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Polimnia Romana: Beatriz López Leyva

El municipio de Pinotepa Nacional nos dio la bienvenida varias veces desde que Andrés Manuel López Obrador era candidato a la presidencia. Los eventos organizados en ese caluroso lugar siempre fueron especiales. Los oaxaqueños tienen la sangre caliente y dura pero también tienen el corazón grande y blando. Todo el equipo era recibido con abrazos y comida, la gente de Pinotepa, como la de muchas otras partes de México, es dadivosa y amable, son atentos y generosos, y sobretodo son excelentes cocineros, su sazón es inigualable.

Una mujer sobresalía de las demás por su entusiasmo y calidez, andaba de arriba abajo organizando a la gente y arreglando todo para que la visita del candidato del pueblo saliera de lo mejor. La compañera Beatriz vestía siempre con ropas tradicionales, falda larga bordada en lana y blusa blanca, ligerita para aguantar el calor. Una trenza gruesa y larga colgaba hasta media espalda, tenía ojos grandes y expresivos que hablaban sin hablar. Se notaba a leguas que era una mujer inteligente y valiente, además de ser líder natural pues todos la respetaban.

Beatriz no se comportaba como cualquier candidata, no era diferente a cualquier otro asistente al mitin de Andrés Manuel, ella trabajaba más que los demás y sólo por las fotos que colgaban de los postes de luz me di cuenta de que se postulaba para una diputación. Hubiera sido una extraordinaria legisladora, de esas que ya no hay.

La última vez que vimos a la compañera Beatriz, allá en Pinotepa Nacional, nos ofreció una deliciosa barbacoa de res acompañada de tortillas recién hechas. Justo después del acto nos recibió en su hogar. Su casa era como ella, tenía las puertas grandes y abiertas de par en par, sencilla, cálida, limpia por dentro y por fuera.

Las manos que se llevaron a Beatriz, no pensaron en que mataban también el alma de una familia, de un pueblo, de un Movimiento entero. Sus asesinos cumplieron su objetivo, le arrancaron la vida al cuerpo de Beatriz, evitaron que siguiera hablando, caminando, organizando comités pero no se imaginaron que Beatriz seguirá luchando siempre, su ejemplo vivirá en cada mexicano que tocó con su entereza, bondad y coraje.

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Andrés Manuel López Obrador: Discurso en la Asamblea Informativa del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo

Amigas y amigos:

Les agradezco de todo corazón la asistencia a esta asamblea nacional informativa. La fuerza de nuestro movimiento dimana del pueblo, de los nobles ideales que nos inspiran y de la perseverancia.

A tres días de cumplirse dos años del fraude electoral del 2006, aquí estamos haciendo valer nuestras razones, reafirmando nuestros objetivos de defender al pueblo y el patrimonio nacional, comprometidos en transformar la vida pública de México.

Al paso del tiempo se ha ido confirmando que fuimos víctimas de un gran fraude electoral, de una confabulación de intereses mezquinos para seguir imponiendo una política injusta, antipopular y entreguista. El fraude causó un daño inmenso: frenó el avance democrático del país; denigró a las instituciones y quien se ostenta como presidente de la República está totalmente desprestigiado, carece de autoridad moral y de poder real porque nadie lo respeta ni obedece.

Pero lo más lamentable es que el fraude nos ha llevado a más pobreza, desempleo, más crisis de bienestar social y  desamparo, a más inseguridad y más violencia.

Todo lo cual, si se hubiera respetado el voto ciudadano, no se estaría padeciendo o, cuando menos, habría la esperanza de salir adelante y no la sensación de frustración que empieza a dominar en amplios sectores de la sociedad.

La falta de sensibilidad de los potentados y de su representante en la Presidencia, es cada vez más evidente. Por ejemplo, ante la carestía que padece el pueblo, en  vez de apoyar a los productores nacionales para lograr la autosuficiencia alimentaria, lo que ha propuesto Calderón es seguir comprando lo que consumimos en el extranjero, lo cual no frenará el aumento de precios y va a significar más abandono al campo y mayor salida de divisas.

Aquí conviene señalar que en tan sólo 18 meses que lleva el gobierno usurpador, mientras el salario mínimo ha venido aumentando en 4 por ciento anual, los precios de la mayoría de los productos básicos se incrementaron de manera desproporcionada, como no sucedía desde hace 12 años.

Hay regiones en el país donde los campesinos han dejado de sembrar porque el precio del fertilizante subió 200 por ciento; y casi todo el pueblo está padeciendo porque el precio de la tortilla aumentó en 60 por ciento, el pan en 65 por ciento, el frijol en 90 por ciento, el arroz en 140 por ciento, la leche en 40 por ciento, el huevo en 85 por ciento, el pollo en 50 por ciento, la carne de res en 60 por ciento y el aceite en 124 por ciento. En suma, en 18 meses, la capacidad de compra de la inmensa mayoría de mexicanos se ha reducido en 30 por ciento.

De la misma manera, ahora cuando se ha desbordado la inseguridad y la violencia en el país, lo único que se le ocurre al presidente espurio es amenazar con el discurso propagandístico de la “mano dura” y de ahí se desprende el querer resolver el problema con más policías, más soldados, más cárceles, leyes más severas, condenas más largas, todo lo cual no basta para enfrentar un asunto que se ha originado por 26 años de estancamiento económico, por mayor desigualdad, por la falta de empleo y educación para los jóvenes, por la corrupción y por el modelo de vida que han venido fomentando las elites a través de los medios de comunicación, donde lo más importante es triunfar a toda costa, sin escrúpulos morales de ninguna índole y donde el dinero siempre se impone sobre la moral y la dignidad del pueblo.

La delincuencia y la convulsión social son producto de la pobreza y de una estructura de clases corrupta que ignora o menosprecia a los pobres. Mientras en una sociedad hay oportunidades para todos también hay tranquilidad social. Cuando hay mucha gente desempleada, económicamente desposeída y sin esperanzas, es mayor la tentación de escapar, de la amarga realidad, mediante las drogas y la violencia.

Sin justicia no hay garantía de seguridad, ni de tranquilidad, ni de paz social. La única solución de fondo en el combate a la delincuencia, la más humanitaria, eficaz y probablemente la menos cara, consiste en combatir el desempleo, la pobreza, la desintegración familiar, la pérdida de valores y la ausencia de alternativas.

Pero desgraciadamente los hombres del poder en México no tienen vocación cívica ni dimensión social. Los domina el egoísmo. No están dispuestos a rectificar, a cambiar la política económica que han venido imponiendo. Por el contrario, ahora quieren apropiarse de la industria petrolera nacional. A pesar de que el país está hundido en una profunda crisis económica y de bienestar social, ellos insisten en seguir saqueando, en despojar al pueblo de su patrimonio y de su porvenir.

No se ponen a pensar que si se aprobaran las reformas privatizadoras de Calderón, habría más pobreza, más desempleo, pero también más frustración y violencia, lo cuál ni a ellos mismos les conviene, porque nadie podría vivir en un país con tanto desorden social.

A menos que estén dispuestos a permanecer como rehenes en casas amuralladas, a viajar en carros blindados y a moverse con nubes de guardaespaldas, pero a eso, francamente, no se le puede llamar vivir.

De modo que si ellos no alcanzan a entender que el petróleo en manos de la nación es un factor de estabilidad política y social, a nosotros nos corresponde actuar con responsabilidad y evitar la degradación de la vida pública de México y la destrucción del país.

No puede ser que por la enajenación que produce la ambición al dinero, se destruya lo más preciado para todos que es la tranquilidad y la paz social. Nosotros queremos que nuestros hijos y nuestros nietos puedan caminar por la calle, libres de miedos y temores.

Además, tenemos otras razones para impedir la entrega a particulares de la industria petrolera.

Nos oponemos a la privatización porque sería reabrir la puerta a las compañías petroleras extranjeras, en menoscabo de la soberanía y del patrimonio nacional. Queremos seguir siendo un país, no aceptamos convertirnos en una colonia.

Nos oponemos a la privatización porque las reformas a las leyes secundarias propuestas por el presidente usurpador violan nuestra Constitución Política.

Nos oponemos a la privatización porque detrás de las mentiras de la falta de dinero y de tecnología para modernizar a Pemex, y de la publicidad manipuladora, está realmente la corrupción del grupo Calderón-Mouriño y sus acuerdos inconfesables con las empresas extranjeras para montarse en el negocio del petróleo.

Nos oponemos a la privatización porque mientras el petróleo sea propiedad de la nación, los mexicanos tendremos la esperanza de convertirlo en palanca del desarrollo nacional para industrializar el país, crear empleos, fortalecer el mercado interno, reducir los precios del gas, la luz y las gasolinas y garantizar el bienestar del pueblo.

Y nos oponemos a la privatización porque arrebatar jamás trae nada bueno. El despojo del petróleo creará un ambiente de insatisfacción y farsa, que nos mantendrá en constante riesgo de confrontación y habrá más inseguridad e inestabilidad política.

No podemos dejar de señalar que por este movimiento y con la contribución de muchos otros ciudadanos concientes y responsables que actúan por su cuenta, se ha podido impedir, hasta ahora, la privatización del petróleo.

No olvidemos que Calderón quería que sus reformas entreguistas se aprobaran en el Congreso en quince días, al vapor, en sigilo y de espaldas al pueblo. Pero nuestros legisladores, senadoras y senadores, diputadas y diputados, del PRD, del PT y de Convergencia, actuaron de manera consecuente y tuvieron el arrojo de tomar las tribunas del Congreso para impedirlo. Todo ello con el apoyo de los brigadistas del Distrito Federal, en especial, de las mujeres.

Con esta primera acción, no sólo se frenó el madruguete o albazo legislativo, sino que se ganó tiempo para organizarnos mejor e informar al pueblo. Aquí doy a conocer que, de la última asamblea del 27 de abril a la fecha, visitamos todas las capitales de los estados de la República y 97 cabeceras municipales de las diversas regiones del país para celebrar asambleas e integrar brigadas en defensa del petróleo. Hoy podemos decir, con mucha satisfacción, que ya somos 200 mil brigadistas.

También informo que al día de hoy se han distribuido a nivel nacional, 368 mil copias de videos, 3 millones de volantes, 18 millones 500 mil folletos con artículos de análisis y reflexión, y 19 millones 560 mil historietas. Nuestro reconocimiento a quienes han ido casa por casa, colonia por colonia, barrio por barrio y pueblo por pueblo a entregar esta información. Así mismo nuestro agradecimiento afectuoso y fraterno, a caricaturistas, escritores, artistas y técnicos que han ayudado voluntariamente en la elaboración de los contenidos de estos materiales para la orientación y la concientización del pueblo.

El movimiento de resistencia civil, los legisladores del Frente Amplio Progresista, el Comité de Intelectuales en Defensa del Petróleo y otros ciudadanos independientes, hicieron  posible que el PRI y el PAN aceptaran el debate que se está llevando a cabo en el Senado, donde, por cierto, vamos ganando. Quienes han ido a representarnos han argumentado mejor y han demostrado que las pretendidas reformas son anticonstitucionales, son privatizadoras y van orientadas a profundizar la corrupción en Pemex.

Desde el principio de estos debates dimos a conocer nuestra propuesta que se sustenta en cinco lineamientos básicos:

  1. Que se destinen todos los excedentes por precios altos del petróleo al fortalecimiento de Pemex para ser invertidos en exploración, perforación, refinación, petroquímica, mantenimiento y construcción de ductos e instalaciones petroleras, así como para el desarrollo tecnológico y la búsqueda de fuentes alternativas de energía.

    Estos excedentes, significarán para este año 20 mil millones de dólares adicionales, que al ser entregados a Pemex representarían más del doble del presupuesto actual de este organismo público. Sólo agregamos que desde el gobierno de Vicente Fox no hay transparencia ni se conoce el destino de estos recursos.

  1. Que se fortalezca al Instituto Mexicano del Petróleo para llevar a cabo, entre otras actividades, las investigaciones para la exploración de petróleo en tierra y en aguas someras, fundamentalmente en el sureste, donde realmente existen reservas posibles y probables, hasta para 20 años en adelante.
  1. Que el Consejo de Administración de Pemex reduzca su número de miembros que dependen del Ejecutivo Federal y del Sindicato, y en su lugar el Congreso elija, por consenso de todos los partidos, a representantes de la sociedad civil, de inobjetable honestidad, cuya tarea primordial sería evitar la corrupción en los contratos públicos, el conflicto de intereses y el tráfico de influencias.
  1. Que se fortalezcan las áreas sustantivas de Pemex para atender sobre todo los problemas operativos que tienen que ver con la disminución de la producción en la Sonda de Campeche, donde no sólo se extrae menos petróleo crudo por la declinación del yacimiento Cantarell, sino también por problemas de contaminación de nitrógeno y de agua, que ha llevado a cerrar 80 pozos y a quemar a la atmósfera alrededor de 700 millones de pies cúbicos diarios de gas, por falta de inversión y negligencia de los anteriores y actuales directivos de Pemex.
  1. Que se reunifique Pemex en una sola empresa del Estado, revirtiendo su división artificial en diferentes subsidiarias, para manejar de manera integral todo el sector energético, desde la extracción del crudo y gas hasta la refinación y la petroquímica y para aprovechar toda la cadena de valor que permita impulsar la generación de electricidad y el desarrollo económico independiente que necesita el país y el bienestar del pueblo de México.

Ya es un hecho que el debate sobre el petróleo se ha extendido a todo el país. Los ciudadanos, las organizaciones sociales y las universidades públicas han organizado foros de discusión y análisis acerca de esta cuestión. Mención especial merece la iniciativa que tomó el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, José Narro Robles, para organizar una discusión amplia y plural de investigadores y académicos en la más prestigiada universidad de América Latina.

Hoy, a pesar del cerco informativo, la gente sabe más de este importante asunto y ha quedado claro que si el petróleo es de todos los mexicanos, todos tenemos derecho a opinar. De ahí que reconocemos la decisión asumida por el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, de llevar a cabo el 27 de julio, una consulta ciudadana en la Ciudad de México. Marcelo Ebrard no sólo es un buen gobernante, es un dirigente político consecuente y un importante promotor del proyecto alternativo de nación.

Es necesario mencionar que aunque se hicieron todos los trámites en la Junta de Coordinación Política del Senado, ante el IFE y los gobiernos de los estados, la respuesta de la derecha, del PRI y del PAN, fue el rechazo y la descalificación para realizar la consulta nacional.

La postura de la clase gobernante se puede resumir en lo expresado por el director general de Pemex, Jesús Reyes Heroles, quien sostuvo que la reforma petrolera es un asunto demasiado complejo para someterlo a una consulta popular. Cuando son ellos los que no están preparados para la democracia. En realidad lo que exhiben es su escaso poder de convencimiento y el miedo que le tienen al pueblo.

De todas maneras, como aquí se ha dicho, vamos a organizar, con el apoyo de los ciudadanos, la consulta nacional. Hago un llamado a todos los brigadistas para empezar a promover la participación de la gente en este trascendente ejercicio democrático.

Es importante también que estemos atentos y listos para movilizarnos, porque seguramente en las cúpulas del PRI y del PAN están pensando que, aunque pierdan los debates y la gente se exprese en la consulta en contra de la privatización del petróleo, ellos van juntar los votos, con sus prácticas de siempre, para querer imponer desde el Congreso sus reformas entreguistas.

Por eso no está de más volver a reiterar desde esta plaza pública que estamos dispuestos a defender el petróleo con toda la determinación y firmeza que exijan las circunstancias. Y que quede claro: no aceptaremos ningún cambio jurídico que viole la Constitución, que privatice el petróleo y que vulnere la soberanía nacional. El petróleo es nuestro, de todos, y no se convertirá en negocio de unos cuantos, ni de nacionales y mucho menos de extranjeros.

Amigas y amigos:

Durante este tiempo que llevan usurpando el gobierno los potentados, se han cometido grandes injusticias que estamos obligados a denunciar.

Como es sabido, en la Suprema Corte acaban de rechazar cerca de 2 millones de amparos que interpusieron los Trabajadores al Servicio del Estado, incluidos los maestros, contra la Reforma a la Ley del ISSSTE.

Los hombres y mujeres de esta institución volvieron a enseñar el cobre. Se confirmó que la mayoría de los ministros no están ahí para hacer valer la constitución y hacer justicia, sino para legalizar los despojos y los abusos de los poderosos.

A los trabajadores afectados por esta decisión, les decimos que no se desalienten, que sigamos luchando, que pronto, muy pronto, se tendrán condiciones para dar marcha atrás a todas esas medidas que afectan sus conquistas laborales.

También nos solidarizamos con los pueblos indígenas de Chiapas, ante los actos de provocación que se han venido suscitando en los últimos tiempos. Es muy irresponsable de parte del gobierno usurpador estar hostigando a comunidades que han optado por organizarse y defender, pacíficamente, sus legítimos derechos.

Exigimos la libertad de los presos políticos y la presentación de los desaparecidos. También demandamos el castigo a los funcionarios responsables de abusos y violaciones a los derechos humanos en Oaxaca.

Nos solidarizamos con los ciudadanos que en todo  el país defienden los bosques, el agua y el medio ambiente. Expresamos nuestro apoyo a quienes se oponen a la destrucción del cerro de San Pedro, símbolo del estado de San Luis Potosí, por la acción depredadora de una empresa minera canadiense.

De manera especial, denunciamos al gobierno federal y al del estado de Hidalgo, porque han autorizado a una empresa española, modificando normas y creando nuevos reglamentos, la construcción de un basurero de desechos tóxicos en el municipio de Zimapán. Este pueblo prehispánico se encuentra ubicado en una zona de barrancas, y sus mantos acuíferos se verían seriamente contaminados con la operación de dicho basurero, causando graves e irreversibles daños a la salud y al medio ambiente. En esta infamia, las autoridades se han puesto del lado de la empresa extranjera en vez de defender al pueblo. Actualmente hay unos 800 agentes de la Policía Federal Preventiva y se realizan sobrevuelos de helicópteros para intimidar a la población. Un grupo de abogados del gobierno legítimo presentará las demandas jurídicas correspondientes y acudirá a instancias internacionales.

Amigas y amigos:

Es triste la realidad que se vive en nuestro país. Si antes todo iba mal, ahora todo ha empeorado. Millones de familias están padeciendo por falta de empleo o porque sus ingresos no les alcanzan ni siquiera para lo más indispensable. A los jóvenes se les ha cancelado el futuro, no tienen trabajo, son rechazados en las universidades públicas y no tienen para pagar las cuotas de las universidades privadas; se les orilla a emigrar o a tomar el camino de las conductas antisociales. Muchos mexicanos viven hacinados, enfermos y sin seguridad social.

Santa Fe, los centros turísticos, las plazas comerciales, las colonias exclusivas donde viven los potentados y un corto etcétera, no son más que islotes en un océano de marginación y pobreza.

Por eso no podemos ni debemos cansarnos de pensar y de ser como somos. No hay nada más importante en  esta vida que luchar por los humillados y ofendidos. En momentos aciagos, insistir tercamente en construir una sociedad mejor es poner en acción el humanismo y es contribuir, cuando menos, a alejar el desánimo de los que sufren y a mantener viva la llama de la esperanza.

Por eso fue acertado el no claudicar después del fraude, el darle continuidad a nuestro movimiento, el seguir enarbolando el proyecto alternativo de nación y seguir apostando a la construcción de una nueva República, donde no domine ni el odio, ni la codicia y lo principal sean los sentimientos y el bienestar del pueblo, su dignidad, su cultura y su inmensa bondad.

Este ideal que compartimos millones de mujeres y de hombres, podrá alcanzarse si seguimos trabajando todos los días, desde abajo, con la gente y con una inquebrantable fe en la causa que defendemos.

El cambio que necesita México no lo impulsará la llamada sociedad política, tampoco vendrá de los potentados que insisten en profundizar la desigualdad y mantener un régimen de corrupción y privilegios.

Lo que tendrá que venir saldrá del pueblo mismo como una aurora de libertad, y es hasta entonces que habrá patria para el pobre y patria para el humillado, y todos tendremos nuevas y poderosas razones para vivir, soñar y triunfar en este gran país, generoso y eterno.

¡Viva México!

¡Viva la Resistencia Civil Pacífica!

¡La patria no se vende, se ama y se defiende!

* Discurso de Andrés Manuel López Obrador, presidente legítimo de México, en la Asamblea Informativa del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo, en el Zócalo de la Ciudad de México. 29 Junio 2008

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Gerardo Fernández Casanova: El debate, 20 años tarde

Si desnudamos de adjetivos y accidentes el conflicto que, en torno al petróleo, enfrenta hoy a la sociedad mexicana, vamos a encontrar que se trata de una confrontación de modelos económicos, que en buena medida incluyen visiones diferentes de país. Este tema debió haber sido ampliamente discutido desde 1988 cuando, por la vía del fraude electoral, Carlos Salinas de Gortari optó, de manera autoritaria y sin consulta, por insertar al país en el proceso de globalización impuesto por el Consenso de Washington. En efecto, puede decirse que a los mexicanos nos pasó de noche el cambio más profundo que se ha registrado en la historia del país. Con bombo y platillo y en cadena nacional, Salinas anunció la reestructuración de la deuda externa, dando a entender que era el producto de una negociación inteligente y patriótica, cuyo resultado sería la inserción de México en el primer mundo. Y la mayoría se tragó el anzuelo; la entonces reciente desaparición de la Unión Soviética y el fracaso del llamado socialismo real, colocaron a la izquierda mexicana en condición de adolescencia. Sólo el alzamiento zapatista del 1 de enero de 1994 manifestó el rechazo al neoliberalismo y la globalización, los que quedaron inmersos en el conjunto de reivindicaciones indígenas.

Nunca fuimos informados respecto de los compromisos que se signaron con el FMI y el BM. No hubo tal negociación, ni mucho menos inteligente y patriótica. Se trató simplemente de un convenio entre dos partes ligadas por la misma convicción ideológica y en la misma conveniencia de negocios personales. No fue de balde la imposición fraudulenta de Salinas, un anglopensante nacido en México. Así procedió la privatización de la banca, la de las telecomunicaciones, la de la televisión pública, la agraria, entre otras, para culminar con la firma del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica. Se fraguó el contubernio entre el PRI y el PAN, con el beneplácito del segundo que manifestó que el partido del gobierno había adoptado los principios panistas. Zedillo continuó con el desmantelamiento del estado y la entrega del país a los intereses del gran capital internacional: el rescate bancario del FOBAPROA, el más grande atraco a la Nación, seguido por la entrega de los ferrocarriles, el cierre de la CONASUPO y la entrega del mercado de alimentos a las transnacionales, los PIDIREGAS como fórmula encubierta para extranjerizar la ingeniería y la construcción de instalaciones para PEMEX y CFE. Para rematar con Fox y sus contratos de servicios múltiples para enajenar la explotación de gas natural en la Cuenca de Burgos o los permisos de generación de electricidad a los consorcios internacionales.

No obstante, esta caterva de vendepatrias fracasó en diversos intentos de llevar al nivel de ley la privatización de la actividad petrolera; no se atrevió a tocar la fibra nacionalista y prefirió manejarse con bajo perfil en la materia y, tramposamente, aplicar subterfugios para ir minando la operación estatal, entre otras formas por el criminal drenaje de los recursos financieros de la empresa y la dilapidación de los excedentes petroleros; por la liquidación o jubilación anticipada del personal técnico; por el abandono del esfuerzo tecnológico del Instituto Mexicano del Petróleo y, en general, por la definición de la empresa como proveedor de crudo al mercado gringo.

Hoy, una vez que lograron colocar a la empresa en condición de quiebra técnica, formulan su iniciativa privatizadora envuelta en la engañosa presentación como para salvar a PEMEX, haciendo énfasis mendaz en el fortalecimiento de la empresa de todos los mexicanos, con la pretensión de engañar a la opinión pública a base de propaganda televisiva y mediante la compra de talentos y plumas a su servicio. No es remoto suponer que, dada la magnitud del negocio en ciernes, pueda haber un grupo de legisladores propensos a vender su voto; mil millones de pesos alcanzan para cien diputados o senadores de a diez millones por cabeza, más barato que la campaña de medios y suficiente para asegurar la aprobación de las iniciativas.

Sin embargo, la derecha vuelve a equivocar su diagnóstico. Aún con todos los embates con que se ha pretendido cancelar la vena nacionalista del pueblo de México, esta subsiste y se fortalece en la medida en que mayor es el peligro para los intereses de la Nación. El Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo, convocado por Andrés Manuel López Obrador, crece y ofrece una resistencia eficaz contra los intentos de entregar la riqueza nacional a la iniciativa privada nacional y extranjera; cada vez son más las voces independientes que se manifiestan contra la privatización y de ello da cuenta el debate que se inició en la Cámara de Senadores, así como los que se registran a lo largo y lo ancho del país en universidades y centros de opinión, hasta en las familias.

Va quedando claro al régimen que, aún con el ejército en las calles, la movilización popular no va a parar hasta conjurar el peligro de la pérdida de la Nación en manos de unos cuantos privilegiados. No pasarán.

* Argenpress
* http://www.argenpress.info/nota.asp?num=055057&Parte=0

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Jorge Camil: AMLO: boxeo de sombra

Boxeo de sombra, le dicen, shadow boxing. Y el ejercicio, que se aplica a todos los deportes de contacto, a pesar de llevar por delante el nombre del boxeo, consiste en preparar los músculos para movimientos que serán realizados con mayor intensidad en una actividad física más rigurosa. Se trata de relajar los músculos, de hacerlos más elásticos, de preparar inclusive la mente para lo que ha de venir inevitablemente: ¡el combate cuerpo a cuerpo! (Desconozco si el término se utiliza en actividades militares, donde el combate es siempre a muerte. Pero concluyo que no, porque en los avatares castrenses el combate, antaño cuerpo a cuerpo y con bayoneta calada, es hoy una batalla tecnológica; se destruye al enemigo, a más enemigos, con armas letales disparadas desde el teclado de una computadora.)

Se sabe que lo practican karatecas, judocas y los fervientes devotos del taekwando, con frecuencia frente al espejo, para comprobar la posición de los puños, la rigidez del antebrazo y la flexibilidad de las piernas; probablemente la ferocidad del rostro, porque los ataques van siempre acompañados de gritos ensordecedores destinados a aturdir al enemigo; la sorpresa es siempre de vital importancia. Lo utilizan también los luchadores. Ellos, por grotesco que parezca, practican con todas sus carnes estrategias que simulan los movimientos de un formidable enemigo imaginario.

En el mundo de negocios lo practican los golfistas, tan alejados del combate cuerpo a cuerpo como del cielo a la tierra; lo realizan en elegantes oficinas donde practican golpes con todos los hierros. Usan también el espejo para comprobar la postura de la cadera, la caída del hombro, el ángulo del codo y la posición de las piernas. ¿Lo practicarán los violinistas? Porque los pianistas profesionales disponen desde hace tiempo de “teclados mudos”, en los que estimulan la memoria muscular y simulan los pianissimos y fortissimos que utilizarán después en el teclado sonoro. ¿Pero, por Dios, boxeo de sombra en política?

Aparentemente existe, porque es lo que vemos en relación con el tema del petróleo. Todos practican sus movimientos en privado. Nadie sube al cuadrilátero, nadie se arriesga. Sólo los futuros jugadores conocen el juego. Eso es también consistente con el boxeo de sombra, porque una de sus características exige lanzar golpes al aire, a nadie en particular. Aunque algunos de los futuros boxeadores políticos se imaginen con cada golpe la cara de enemigos específicos, algunos dentro del mismo partido. Muy pocos, los más avezados –es el caso de Andrés Manuel López Obrador–, saben perfectamente bien a quién se enfrentarán. Conocen el estilo, la forma de ataque, los lados fuertes y el lado flaco; se han enfrentado muchas veces. Son veteranos de mil combates: el desafuero, los debates presidenciales, la campaña, la elección de 2006, la toma de posesión en San Lázaro, los bloqueos, la investidura de la “presidencia legítima”. ¿Estamos acaso a punto de presenciar la pelea estelar?

AMLO ha peleado, inclusive, con el antecesor del actual contrincante: conoce el estilo. Pero el contrincante conoce su estilo también, es el problema. Ha vivido todo el sexenio enfrentado al mismo enemigo: ¡el conflicto electoral interminable! Ahora disfrazado de barril de petróleo, cubierto con la capa inefable de la soberanía, oculto tras la máscara de los globalifóbicos. Pero es el mismo enemigo. Y aquí vivimos un juego de suma cero en el que sólo puede haber un ganador. El perdedor quedará irremediablemente tirado en la lona, porque no pueden gritar ¡jaque mate! ambos ajedrecistas, ni triunfar los dos tenistas en la cancha. Uno gana y el otro se va a casa.

Regresando a la política cabe preguntar: ¿nos aproximamos a esa situación? Porque la reforma energética es hasta hoy un fantasma. Nadie la conoce, nadie la ha visto: ¿existe? Unos la han prometido, y otros se aprestan a combatirla con su propia vida. En la patriótica nacionalización del petróleo decretada por Lázaro Cárdenas había un solo contrincante: las petroleras que retaron al presidente al final de un acrimonioso conflicto laboral. “¿Y a usted, general, quién lo garantiza?”, cuestionó a don Lázaro un insolente petrolero a quien el mandatario le había preguntado cómo garantizarían las compañías el cumplimiento del laudo laboral con el que fueron derrotadas. Cárdenas, el estadista, no tuvo alternativa: las compañías recibidas con los brazos abiertos por otro general, Porfirio Díaz, retaban hoy al gobierno; se sentían más poderosas que el Estado. Contestó la ofensa con la nacionalización, acto visionario que nos dio independencia económica.

Hoy la pelea es entre nosotros y divide a la República. El boxeo de sombra es deporte de un jugador que tiene con frecuencia un solo propósito: la pelea por el título. ¿Ha llegado el momento de enfrentar a la “presidencia legítima” con la presidencia de Felipe Calderón? En política, como en la vida, todo se reduce a escoger el momento preciso; timing le llaman los ingleses. Ese momento desapareció cuando se abandonó la pelea del “voto por voto”.
http://www.jornada.unam.mx/2008/04/04/index.php?section=opinion&article=021a1pol

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Gerardo Fernández Casanova: ¿Borrar la historia?

Una de las características aberrantes de la tecnocracia en el poder, es su pretensión de borrar la historia o, en último término, de enmendarla. Es también una de las razones por las que llevamos un cuarto de siglo dando palos de ciego, aplicando recetarios que nada tienen que ver con la realidad, los que solamente han servido para ahondar la zanja que marca la diferencia entre lo que somos y lo que anhelamos ser. El tecnócrata, sea en México o en la Conchinchina, al no encontrar asideras para sustentar sus recetarios, simplemente los trata de imponer como dogmas. Es un dogma, por ejemplo, el concepto de que el libre juego de las fuerzas del mercado es el único antídoto contra la pobreza; como también es dogmática la determinación de la necesidad de crear el mercado energético, eliminando la intervención del estado; por sólo mencionar ejemplos. No de otra manera se puede entender la falta de interés de la tecnocracia para debatir sobre sus postulados; se asumen dueños de la verdad y califican de ignorantes a quienes se les oponen.

El caso del campo mexicano es emblemático del afán antihistórico cuyo resultado, a todas luces, ha sido su crisis ya crónica. Dicho afán se manifiesta en dos vertientes, ambas igualmente erróneas: la más socorrida por los modernistas se refiere al aprovechamiento “eficaz” de las ventajas comparativas, según el cual si resulta más barato producir maíz y granos básicos en los Estados Unidos, habrá que importarlo en beneficio de la población consumidora y, a cambio, exportar bienes para los que se cuente con mayor ventaja en su producción local, como sería el caso de las frutas, las flores y las hortalizas de invierno. Lo que en la teoría suena lógico choca con la terquedad práctica: esas frutas, flores y hortalizas de invierno no pueden satisfacer la necesidad de alimentación de los mexicanos, la que, entonces, queda a merced de las veleidades o intencionalidades del oferente extranjero. El caso es claro en el presente: un movimiento de la demanda de maíz estadounidense hacia la producción de combustibles, prov
oca un alza desmedida en el precio del principal alimento de la población, para la que el mercado no ofrece una alternativa compensatoria. El resultado se llama hambre para un amplio sector de la sociedad. En la historia de todos los pueblos, desde la Biblia hasta el Popol Vuh, la seguridad alimentaria ha sido el condicionante de su desarrollo. La alimentaria es elemento sustancial de la soberanía de las naciones.

La otra vertiente, igual de errónea, considera que el objetivo nacional debe ser alcanzar la competitividad en la producción doméstica de granos para igualarla a la de Norteamérica, lo que implica crear aquí las mismas condiciones que allá se registran. Por principio de cuentas, la naturaleza se obstina en no querer modificarse, por ejemplo, para que aquí dispongamos de las enormes superficies planas y del clima que las hace fecundas; la nieve de invierno que elimina plagas y humedece la tierra es un factor inimitable. A lo anterior habrá que agregar los factores social y cultural: la conquista española conservó a la población autóctona para explotar su mano de obra, en tanto que la colonización anglosajona la eliminó para explotar directamente la tierra (con excepción del sur esclavista). Esto marca una diferencia abismal entre ambas culturas que se refleja en la presión sobre la tenencia de la tierra que, en México fue causa de una revolución y una profunda reforma agraria. El intento de ignorar la historia llevó a Salinas de Gortari a postular la contrarreforma agraria en 1992 y a la pretensión de descampesinizar el campo, proyecto que, además de fracasar, ha sido un verdadero genocidio. En la mayor parte del territorio nacional se vive en condiciones de miseria, para la que las únicas alternativas son la siembra de estupefacientes o la emigración con sus secuelas de muerte.

Igualmente se intenta borrar la historia en la materia del petróleo y, en general, de la energía. El porfiriato y sus “científicos” precursores de los actuales tecnócratas, fincó su proyecto de país en la entrega de los recursos naturales a la explotación por particulares, principalmente extranjeros. La Independencia y la Reforma dejaron intacta la forma de explotación de los recursos, por la que los mexicanos sólo observaban como la riqueza del país fluía a las metrópolis dejando sólo miseria en esta tierra, pero además sometiendo la soberanía a los caprichos de los empresarios mineros y petroleros, lo cual constituyó el otro causal del movimiento revolucionario de 1910, que derivó en la Constitución de 1917 y sus disposiciones de preservación de los recursos naturales para ser propiedad de la nación y su aprovechamiento en beneficio del pueblo. Costó mucha sangre lograr tales conquistas mínimamemente soberanas. Hoy se pretende, sin argumento real que lo respalde, devolver a los extranjeros lo que con tanto esfuerzo se recuperó.

También fue motivo de la lucha revolucionaria de principios del siglo XX, la conquista de condiciones humanas en el trabajo. Las huelgas de Cananea y de Río Blanco y la represión autoritaria porfirista alimentaron al descontento que luego estallaría. No fue gratuita la incorporación del derecho social al trabajo digno al texto constitucional; también costó sangre de mexicanos. La semana pasada se repitió la historia. El régimen neoporfirista y fraudulento arrasó con el derecho de huelga en la misma mina de Cananea, en repetición centenaria de aquel preludio de la guerra. Ni por ese prurito se abstuvieron. Tampoco los que, a la manera de Porfirio Díaz, se hicieron del poder por la vía del fraude electoral, repitiendo la historia.

No soy de los que ven la historia como una sucesión de ciclos en los que las fechas y los acontecimientos se repiten, pero la terquedad de los tecnócratas neoliberales parece empeñada en provocar un 2010 sangriento, para cumplir con la celebración centenaria.

Antes de que la sangre corra, los mexicanos seguimos apostando a la movilización pacífica. En las próximas semanas seremos testigos de los atentados contra la soberanía energética y contra las conquistas en materia laboral. La convocatoria de Andrés Manuel de no permitirlas va en serio. Paradójicamente, la movilización tendrá que convertirse en paro nacional. No hay de otra.

* Argenpress
* http://www.argenpress.info/nota.asp?num=051122&Parte=0

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