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Mario Benedetti: “Qué les queda a los jóvenes”

para Andrés Leonardo y Mario Virgilio

¿Qué les queda por probar a los jóvenes

en este mundo de paciencia y asco?

¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?

también les queda no decir amén

no dejar que les maten el amor

recuperar el habla y la utopía

ser jóvenes sin prisa y con memoria

situarse en una historia que es la suya

no convertirse en viejos prematuros

¿qué les queda por probar a los jóvenes

en este mundo de rutina y ruina?

¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?

les queda respirar / abrir los ojos

descubrir las raíces del horror

inventar paz así sea a ponchazos

entenderse con la naturaleza

y con la lluvia y los relámpagos

y con el sentimiento y con la muerte

esa loca de atar y desatar

¿qué les queda por probar a los jóvenes

en este mundo de consumo y humo?

¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?

también les queda discutir con dios

tanto si existe como si no existe

tender manos que ayudan / abrir puertas

entre el corazón propio y el ajeno /

sobre todo les queda hacer futuro

a pesar de los ruines de pasado

y los sabios granujas del presente.

http://www.poemas-del-alma.com/mario-benedetti.htm

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Mario Benedetti: Utopías

Cómo voy a creer / dijo el fulano

que el mundo se quedó sin utopías

cómo voy a creer

que la esperanza es un olvido

o que el placer una tristeza

cómo voy a creer / dijo el fulano

que el universo es una ruina

aunque lo sea

o que la muerte es el silencio

aunque lo sea


cómo voy a creer

que el horizonte es la frontera

que el mar es nadie

que la noche es nada

cómo voy a creer / dijo el fulano

que tu cuerpo / mengana

no es algo más de lo que palpo

o que tu amor

ese remoto amor que me destinas

no es el desnudo de tus ojos

la parsimonia de tus manos

cómo voy a creer / mengana austral

que sos tan sólo lo que miro

acaricio o penetro

cómo voy a creer / dijo el fulano

que la útopia ya no existe

si vos / mengana dulce

osada / eterna

si vos / sos mi utopía.

http://www.poemas-del-alma.com/mario-benedetti.htm

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Mario Benedetti: ¿De que se ríe?

¿De que se ríe?

(Seré curioso)

En una exacta

foto del diario

señor ministro

del imposible

vi en pleno gozo

y en plena euforia

y en plena risa

su rostro simple

seré curioso

señor ministro

de qué se ríe

de qué se ríe

de su ventana

se ve la playa

pero se ignoran

los cantegriles

tienen sus hijos

ojos de mando

pero otros tienen

mirada triste

aquí en la calle

suceden cosas

que ni siquiera

pueden decirse

los estudiantes

y los obreros

ponen los puntos

sobre las íes

por eso digo

señor ministro

de qué se ríe

de qué se ríe

usté conoce

mejor que nadie

la ley amarga

de estos países

ustedes duros

con nuestra gente

por qué con otros

son tan serviles

cómo traicionan

el patrimonio

mientras el gringo

nos cobra el triple

cómo traicionan

usté y los otros

los adulones

y los seniles

por eso digo

señor ministro

de qué se ríe

de qué se ríe

aquí en la calle

sus guardias matan

y los que mueren

son gente humilde

y los que quedan

llorando de rabia

seguro piensan

en el desquite

allá en la celda

sus hombres hacen

sufrir al hombre

y eso no sirve

después de todo

usté es el palo

mayor de un barco

que se va a pique

seré curioso

señor ministro

de qué se ríe

de qué se ríe.

http://www.poemas-del-alma.com/mario-benedetti.htm

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Lucrecia Maldonado: Cómo se llamaba ese país

de repente todo parece tan claro y al mismo tiempo hay tanta sombra en todas partes

de repente como que ya se acaba el dolor y sin embargo duele tanto que uno ni siquiera puede mantenerse en pie

de repente uno se olvida de todo pero vienen esas caras tristes los niños llorando agarrados a las perneras del pantalón no te vayas papi y de tales pero fui yo alguna vez el papi de alguien cuándo cómo dónde y con quién

de repente uno se ve otra vez llegando alucinado y obnubilado buscando con los ojos perdidos y perdido uno también oyendo un idioma que dijeron que era el propio pero que con ese maldito acento nadie lo entiende

de repente uno sabe que nadie nos espera en ninguna parte y sin embargo sigue buscando con los ojos alelados aleteantes de sombras viejas la cara conocida que tal vez no nos identificó entre la multitud

de repente dos y tres días en que no se sabe qué mismo irá a pasar

de repente uno pregunta y nadie contesta porque nadie sabe nada

de repente el peso del equipaje que terminamos botando por ahí porque nos sobrepasa las fuerzas el olor de la ropa sucia que ya no podemos recambiar la plata que ya se acabó en llamadas y búsquedas inútiles y el miedo de salir a la calle y de que alguien nos meta en algún lugar del que ya jamás podremos salir

de repente la vergüenza

de repente el hambre

de repente también la soledad en esta maraña de caras que poco a poco se van volviendo conocidas aunque no hablemos con nadie aunque simplemente sea la costumbre de dormir en estas sillas duras o en este suelo frío con olor a desinfectante de repente una voz que nos pregunta qué nos pasa y no hay palabras ni lágrimas ni ninguna respuesta porque no nos pasa nada o simplemente de golpe nos pasa todo lo que nos ha podido pasar en un solo minuto

de repente una moneda desconocida en la mano que no hemos extendido para eso

de repente un bocadillo un poco de refresco algo y esa gratitud que también es ignominia y humillación y ganas de morirse pero después de comer recién al tercer día de no y de repente el ruido de otro avión que sale de otro avión que llega nadie sabe para qué

de repente una figura de mujer nos vuelve a encender brevemente el deseo pero ya no hay fuerzas ni siquiera para eso

de repente aquellos papeles que casi no podíamos firmar con el obstinado temblor de las manos con los ojos empañados y la expectativa atenazando la garganta sin poder evitar mirar la sonrisa satisfecha del prestamista

de repente las deudas de repente los niños de repente la primera prostituta barata y maloliente de repente la escuela de repente la voz de la mamá que nos dice desde la ventana que ya está la comida de repente una calle y la pelota de trapo que alguna vez pateamos

de repente la sensación de estar comenzando otra vez a volar de volver a los llorosos abrazos de la despedida de volver a la cuna caliente de volver al hueco profundo y oscuro del abrazo mayor y de no acordarse ni saber de qué color eran los ojos de la madre ni quién mismo es uno ni cómo se llamaba ese país

*****

Los perros de la División Anti Drogas del aeropuerto olisquearon un par de veces el cuerpo tendido en el ángulo del suelo y la pared. Cuando uno de ellos quiso mordisquear una mano, el guardia se lo impidió halando de la traílla y preguntó al barrendero negro:

–¿Cuándo parece que fue?

El barrendero se encogió de hombros:

–No sé. Yo volví de vacaciones recién esta mañana. Tal vez no había comido desde que me fui –se quitó la gorra y pasó el dorso de la mano por los ojos amarillentos–. Pobre.

La gente comenzó a amontonarse alrededor. Alguien quiso tomarle el pulso, alguna cosa. El guardia lo detuvo:

–No, déjelo. Si quiere ser útil, mejor vaya a buscar a un comisario. Solamente él puede levantar el cadáver.

Fuente:

http://www.servicioskoinonia.org/cuentoscortos/articulo.php?num=010

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Augusto Monterroso: El dinosaurio

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.

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