Daily Archives: August 12, 2008

Juan José Díaz Bermúdez: La pena de muerte y los influyentes del sistema

EL INFLUYENTE JUEZ GONZÁLEZ

El gobernador Ruiz, hace unos días habló demasiado bonito para ser verdad, dijo que nadie en Oaxaca, ningún funcionario estaría por encima de la ley, en ese momento hasta el mismo se lo creyó, suponiendo que los mitómanos se creen sus propias mentiras, pero como dice el dicho “ más pronto cae un hablador que un cojo”. Les voy a narrar lo que sucedió la tarde del 28 de julio de 2008. Por la calle de avenida Independencia en el centro histórico de la ciudad de Oaxaca, circulaba un automóvil compacto, conducido por la señora Liliana Elizabeth Barcelos García , acompañada de su mamá y su hijo de nombre Patrick Goodwin Barcelos de un año de edad, según lo narra el expediente administrativo número 1639/2008.

Al llegar a la esquina de Pino Suárez e Independencia hizo alto total ,de pronto sin entender que sucedía, su conductora sintió un fuerte golpe en la parte trasera de su automóvil, por lo que el carro de su propiedad se desplazó varios metros, su hijo que venía en los brazos de la madre de Liliana Elizabeth, se proyectó contra el tablero del auto, causándose serios golpes en diferentes partes del cuerpo, de inmediato la señora Barcelos, bajó y pidió el auxilio de agentes de tránsito municipal, en virtud de que en el auto que la golpeó, su conductor, Luis Heriberto González Zárate, hijo del juez González, trataba de huir. Era un sujeto que en completo estado de ebriedad manejaba a las 18:00 horas, por el centro histórico de Oaxaca, a muy alta velocidad perdido de borracho el automóvil tipo Bora, color azul con placas de circulación TJX 7634 del estado de Oaxaca, todo porque su padre es juez federal, en calles llenas de niños, jóvenes y turistas que a esa hora gustan de ir al centro histórico de la ciudad de Oaxaca, vaya impunidad.

A pesar de que la madre de Liliana auxiliaba al pequeño Patrick, quien lloraba a consecuencia de los golpes recibidos, el ebrio hijo del juez González, golpeó al agente de tránsito municipal que se atrevió a quitarle las llaves al enfurecido troglodita que reclamaba el haber sido detenido. El oficial se negó a levantar una denuncia penal, ya que fue aconsejado por sus superiores para que no procediera, “se enfrentaba a funcionarios con mucho poder, capaces de desaparecer a cualquiera”. Tenebroso ¿no?

El parte informativo del accidente número 935/2008 no detalla ninguna agresión al funcionario municipal, ni las amenazas, mucho menos los insultos que el ebrio hijo del juez les hizo, cesó a todos quienes veía pasar cerca de el, amenazó de muerte y todo porque era el hijo de un juez federal, y no fue considerado en el informe porque fueron las órdenes superiores, pero los trabajadores de Tránsito municipal, no olvidaron el incidente e hicieron llegar los documentos de ese percance a Punto y Aparte, para que como ellos dicen, por lo menos alguien les recuerde a los influyentes que a pesar de la impunidad de la que gozan en el gobierno municipal y estatal, en Oaxaca, México , alguien les descubre sus atrocidades ante la opinión pública.

Y como era de esperarse, la señora Liliana Elizabeth, fue obligada por los abogados del hijo del juez, a que se desistiera de cualquier querella, firmará el otorgamiento del más amplió perdón, y no piense en ejercer cualquier acción penal en el futuro. La justicia en Oaxaca es perfecta cuando defiende a los influyentes. Las amenazas no se hicieron esperar, a decir de los agentes de tránsito incluso ellos fueron obligados a no actuar en el futuro. Bendita sea la familia revolucionaria del PRI,PAN y PRD.

¿Imagine usted si el niño Patrick, hubiera perecido en el accidente? ¿La impunidad hubiera triunfado una vez más en Oaxaca, como ya es costumbre? Afortunadamente solo fueron golpes , una mala experiencia de la familia, la impotencia de no poder ejercer los derechos constitucionales y conocer de cerca el influyentísimo del que gozan unos cuantos en Oaxaca, paraíso de los delincuentes, sobre todo cuando son hijos de un juez federal.

ULISES RUIZ EL DISCÍPULO

Ulises Ruiz Ortiz gobernador de la Nueva Antequera ( hoy Oaxaca), ha dicho a los cuatro vientos que su gobierno- por cierto sumamente criticado por la violación a los derechos humanos- respalda la pena capital para delitos como el secuestro, cuando en este caso se asesine al rehén, el mandatario oaxaqueño se suma así, a la iniciativa de ley de Felipe Calderón, que exigió a los legisladores federales cadena perpetua para los secuestradores, una medida política que se la saca de la manga el Partido Acción Nacional ( PAN) y que respaldan gobernadores como el de Oaxaca.

Aunque Ulises Ruiz, fue más allá, se quitó el saco y lo aventó al público en un alarde de excentricidad escénica, tal vez quiso llamar más la atención que la estrella, estrellada, no solo plantea cadena perpetua sino la pena de muerte, un retroceso para un país que se jacta de defender los derechos humanos, aunque es mera teoría ya que en nuestra patria, ni enterados están de lo que son los derechos del hombre y la mujer. Lo contradictorio es que el Partido Revolucionario Institucional ( PRI) por medio de sus legisladores, hablaba de pena de muerte cuando la familia de Medellin, pedía clemencia para su vida al estar el reo en la antesala de la muerte ¿ no fue estúpida la petición de Emilio Gamboa?

En últimas fechas Ulises siendo del Partido Revolucionario Institucional ( PRI),ha sido el eco político de Felipillo, no extraña que así sea, ya vieron ustedes lo que el Senador priísta por Oaxaca, Adolfo Toledo Infanzón dijo, que las ideologías son tema de trasnochados, aquí en México la plata es lo importante y eso que en los juegos olímpicos no aspiramos ni siquiera al cobre. Vaya alarde de cinismo.

Ruiz Ortiz más que respaldar lo dicho por Calderón que no quiso quemar su cartucho de exigir pena de muerte, se unió a la petición de los retrógradas, la ultraderecha que insiste en instalar tribunales inquisitoriales para México, poco falta que en el tribunal inquisitorial que pretenden ubicar se sume a los panistas rancios de abolengo y a los sacerdotes pederastas que se indignan cuando la víctima de la delincuencia es un integrante de la nobleza mexicana.

Lo descabellado de esta exigencia que no llega en buena hora para el mandatario de Oaxaca, México, se encuentra en el hecho de que Ruiz Ortiz ha sido acusado de delitos de Lesa Humanidad por militantes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) y del clandestino Ejército Popular Revolucionario ( EPR), el político mexicano hablando de lo mismo que acusa, contradictorio y hasta perverso.

Dijo Jesucristo que el que este libre de culpa, que tire la primera piedra, y parece que en México, varios priístas sintiéndose discípulos limpios, no solo aventaron piedras sino rocas, poniendo al descubierto su desesperación por sumarse a lo dicho por su patrón Calderón y no quedar en el ánimo del presidente y representante de la derecha.

Lo que cabe recordar es que Ruiz Ortiz, no solamente tiene acusaciones de genocidio, además de malversación de fondos y nepotismo, por supuesto hasta el momento nadie se las ha probado, pero eso no quiere decir que haya el interés de creerle al gobernador de Oaxaca, tomando en cuenta que se apresuró tal cual un aficionado, lo que podría demostrar que el jefe del Ejecutivo estatal le debe suficientes favores a Calderón.

http://lacomunidad.elpais.com/agencia-informativa-punto-y-aparte/2008/8/9/el-fizgon

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Augusto Monterroso: El dinosaurio

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.

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Josetxo Zaldúa: El hartazgo social

Los gobiernos federal y de la ciudad de México escenificaron ayer lo que ojalá sea la guinda de los despropósitos oficiales acumulados en los últimos años respecto al estratégico asunto de la seguridad ciudadana. Uno y otro gobiernos, con buena voluntad, sin duda, desplegaron ayer ante la sociedad una batería de medidas que, ojalá nos equivoquemos, no solucionan el fondo de tan grave problema. Los planes anunciados son, en esencia, cosméticos. Y ello se debe a que, por desgracia, la clase política mexicana parece estar más pendiente de sus devaneos y ansias de poder que de realmente servir a la sociedad.

A nivel federal son incontables los cambios registrados en las membresías de los cuerpos policiales. Ayer Marcelo Ebrard no quiso ser menos y decretó la desaparición de la Judicial defeña. Y, al igual que Felipe Calderón, pide a la ciudadanía que haga de agente de inteligencia para denunciar a los bárbaros que casi nos tienen cercados. La falta de imaginación, en ambos casos, es estremecedora.

El asesinato de Fernando Martí, joven perteneciente a una familia acomodada –algo que nada tiene de malo–, desató una tremenda y tremendista campaña mediática que busca más víctimas políticas a modo que ahondar en el fango que propicia tan execrables actos. A la estrategia de acoso y derribo contra el gobierno de Ebrard por la inmensa mayoría de los medios de comunicación se sumó, irresponsablemente, el presidente Calderón, quien confundió la gimnasia con la magnesia al introducir el tema de la consulta sobre Pemex cuando hablaba de la supuesta ausencia de colaboración del gobierno defeño en el combate a la delincuencia.

Que Calderón y Ebrard se reúnan o no para tratar el problema les tiene sin cuidado a los capos de la violencia. La eficiencia policial nada tiene que ver con reuniones adornadas de grandilocuentes declaraciones. Sin hechos que las respalden, las palabras pierden su valor.

Que los medios de comunicación lleven a cabo, amparados en sus respectivas y sacrosantas líneas editoriales, campañas dispares y hasta disparatadas para dizque combatir esa lacra –algo que, por cierto, no les corresponde–, también le da igual a una gente que nació en la marginalidad, salvo contados casos.

Claro que si lo que se pretende es militarizar al país so pretexto de combatir a la delincuencia hay que reconocer que casi todos los medios de comunicación estamos contribuyendo, con nuestro corto alcance de miras, a que la sociedad cada vez entienda menos y que, por ende, germine la idea de que lo mejor es que el Ejército salga a las calles para ponernos en orden a todos.

Sobran gritos y sombrerazos mediáticos, sobran intereses particulares en los medios de comunicación –unos por puro dinero, otros por dizque posiciones ideológicas– y faltan actitudes que respalden el interés ciudadano. Falta, en suma, un ejercicio periodístico que se ubique en las antípodas de los intereses políticos y económicos. Los medios no deben servir a los políticos, antes lo contrario: deben ser el vehículo a través del cual la sociedad diga a los políticos lo que están haciendo mal.

En lugar de anunciarnos medidas etéreas, en lugar de aprovecharse de la zozobra social, los gobiernos, tanto federal como estatales, deberían abocarse a escuchar más el pulso social. Que gasten menos en propaganda y más en recursos para, por ejemplo, sentar las bases de una genuina profesionalización de los cuerpos de seguridad. Hay que pagar más a las policías, pero también hay que darles formación profesional. De nada sirve cambiar el nombre a los cuerpos de seguridad si la esencia no se transforma.

Y la sociedad tiene también su cuota de responsabilidad en este desaguisado. Negarlo, además de absurdo, imposibilitaría la imprescindible regeneración de los cuerpos de seguridad. Algunos de los que hoy pagan desplegados cargados de dolor –algo muy legítimo, ciertamente– son personeros de la ignominia nacional. Ignominia amparada, desgraciadamente, por gobiernos a los que poco les importa el bienestar nacional o la impartición de justicia a secas.

¿O acaso es políticamente incorrecto recordar lo que le están costando al erario nacional, a los bolsillos de casi todos los mexicanos, los rescates bancario y carretero, por mencionar algunos de los episodios económico-financieros que tienen postrado al país?

Y qué decir del sistema de ¿justicia?, auténtico corresponsable de la inseguridad que cuadricula al país. La estructura jurídica nacional, salvo honrosas excepciones, es un estercolero. En lo político y en lo social, por supuesto también en el terreno de la economía, los llamados impartidores de justicia han logrado, no sin empeño, que nadie crea en los fallos… porque generalmente fallan en favor de quien más tiene.

Hay que fingir demencia para no reconocer que la solución del problema, que la hay, requiere de un cambio de rumbo en la actual política económica y social, encaminada más a ahondar las desigualdades que a cerrarlas. La gente tiene derecho a que su trabajo sea bien remunerado, tiene derecho a tener un sistema socioeconómico que no beneficie a unos pocos en detrimento de las mayorías.

De igual manera, no podemos aspirar a que el actual estado de cosas cambie si la educación sigue como hasta ahora. Cada vez hay menos oportunidad de llegar a las aulas, cada vez se imparte más educación ineficiente. Estamos, en ese campo como en otros, igual que los cangrejos, con la vista en la retaguardia. Y para qué hablar del sistema de salud y del retiro… y de lo que usted quiera.

Se anuncian nuevas marchas contra la inseguridad y asistiremos a una nueva andanada mediática que buscará seguir poniendo nombre y apellido a los responsables de tal estado de cosas. Por supuesto, todo ello enderezado en una sola dirección. Marchar es legítimo, no más faltaba. Y da igual que la marcha sea de derechas o de izquierdas. La razón no entiende de ideologías. Es lo que cada quien siente.

Por cierto, ¿cuándo los desplegados contra los delincuentes de cuello blanco, contra ex presidentes y ex gobernadores y ex alcaldes y ex funcionarios de alto, medio y bajo nivel?, ¿quién los detendrá?, ¿quién los juzgará?, ¿qué autoridad tendrá los tamaños para meterlos tras las rejas?

¿O acaso la justicia sólo es para ajusticiar a los jodidos y a los defenestrados políticos?

Mientras nada de eso suceda, lo que importa, la inseguridad, seguirá presente, cual dinosaurio de Monterroso, al amanecer siguiente.Y la clase política y empresarial que hace posible todo eso seguirá también ahí… como el dinosaurio de Monterroso.

La Jornada
http://www.jornada.unam.mx/2008/08/12/index.php?section=opinion&article=007a1pol

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