Se cierra la puerta
lenta, despacio
con las últimas voces.
Una pérdida irreparable
de palabras no dichas.
Entre líneas
se descubren las despedidas
tiradas y mudas
reveladas, confesadas.
Se cierra sin memoria
el gesto y el momento
de puerta que se desliza
por la mano, se aleja
del llanto. Inequívoco sueño
que la traspasa y se atraviesa.
© Bilhá Calderón