http://www.argenpress.info/2008/09/per-la-amazona-en-venta.html
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Como era de esperarse, para el gobierno español es motivo de regocijo la sola posibilidad de la privatización energética en México y la participación de las empresas de su país en la explotación petrolera. Las declaraciones del Jefe de gobierno, manifestando su optimismo en torno a la reforma que sobre el particular promueve Calderón Hinojosa, no dejan lugar a dudas. Al fin y al cabo, está en su derecho y su interés por ampliar la presencia de capital español en América Latina; no sólo es legítimo sino que además explícitamente se encuadra dentro de las estrategias a seguir en materia de energía y política exterior del país ibérico.
Lo que no es justificable es el que Calderón Hinojosa haga caravanas con sombrero ajeno al gobierno y empresarios de la España monárquica, ofreciendo lo que es propiedad de todos los mexicanos y no del gobierno de México. Anticipándose a lo que en su momento el Congreso habrá de determinar en materia de reformas a PEMEX; dando por sentado que será con capital extranjero y no con recursos de la Nación como habrá de financiarse el fortalecimiento y modernización de la paraestatal.
Así como seguramente da por sentado que sus iniciativas serán aprobadas en los términos, de acuerdo a sus intenciones privatizadoras. Con debate, con consulta ciudadana o sin estos instrumentos. De otra manera hubiera sido más cauto, manifestando su respeto tanto al esfuerzo que tiene lugar en el Senado de la República, como en las iniciativas de llevar a consulta ciudadana el tema petrolero. Lejos de ello, por principio de cuentas, ante el gobierno español descalificó la riqueza de conceptos y clarificaciones que viene arrojando el debate, afirmando que únicamente se han discutido temas ideológicos y políticos y no elementos importantes y sustantivos de su iniciativa.
Con lo que, de paso, descalifica la historia del pueblo de México e ignora que precisamente lo que implica una reforma de fondo en PEMEX, responde a la necesidad de poner ciencia, tecnología y economía petrolera bajo la conducción de la política y al servicio de toda la Nación. Con la carga ideológica y visión de futuro que ello conlleva.
Reduciendo el debate en el Senado a una confrontación coyuntural de intereses partidistas con vista a futuros comicios. Lo que, sin descartarlo porque estamos en México, es asunto de política doméstica y no asunto a dirimir en el exterior frente a gobierno extranjero.
Resultado de una estrategia previamente acordada, se endurece la postura del PAN gobierno. Se substituye al coordinador de la bancada panista en el Senado por un incondicional de línea dura que, inicia su encargo declarando que una de las principales tareas de su grupo parlamentario es relanzar la defensa de las iniciativas presidenciales para modernizar Petróleos Mexicanos, a la par que también hace mofa del debate en el Senado descalificando a los ponentes invitados y afirmando que “…al concluir la discusión se extenderá a reporteros y personal de seguridad un diploma de expertos en energía por chutarse los foros, a los cuales estamos trayendo puras lumbreras”.
Así las cosas, la percepción que deja la primera etapa del viajecito de Calderón Hinojosa a España, es la de la existencia de una estrategia ya acordada con sectores afines del PRI de dejar pasar el debate en el Senado para, al término de este, sin más proceder a la aprobación de las iniciativas de reformas mediante el mayoriteo en ambas Cámaras, previo ajuste y maquillaje en lo oscurito atendiendo a intereses específicos del partido tricolor. Dejándole a los medios de comunicación la tarea de vender la idea de que la consulta ciudadana resulta improcedente, porque sería una manifestación más de una absurda insistencia en privilegiar la ideología y la política por sobre lo sustantivo de los más caros intereses futuros de la Nación. El tesorito de Calderón.
El debate sobre el futuro de la industria petrolera en México que en el Senado iniciara el pasado martes, parece ser mero trámite para justificar reformas ya pactadas a PEMEX, contrarias a los intereses de la Nación. De otra manera no se explica el que a un día de iniciado, Calderón Hinojosa enviara a la Cámara de diputados una propuesta para reformar y adicionar la Ley Federal de Derechos que, en su parte medular, contempla reducir la carga fiscal a empresas privadas que perforen en busca de petróleo y gas en aguas profundas y en la zona del paleocanal de Chicontepec.
Si existe consenso en que México no cuenta con la tecnología y equipo para explorar en aguas profundas del Golfo, entonces estaríamos hablando de que la iniciativa de marras está dirigida a incentivar a empresas extranjeras, para que inviertan en la búsqueda del “tesorito”.
Así, mientras a PEMEX se le aplica una fórmula fiscal que le descapitaliza, orillándole a un constante endeudamiento y a la quiebra técnica, de aprobarse las modificaciones a la Ley Federal de Derechos las empresas privadas que resultaran beneficiarias, pagarían al fisco entre un 15 y 20 por ciento en relación con los que se cobran a Petróleos Mexicanos. Adicionalmente gozarían de un régimen de excepción que permitiría a las empresas mayores márgenes para deducir impuestos, que serían de hasta 15 dólares por barril de crudo y gas en aguas profundas, y de hasta 10 dólares en el paleocanal.
De acuerdo a la información proporcionada por La Jornada el día de hoy, la privatización de facto tendría lugar mediante “contratos de desempeño”. Eufemismo con el que se pretende ocultar el hecho de que con las reformas a la Ley Federal de Derechos, que establecería el cálculo de impuestos con base en el volumen y precio del petróleo en el mercado mundial, en realidad estaríamos hablando de “contratos de riesgo”, con los que el Estado mexicano compartiría por la vía fiscal, parte de la renta petrolera con empresas extranjeras.
No resulta extraño, por tanto, que en el primer día de debate, el PAN por conducto de su dirigente nacional, lejos de aportar elementos legales y técnicos a favor de las iniciativas de Calderón Hinojosa, fijando la posición de su partido, se concretara a descalificar a quienes se oponen a estas, polarizando el debate y generando ruido. Dando por sentado que el camino para la privatización ya está allanado mediante pacto en lo oscurito y de espaldas a la ciudadanía.
Como tampoco resulta extraño que los gobernadores de los estados autonombrados “productores”, a riesgo de comprometer su capital político, ya manifiesten más interés en el como beneficiarse de la rebatinga de la renta petrolera que en el rescate y modernización de la paraestatal (PEMEX).
pulsocritico@gmail.com
Por supuesto, al emprender un camino la meta en parte está implícita ya que, al menos, el caminante conoce el rumbo general que desea seguir. Lo que quiero decir, por consiguiente, es simplemente que el pragmatismo, la indefinición y la brumosidad teórica, el “caminemos y después veamos” sin tener una meta clara y definida, no sólo pueden hacer que el camino sea mucho más tortuoso y accidentado y muchísimo más largo, sino que también hacen correr el riesgo de que el mismo se pierda en algún pantanal histórico. En efecto, el pasado nos enseña que muchos de los primeros fascistas italianos deseaban acabar con el capitalismo y terminaron integrando el régimen corporativo del Duce, y que los obreros peronistas, objetivamente revolucionarios y que creían “combatir al capital”, acabaron siguiendo una dirección que fue el principal sostén del conservadurismo en Argentina. Por eso es importante una meta definida, clara para todos.
En el proceso bolivariano en Venezuela, por ejemplo, se da como objetivo final el socialismo (sin definir mucho qué quiere significar ese concepto, en qué se diferencia de los llamados socialismos anteriores o contemporáneos y con cuáles herramientas sociales habría que “construirlo”, noción que indica un constructor que tiene ya los planos del futuro y la técnica para hacerlo posible, y que debe, sin embargo, realizar aún un proceso político relativamente largo con los tampoco definidos peones de la obra).
Pero ¿cuál es, en cambio, la meta de los movimientos sociales bolivianos? ¿Edificar un nuevo modelo socioeconómico, el llamado capitalismo andino, mezclando las comunidades y los ayllus y markas con las pymes nacionales, cuando a lo que asistimos es a una aguda lucha de clases disfrazada de lucha étnica que libran la vieja Rosca y la oligarquía terrateniente unida a las trasnacionales y al capital financiero internacional, por una parte, y los campesinos, las comunidades indígenas, los pobres rurales sin tierra, los artesanos, los obreros, las clases medias pobres, indígenas y mestizas, por la otra?
En el enfrentamiento boliviano se mezclan la revolución descolonizadora (por la igualdad étnica y cultural de todos los pueblos), la revolución democrática (por la reconstrucción del Estado nacional criollo, reorganizando sus bases culturales y étnicas y el territorio político de Bolivia) y una revolución social rampante que enfrenta la contrarrevolución capitalista, esclavista, racista apoyada por el capital internacional y por el imperialismo. Por lo tanto, están por conquistar objetivos democráticos propios del capitalismo (construir un mercado interno, asegurar un Estado de derecho, imponer una redistribución equitativa de la riqueza nacional, hacer una revolución agraria que dé tierras a los sin tierra y medios de vida a los sin trabajo, destruir el racismo). Pero los mismos sólo podrán ser alcanzados si se aplasta, con los movimientos sociales, a las fuerzas de la reacción y se impone un regionalismo sí, pero que esté basado en las autonomías comunitarias y municipales confederadas nacionalmente para realizar un plan común de desarrollo humano y económico. O sea, si se deja atrás el marco del capitalismo, que no es un objetivo a alcanzar sino algo que hay que superar. En vez de capitalismo andino se debería, pues, pensar en un socialismo andino que recupere los elementos de cultura y de organización no capitalistas y haga hincapié en el papel autónomo y descentralizado de los movimientos sociales, en su dependencia de las asambleas, en su no dependencia de las instituciones y partidos y en su funcionamiento no como informe multitud sino como partido sui generis, multiforme y disciplinado desde abajo, desde las bases.
¿Qué meta tiene también el movimiento social en México? ¿Aplicar un programa nacionalista y democrático que el nacionalismo revolucionario del Estado nacido de la Revolución de 1910 no supo hacer triunfar? ¿O partir de la defensa de la separación entre la Iglesia y el Estado, de la defensa de los derechos constitucionales pisoteados, de la defensa intransigente de Pemex, la electricidad, la enseñanza pública, las libertades individuales para derrotar la alianza entre los terratenientes y el gran capital nacional y extranjero e imponer un gobierno democrático, popular, orientado hacia el socialismo y basado sobre las movilizaciones populares? ¿Y qué deben esperar los asalariados argentinos? ¿La acción paternalista del aparato estatal, la utópica solución desde arriba de todos los problemas sociales, económicos, ambientales, culturales? ¿La sumisión a los planes del capital internacional y a las leyes del mercado oponiéndoles algunas movilizaciones para moderarlos o frenarlos? ¿No es posible acaso construir un frente –ni kirchnerista ni gorila antikirchnerista– sobre la base de un plan antimperialista, obrero, con orientación democrática y socialista y con independencia del Estado capitalista? ¿No es posible que ese frente apoye las medidas gubernamentales que favorecen la independencia nacional y el desarrollo del mercado interno y, al mismo tiempo, tome distancias del decisionismo verticalista y de la corrupción que imperan en el aparato estatal, asumiendo, entre otras, la misión de enseñar democracia y elementos de socialismo a amplios sectores de los trabajadores? ¿No es posible pensar más allá de lo inmediato, construir conscientemente, en la medida de lo posible, el futuro no capitalista de nuestros pueblos, llámese éste socialista o como quiera llamarse?
* La Jornada
* http://www.jornada.unam.mx/2008/03/23/index.php?section=politica&article=016a1pol