yo no puedo experimentar la menor simpatía por una piedad malinterpretada que hace un pedazo del muro de Herodes una reliquia nacional y, a causa de ella, desafía los sentimientos de los habitantes del país” (Sigmund Freud, Carta a Chaim Koffler, 26/2/30).

4. Invento: “El estado de Israel no tiene nada que ver con el hecho judío… Es un invento nuevo, europeo y nacionalista” (Yakov Rabkin, profesor de historia de la Universidad de Montreal, 2006).

5. Realidad: “Israel es un gueto sionista, un nido de violencia” (Avraham Burg, ex presidente del Knesset, parlamento israelí, en su libro Derrotando a Hitler, donde compara a Israel con la Alemania anterior a 1933).

6. Nazis: “Los homosexuales son responsables de los terremotos que estremecieron Israel durante los últimos meses” (diputado Shlomo Benizri, Partido Shass, tercer partido más importante de Israel, 20/2/08).

7. Nacionalidad: “La mayoría de los judíos llevan carnés de identidad diciendo ‘Nación: judío’. Un grupo de 38 israelíes ha pedido la cancelación de su registro como ‘judío’ y su sustitución por ‘israelí’. El Ministerio del Interior lo rechaza diciendo que tal nación no aparece en su lista” (Uri Avnery, Rebelión, 27/9/04).

8. Angustia: Assalam Alaikum y un grupo de rabinos se dirigen a Sayyed Hassan Nasralá (líder de Hezbollah) y “al distinguido pueblo de Líbano”, manifestando su dolor “…por las atrocidades cometidas por el Estado de Israel, un Estado absolutamente ilegítimo según la ley judía de la Torá” (19/2/08).

9. Oportunismo: “Los principales intelectuales judíos (estadunidenses) llegaron a ser favorables a Israel después de la guerra de 1967, cuando Israel se convirtió en una ventaja estratégica para Estados Unidos en Oriente Próximo” (escritor Norman Finkelstein, Znet, mayo de 2006).

10. Protesta: “No creo que un Estado que mantiene una ocupación y comete cotidianamente crímenes contra civiles, merezca ser invitado a ninguna semana cultural… Es un acto bárbaro travestido cínicamente de cultura” (carta en la que el escritor Aaron Shabtai declina a participar en el Salón del Libro de París 2008, donde Israel es el país invitado).

11. Subconsciente: “¿Qué es lo que nos ha convertido en criminales tan eficientes? En nuestro subconsciente colectivo no nos repugna la posibilidad de un genocidio palestino…” (periodista Jacobo Timmerman, en Israel: la guerra más larga, Muchnik editores, 1982, p. 182).

12. Declaración: “Decimos ‘Nunca más’. Nunca más significa nunca más para todos los pueblos” (Sara Kershner, Red Judía Solidaria Internacional, Discurso de apertura de la Conferencia “Contra la ocupación”, El Cairo, 27/3/08).

13. Holocausto bis: “Lanzamos más de un millón de bombas de racimos en Líbano… lo que hemos hecho es una locura, una monstruosidad, enterramos ciudades enteras bajo nuestras bombas” (oficial de artillería del ejército israelí, Haaretz, 17/9/06).

14. Indignación: “Yo, Tsilli Goldberg, ciudadano israelí, os acuso a todos vosotros: Ehud Olmert, primer ministro de Israel; Amir Peretz, ministro de Defensa; Dan Halutz, jefe del Estado Mayor del Ejército… os acuso de estar cometiendo crímenes contra la humanidad con el pueblo palestino…” (2006).

15. Celebración: “Nosotros no podemos celebrar el nacimiento de un Estado fundado en el terrorismo, masacres y la expulsión de su tierra de otro pueblo” (The Guardian, Londres, declaración de un centenar de intelectuales judíos, mayo de 2008).

16. Conciencia: “ésta es la verdad según la veo: la historia de una víctima y de un verdugo. Y la víctima son los palestinos” (historiador Ilan Pappe, entrevista, Ynetnews.com, marzo de 2008).

17. Justicia: “Los sionistas utilizan el Holocausto en beneficio propio… El sionismo no es judío sino una agenda política… Lo que queremos no es una retirada a las fronteras de 1967, sino una retirada de todo lo que está incluido, de manera que el país puede ser de nuevo de los palestinos y nosotros podamos vivir con ellos” (rabino Yisroel David Weiss, 2005).

18. Negación: “¿Cómo vamos a devolver los territorios ocupados? No hay nadie a quien devolvérselos. No hay tal cosa llamada palestinos” (Golda Meir, 1969).

19. Propuesta: “Los dirigentes israelíes deberían ser acusados de crímenes de guerra” (Louise Arbour, alta comisionada de Naciones Unidas de Derechos Humanos, julio de 2006).

Opción: “Cerca de 10 mil israelíes han adquirido terrenos en la Luna, y poseen casi 10 por ciento de la superficie lunar a la venta… Las parcelas fueron vendidas por la empresa Crazyshop, luego de que la NASA anunció la construcción de una base militar en la Luna para 2020” (agencias, enero de 2007).

Artículo Original:
La Jornada

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