Cuando aun tenía escoltas de la AFI por amenazas de muerte, los guardias privados de mi vecino, un millonario norteamericano, preguntaron a mi escolta cómo conseguir armas.
Cada día encontramos más grupos de seguridad privada dispuestos a llevar armas, legales o ilegales, para proteger las propiedades y personas de las familias adineradas de México, que a pesar de la inseguridad eligen quedarse en nuestro país.
Las leyes de la Física dicen que todo vacío tiende a llenarse eventualmente; es así como el vacío de seguridad poco a poco es llenado por especialistas de protección personal.
Ni siquiera las agencias de seguridad tradicional parecen confiables para quienes pueden pagarlas.
Nada pueden contra narcotraficantes, sicarios, zetas y secuestradores profesionales fuertemente armados. El comercio de armas ilegales es una realidad.
Este fenómeno no es nuevo, Colombia pasó por la creación de cuerpos especializados que más tarde pasaron a formar parte de grupos paramilitares criminales llamados Autodefensas Unidas. La complejidad del tema apenas nos permite poner sobre la mesa algunas preocupaciones.
En los tiempos del famoso Tigre Azcárraga, dueño del gran emporio televisivo nacional, el Ejército creó un grupo de especialistas asignados para él y para los periodistas de la empresa.
Estos soldados fueron elegidos minuciosamente, entrenados como escoltas y dotados de armas, cuyos permisos se renuevan cada año luego de un examen y el registro. Nadie más que el ejército puede autorizar la asignación de armas legales para guardianes que no pertenezcan a agencias policíacas especializadas.
Y sólo el ejército aprueba la portación de armas para caza deportiva o clubes de tiro. Los escoltas desarmados, lo sabemos, no son otra cosa que escudos humanos para balas, testigos de robo o secuestro, o chóferes de lujo. Los empresarios también lo saben.
Monterrey, el Distrito Federal, Sinaloa y Guadalajara son algunas de las ciudades con un mayor número de familias resguardadas por escoltas privados, la mayoría armados y entrenados para matar si es necesario.
Algunos privilegiados, como la dueña de FEMSA, son escoltados por el FBI.
Cada día más empresas especializadas en valoración de riesgo, risk assesment, abren oficinas en México. Son ejecutivos altamente especializados en estrategias integrales de protección de personas y familias adineradas. Negocian rescates, investigan al personal que labora en casa o en la empresa, desde la nana hasta la secretaria.
Algunos que han hecho grandes fortunas en Colombia, a raíz de la guerra contra el narco y la inseguridad resultante, han visto el potencial de México.
Su creciente presencia contradice las buenas noticias que nos cuentan desde Gobernación. Más allá de la anécdota, resulta imprescindible analizar las consecuencias que pueden resultar de este fenómeno de cuerpos de seguridad privada o policías paralelas.
Cuando el dueño de un poderoso diario nacional dijo que huye de México por miedo otros veinte le siguen. El nerviosismo del gobierno no es menor, los inversionistas que se expatrían por la inseguridad, eventualmente se llevaran su dinero, dejaran de invertir en nuestro país. Décadas de corrupción e impunidad revelan sus efectos, ahora contra ricos y pobres.
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Lydia Cacho: Paramilitares en casa
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Lydia Cacho: Premio a la Libertad de Prensa Mundial
MAPUTO, Mozambique (AP) – Una periodista mexicana que fue galardonada por la UNESCO por su valentía prometió el domingo continuar luchando por los derechos de las mujeres y los niños.
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Lydia Cacho Ribeiro recibió el sábado el premio a la Libertad de Prensa Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura durante una ceremonia en Maputo, capital del país austral africano de Mozambique.
“Fui torturada porque publiqué lo que el gobierno mexicano consideraba como propaganda y pornografía”, declaró Cacho durante una entrevista con una televisora de Mozambique el domingo.
“Las mujeres y los niños son mi prioridad en mi trabajo periodístico. El gobierno mexicano debería estar preparado para conocer artículos que dicen la verdad, y no tengo miedo de eso”, afirmó.
Cacho ha enfrentado amenazas de muerte por sus reportajes sobre pederastas. Su trabajo ayudó a encarcelar al dirigente de una red de pederastia. Su arresto por difamación y su contrademanda por corrupción y violaciones a los derechos humanos, que resultó a su favor, llevaron al Congreso federal mexicano a despenalizar la difamación.
La UNESCO, la organización cultural y educativa de la ONU, ha subrayado la valentía de Cacho por continuar “denunciando la corrupción política, la delincuencia organizado y la violencia doméstica a pesar de enfrentar amenazas de muerte, un atentado contra su vida y batallas legales”.
Ella reveló la participación de empresarios, políticos y narcotraficantes con la prostitución y la pornografía infantil en México, declaró la UNESCO.
El premio le fue entregado el día de la Libertad de Prensa Mundial. El reconocimiento, creado en 1997, lleva el nombre de Guillermo Cano, editor de un diario colombiano asesinado en 1987 después de haber denunciado a los capos del narcotráfico en su país.
Fuente:
http://mx.news.yahoo.com/s/ap/afr_gen_periodista_mexicana
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Ma. Eugenia Sánchez Díaz de Rivera: ¿De qué está hecho el corazón del ser humano?
Me permito compartir con los lectores el texto que leí en el zócalo el sábado 5 de abril
Buenos días amigas y amigos:
Hace ya tres años que nos reunimos aquí alrededor de 40 mil o más personas, hace dos que presentamos en esta misma plaza el libro Los demonios del Edén. ¡Qué dolor que lo que nos convoque hoy sean nuevos atropellos y nuevos escándalos de impunidad!
Para los que hemos seguido el caso de Lydia Cacho, leer Memorias de una infamia fue como volver a recibir una a una las bofetadas que la colusión entre el poder político, el poder económico y el negocio del crimen le han dado –nos han dado– a la sociedad. Es constatar una vez más que Lydia Cacho ha recibido esos golpes en nuestro nombre y comprobar que no se ha dado por vencida. Con ello Lydia hace realidad la esperanza y fortalece nuestro ánimo.
En el libro vamos descubriendo al abuelo portugués que antes de partir le dijo “no es tan malo morir cuando has vivido apasionadamente”; a la madre psicóloga de carácter sólido y compromiso humano activo, que la llevaba a las “ciudades perdidas” en donde el corazón de Lydia sintonizaba con esas niñas que apenas podían sobrevivir; las comidas con toda la familia, el aire del Caribe, las profundidades misteriosas del mar, las tormentas y el miedo, los calambres de tanto nadar. Todo ello forma parte de un paisaje entrañable que Lydia nos cuenta para mostrarnos en dónde se arraiga su fuerza.
Y nos comparte sus experiencias, con los enfermos de sida que morían en sus brazos; con las redes de periodistas; sobre la fundación del CIAM (Centro Integral de Atención a la Mujer) que son los antecedentes de esta historia que se desenvuelve ante nuestra mirada aterrada aunque siempre, porque así es Lydia, con algún destello de esperanza, de luz, de silencio amoroso.
Si decía yo que el libro Los demonios del Edén parecía una novela de terror, éste parece una de suspenso.
Pero el tema del libro no es Lydia Cacho, no. El tema del libro no es un pleito entre Lydia Cacho y Mario Marín como se quiso hacer creer a la opinión pública. El libro trata de cómo el poder económico y el poder político se vinculan para encubrir a redes de crimen organizado; y no de cualquier clase de crimen, del más obscuro y abyecto, el de la explotación sexual de niños y niñas. El libro trata de cómo el Estado y sus instituciones atacan a quienes quieren denunciar ese universo siniestro, como el que Lydia va descubriendo a partir del diálogo, el sufrimiento y la angustia de Emma, la primera en denunciar a Succar Kurí.
Lydia nos cuenta su secuestro en Cancún por judiciales enviados desde Puebla. Hace el relato detallado de ese trayecto infernal, soportando a ratos una pistola en la boca, o los manoseos por parte de los judiciales o los insultos. Narra magistralmente lo que experimentan su cuerpo y su alma. Esos momentos angustiosos en Champotón, de noche, cuando amenazan con tirarla al mar. ¡Nunca encontrarán mi cuerpo! pensaba Lydia, preocupada por el dolor de sus familiares. Pero ahí los planes cambian, gracias a sus amigos, familiares y colegas periodistas, el tema había salido ya en los medios, y los judiciales reciben órdenes de llevarla a toda velocidad a Puebla. Antes de llegar a la PGR bajan a los judiciales hombres y suben a dos mujeres indicándoles con voz autoritaria: “Ustedes venían con ella desde Cancún”. Se trataba de un plan cuidadoso y perversamente diseñado.
¿De qué está hecho el corazón del ser humano? ¿Por qué junto a esos judiciales obscenos, prepotentes, dispuestos a matar, se encuentran policías que tratan de ayudar y custodias en la cárcel que la salvan de una violación inminente orquestada por Kamel Nacif y Juanito Nakad? ¿Qué decir del presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos presionando, si presionando a Lydia, en los separos de la PGR, para que firmara que había sido bien tratada en el trayecto? “Si no firma, no sale hoy, ya se va la juez…”. ¿Nos damos cuenta de lo que eso significa? Y por otro lado, abogados como Xavier Olea, dispuestos a apoyarla a pesar de los riesgos. ¿De qué está hecho el corazón del ser humano?
Lydia reitera la solidaridad de familiares, amigos, periodistas, de instancias internacionales, de intelectuales y artistas y de cientos de seres desconocidos para ella, que la apoyan en su lucha contra un monstruo de mil cabezas. Habla de una paz profunda que le permite mantener “el corazón tibio y la cabeza fría”.
Pero la historia parece no tener fin, como constatamos esta mañana.
Emma recibe fuertes presiones e importantes sumas para retractarse, intentan matar a Lydia, Beatriz Paredes le dice que ya deje en paz a Marín, que no es para tanto; Felipe Calderón, que con tanta enjundia había dicho que había que llevar a Marín a juicio político, tiene que pagar deudas electorales, y aparece acompañado de él en muchas ocasiones. Kamel Nacif se pasea tranquilamente por donde quiere, los demás políticos involucrados: Emilio Gamboa Patrón, Miguel ángel Yunes, actúan como si nada hubiera pasado; empresarios poblanos aprovechan la coyuntura para fines personales y comentan que “Mario Marín es el mejor gobernador que ha tenido Puebla”: y la mayor parte de los medios, ante la presión o la conveniencia, cierran filas para silenciar el tema. Los que no lo hacen, como Carmen Aristegui, ya sabemos qué les ocurre.
Y para cerrar la pinza, la decisión de la SCJN que, por cierto, ya no aparece en el libro. A pesar de las evidencias mostradas por el valiente y honesto Ministro Juan N. Silva Meza, seis ministros votan a favor de exonerar a Marín.
Este hecho quedará como uno de los más negros en la historia de la Suprema Corte. Con este hecho el Tribunal Supremo del país lo que hizo fue:
–Certificar la impunidad de los funcionarios públicos y empresarios delincuentes.
–Avalar que se trate como delincuentes a los periodistas y a los defensores de derechos humanos.
–Encubrir a las redes de pederastia.
–Enviar el mensaje de que sólo el servilismo es capaz de proteger a un ciudadano.
Nada destruye más a las instituciones, nada genera más violencia y deteriora la moral de una nación que la impunidad.
El asunto Lydia Cacho ha sido el detonante que ha evidenciado un universo latente, político y emocional, que se trastoca cuando alguien se atreve a sacarlo a la luz. Ha vuelto serviles a los que no eran, a los que ya lo eran los ha llevado a entregar su humanidad al poder, ha despertado miedos que se manifiestan de formas diversas: acallando voces –la propia y la de los demás– o violentando más a las víctimas. Ha hecho visible cómo el oportunismo de empresarios pragmáticos o voraces aprovecha dramas como éstos para favorecer sus negocios, ha mostrado cómo las negociaciones cupulares entre partidos políticos pueden destrozar a los ciudadanos. Pero también a hecho presente la fuerza que puede emerger de una persona que solidaria con los que sufren hace, diría Pessoa, “del miedo una escalera”, de cada golpe un paso de danza, de cada esfuerzo un acto de amor.
Historia de una infamia es un acto más de defensa de la dignidad de los seres humanos. Gracias Lydia.
* Maru Sánchez es académica de la Universidad Iberoamericana (UIA) Puebla.
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Arnoldo Kraus: Dignidad: breves y efímeras notas
Con alguna frecuencia los diccionarios no definen adecuadamente determinados términos. No por incapacidad, sino porque existen palabras muy complejas –que más que palabras son vivencias–, ya sea por su significado per se, o bien por la multiplicidad y las divergencias de opinión que se tengan acerca del término. Dignidad es uno de ellos. En el Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española (vigésima segunda edición, 2001) se lee: Dignidad. 1. Cualidad de digno. 2. Excelencia, realce. 3. Gravedad y decoro de las personas en la manera de comportarse (siguen otras acepciones). De la palabra digno se dice: 1. Merecedor de algo. 2. Correspondiente, proporcionado al mérito y condición de alguien o algo (siguen otras acepciones). No concuerdo: ¿decoro?, ¿merecedor?, ¿mérito?…
Un breve ejemplo del México vivo y actual como abreboca y para comprender la cortedad del diccionario. La reciente decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en relación con el caso Lydia Cacho, Manuel Marín y el abuso sexual y sicológico de niñas y niños tiene que ver con muchos principios, entre ellos, el de la dignidad. Todos suponíamos que la Suprema Corte era uno de los últimos bastiones donde tenía cabida y se profesaba la dignidad y (casi) todos aseguramos que abusar sexual y comercialmente de niñas es indigno (con toda intención omito temas como ética, justicia).
La actitud de la Suprema Corte, al exonerar al señor Marín, expone bien las diferentes y complejas acepciones del principio dignidad: los ministros consideraron, entre otras cosas, que el comercio sexual no es indigno y, por extensión, que la actitud del gobernador de Puebla y asociados, al no ser indigna, es adecuada (o incluso digna). Esa serie de eventos podría, in extremis, sugerir que nuestros ministros no consideran indigno el tráfico sexual. Si intentamos dejar al lado todo lo que no sabemos, pero suponemos conocer con respecto a la decisión de los magistrados, el affaire Cacho-Marín ilustra algunas de las diatribas del concepto dignidad: lo que es obvio para algunos no los es para otros, ya que la realidad puede interpretarse de formas diversas.
La dignidad humana es esencialmente un principio individual que se caracteriza por conceptos y percepciones adquiridos a lo largo de la vida y de la suma de las experiencias, buenas o malas, que poco a poco determinan la arquitectura del ser; es una vivencia heterogénea que se modifica a través del tiempo y se relaciona con lo que cada sujeto siente y piensa de sí mismo; la dignidad determina, asimismo, lo que cada persona está dispuesta a aceptar o no, tanto como individuo como en sus nexos con la sociedad. Los atributos anteriores tienen también que ver con el respeto hacia la propia persona y hacia la comunidad.
Son muchos los vínculos que se asocian con el concepto dignidad. Entre otros, la clase social, la educación, la época, la religión, las ideas de justicia, derechos humanos y ética, en ciertos países el sexo, en demasiados las preferencias sexuales. El listado anterior explica el porqué de la heterogeneidad y de la multiplicidad de las miradas acerca de este principio.
Suele decirse también que la dignidad es una cualidad que no tiene precio. Kant lo explica bien: “En el reino de los fines, todo tiene un precio o una dignidad. Aquello que tiene precio puede ser sustituido por algo equivalente; en cambio, lo que se halla por encima de todo precio y, por tanto, no admite nada equivalente, tiene una dignidad”. Desde la perspectiva kantiana la dignidad impide que el ser humano sea utilizado, comprado o modificado de acuerdo con los intereses de otras personas; esa noción le permite a la persona conducirse de acuerdo con los principios (me gustaría apellidarlos éticos) que rigen su forma de ser.
La dignidad implica fidelidad hacia uno mismo y por extensión hacia los demás; significa también que las personas no son instrumentos, sino, como también dice Kant, fines en sí mismos; por eso, la consabida idea de que los seres humanos no son ni remplazables ni intercambiables.
La dignidad es un concepto asimétrico que varía entre culturas e individuos. Eso explica la dificultad que tienen los diccionarios cuando explican el tema o la que confrontamos quienes –en medicina es un tema frecuente– pensamos en él. El nunca suficientemente manido ejemplo de la Suprema Corte explica también que al menos para ellos –y para quienes resulten responsables de su decisión– la dignidad no es ni un concepto complejo ni una idea en la cual se deba reparar demasiado.
* La Jornada
* http://www.jornada.unam.mx/2008/01/02/index.php?section=opinion&article=014a2pol
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León Bendesky: Nomás tantito
¿Qué tanto es tantito? Ese es hoy un verdadero enigma en México. La Suprema Corte juzgó que la agresión a Lydia Cacho que involucra al gobernador de Puebla fue leve y no amerita ningún castigo. No sólo queda un gran interrogante sobre este asunto que tiene que ver con la legalidad y la misma confianza en la justicia. También se deja en la penumbra la cuestión de la red en torno a la pederastia que aglutina a poderosos personajes, y los posibles delitos en torno de ella que se asocian con este proceso.
Antes, la justicia había determinado que las violaciones electorales del ex presidente Fox en 2006 habían existido en efecto, pero que no eran graves, nomás fueron un tantito. De ahí que el ya ex presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde, pueda decir sin recato alguno que se ha construido una mentira histórica sobre aquellas elecciones presidenciales.
El caso es que él ya no está y su desempeño, junto con el resto de los consejeros, ha dejado expuesta de nueva cuenta la frágil democracia, incluso en el sentido más restrictivo de las campañas políticas y los votos. El IFE ciudadano va tener un retroceso cuando ni siquiera se había consolidado plenamente. La nueva ley electoral no nace como parte de un proceso de evolución hacia la madurez política, sino para remendar lo que fue posible hacer con la ley anterior por parte de todos los participantes: el gobierno, los partidos, los candidatos, los grandes empresarios, la radio y la televisión.
Este último par de años no han sido memorables en cuanto a la procuración de la justicia, el cumplimiento de la ley, el fortalecimiento institucional y la definición clara de los compromisos y las alianzas políticas. Sigue habiendo personajes e instituciones que operan como piezas clave en la estructura de control político en el país y que comprometen de modo significativo un cambio y una real modernización democrática.
Qué tanto es tantito cuando se trata de la inseguridad pública. En el caso de la lucha contra la delincuencia y el narcotráfico, que empezó a tambor batiente al inicio de este gobierno, no hay indicios claros de la disminución notable y duradera de esas actividades. En el asunto general de la seguridad y la lucha contra el crimen no hay demasiado lugar para la práctica del nomás tantito, pues de ese modo inevitablemente la fuerza pública será rebasada y la sociedad queda inerme.
Y cuando se trata de los secuestros simulados por teléfonos celulares, no pasa de ahí, o sea, de una forma más del catálogo de la inseguridad, hasta que una serie de diputados las reciben casi al mismo tiempo y durante una sesión en el Congreso. Entonces ya no es nomás tantito. Y cuando policías auxiliares y judiciales protagonizan una balacera en plena colonia Del Valle de la ciudad de México en un episodio más de extorsión, pues nomás fueron tantitos balazos en plena vía pública.
La OCDE reprobó a México, una vez más, por sus malos resultados en el sistema educativo. De nuevo se advierte que la situación no es nomás de que nos falta un tantito, sino que es grave. De repente, como si se tratara de una aparición, la responsable de la SEP declara que en 2012, es decir, en sólo cinco años, el país llegará a los niveles de España a Chile.
Para empezar, ese objetivo no es muy preciso, pues el primero está alrededor del nivel 25 y el segundo del 42 de un total de 57 países que fueron clasificados; así que no se sabe adónde se apunta. Pero la crisis educativa del país es ya de muy larga duración y la verdad es que no se pueden inventar secretarios de educación como se ha hecho durante muchos sexenios, sin que se imponga un proyecto de largo plazo, sin vaivenes y con metas verificables y suficiente presupuesto. Tampoco se pueden sostener estructuras de poder sindical como la que priva en ese sector. Ya no son nomás tantitos los jóvenes con mayor capacidad y mejor preparación los que se van del país por falta de oportunidades.
Los acuerdos sobre la política económica a los que se llegaron con la más reciente reforma, que fue la base del presupuesto federal de 2008, están igualmente en el marco del nomás tantito. Las expectativas de crecimiento más optimistas lo sitúan, también para 2012, en una tasa de 5 por ciento anual, todavía menos que el promedio anual del periodo de 20 años anterior al inicio de las reformas estructurales a medidos de la década de 1980. En cuanto a la recaudación, tal como fue planteada la modificación impositiva con la Cetu, el gobierno no esperaba un aumento significativo.
Los precios suben, pero nomás tantito, y lo mismo pasa con las tasas de interés y la depreciación del peso frente al dólar. No hay claridad sobre qué tanto es tantito para seguir sosteniendo la actual estabilidad financiera que hasta ahora se alcanza esencialmente por los ingresos derivados del petróleo. En ese contexto tantito desempleo abierto no significa mucho en términos de la eficiencia del funcionamiento de la economía. La ocupación de la fuerza de trabajo está estrechamente ligada a la abundante emigración de los trabajadores, que, ésos sí, no son nomás tantitos.
* La Jornada
* leon@jornada.com.mx
* http://www.jornada.unam.mx/2007/12/03/index.php?section=opinion&article=033a1eco
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Gabriela Rodríguez: Miedo
¡Qué poco hablamos del miedo! No sé por qué razón, pero es un tema del cual se habla poco en casa o entre amigos, y menos o nada en las instituciones escolares, de salud o en los programas sociales. Se trata de una emoción anticipatoria, una sensación de peligro inminente, una reacción corporal defensiva, tal vez instintiva, ante un daño posible. Aristóteles decía que el miedo es “la espera de un mal”.
Entre las causas más terribles que nos provocan miedo hoy debemos hablar en voz alta del abuso sexual y la explotación a menores; los casos aumentan y la gente calla, los gobiernos censuran y los medios prefieren evitarlo. Solamente dos periodistas mexicanas han tomado el tema con la prioridad que exige: Lydia Cacho y Carmen Aristegui.
A la primera se le quiso criminalizar por defender los derechos de menores, pero fuera del país la Organización Internacional de Medios de Comunicación de Mujeres (IWMF, por sus siglas en inglés) acaba de galardonarla el 23 de octubre en Nueva York por la persecución que desencadenó la publicación de su libro Los demonios del Edén, en el cual documenta la pornografía infantil dejando al descubierto a políticos mexicanos y hombres de negocios implicados en una red de pederastas. La segunda periodista sigue en pie y en ningún momento ha dejado de abrir su espacio radiofónico a las múltiples víctimas; si no fuera por Aristegui no nos hubiésemos enterado del grado en que ha aumentado este repugnante crimen en México.
Por si faltaran penas, en Oaxaca, donde se sostiene al más represor de los gobernadores, salen a la luz nuevos casos: cuatro madres de familia presentaron una denuncia pública tras el abuso sexual cometido contra sus hijos de cuatro años de edad –sí, ¡de cuatro años!–; tres de los cuales fueron además contagiados de herpes tipo 2. Estas madres fueron percibiendo cambios en la conducta de los niños y observaron muestras físicas de maltrato, golpes y abuso (“cortaditas y llagas en la colita”). A través de juegos, dibujos y terapias, pediatras y sicólogas identificaron la agresión de la que habían sido víctimas los pequeños. Se denuncia falta de atención, nepotismo, negligencia y desestimación por parte de las autoridades para castigar a los responsables. Sólo una de las personas responsables ha sido detenida, el resto sigue libre; las defiende el mismo bufete de abogados de Jorge Franco Jiménez y familia, allegados del gobernador Ulises Ruiz Ortiz; igualmente son familiares del titular de la Comisión de los Derechos Humanos del estado. Otros casos no son denunciados porque no se atreven, pero suponen que existe una presunta red de pederastas operando en el estado. No se trata de acciones aisladas porque hay similitud de hechos: todos los niños eran amarrados y amordazados, eran obligados a colocarse en distintas poses y fueron videograbados; los presuntos abusadores eran dueños y maestros de los institutos.
Según informa el Grupo Rosario Castellanos, una de cada cinco niñas es víctima de abuso sexual, y en el caso de los niños uno de cada 11 lo padece. Ocurre más frecuentemente en niñas y niños de entre seis y nueve años, 68 por ciento de los casos ocurren en el domicilio del menor agredido o del agresor y 32 por ciento en otros lugares.
Mientras estos horrores avanzan, la educación sexual y los libros de texto hablan de la importancia del respeto al cuerpo en el libro de ciencias de quinto grado de primaria con una mención puntual; el tema se aborda con más amplitud en el nuevo programa de formación cívica y ética de segundo de secundaria, cuando los alumnos tienen 13 años. Sabemos que la víctima es quien primero puede detectar el abuso y detenerlo, para después buscar apoyo en otra persona, por ello el tema exige ser impartido a los menores desde nivel prescolar: la enseñanza debe incluir la diferencia entre caricias y abuso sexual y el derecho que tiene a que nadie abuse de su cuerpo, distinguiendo con claridad de qué manera los genitales –pechos, vulva, ano y pene– pueden ser violentados.
En sentido opuesto, los grupos empresariales y de padres de familia por conducto de la Coalición para la Participación Social en Educación (Copase), ligada a gobernadores y funcionarios de Acción Nacional y a la jerarquía católica, siempre han estado más preocupados por la vida intrauterina que por la extrauterina. Recientemente han intentado eliminar de los libros de texto los contenidos que informan a los menores sobre la sexualidad y la forma de defenderse.
Con la derecha el miedo avanza porque promueve la guerra y las desigualdades y alienta el abuso del fuerte sobre el débil: del Estado sobre los ciudadanos, del militar sobre los civiles, de los hombres sobre las mujeres, de los hombres fuertes sobre los subordinados, de los adultos sobre los adultos mayores, del padre sobre los hijos e hijas, del cura sobre sus seminaristas, del maestro sobre sus estudiantes.
* La Jornada
* http://www.jornada.unam.mx/2007/11/09/index.php?section=opinion&article=028a2pol
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