Tag Archives: John McCain

DAVID ALANDETE: El Partido Republicano enseña su rostro más radical

En las primarias fueron contrincantes. Pero los tres principales competidores contra John McCain por la nominación del Partido Republicano se unieron el miércoles en un duro ataque contra lo que bautizaron como “la prensa liberal”, contra la izquierda, contra Washington y contra el candidato demócrata a la presidencia de EE UU, Barack Obama.

Olvidados los tiempos del conservadurismo compasivo, Rudolph Giuliani, Mike Huckabee y Mitt Romney imprimieron un tono radical a la Convención de Saint Paul y acusaron al senador por Illinois de falta de firmeza ante el terrorismo islamista y de atesorar menos experiencia ejecutiva que cualquiera de los dos miembros de la candidatura republicana.

“Los demócratas han renunciado a ganar la guerra de Irak y han renunciado a América”, dijo el ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani. En una severa crítica al Partido Demócrata, dijo que en su Convención, en Denver, “raramente mencionaron los ataques del 11 de septiembre de 2001. Viven un estado de negación respecto a la mayor amenaza que vive nuestro país”.

El ex gobernador de Arkansas Mike Huckabee acusó a Obama de ser el candidato que pondrá a Estados Unidos “en riesgo en un mundo peligroso”. Mitt Romney, por su parte, aportó puntos del ideario neoconservador al asegurar que los republicanos son los únicos que creen “en la distinción entre el bien y el mal”, mientras Obama “duda y se doblega” ante el terrorismo.

Giuliani defendió a McCain como “un soldado de a pie en la revolución conservadora de Reagan”. De hecho, los tres ex candidatos le atribuyeron a McCain el rol de defensor del legado del célebre presidente republicano de los años ochenta. “El camino adecuado es el que lideró Ronald Reagan hace 30 años y que ahora recorrerán John McCain y Sarah Palin”, dijo Romney, que fue gobernador de Massachusetts entre 2003 y 2007.

En su intervención, este político mormón unió directamente la presidencia de George W. Bush a la candidatura de McCain. “Bush definió a los Estados que patrocinan el terrorismo como lo que son: un eje del mal”, afirmó, en una defensa de la tradición neoconservadora de los años más recientes del Partido Republicano. “El islamismo radical y violento es el demonio, y debemos vencerlo”.

“Queremos pasar de un Washington liberal a un Washington conservador”, dijo Romney, en tono desafiante. “Los liberales cambiarían la sociedad de las oportunidades por la dependencia de la caridad del Gobierno”, dijo, detallando a continuación un ideario económico netamente republicano: “El camino adecuado consiste en reducir el gasto del Gobierno, en bajar los impuestos, en exterminar las grandes regulaciones y los mandatos, detener las tasas a las empresas y enfrentarse al apetito de tiranosaurio de los sindicatos”.

Tanto Romney como Giuliani acusaron a los demócratas de la crisis energética que vive EE UU. Ambos defendieron la propuesta de McCain de abrir las costas estadounidenses a más perforaciones petrolíferas. “Es el Congreso liberal el que nos hace más dependientes de los tiranos de Oriente Próximo”, dijo el ex gobernador de Massachusetts.

Los discursos de los tres ex candidatos fueron, también, una defensa de la experiencia política de Sarah Palin y un encendido ataque personal contra Obama y su compañero de candidatura, Joe Biden. ” tiene ya más experiencia en un puesto ejecutivo que toda la candidatura demócrata”, dijo el ex alcalde de Nueva York. “Ha sido alcaldesa, y sabéis cómo me gusta este trabajo. Lo siento, Barack, si [el puesto de alcaldesa] no es lo suficientemente glamuroso”, dijo.

Los tres antiguos adversarios se sometieron obedientemente a la disciplina de partido en sus comparecencias. Sólo uno, el ex gobernador de Arkansas y ministro baptista Mike Huckabee, reconoció entre risas que, al principio, hubiera querido ser él quien leyera el discurso de aceptación de la candidatura el jueves por la noche. Pero el Huckabee del miércoles fue un ariete más en la táctica de acoso y derribo diseñada por el estratega electoral Steve Schmidt, amigo personal de Karl Rove y arquitecto de la campaña de McCain. “Sarah Palin obtuvo más votos como alcaldesa de Wasilla, Alaska, que Joe Biden en su candidatura a la presidencia”, dijo.

Fue Huckabee quien más se cebó con “los medios elitistas” por subrayar diversas polémicas en las que Palin se ha visto envuelta recientemente. La prensa, dijo, “ha hecho algo que parecía imposible de conseguir: unir al Partido Republicano y a todos los estadounidenses en apoyo del senador McCain y la gobernadora Palin”.

http://www.elpais.com/articulo/internacional/Partido/Republicano/ensena/rostro/radical/elpepuint/20080905elpepiint_3/Tes

Leave a comment

Filed under News, Politics

Immanuel Wallerstein: ¿Qué puede él cambiar?

Parece ahora bastante probable, aunque no sea seguro aún, que Barack Obama será el candidato demócrata a la presidencia. Y parece muy probable que podría ganarle la competencia a John McCain. También parece casi seguro que crecerán las mayorías demócratas en el Senado y la Cámara de Representantes. Entonces, parece que Obama podría asumir el cargo con un mandato relativamente fuerte de parte de los votantes. Si uno se pregunta cómo es que Obama fue capaz de lograr esto, cuando entró a la carrera apenas hace seis meses como joven y poco probable vencedor, la respuesta parece clara. Obama enfatiza el asunto del “cambio” y este punto parece haberle resonado a los votantes, incluidos muchos que no habían votado antes.

Por supuesto, cambio es un término ambiguo y su significado varía según quienes lo pregonen. Pero parece ser que el asunto del “cambio” responde a un alto grado de incomodidad en Estados Unidos en el contexto de la actual situación general del país en el mundo. Las dos zonas de máxima incomodidad son la guerra de Irak y el estado de la economía. Lo que la mayoría de los votantes parece estar diciendo es que piensa que la guerra en Irak es un pantano, y que fue un error haber invadido ese país. En cuanto a la economía, los votantes parecen decir que su nivel actual de vida ha ido bajando y que tienen mucho miedo de que continúe cayendo todavía más. Así que, básicamente, rechazan las principales líneas de argumentación del régimen de Bush, y en gran medida lo culpan por sus incomodidades. Es menos claro cuáles son los cambios específicos que los votantes quieren, pero algo desean.

Obama tiene un segundo atractivo más allá de acometer el asunto del cambio. Es una cuestión de estilo. Él afirma que está deseoso de hablar con todo mundo. A nivel internacional con las supuestas fuerzas no amistosas y con los supuestos aliados, y a nivel interno con personas de todas las facciones políticas. Esto contrasta con la repetida insistencia de Bush de que hay todo tipo de grupos con los que Estados Unidos no debería “negociar” jamás.

Hay una segunda clase de atractivo estilístico de Obama. Él dice, una y otra vez, “¡Sí, nosotros podemos!” Éste es un punto que retomó de César Chávez, el legendario líder hispano de los trabajadores agrícolas, cuyo lema era “¡Sí, se puede!” Este punto atrae particularmente a todos aquellos que se han sentido marginados en el sistema político estadunidense, y que encuentran que este punto los empodera.

Así, ahora que Obama parece cerca de convertirse en presidente, ha comenzado una considerable discusión en la prensa, en el Internet, y en el debate público, en torno al tipo de cambios que intenta emprender, de hecho, Obama. Ésa, me parece, es la pregunta equivocada. La real cuestión es qué tipo de cambios puede hacer, cuestión totalmente diferente.

El historial de Obama es el de un demócrata liberal que se opone a la guerra de Irak y cuyo modo de actuar ha sido siempre de centro-izquierda, algunas veces con fuerza y otras con mucha prudencia. Es seguro que intenta conferirle un estilo diferente a la Casa Blanca. Lo que es bastante menos claro es qué tan radicalmente diferentes serán las políticas que intenta implantar. Pero aun suponiendo que fuera más radical políticamente de lo que parece a simple vista, la cuestión continúa siendo ¿qué puede hacer?

Sin duda, los presidentes de Estados Unidos pueden afectar las políticas de modos importantes –George W. Bush lo ha demostrado– pero también quedan prisioneros de su propio cargo. Es por eso importante revisar cuáles son las opciones en política exterior, en política económica, y en aquel ámbito más suelto que podríamos llamar política cultural.

En política exterior, el asunto más inmediato y avasallador es Medio Oriente –no sólo vis-à-vis Irak, sino también vis-à-vis Afganistán, Irán, Paquistán e Israel/Palestina. Bush ha trabajado muy duro para atarle las manos a su sucesor. Pero cometió el error de pensar que la política estadunidense en Medio Oriente está primordialmente en manos del gobierno estadunidense. Yo ya no pienso que ése sea el caso. Hay un torbellino de fuerzas en esta región que están más allá del limitado poder del gobierno de Estados Unidos, como para poder canalizar su dirección. En Irak, lenta, pero seguramente, acumula vapor el nacionalismo antiestadunidense. En Afganistán, los talibanes regresan subrepticiamente al poder de facto y como subproducto amenazan perturbar el funcionamiento de la OTAN como fuerza internacional. En Pakistán, parece que Estados Unidos quedará reducido a rezar en silencio para que su amigo Pervez Musharraf, cada día menos popular, pueda capear el temporal. Los iraníes han decidido que simplemente pueden desafiar a Estados Unidos sin incurrir en ningún peligro real. Y tanto Israel como la Autoridad Nacional Palestina se hallan en terrenos mucho más inestables que nunca, interna e internacionalmente. En gran medida, Condoleezza Rice es ignorada por todos. ¿Tratarán diferente al secretario de Estado de Obama?

Si el torbellino deshace las políticas estadunidenses en la región y si incluso las fuerzas estadunidenses se retiran de Irak, ¿será la consecuencia que Europa occidental, Rusia, China y América Latina se acerquen, de hecho a Estados Unidos, aun cuando aprecien el estilo más amigable e inteligente de Obama? Las tendencias geopolíticas subyacentes están en contra de Estados Unidos. Obama puede hacerlo mejor que Bush, pero ¿qué tanto mejor?

La historia no es muy diferente si miramos el estado de la economía estadunidense. Sin duda, una administración demócrata tendrá políticas diferentes en cuanto a impuestos, atención a la salud y medioambiente. Y probablemente 80 por ciento de la población más pobre la pasará mejor. Pero los empleos en el ámbito de la manufactura no regresarán, aun cuando Estados Unidos hundiera sus propios pactos neoliberales de comercio. En este ámbito, hay también un torbellino, uno tal vez aún más poderoso que el torbellino político de Medio Oriente, y Estados Unidos no controla su despliegue.

Esto deja un ámbito donde Obama puede contar con cierto margen, ése que llamo sueltamente el ámbito cultural. Su campaña ha movilizado una fuerza popular que cobra fuerza y autonomía. Es ésa donde la gente dice: “sí, nosotros podemos”. Obama pudo haber sido de ayuda para encender esa fuerza, pero es una fuerza que cobra impulso propio y que tendrá mucho impacto en lo que haga como presidente. En un sentido amplio, es una fuerza que lo empuja, como presidente, hacia la izquierda, directamente y a través de los miembros del Congreso. Es muy difícil decir con exactitud adónde empujará esta fuerza a Obama. Pero su impacto puede resultar comparable a aquel que tuvo la llamada derecha religiosa en las políticas del Partido Republicano en los últimos 30 años.

Martin Luther King Jr. dijo: “Tengo un sueño”. El sueño de un Estados Unidos diferente con prioridades diferentes y convenciones más igualitarias. Si este próximo periodo conduce aunque sea a la realización parcial de un sueño así, tendrá, por supuesto, un impacto de largo plazo en el papel que juega Estados Unidos, y en el que desea jugar, en el sistema-mundo. Tendrá un impacto de largo plazo sobre el tipo de estructuras económicas que Estados Unidos mantiene para sí mismo y que el mundo mantiene para sí mismo. El cambio es de hecho posible, y es potencialmente un cambio positivo. Todo depende mucho menos de Obama que del resto de nosotros. Pero Obama, podría, únicamente podría, darnos el espacio para que el “nosotros” de “sí, nosotros podemos”, lo empujara a él y a Estados Unidos.

Traducción: Ramón Vera Herrera

© Immanuel Wallerstein

* La Jornada
* http://www.jornada.unam.mx/2008/03/15/index.php?section=opinion&article=028a1mun

Leave a comment

Filed under Blogroll, Columns, Politics