Tag Archives: venta

Epigmenio Ibarra: Un pase de coca en NY; dos granadas en Morelia

…y siete muertos habría que añadir y más de cien heridos y los muchos más que, me temo, habrán de caer todavía. Allá, en Nueva York, en Chicago, en Washington o en Denver, la droga que sale de aquí y distribuyen, con total impunidad, los cárteles norteamericanos, verdaderos dueños del negocio, alivia las angustias cotidianas de más 7 millones de adictos que, pase, toque o inyección de por medio, sobrellevan así el idílico “american way of life”. Sistema de vida, que por cierto, se sostiene, además de sus ingresos legales, la venta de armas, claro, es uno de ellos, gracias a la entrada en circulación, libre de las ataduras de la economía formal a la que, sin embargo, oxigena, de más de 300 mil millones de dólares anuales, producto del tráfico y consumo local de estupefacientes. Mientras allá pues la vida se organiza en torno a la droga, aquí morimos por ella.

En este país que se hunde bajo el peso de la impunidad, la corrupción y el accionar creciente del crimen organizado, ese flujo indetenible de armas y centenares de millones de dólares que viene del norte produce y seguirá produciendo zozobra, incertidumbre, muerte. Muerte a tal grado violenta e indiscriminada que hemos perdido incluso la capacidad de asombro ante tanto decapitado y tanta masacre; 12 en Mérida, 10 en Juárez, 24 en La Marquesa; las cifras no cesan de crecer y ahora se engrosan con civiles inocentes que no hacían sino estar ahí, en una plaza pública, entre miles más, disfrutando la fiesta de una independencia cuyo significado amenaza con perderse del todo.

Dice bien Tony Garza, el embajador estadunidense, fueron narcoterroristas los que lanzaron las granadas. Elude sin embargo el funcionario la responsabilidad de su gobierno en la génesis de esos monstruos. Sí, en el terreno de la política y por su celo fundamentalista, el gobierno estadunidense ha terminado por ser, triste y paradójicamente, uno de los más activos promotores del terrorismo al que con tanto denuedo combate, es su actitud laxa e irresponsable ante el consumo de drogas de sus propios ciudadanos y la falta total de compromiso con la persecución y el castigo de los capos locales lo que ha hecho crecer el negocio del narcotráfico y lo que, a fin de cuentas, ha terminado por generar figuras de la calaña de Escobar o de Osiel Cárdenas y ha permitido la integración y el desarrollo de grupos criminales como los cárteles del Golfo, de Juárez, de Sinaloa o bien de grupos paramilitares como La Familia y Los Zetas.

También del norte, por cierto, es que llegan las armas con las que los capos se matan entre sí, matan a las autoridades que los combaten y matan a los civiles que se les atraviesan en el camino, o cuya muerte sirve, como en el caso de Morelia, para “calentar una plaza” y dañar a sus competidores. También con esas armas –con las que venden a los capos y las que venden a los cuerpos de seguridad– hacen pues negocio los estadunidenses. Eso se le olvido decir al señor Garza y también hablar de cómo la industria del entretenimiento no cesa, de manera subliminal si se quiere, de promover el consumo y de celebrar a aquellos actores, cantantes, figuras públicas que fuman mariguana o son adictos a la cocaína. Qué más da que jueguen con eso; en Hollywood, Wall Street o Washington la droga no deja de ser sino una travesura que merece cuando más la reprimenda de un juez y ocasiona un rentable escándalo mediático. Aquí en Morelia, mientras tanto, esa misma droga que tan campantes consumen los estadunidenses, produce cuerpos desgarrados por la metralla.

Ya tenían los capos granadas –y muchas– en su poder. Quien las tiene –es una ley de las armas– las usa. Ya, incluso, las habían lanzado antes; en una discoteca en Nuevo León, contra la tropa que se aproximaba a una casa de seguridad en Sinaloa y luego en Guanajuato contra una base militar. Quien incorpora explosivos a su arsenal sabe, desde que lo hace, que su poder no se gobierna y que tarde o temprano habrá de causar bajas civiles. Ahora en Morelia, porque así convenía a sus intereses, los narcos las lanzaron, sin más, contra la multitud. Les convenía hacerlo. Era barato. Era sencillo.

No es pues, me parece, del todo cierto que los capos mexicanos hayan dado ahora, con este atentado, un salto cualitativo en su accionar. Caminan ya hace tiempo en esta misma dirección. Hace unas semanas ametrallaron a una multitud en Creel; antes habían dispuesto –no lo lograron– el estallido de coches bombas en Sinaloa. Su única doctrina es la violencia indiscriminada; la muerte ejemplar.

Vivimos, hace ya tiempo, un proceso de escalamiento del conflicto que no habrá de detenerse –pese a los estentóreos llamados a la unidad– si algo no cambia o no hacemos que cambie en los Estados Unidos. Acabar con la amenaza, contenerla siquiera, será imposible en tanto sigan llegando del norte tal cantidad de armas y de dólares. Cortar la ruta de abastecimiento del enemigo, de eso Washington sabe mucho, es vital para ganar una guerra.

http://www.milenio.com/node/81914

Leave a comment

Filed under Columns, Politics, Resistance

Jorge Zavaleta: La amazonía en venta

Los gremios más representativos de las comunidades nativas de la Amazonía anuncian que si el gobierno peruano prosigue en su intento de rematar los recursos naturales, los pobladores retornarán a sus bosques, no reconocerán al Estado y evitarán a toda costa el ingreso del capital privado.

Mientras los movimientos científicos y sociales buscan salidas para paliar el brusco cambio climático a través de mayor protección de la rica biodiversidad amazónica, el gobierno del Perú enfrenta batalla legal contra las comunidades de la Amazonía con el fin de atender el ingreso privilegiado del capital privado, arrasando ancestrales derechos de propiedad de sus antiguos pobladores.
Pues los habitantes de la Amazonía, esta vez han decidido articular una oposición sólida y constante, para evitar la arremetida gubernamental aprista y que se repita otro capítulo de violencia y olvido del Estado.
Para no retroceder a la época de los caucheros, en los pueblos de la selva aún están frescas las negras historias de colonos que recibieron grandes concesiones de tierras y establecieron relaciones de esclavitud con los aborígenes.
Solo una muestra. En los años cincuenta, al igual que en esta primera década del siglo XXI, hubo una ola privatizadora. La dictadura del entonces general Manuel Odría autorizó el ingreso a la selva del Ucayali del rico empresario Letorneau, llamado “Socio de Dios”.
Equipado con modernos tractores y potentes aserraderos, la empresa franco norteamericana apareció con una legión de predicadores del cristianismo ortodoxo y fundó más de una congregación y un centro de investigación de las lenguas nativas. Detrás de esa avanzada religiosa, las máquinas se encargaron de derribar miles y miles de hectáreas de bosques. En menos de 20 años, las más finas especies como cedro y caoba desaparecieron y no hubo autoridad que se preocupara por la reforestación.
La entonces pequeña ciudad de Pucallpa, capital de Ucayali, fue convertida en un desierto que no cesa de crecer con pobladores que huyen de las profundidades del bosque, en tanto, desde los puertos ribereños de los afluentes del Amazonas, parten rumbo a EEUU y Europa los barcos aserradores cargados de ricas especies naturales.
Desde mucho antes, la vida de las comunidades aborígenes fue muy difícil. Los habitantes del oriente peruano fueron tratados como desconocidos, como los otros. La subalternidad y la otredad, restan valor a la diversidad cultural.
Los nativos no se oponen al desarrollo integral de sus pueblos. Lo único que desean es que el inversionista respete su hábitat y que la explotación de los recursos sea el fruto de la concertación entre Estado y capital, en el marco de una legislación ambientalista, que hasta ahora es letra muerta.
En este tercer año del segundo gobierno aprista, el país pasa por una coyuntura que podría servir para refundar el Estado a partir del armónico desarrollo de la Amazonía. Pero ocurre lo contrario. El Ejecutivo ha reconocido que se equivocó de estrategia al saltar los compromisos internacionales como el Convenio 169 de la OIT que obliga al Estado a consultar a las comunidades sobre cualquier cambio en la forma de enajenación de las tierras.
El Congreso de la República, con el respaldo de la Defensoría del Pueblo y el voto oficialista en contra, ha tenido que derogar un primer Decreto Legislativo que reducía el número de votos necesarios de las comunidades nativas y campesinas para la toma de sus acuerdos.
Esta aparente tregua no convence a los aborígenes, porque el gobierno solo pretende afinar las condiciones para no entregar a los inversionistas los proyectos de exploración y extracción de petróleo, gas y biocombustibles, así como las vías interoceánicas con Brasil sin escuchar las demandas sociels de los comuneros.
La realidad de estos días revela improvisación de los gobernantes. Las unidades de prevención del Consejo de Ministros no muestran identificación con los proyectos del Ejecutivo. La tensión social sigue latente, aunque la autoridad política niega afanes represivos. En la reciente y pacífica movilización de la selva, la policía ha actuado con violencia. En Bagua, cerca de la frontera con Ecuador, fueron heridos de balas y perdigones varias decenas de comuneros. Las dirigencias comunales denunciaron que son objeto de persecución política por parte de la gubernamental Agencia Peruana de Cooperación Internacional.
La actual administración, no obstante su oferta electoral de continuar con la modernización del Estado iniciada por los presidentes Paniagua y Toledo, no ha involucrado la selva. Solo se ha centrado en más privatizaciones, nuevas regulaciones y liberalización de los mercados, sin tocar el “antiguo régimen”. La corrupción del Poder Judicial contribuye a la falta de credibilidad de las principales instituciones, aunque parece que este clima no incide todavía sobre el crecimiento de la macroeconomía.
Lamentablemente el Estado no tiene capacidad para trabajar con la Amazonía. En julio último, recién creó el Ministerio de Medio Ambiente para cumplir con los requisitos que establece el TLC con EEUU. Pero los informes de las propias organizaciones comunales indican que a la fecha 163 comunidades tienen dificultades en tramitar su titulación, 143 han solicitado ampliación de sus límites territoriales y otro tanto tiene conflictos de delimitación y de otro tipo.
El presidente Alan García con su discurso de El Perro del Hortelano, descalifica la posición de los nativos y solo busca beneficiar a las empresas mineras, petroleras y otros agentes interesados en las tierras de las comunidades campesinas y nativas. Ejemplos sobran:
La extracción del gas de Camisea, es un proyecto que tenía como objetivo cambiar la matriz energética del país y cubrir las necesidades de los pueblos por donde atraviesan los gasoductos del Cusco a Lima. Pero por falta de planificación, las principales ciudades del país hoy sufren apagones para derivar energía a las fábricas. Tirios y troyanos se preguntan ¿cómo organismos como el BID han comprometido a sus mejores técnicos en un lucrativo proyecto de exportación de gas natural a México y Chile, sin prever la demanda interna de la costa y menos aún de los pueblos del sur del Perú?
Las comunidades nativas consideran que García ignora sus culturas y que pretende gobernar sin consultar y dialogar con los involucrados. “Para la sociedad occidental la tierra es de uno cuando el título de propiedad está inscrito en los Registros Públicos. Para los indígenas el dueño es la Madre Tierra”. Los andinos la reconocen como Pachamama. La tierra, las montañas y cataratas son sagradas”, proclama la AIDESEP, organización que lideró el último paro regional.
Datos
La Amazonía tiene más de un millón de pobladores nativos, distribuidos en Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia, que forman parte de 177 grupos étnicos.
La Amazonía peruana abarca el 60% del territorio nacional y es habitada por el 13% de los 28 millones de peruanos.
Son 774.649 kilómetros cuadrados, donde viven unos 650.000 indígenas de 65 etnias, cada uno con su propio idioma y cultura.
Hay numerosos distritos donde la pobreza extrema llega al 100% y la perniciosa inflación está muy por encima de los 6 dígitos que aparece en Lima.
Solo en la Amazonía peruana existe el 10% de la biodiversidad del mundo y alberga el 30% del agua dulce.

http://www.argenpress.info/2008/09/per-la-amazona-en-venta.html

Leave a comment

Filed under economy, Human Rights, Politics, Resistance

Pedro Miguel: Vendan PEMEX

Está bien. Encuentren un eufemismo políticamente correcto para bautizar la operación: apertura, desincorporación parcial, modernización, fortalecimiento, reforma, bursatilización, liberalización dentro del marco constitucional, y vendan Pemex. No se sonrojen con sus contradicciones e inconsecuencias: postulen un día la pertinencia de “permitir la incorporación de capital privado” en la paraestatal y, en función de las conveniencias coyunturales, aseguren al siguiente que ésta “tiene que seguir siendo del gobierno y de los mexicanos”. Siembren la confusión y el desconcierto, y vendan Pemex.

Sigan quemando el dinero que obtienen del petróleo y manden a Calderón a entrevistarse con todos los alguaciles de Estados Unidos, y a Sergio Vela, a conocer más a fondo la Muralla China. Agasajen con bonos, coches y retiros millonarios a ministros de la Suprema Corte que encubren la pedofilia y a senadores y diputados tan modernos que la inviolabilidad del domicilio les resulta una antigualla. Destinen una parte sustancial del presupuesto a pagar indemnizaciones por los daños que sufrieron los banqueros y otros deudores privados a consecuencia de su propia falta de escrúpulos y de su torpeza.

Confiesen a voz en cuello disparates como la adquisición de gasolina en Asia (“a un precio mayor al que la vende Pemex”) y cierren el paso, valiéndose de todo –del presupuesto que todavía ejercen, de los loros mediáticos, del fraude electoral, del arzobispo, de sus dos capillas de intelectuales orgánicos, de la procuraduría, de los juramentos de asistencia mutua entre pederastas, de los toletes, de las dirigencias sindicales maceradas en dinero sucio–, a proyectos de gobierno como el que proponía la construcción urgente de refinerías en el territorio nacional para reducir la dependencia de productos refinados de petróleo. Perseveren en su empeño de lograr una paraestatal oxidada y desgajada en concesiones y convenios de riesgo y coinversión, y adquieran ustedes mismos, a precios de liquidación, los pedazos resultantes. Así estarán en condiciones de disfrutar legalmente de las ganancias petroleras, sin tanto riesgo como ahora, cuando tienen que esconder sus maniobras de apropiación subrepticia que la gente llama raterías.

Compren conciencias y votos; garanticen la permanencia en el cargo a gobernadores abiertamente delincuenciales; mantengan instituciones y siglas de relumbrón, secretarías virtuales, dependencias fantasmagóricas que justifican su existencia mediante páginas web; reduzcan la acción gubernamental al pago puntual y preciso de pagos de Pidiregas y a la concesión de contratos públicos para ustedes mismos y sus familiares. Reduzcan la sustancia de la administración pública hasta volverla insustancial; alcancen esa suerte de orgasmo regresivo del neoliberalismo, realicen el postulado del anarquismo de derecha, culminen su viaje a las raíces históricas del Estado y vuélvanse una banda de hombres armados (qué bien va la Policía Federal Preventiva en su desarrollo institucional, ¿eh?), asistida por contratistas particulares para todo lo demás. Inspírense en la ocupación de Irak y apliquen en México esa primitiva ecuación de dos términos: músculo policiaco-militar para hacerse con la propiedad de los yacimientos petroleros.

No se dejen intimidar por la cólera del populacho y de la turbamulta. Minimícenla a conveniencia en sus canales de televisión, en sus estaciones de radio y en sus periódicos, criminalícenla con ayuda de sus legisladores y procuradores, ridiculícenla como un “round de sombra”, redúzcanla a delirio sin fundamento de un dirigente resentido. No vacilen: el triunfo es de los audaces y a ustedes les espera la gloria con que la historia premia a los arrasadores de naciones. Ustedes son los elegidos para derrotar a su propio país. Gánense una fortuna y una mención de honor, junto a los mexicanos Lorenzo de Zavala y José Antonio Mexía, en los libros de historia de Estados Unidos. Vendan Pemex.

* La Jornada
* http://www.jornada.unam.mx/2008/02/26/index.php?section=opinion&article=032a1mun

Leave a comment

Filed under Blogroll, Columns, economy, Resistance