Daily Archives: May 25, 2008

J. Enrique Olivera Arce: ¿Por qué los perredistas disidentes no se irían al PRI?

En mi apunte anterior, publicado amablemente a principios de semana por “gobernantes.com”, concluía que de darse la desbandada en las filas del PRD, caso de que la corriente de “los chuchos” no lograra la unidad del partido en la actual coyuntura de crisis, quienes abandonaran las filas del sol azteca se verían en la disyuntiva de sumarse al abstencionismo u optar por sumarse a Convergencia o al PT.  Para algunos amigos del tricolor, y otros del sol azteca, mi apreciación fue calificada de sectaria y con una clara inclinación a favor de los sectores de la  izquierda representados por Andrés Manuel López Obrador. Todo por no incluir al PRI entre las opciones a considerar por los militantes en la presumible “desbandada” en el PRD, así como juzgar a priori  el desenlace de la crisis perredista y el fracaso anunciado de “los chuchos”.

Pues bien, mi argumentación se sustenta en una percepción generalizada de que los esfuerzos de la corriente de “los chuchos” para mantener la unidad no prosperan, antes al contrario, la ruptura se da como un hecho irreversible. Más temprano que tarde, la separación de una militancia de base cuyos intereses no son afines con la estructura, dirigencia y manera de hacer las cosas de la corriente que hoy controla al partido, es más que una simple presunción. La “desbandada” vendría por añadidura y con ella, la opción para la militancia disidente de tomar el camino que mejor convenga a sus intereses. Especulación, si se quiere, pero de ninguna manera ajena a hechos objetivos.

En todo caso, lo improcedente sería ignorar o minimizar la crisis que hoy vive el PRD,  y las diferencias de forma y fondo entre las dos corrientes dominantes. Objetivamente, el partido en los hechos, se partió en dos. Cada una de las partes quedaría en libertad de acceder a lo que considere su mejor opción, incluida la construcción de la unidad a partir de una hasta ahora lejana posibilidad de refundación, ó la construcción de un nuevo partido sobre bases diferentes.

En ningún momento siquiera sugiero que una u otra corriente, de no lograrse la unidad, deberá abandonar o se quedarse en el partido. Tampoco sugiero que la mejor opción sea el mantener una unidad forzada y mucho menos, recomiendo que quienes abandonen, se sumen a los partidos políticos arriba mencionados. Como simple observador y sin militar en  el PRD, en todo caso mi opinión, al interior de ese partido, es irrelevante. Únicamente me remito a hechos del dominio público y a la lógica elemental, que hablan de una fractura sin retorno visible, y en ello sustento mi argumento.

Por cuanto a no mencionar al PRI entre las opciones apuntadas, no lo considero una posición sectaria. Simplemente no se menciona al tricolor como opción, porque parto de la idea de que quienes se separen de las filas del PRD, son aquellos sectores a los que, mediáticamente, se les considera como la izquierda “radical” e “intolerante”. Ciudadanos que si no aceptarían ya militar en un partido que consideran se ha inclinado a la derecha, por lógica simple tampoco aceptarían militar ni en el PAN, ni en un PRI que no se decide entre su pasado y compromiso histórico y su vuelco a la derecha confiando en los “tesoritos” que oferta Calderón Hinojosa.

Mis amigos podrían argumentar que Convergencia y PT en nada se diferencian de la estructura vertical, autoritarismo, y dirigencias patrimonialialistas del propio PRD y de otros partidos del espectro. Pudieran tener razón quienes ello señalen, salvo por otro hecho objetivo: En la coyuntura, la disidencia perredista a la que hago alusión, se identifica en objetivos, estrategias, visión de mediano plazo y tareas inmediatas, asumidas por Convergencia y PT en el movimiento ciudadano en defensa del petróleo, que encabeza López Obrador. Mañana quien sabe, pero hoy por hoy, y eso incluye al 2009,  tal movimiento ciudadano es factor de atracción, aglutinación y unidad para la izquierda. Los hechos lo confirman.

En cuanto a la otra opción, el sumarse al abstencionismo, que implicaría el voto en blanco ó el no sumar votos a favor de cualquier partido de los que conforman el abanico de opciones político-electorales, no es descabellado el considerarla. Cada vez son más los mexicanos víctimas de frustración, cansancio y decepción, que ya no confían en el sistema de partidos políticos en los que se sustenta la democracia representativa mexicana. La disidencia perredista no tiene por qué ser excepción.

Como también es mayor el número de mexicanos que por principio, rechazan la idea de que en la “democracia” una despensa es igual a un voto, en que se sustenta actualmente la oferta electoral. La crisis al interior del PRD, fruto del llamado “cochinero”, tocó fondo en el momento mismo en que unos optaran por la despensa y venta del voto, en tanto que otros mantuvieran en alto dignidad y civilidad. En otros partidos, el fenómeno podría no ser diferente. El abstencionismo no deja de ser el fantasma a vencer en el 2009, luego cabe señalarle como opción posible.

Lo verdaderamente trascendente en torno a mi opinión vertida y publicada, no es lo que mis críticos señalan. Lo relevante y lastimoso, a mi juicio, es la ausencia de señalamientos en torno a lo sustantivo del artículo: el debate en el Senado de la República. Para mis amigos del tricolor y del sol azteca, el debate ni se ve ni se oye, simplemente les es indiferente. Estamos en Veracruz, no cabe duda.

Correo electrónico: pulsocritico@gmail.com

Página Web: http://pulsocritico.com

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Pancracio Celdrán Gomariz: Contra el enojo… ¡insulte!

DIANA VÁZQUEZ

MADRID.- Si alguien lo ha hecho enojar, no se limite, insulte. Pero antes, no se olvide de consultar ‘El gran libro de los insultos’, en donde encontrará más de 10.000 adjetivos calificativos para remediar su ira.

Y es que, según el doctor en Filosofía y Letras Pancracio Celdrán Gomariz, autor de esta obra, el insulto está justificado porque funciona como una válvula de escape.

“El insulto es un arma positiva porque se actúa desde la defensa pero se evita la violencia física, se pasa de los golpes. Claro que el insulto es positivo cuando no es gratuito, cuando está cargado de razón”, ha dicho en entrevista para elmundo.es.

Ha agregado que es válido insultar, ya sea como acto de justicia o como un acto de caridad. “Si hay alguien que es imbécil se le debe decir: no sea usted imbécil, mejórese. Es un acto de compasión”.

La esfera de los libros ha publicado recientemente este libro que recoge el trabajo de 40 años de investigación de Celdrán, y que, en sus más de 1.000 páginas, ha recolectado la jerga ofensiva del mundo hispanoparlante.

“Las ventajas de este gran diccionario son que la etimología de los insultos está investigada y explicada; se muestra el uso del insulto, según una autoridad, y se detalla su evolución”, ha detallado el también catedrático.

Para quienes abusan del elogio, Celdrán ha incluido unos 400 insultos como adulador, arribista, chinchorreo o trepa; para los que abusan del alcohol, se encontrarán palabras como colocati o borracho; para quienes presumen, fanfarria, baladrón, bravucón o fantasma.

Así, a quienes quieran cultivar sus adjetivos insultantes para todo tipo de ocasión, ya sea por necesidad o por originalidad, será necesario recurrir a ‘El gran libro de los insultos’, en donde el chiquilicuatre, será definido como “zascandil, don nadie, mequetrefe o pelanas”.

México, el corazón del insulto

Dice una popular canción de Paquita la del Barrio: “Alimaña, culebra ponzoñosa, desecho de la vida, te odio y te desprecio. Rata de dos patas te estoy hablando a ti porque un bicho rastrero, aun siendo el más maldito, comparado contigo, se queda muy chiquito”.

Con esta picardía que caracteriza a los mexicanos, no extraña que el país azteca sea el más rico en insultos de todo el mundo hispanoparlante.

“México es el corazón del insulto. Los insultos más creativos, los más graciosos son los de México. Incluso, morfológicamente los insultos de origen prehispánico suenan a insulto, aunque no se conozca su significado”, ha dicho el escritor.

Esto, sin olvidar la influencia que los andaluces, extremeños y castellanos ejercieron durante la conquista y la colonia.

Celdrán, quien ha alimentado su investigación en los diversos países por los que ha transitado, ha asegurado que aún tiene material para, por lo menos, tres libros más.

“El insulto es una especie de psicografía, de la radiografía del alma, del interior de la persona porque, a diferencia del elogio, refleja justamente lo que se siente, por eso los insultos seguirán aumentando y evolucionando”.

http://www.elmundo.es/elmundo/2008/05/23/cultura/1211559893.html

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