Daily Archives: September 13, 2008

Vicky Pelaez:Despierta México, tu patria peligra

La decisión del presidente de México, Felipe Calderón, de solicitar a Estados Unidos la adopción de un plan de seguridad similar al “Plan Colombia” estremece hasta al más indiferente. No sólo representa una posible amenaza a la soberanía, sino es parte de un proyecto norteamericano iniciado en el nefasto gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1984 – 1990) que consiste en crear condiciones para que el poderoso vecino asuma el control sobre el destino del país.
El Tratado de Libre Comercio (NAFTA) entre México, Estados Unidos y Canadá, negociado por Salinas y George Bush padre, fue decisivo para el debilitamiento y luego el desmantelamiento de la economía que debieron subordinarse a los intereses de las mega corporaciones norteamericanas, llevando al país azteca a la dependencia económica y financiera de EE.UU. Así, la economía de México, segundo socio comercial de Estados Unidos, del cual recibe más del 85 por ciento de la inversión extranjera, fue orientada hacia el modelo que favorecía a los intereses norteamericanos. De ser el primer productor del maíz en el mundo hasta 1980, México se convirtió en importador de este producto y lleva de California el 80 por ciento del maíz que se consume. Por eso, más de cuatro millones de campesinos fueron desplazados engrosando las filas de los desocupados y marginados.

Un 45 por ciento de la población que tiene trabajo no gana suficiente para la canasta familiar. Los jóvenes, sin posibilidad de un futuro diferente, se ven obligados a emigrar a Estados Unidos o delinquir.

El narcotráfico y la delincuencia ahora proliferan en el país que cada día es más ingobernable. Lo trágico de la situación actual es que este proceso de caída fue previsto, tanto por los gobernantes de México como por sus mentores norteamericanos. El 15 de septiembre de 1999, la Comisión de Seguridad Nacional de Estados Unidos emitió el documento “New World Coming: American Security in the 21st Century”, donde en la página 112 hace la siguiente conclusión: “La inestabilidad política, económica y social de México se convertirá en el más serio peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos. Teniendo en cuenta la extensión de México, será muy difícil de contener este proceso dejando abierta posibilidad de una intervención militar norteamericana”.

Felipe Calderón no ignoraba estas conclusiones. Su comportamiento en vísperas de asumir la presidencia muestra que es también partícipe del plan norteamericano. En octubre pasado viajó a Bogotá, siguiendo el consejo del Departamento de Estado, para ver la posibilidad de aplicación del Plan Colombia en México. Tras su encuentro con Alvaro Uribe declaró: “Queremos aprender de las mejores experiencias y aplicar acciones contundentes en la lucha contra la inseguridad en nuestro país, que aquí en Colombia se ha traducido en política de seguridad democrática”.

Parece que Calderón “aprendió” rápidamente en que consistía la “experiencia” de Uribe con la asesoría del Departamento de Estado, Departamento de Justicia y la DEA (Drug Enforcement Agency). Hace unos meses el jefe de la DEA en Colombia, David Gaddis, fue trasladado a México, dando inicio al plan norteamericano de “colombianización” de México. No hace un mes, Felipe Calderón, siguiendo a Uribe declaró la militarización de la lucha contra la delincuencia y el narcotráfico lo que agudizó la violencia en México, ahora convertida en estado mayor de los carteles del narcotráfico que corrompieron más al gobierno. El fraude electoral pasado, generar hambre y violencia, todo estaba planificado.

Calderón no mira la otra cara de los “éxitos” de seis años de Uribe, que le cuesta 5 mil millones de dólares a Estados Unidos: las 3,211 víctimas inocentes del terror paramilitar en 20 de los 25 Departamentos de Colombia; incremento de la guerrilla, secuestros, matanzas, producción de cocaína a pesar de la presencia de tropas y contratistas norteamericanos (en total, de acuerdo al informe de la Casa Blanca, la producción de cocaína durante seis años del Plan Colombia creció en 27 por ciento); y lo más trágico, que Colombia perdió completamente su soberanía.

Este destino o peor le espera a México si es que el pueblo no se opone a la “colombianización” de su país.

Artículo publicado en el año 2007

http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2007061411

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Patricia Rivas:Comienza el negocio de la reconstrucción en Georgia

El Gobierno de Estados Unidos destinará 1.000 millones de dólares a la reconstrucción de los daños causados en Georgia por el conflicto armado con Rusia por la región separatista de Osetia del Sur. El plan de ayuda para Georgia se filtró a la prensa antes de que el presidente George W. Bush y de la secretaria de Estado, Condoleeza Rice, lo anuncien oficialmente.

El paquete de ayuda multimillonaria se distribuirá en un periodo de varios años, si bien no se conocen todavía más detalles del plan. Se prevé que la ayuda sea destinada a la reconstrucción de las infraestructuras que fueron destruidas en el conflicto y a paliar los efectos de la crisis en la economía georgiana. De momento no está claro si el plan incluye también ayuda militar.

El anuncio de la ayuda se produce después de que una delegación estadounidense, encabezada por el subsecretario de Estado para Economía, Energía y Asuntos Agrícolas, Reuben Jeffrey, viajara a finales de agosto a Tiflis para evaluar las necesidades de reconstrucción en Georgia.

El anuncio de la ayuda a Georgia coincide con la llegada del vicepresidente estadounidense, Dick Cheney, a Azerbaiyán, dónde inicia una gira que le llevará también a Ucrania, Italia y Georgia. Cheney reiterará a sus interlocutores georgianos el respaldo del Gobierno estadounidense a la integridad territorial, soberanía y esfuerzos de reconstrucción de Georgia.

El paquete de ayuda se suma a la que EE.UU. ya ha destinado a Georgia durante y después del conflicto armado con Rusia.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció este miércoles un principio de acuerdo con el Gobierno georgiano sobre un préstamo de 750 millones de dólares, a 18 meses, destinado a fomentar las políticas económicas de Georgia. El crédito aún tiene que ser aprobado por el Consejo Ejecutivo del FMI, algo que hará previsiblemente a mediados de septiembre.

El negocio de reconstruir

La guerra es una oportunidad de negocio para las empresas prestamistas de servicios. Iraq fue una jugosa torta que se repartieron las empresas estadounidenses y europeas después de que las tropas de los “aliados” destruyeran toda la infraestructura civil durante la primera Guerra del Golfo en 1991. Después vino Yugoslavia, donde solamente para reconstruir Kosovo se concedieron a las contratistas de los países de la OTAN más de 30 mil millones de dólares. Y luego, otra vez Iraq, reducida a cenizas tras la invasión ordenada por el presidente George W.Bush en 2003. Solamente en 2004, se concedieron en contratos más de 18 mil millones de dólares, y se ha estimado que los costos “no militares” de la reconstrucción de Iraq superarán los 500 mil millones de dólares.

Ahora sabemos que la arbitrariedad y la corrupción han sido la norma en el Iraq administrado por Estados Unidos. Las principales beneficiarias de la “reconstrucción” de Iraq son algunas empresas que han sido elegidas “a dedo”, como Halliburton (consorcio que dirigió el vicepresidente, Dick Cheney y principal beneficiario de la guerra en Iraq, con más de 18 mil millones de dólares concedidos en contratos para reconstruir la industria petrolera y proveer servicios logísticos a las tropas de ocupación) o el gigante de la construcción Bechtel (vinculado al ex secretario de Estado George Schultz).

Charlie Cray, director del Centro de Política Corporativa de Washington, explicaba en su artículo “El negocio de la guerra” que Bechtel, “este gigante de la construcción y de la ingeniería con base en San Francisco, recibió uno de los más importantes contratos (de 2,4 mil millones de dólares) para intervenir en la coordinación y reconstrucción de una basta parte de la infraestructura iraquí. Pero los fracasos de la empresa en materia de reconstrucción abarcan desde las reparaciones mal hechas en escuelas hasta no haber podido acabar en el plazo y sin salirse del presupuesto un gran hospital en Basora. Recuérdese que el jefe de la USAID, Andrew Natsios, originalmente denominó la reconstrucción [de Iraq] como un “Plan Marshall” para Oriente Medio.”

Naomi Klein, que asistió a una de esas reuniones en que los empresarios trataban de obtener contratos en Iraq, describía el fenómeno de esta forma en un artículo publicado en 2004: “La reconstrucción de Irak es una estafa proteccionista, un New Deal neoconservador que transfiere fondos públicos ilimitados –en contratos, préstamos y seguros– a firmas privadas, y, por si fuera poco, hace a un lado la competencia extranjera bajo el disfraz de la “seguridad nacional”.

Y es que los miles de millones de dólares de los contribuyentes que el Congreso estadounidense destina a “reconstrucciones”, deben ser destinados, por ley, a compañías estadounidenses.

Con la economía estadounidense en recesión abierta, la desgracia de la población civil de Osetia del Sur y Georgia, es una excelente oportunidad de negocio para algunas empresas “humanitarias” de Estados Unidos.

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=72180

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Gerardo Fernández Casanova:México: Lo peligroso de la seguridad

“Que el fraude electoral jamás se olvide”
Es del conocimiento general que el régimen ultraconservador de George W. Bush aprovechó el siniestro de las Torres Gemelas de Nueva York para, por un lado, afianzar su tambaleante administración gubernamental y, por el otro, para instaurar un estado policiaco de terror, limitante de las libertades civiles de las que tanto se preciaban los norteamericanos, al grado de dar pábulo a la tesis del autoatentado que, por cierto, cada vez gana más adeptos. So pretexto de combate al terrorismo, el norteamericano común está a expensas de ser espiado y detenido por la simple sospecha o por la acusación anónima. La parafernalia mediática desatada en torno al supuesto atentado terrorista logró que, de manera insólita, esa sociedad tan celosa de su concepto de libertad cayera en el garlito y aceptara, sin mayor reflexión, una ley patriótica de corte nazi, mediante la cual se rompió el sano equilibrio entre las facultades del estado y los derechos del individuo. Peor aún para los extranjeros que se ven en la necesidad de emigrar a ese país, en busca de oportunidades de trabajo que no encuentran en sus lugares de origen. La experiencia está ya suficientemente documentada y, a no dudar, es uno de los asuntos que están llevando a la sociedad yanqui a demandar un cambio profundo a los candidatos participantes en el proceso electoral que se lleva a cabo actualmente.
El asunto viene a cuento ante la irreflexiva pretensión de endurecimiento policial que hoy se vive en México. Es indudable que la ola de violencia ha tomado perfiles insoportables, no sólo por la guerra desatada entre las mafias de narcotraficantes, sino por su extensión a otras formas de afectación a la libertad y al patrimonio de la gente, particularmente por la práctica del secuestro en sus diferentes modalidades. Ya expresé anteriormente mi opinión al respecto de sus causas y de la manera idónea de combatirlas; hoy quiero insistir en señalar el error de la intención de combatir el delito con el endurecimiento del tratamiento policial. En estos días el Senado se apresta a la aprobación de reformas a la legislación en materia penal, cuya tendencia es correspondiente a la irreflexiva demanda de una parte importante de la sociedad, que reclama mano dura y más policía contra el crimen.
El lamentable caso del joven Martí, asesinado por sus secuestradores después de haber cobrado el rescate, hace las veces, para el régimen de Calderón, del siniestro de las Torres Gemelas para el de Bush. Es la oportunidad para criminalizar la pobreza y colocar al ciudadano en condición de indefensión ante la autoridad y, por ende, sumiso ante la acción gubernamental. Desde su vergonzante toma de posesión, el gobierno del fraude se apuntaló en la protección del ejército, convertido en tropa de gendarmes, con el pretexto del combate al crimen y al narcotráfico. Eficaz para la amenaza de represión ante el descontento social, ha resultado en un rotundo fracaso en el combate al crimen. El cinismo del régimen llega al extremo de convertir su fracaso en un nuevo elemento para estrechar más el cerco sobre la libertad ciudadana, con el beneplácito de quienes marcharon con velas y vestidos de blanco que, en adelante, serán también afectados en su bienestar y su libertad por la vigencia del estado policiaco. Están listos para aplaudir los acostumbrados levantacejas televisivos y las plumas a sueldo de la derecha retrógrada, y hasta el INEGI va a reportar una disminución de la tasa de desempleo con tanto gendarme que van a contratar; ahora que, si así lo desean los reclamantes particulares, se les puede conceder la inclusión en la nómina de gobierno a sus numerosos guaruras y guardaespaldas. Todo sea en aras de rejoder al jodido.
En todo esto, los que brillan por su ausencia son los derechos humanos. Pareciera que hoy retoman la famosa frase de aquel Arturo Montiel, de pésima memoria y que fuera Gobernador del Estado de México, quien aseveró que los derechos humanos sólo servían para proteger a las ratas (refiriéndose a los rateros). Si algún sentido válido tiene el esfuerzo por defender los derechos de la ciudadanía, es en la materia que tiene que ver con la administración de la justicia, tan frecuentemente cargada hacia el lado criminal y contraria al ofendido; no es de gratis que la gente le teme tanto al delincuente como al policía, si no es que más. Si en los países que se precian de ser civilizados, que cuentan con policías profesionales y bien pagadas, se registra una lucha permanente por evitar el abuso de la autoridad, qué podemos esperar de policías analfabetas, mal pagados y reclutados en el lumpen. Desde luego, nada bueno.
Valga el oxímoron, lo peligroso de la seguridad.

http://www.argenpress.info/2008/09/mxico-lo-peligroso-de-la-seguridad.html

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