Tag Archives: libre comercio

Gerardo Fernández Casanova: Globalización, un cuarto de siglo perdido

Estoy cerca de cumplir siete años de escribir en estas páginas. En poco más de 300 artículos he abordado temas que a mi juicio han sido importantes para México, particularmente referidos a la advertencia del daño provocado por la llamada globalización y a la importancia de la lucha por la construcción de un Otro Mundo Posible. Pero aún antes de adoptar la trinchera del periodismo de opinión (reducto para mi escasa capacidad de activismo) el tema ha sido constante en mi actividad profesional y política. Hoy, después de un cuarto de siglo de apertura de la economía mexicana al libre comercio y del desmantelamiento del estado nacional promotor del desarrollo, lamento comprobar que lo advertido como peligro de daño se convirtió en catástrofe y que las promesas de quienes la defendían devinieron en frustraciones. Inicialmente se trataba de especulaciones apoyadas en experiencias propias y ajenas; el caso de la debacle argentina fue aleccionador; con el correr del tiempo se impuso la terca realidad para confirmarla
s. Pero lo que me cuesta más trabajo comprender es que, no obstante la objetividad de tales efectos, siga vigente una corriente doméstica que insiste en continuar por ese camino hacia el desastre, cuando hasta los mismos organismos financieros internacionales que la impusieron comienzan a retractarse.

El mundo vive hoy la más severa crisis alimentaria de la historia, producto de la globalización. Después de haber dinamitado los cimientos de la soberanía y la seguridad alimentaria, cuando los pueblos y sus estados nacionales ya no cuentan con instrumentos para garantizar el sustento básico, el libre juego de las fuerzas del mercado hace que el precio internacional de los alimentos registre un alza desmedida, colocando en condición de hambre a un sector cada vez mayor de la población. Los tecnócratas ofrecen explicaciones al fenómeno: que si el aumento de la demanda de China e India; que si la competencia de los bioenergéticos; que si el calentamiento global, etc. Pero no ofrecen soluciones. Estrepitosamente se derrumba el postulado de las ventajas comparativas, esencial de la globalización: si resulta más barato producir maíz, arroz o frijol en Estados Unidos, habrá que importarlo, y dedicarse a producir localmente lo que sea más barato para exportarlo y así compensar; sólo que nuestras exportaciones de tequila, cerveza, cemento o mezclilla son prescindibles para quienes nos las compran, en tanto que prescindir de maíz o frijol o arroz significa hambre.

En aras del libre comercio se destruyó la infraestructura productiva del campo, particularmente la relacionada con la intervención del estado en el fomento y la protección de la actividad agropecuaria. Por decisión de política económica, el campesino y su actividad productiva entraron a un proceso acelerado de extinción, para alimentar la corriente migratoria hacia los Estados Unidos, lugar en que cumplen la honrosa función de abaratar los costos de la mano de obra para su economía. Restablecer la capacidad de producción del campo no será cosa sencilla, aún con el aliciente del precio alto, además de que dejaría sin resolver el problema del costo para la población consumidora.

Lo que nos hace falta entender a todos es que se trata de todo un conjunto de medidas que han destruido al país; así se destruyó la industria nacional, tanto la paraestatal como la privada; así se ha desmantelado a PEMEX, a la CFE y Luz y Fuerza del Centro; así se abandonó la producción de fertilizantes y de bienes de capital, la investigación y el desarrollo tecnológico; así se entregó el sistema bancario al capital extranjero, entre muchas otras expresiones de la autodestrucción.

No satisfechos con la entrega de la economía y las riquezas nacionales al extranjero, ahora avanzan en la sumisión política y de seguridad nacional, para convertirnos en una simple colonia, cansados de luchar por una vía independiente para atender los intereses de la Patria. Me parece que el razonamiento que prevalece es el de que, si de todos modos los Estados Unidos son los dueños del mundo, más vale ser sus mejores amigos para recibir trato de gatos de angora, o el de que si de todos modos me van a violar, más vale no ofrecer resistencia y tratar de gozar la violación.

El régimen del fraude se sostiene en su empecinado neoliberalismo y en su sistema de gobierno declarativo y mediático, como si la realidad económica atendiese a la propaganda desinformativa o si el hambre se paliase mediante una dosis intensiva de spots en la televisión. Me pregunto qué pesa más, si la estupidez o la perversidad o, peor aún, si ambas se combinan para dar al traste con la expectativa nacional. En cualquier caso, se trata simple y llanamente de traición a la Patria, y todavía se atreven a calificar de transnochados a los nacionalistas que la defendemos.

Ojalá nos quede claro que la movilización popular en defensa del petróleo es sólo un primer paso para emprender la defensa de la Patria toda y su recuperación.

* Argenpress
* http://www.argenpress.info/nota.asp?num=055299&Parte=0

Leave a comment

Filed under Blogroll

Aurelio Suárez Montoya: Commodities, una nueva arma para matar de hambre

En 2004, el Institute of Development Studies, en una investigación sobre las secuelas de la implantación del modelo de “libre comercio” para los productos agrícolas desde 1990, incluidos los alimentos, encontró, teniendo en cuenta las importaciones agrícolas como porcentaje del PIB, el nivel de dependencia de la agricultura y el suministro diario de calorías por habitante, que al menos 43 países tenían valores muy altos de vulnerabilidad y que otros 23 suministraban menos de 2.500 calorías al día por habitante, conformando un numeroso grupo de “países en desarrollo importadores netos de alimentos”.

Entre 1994 y 2004, la producción de alimentos de todos los países en desarrollo cayó 10% respecto a la década anterior, mientras sus compras alimenticias externas crecieron 33%. Los países del Norte, encabezados por Estados Unidos, tomaron el control mundial de los alimentos merced a los mil millones de dólares diarios de subsidios estatales que les permite exportar sus excedentes a precios por debajo del costo y quebrar las producciones domésticas del Sur, al cual, para facilitar el asalto, se le obligó a eliminar o reducir los aranceles. El hambre que sufre el mundo tiene como primera causa ese perverso modelo comercial.

Coincidiendo con las crisis financieras, desde 2001 se inició un alza continua en el precio internacional de los alimentos. Los linces de las finanzas apuntaron a los mercados especulativos de los contratos a futuro de los bienes básicos, que se transan en las bolsas de valores con el nombre de commodities, como medio para resarcirse de las pérdidas en otras inversiones, como alternativa frente a las bajas tasas de interés, a la caída de las acciones de las firmas o a la devaluación del dólar. La cabalgata especulativa empezó por el oro y el petróleo y, gracias a la superioridad ganada por los países poderosos en la década anterior, aunada a la desaparición de toda forma de intervención estatal en el mercado alimenticio, se incluyeron cereales y oleaginosas en la ruleta de las transacciones bursátiles, donde los precios presentes se fijan mediante la expectativa agiotista de la cotización futura. En las lonjas de Chicago y Sao Paulo es el retorno del capital invertido en este tipo de operaciones, por encima de las interacciones entre oferta y demanda, el que define los precios. Las malas noticias sirven a la voracidad financiera; si sube el petróleo, si abundan cereales u oleaginosas para agro-combustibles, si el clima daña cosechas en Australia o Argentina, si China e India piden más alimentos, si bajan los inventarios mundiales, todo se pone a su favor.

En el maíz, por ejemplo, no resulta explicable que, si los inventarios mundiales entre la cosecha 2003-2004 y la de 2007-2008 cayeron un 11%, aunque todavía sean más de un 10% del consumo mundial y estén por encima de las 90 millones de toneladas, el precio internacional haya subido en ese mismo lapso un 125%, de 105 dólares la tonelada (FAO, 2003) a casi 240 (Illinois, abril 2008). Lo de la soya es peor: la oferta mundial ha subido 28% para esos mismos cuatro años, los inventarios mundiales crecieron 40% y éstos como proporción al consumo global también se agrandaron (USDA, 208); no obstante, la cotización mundial por tonelada alzó de 300 dólares (FAO, 2003) a cerca de 500 (Chicago, abril 2008).

Lo del arroz es insólito. El déficit mundial de la producción frente al consumo en 2003 fue de 20 millones de toneladas y en 2007-2008 hubo un superávit de un millón de toneladas. No valió la recuperación; el que los inventarios mundiales hayan caído un 8,5% para este cuatrienio sirvió para que los precios se hayan más que duplicado, al pasar la tonelada de origen tailandés de 200 dólares (FAO, 2003) a 499 (Chicago, abril 2008). Finalmente, lo del trigo es injustificable. En 2003 el consumo mundial fue 50 millones de toneladas mayor que la oferta total; para 2007-2008, la diferencia se redujo a 13 millones; sin embargo, como los inventarios mundiales bajaron de 166 millones de toneladas a 110 millones (USDA, 2007), al mundo se le cobra la mayor demanda de pan incrementando los precios internacionales de 150 dólares por tonelada (FAO, 2003) a 499 (Chicago, abril 2008). ¡Un crimen!

Por los afanes de las crisis financieras, la comida, que ya se había convertido en mercancía, se transformó ahora en commodity, nueva arma para matar de hambre a desnutridos de los cinco continentes. Mortal como las siete plagas de Egipto, devastadora como la roya que atacó los cultivos de papa en Irlanda en 1845, vandálica como las hambrunas en la naciente Europa urbana del siglo XVII. Por ende, el hambre actual no es un problema de “estabilidad política” en decenas de países, como dijo el Director de la FAO, Jacques Diouf. Que no se aproveche la hecatombe además para invadir países tras la disculpa de “paz y ayuda alimentaria”, aunque parece que todo fuera para allá…como en Haití.

* Argenpress
* http://www.argenpress.info/nota.asp?num=054421&Parte=0

Leave a comment

Filed under Blogroll

Luis Hernández Navarro: Agricultura y libre comercio: las falacias

Los productores y el agro marchan bien, dicen desde el poder. Alberto Cárdenas, el secretario de Agricultura conocido como El dos neuronas por su deslumbrante inteligencia, asegura que el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) ha traído más beneficios que males. La aseveración es falsa. Las cifras así lo muestran.

Según información del Departamento de Agricultura estadunidense (USDA, por sus siglas en inglés), la balanza comercial agroalimentaria entre México y Estados Unidos es claramente deficitaria para nuestro país. Así ha sido año tras año desde el inicio del TLCAN. Hasta octubre de 2007 las importaciones mexicanas sumaban más de 10 mil 487 millones de dólares, mientras las exportaciones apenas alcanzaban 8 mil 479 millones de dólares.

Lo mismo ha sucedido desde 1994. Las compras nacionales de productos agroalimentarios a nuestro vecino fueron de casi 10 mil 881 millones de dólares en 2006 y las ventas llegaron a 9 mil 390 millones de dólares. Durante 2005 importamos 9 mil 429 millones de dólares y exportamos 8 mil 330 millones de dólares.

Las cifras no son peores gracias a la cerveza. Convertida en nuestro principal producto agroalimentario de exportación, su éxito no le debe nada al TLCAN. Las ventas mexicanas de la bebida alcohólica en Estados Unidos durante 2005 sobrepasaron los mil 300 millones de dólares. Representaron 18 por ciento del total de las exportaciones alimentarias nacionales del sector hacia su principal socio comercial.

Las ventas de cerveza, vegetales y frutas concentran las tres cuartas partes de las exportaciones de México hacia su vecino del norte. Los tomates son el segundo producto agroalimentario de exportación y los pimientos el tercero. Limones, papayas, mangos, pepinos, espárragos frescos y verduras congeladas le siguen en importancia.

Granos, oleaginosas, carnes y productos derivados concentran las tres cuartas partes de las importaciones agroalimentarias mexicanas de Estados Unidos. Aunque se asegura que muchas de estas compras buscan cubrir un déficit de los agricultores mexicanos, centenares de toneladas de maíz, soya, sorgo, arroz y trigo han llegado a los mercados mexicanos con precios por debajo de sus costos reales de producción, dañando gravemente la planta productiva nacional. El impacto entre campesinos y agricultores ha sido devastador.

Un caso, entre otros más, es el del arroz. México es el primer destino de las exportaciones estadunidenses de este cereal. En un momento en el que los grandes agricultores de ese país han perdido importantes mercados en India, Tailandia y África subsahariana, el acceso preferencial al mercado mexicano avalado por el TLCAN ha servido al imperio como la tabla de salvación que ha hundido a los productores nacionales.

El TLCAN ha impulsado la inversión extranjera directa en las cadenas agroalimentarias mexicanas. De acuerdo con la Secretaría de Economía, tan sólo entre enero de 1999 y junio de 2006 este sector recibió inversiones por 11 mil 700 millones de dólares, de los cuales casi la mitad proviene de la patria del Tío Sam. Las estadísticas estadunidenses señalan que en 2005 la inversión de esa nación en la industria alimenticia, excluyendo la producción agrícola y las bebidas, era de casi 3 mil millones de dólares.

Estas inversiones son importantes en las empresas que comercializan granos, elaboran harinas y tortillas, así como en el procesamiento de carne. Por ejemplo, de las tres compañías que controlan casi 50 por ciento del mercado avícola en México, dos son grandes consorcios estadunidenses.

Las compañías multinacionales de base estadunidense establecidas en México tuvieron aquí ventas por 6 mil 100 millones de dólares, casi el doble del valor de las exportaciones de alimentos procesados provenientes del país de las barras y las estrellas. La mayoría de las marcas más conocidas en el otro lado se comercializan dentro de nuestro territorio.

La dieta de los mexicanos se ha transformado aceleradamente a raíz del TLCAN y de la enorme presencia de gigantes corporativos como Wal-Mart, Cotsco y Sam’s Club en las cadenas minoristas. Ningún médico se atrevería a decir que este cambio en el patrón de consumo ha sido para bien de la población.

Pero el secretario de Agricultura no es el único que en estos días falta a la verdad. Es falso, como afirma Fidel Herrera, gobernador de Veracruz, que la negociación del capítulo agropecuario del TLCAN haya sido correcta, pero las medidas que se tomaron posteriormente hayan sido malas. Por supuesto, las políticas de compensación, reconversión y fomento a la productividad que debieron acompañar la firma del acuerdo han sido pésimas, pero la negociación del tratado fue desastrosa para el país, para el campo y para los campesinos.

Cuando menos, México podía haber dejado el maíz y el frijol fuera del trato. Canadá y Estados Unidos excluyeron de su pacto lácteos, cacahuates, mantequilla de maní, algodón, azúcar, pollos, pavos, huevos y margarina. Pero el gobierno de Carlos Salinas no quiso hacerlo y metió maíz y frijol a la mesa de negociación con el objetivo de forzar, por esta vía, el drenado de la población rural hacia las ciudades.

Es equivocado suponer que ya nada puede hacerse, salvo pelear por quedarse con la bolsa del programa especial para paliar los efectos de la liberalización comercial. El capítulo agropecuario del tratado es renegociable, más aún si forma parte de la agenda bilateral sobre migración y narcotráfico.

No tiene sustento afirmar que lo peor de la apertura comercial en el agro ya pasó. No, al menos, en la percepción de su población. Los tiempos de la sociedad rural, la forma en la que se procesa en ella la acción reivindicatoria, poco tienen que ver con los de las dinámicas de la tecnoburocracia neoliberal y las coyunturas electorales o legislativas de los políticos.

El libre comercio en el campo ha causado severos estragos en el mundo campesino. Más temprano que tarde los labriegos pasarán la cuenta.

* La Jornada
* http://www.jornada.unam.mx/2008/01/08/index.php?section=politica&article=014a1pol

Leave a comment

Filed under Blogroll, Columns, economy