Daily Archives: December 3, 2007

León Bendesky: Nomás tantito

¿Qué tanto es tantito? Ese es hoy un verdadero enigma en México. La Suprema Corte juzgó que la agresión a Lydia Cacho que involucra al gobernador de Puebla fue leve y no amerita ningún castigo. No sólo queda un gran interrogante sobre este asunto que tiene que ver con la legalidad y la misma confianza en la justicia. También se deja en la penumbra la cuestión de la red en torno a la pederastia que aglutina a poderosos personajes, y los posibles delitos en torno de ella que se asocian con este proceso.

Antes, la justicia había determinado que las violaciones electorales del ex presidente Fox en 2006 habían existido en efecto, pero que no eran graves, nomás fueron un tantito. De ahí que el ya ex presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde, pueda decir sin recato alguno que se ha construido una mentira histórica sobre aquellas elecciones presidenciales.

El caso es que él ya no está y su desempeño, junto con el resto de los consejeros, ha dejado expuesta de nueva cuenta la frágil democracia, incluso en el sentido más restrictivo de las campañas políticas y los votos. El IFE ciudadano va tener un retroceso cuando ni siquiera se había consolidado plenamente. La nueva ley electoral no nace como parte de un proceso de evolución hacia la madurez política, sino para remendar lo que fue posible hacer con la ley anterior por parte de todos los participantes: el gobierno, los partidos, los candidatos, los grandes empresarios, la radio y la televisión.

Este último par de años no han sido memorables en cuanto a la procuración de la justicia, el cumplimiento de la ley, el fortalecimiento institucional y la definición clara de los compromisos y las alianzas políticas. Sigue habiendo personajes e instituciones que operan como piezas clave en la estructura de control político en el país y que comprometen de modo significativo un cambio y una real modernización democrática.

Qué tanto es tantito cuando se trata de la inseguridad pública. En el caso de la lucha contra la delincuencia y el narcotráfico, que empezó a tambor batiente al inicio de este gobierno, no hay indicios claros de la disminución notable y duradera de esas actividades. En el asunto general de la seguridad y la lucha contra el crimen no hay demasiado lugar para la práctica del nomás tantito, pues de ese modo inevitablemente la fuerza pública será rebasada y la sociedad queda inerme.

Y cuando se trata de los secuestros simulados por teléfonos celulares, no pasa de ahí, o sea, de una forma más del catálogo de la inseguridad, hasta que una serie de diputados las reciben casi al mismo tiempo y durante una sesión en el Congreso. Entonces ya no es nomás tantito. Y cuando policías auxiliares y judiciales protagonizan una balacera en plena colonia Del Valle de la ciudad de México en un episodio más de extorsión, pues nomás fueron tantitos balazos en plena vía pública.

La OCDE reprobó a México, una vez más, por sus malos resultados en el sistema educativo. De nuevo se advierte que la situación no es nomás de que nos falta un tantito, sino que es grave. De repente, como si se tratara de una aparición, la responsable de la SEP declara que en 2012, es decir, en sólo cinco años, el país llegará a los niveles de España a Chile.

Para empezar, ese objetivo no es muy preciso, pues el primero está alrededor del nivel 25 y el segundo del 42 de un total de 57 países que fueron clasificados; así que no se sabe adónde se apunta. Pero la crisis educativa del país es ya de muy larga duración y la verdad es que no se pueden inventar secretarios de educación como se ha hecho durante muchos sexenios, sin que se imponga un proyecto de largo plazo, sin vaivenes y con metas verificables y suficiente presupuesto. Tampoco se pueden sostener estructuras de poder sindical como la que priva en ese sector. Ya no son nomás tantitos los jóvenes con mayor capacidad y mejor preparación los que se van del país por falta de oportunidades.

Los acuerdos sobre la política económica a los que se llegaron con la más reciente reforma, que fue la base del presupuesto federal de 2008, están igualmente en el marco del nomás tantito. Las expectativas de crecimiento más optimistas lo sitúan, también para 2012, en una tasa de 5 por ciento anual, todavía menos que el promedio anual del periodo de 20 años anterior al inicio de las reformas estructurales a medidos de la década de 1980. En cuanto a la recaudación, tal como fue planteada la modificación impositiva con la Cetu, el gobierno no esperaba un aumento significativo.

Los precios suben, pero nomás tantito, y lo mismo pasa con las tasas de interés y la depreciación del peso frente al dólar. No hay claridad sobre qué tanto es tantito para seguir sosteniendo la actual estabilidad financiera que hasta ahora se alcanza esencialmente por los ingresos derivados del petróleo. En ese contexto tantito desempleo abierto no significa mucho en términos de la eficiencia del funcionamiento de la economía. La ocupación de la fuerza de trabajo está estrechamente ligada a la abundante emigración de los trabajadores, que, ésos sí, no son nomás tantitos.

* La Jornada
* leon@jornada.com.mx
* http://www.jornada.unam.mx/2007/12/03/index.php?section=opinion&article=033a1eco

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Sergio Ramírez : Parábola de los ciegos

Hay lecturas a las que uno regresa siempre por su poder seductor, que tiene que ver con la manera en que la historia que se nos cuenta está escrita, pero sobre todo con la huella perdurable que deja la historia misma en el alma al provocar reflexiones sobre la propia vida, sobre la libertad, por ejemplo, y sobre los empecinamientos que llevan al despotismo. Es lo que me ha venido a la mente al leer otra vez el cuento El país de los ciegos, de H. G. Wells.

La historia cuenta cómo un guía de montaña se precipita por un talud de nieve hacia una honda garganta en los Andes ecuatorianos, sobrevive a la caída, y encuentra un desfiladero que da paso a un valle secreto rodeado por altos muros de roca donde sólo habitan ciegos. Cuando toma contacto con ellos les explica que viene del otro lado de las montañas, de un mundo poblado de seres que tienen el don de la vista, donde hay ciudades, puertos, y más allá se halla el mar; pero ellos rechazan aquellas extravagancias. ¿Ojos? ¿Vista? ¿Qué es eso?

Para ellos, que viven rodeados por altísimos acantilados, en el más absoluto aislamiento, la diversidad no existe, y en su oscuridad perpetua creen, como artículo de fe, que encima de sus cabezas no hay algo que se llama el cielo, sino una pesada losa de piedra. Y piensan que el recién llegado no es más que una emanación de las rocas, esa materia infinita que los rodea. No viene del mundo, sino que viene al mundo. Porque sólo hay un mundo, lejos de cualquier pluralidad, el de ellos.

Pero peor aún que eso. Después de tratar por algún tiempo a aquel ser extraño que sólo habla desvaríos, se convencen de que aquella locura suya es un defecto provocado por una anormalidad: los ojos, esos globos extraños que le palpan en la cara. Y para volverlo normal, y hacer que sea como ellos, el remedio está en extraerle los ojos. La ceguera va a curarlo de la desdicha de ser diferente, y cuando ya no vea, con el tiempo todo se borrará de su memoria y creerá, como los demás ciegos, que el mundo en que están encerrados limita por arriba con una losa impenetrable.

Las historias magistrales tienen la virtud de poder leerse como parábolas, una de las cualidades de los clásicos, y esta historia es una gran parábola acerca de las ideologías o las conductas políticas que tratan de ser impuestas como únicas a costa de la convivencia democrática, por parte de los ciegos que sólo tienen una única manera de interpretar al mundo, y que no admite divergencias.

Es lo que advierto hoy en Venezuela, cuando a través de una masiva reforma constitucional el presidente Chávez busca imponer un modelo de organización política cortado a su propia medida, que tiene el respaldo de sus partidarios, pero no el consenso de la sociedad en sus diversas y múltiples capas. Sólo desde la perspectiva cerrada del ciego se puede buscar imponer a todos una concepción propia del mundo, que se vuelve excluyente en la medida en que está teñida de una ideología que comienza por castigar como herejes a quienes se atreven a ver de manera distinta. Del lado justo, el paraíso bolivariano de los justos; del otro, todos son seres extraños emanados de las piedras, oligarcas, imperialistas, traidores.

Lo advierto también en Bolivia, cuando el presidente Evo Morales ha mandado encerrar dentro de un cuartel militar a sus propios partidarios para que voten y aprueben una nueva Constitución que los demás, que protestan fuera de los muros del cuartel, no aceptan. Son la derecha, según el alegato oficial, y debe ser cierto que la derecha dirige esa oposición, o participa de ella, lo mismo en Venezuela que en Bolivia. Pero la derecha también es parte de la sociedad, y no puede ser excluida de un consenso para aprobar una Constitución que va a normar la vida de todos.

Y es lo que ocurre en Nicaragua, cuando el presidente Daniel Ortega, por razones ideológicas y por afanes de concentración y prolongación del poder político en su propio puño y en el de su esposa, que cogobierna con él, aparta a cada paso la Constitución y las leyes para imponer su voluntad, y a todos aquellos que disienten dentro y fuera de su partido los considera conspiradores a los que hay que quitarles los ojos para que, ya en la oscuridad, olviden que más allá hay otros mundos de fecunda diversidad, otras formas de pensar y de imaginar.

Hay otro gran vidente, o visionario, que como H.G. Wells se ha ocupado de los ciegos, Diderot. En su Carta sobre los ciegos para uso de los que ven construye una gran metáfora acerca de la concepción del mundo. “Es que yo presumo que los otros no imaginan de manera diferente que yo”, dice el ciego de Diderot. El mundo es lo que el ciego piensa, y como lo piensa.

La ceguera congénita, o adquirida, conduce a la imaginación única, al pensamiento único, a la ideología única y a la voluntad única, y de allí a toda suerte de fundamentalismos destructivos, sistemas mesiánicos y viejos caudillismos revividos. El ciego caudillo, que sólo tiene una única manera de ver al mundo, no estará en paz hasta conseguir que todos los demás sean tan ciegos como él, y hacer que marchen tras de sus pasos hacia lo que ofrece como la tierra prometida, pero no es más que el abismo.

* La Jornada
* http://www.sergioramirez.com
* http://www.jornada.unam.mx/2007/12/03/index.php?section=politica&article=024a1pol

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