Daily Archives: March 10, 2008

Juan Carlos Cena: Colapsó el transporte nacional

Cromañón es sinónimo de dolor y muerte. En enero del 2005 anunciaba que se iba a producir un Cromañon ferroviario.

Por ese entonces manifestaba: No es un presagio, sino una certeza. Debemos estar atentos, alertas, despiertos, sin espantarnos, reconociendo que estamos bajo la influencia del planeta Cromañon que irradia muerte. En un artículo titulado ¡Alerta! Se viene el Cromañón ferroviario (16-1-05 en la Agencia Argenpress y otros medios)

Hoy digo que el Cromañón se produce, todos los días, en rutas, calles, vías férreas y en el aéreo, donde están involucrados todos los medios del transporte nacional.

Hoy se manifestó en un paso a nivel, que dejó como saldo fatídico 18 muertos y sesenta y cuatro heridos, algunos de gravedad, (información hasta las 18 horas del 9 de marzo del 2008)

Pero que importa este accidente si el lucro es más fuerte, como en Cromañón, donde no hay seguridad ni puertas de salida de emergencia. En el lucro no hay puertas de salida de emergencia, ni prevenciones y más si los que viajan son trabajadores, empleados, estudiantes. Las muertes no importan. Las muertes de los argentinos, y más, si son jóvenes no interesan y si son morochos, ni que hablar.

El accidente de hoy, no es pura casualidad o apareció de repente la fatalidad. La casualidad o la fatalidad no son ni pueden ser otra cosa que el efecto de un hecho desconocido, pero este suceso ocurrido en esta madrugada, del día domingo 9 de marzo, no es producto de la casualidad, sino de las causalidades que devienen del colapso del Sistema Nacional de Transporte. Causalidades en la que hay responsables con nombres y apellidos, comprometidos directos por estas siniestralidades. Son causalidades perversas. Son causalidades producidas por decisiones políticas que tienen más que ver con el lucro que con el bienestar social del pueblo.

El gobierno y medios de comunicación

Desde los atriles, pupitres, medios de comunicación masiva, con sus periodistas afines a la multiplicación de la mentira se ha tratado de enturbiar la realidad. Se ha aplaudido la Ley Nacional de Seguridad Vial, que son sólo normas de comportamiento. Pero no se ha anunciado un verdadero plan vial integrado donde estén contempladas las obras públicas ampliatorias de la red de carreteras. No se ha tenido en cuenta la producción de la Industria del Transporte Automotor, la saturación que produce esa producción anárquica en las rutas y accesos de entrada y salida de las ciudades, que ocasiona una multiplicación geométrica los siniestros.

Los medios de comunicación cómplices, con sus raras excepcionalidades, callan o aparentan ignorar cuando hablan de accidentes, la importancia del ferrocarril y su ausencia, y que si estuviera presente ¿cuántos accidentes dejarían de ocurrir? Nada importa, sólo el lucro.

Siniestros viales

Hasta septiembre del año 2007 hubo aproximadamente 12.696 siniestros viales graves que ocasionaron 8.172 víctimas fatales y 28.196 heridos graves en accidentes viales dentro del ámbito de la República Argentina, representado un incremento del alrededor el 30 por ciento respecto al año pasado.

El ombudsman Eduardo Mondino señaló que ‘Argentina ha dejado de ser un país con accidentes para pasar a ser un país con siniestros, por lo que debemos referirnos a la existencia de una verdadera endemia social. Como estos siniestros son el resultado de una sumatoria de factores predeterminados y evitables, se advierte la necesidad de una política de Estado para prevenirlos’.

Entre otras cuestiones, deben atribuirse responsabilidades correctamente: ‘A una sociedad anómica se suma un Estado ausente o, en el mejor de los casos, con acciones meramente espasmódicas y por lo general superficiales’.

Durante 2006 se produjeron, por siniestros viales ocurridos en todo el país, 7.557 víctimas fatales. Debe llamarnos la atención el incremento de siniestros viales que generaron lesiones o muertes en los últimos 8 años: en 1999 hubo 74.547 siniestros y en 2006 llegaron a 126.016 los siniestros. Las pérdidas económicas estimadas por siniestros viales alcanzaron los 1.000 millones de pesos entre julio de 2006 y julio de 2007.

Eduardo Mondino enfatizó que ¨la desarticulación de la red ferroviaria nacional y las pésimas condiciones de los servicios ferroviarios existentes han causado un inusitado crecimiento del tránsito vehicular a motor ‘para el cual Argentina no está preparada ni en su infraestructura ni en lo relativo a su desarrollo normativo¨.

La misma organización Luchemos por la Vida, lleva un recuento de la cantidad de muertos a partir de las estadísticas oficiales. Si bien son cifras provisorias, no dejan de ser espeluznantes cuando habla del país de los siniestros y no de los accidentes. La cifra de 8.014 personas fallecidas en el 2007 implica un promedio de unas 668 víctimas por mes y un promedio de 22 muertes por día. Comparado con el año anterior, hubo 547 muertos más.

Estas apreciaciones corresponderían al transporte automotor en general, pero no mencionan que una de las causales es la ausencia del ferrocarril. Con respecto a lo territorial, el Ombudsman Eduardo Mondino sí señala como nosotros y con fuerza, la catastrófica ausencia del ferrocarril por toda la geografía nacional. Esa retirada, trajo consigo que el ferrocarril dejaba de ser un elemento integrador y vertebrador de las economías regionales, comunicación y cultura, privación grave que ha generado una despoblación nacional, cuestión graficada en casi 870 pueblos fantasmas.

Siniestros ferroviarios

Por otro lado, verificamos a través de estudios basados en la experiencia de la accidentología del transporte ferroviario, que estas investigaciones nos marcan la tendencia del crecimiento de los siniestros ferroviarios, tanto en los trenes suburbanos de pasajeros concesionados, como de carga por falta de mantenimiento preventivo integral, a pesar de los abultados subsidios otorgados a los primeros y los no pagos de cánones de las concesionarias de trenes cargueros.

Debemos señalar que las infraestructuras ferroviarias y viales son cada día más obsoletas, no hay mejoras, cuestión que encarece fletes, pasajes de corta, media y larga distancia, a pesar de los abultados beneficios que les otorga el gobierno nacional.

Los accidentes de trenes dejan 1,5 muertes por día. La cantidad de personas arrolladas por trenes totalizaron 1.591 entre 2003 y 2005, lo que representa un promedio de un caso y medio de muertes por día, sólo en los ferrocarriles del área metropolitana (Gran Buenos Aires), concluyó un informe de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo (SRT), que alertó que ‘estos hechos resultan traumáticos para los trabajadores ferroviarios’.

De acuerdo al análisis, existen ‘signos que se manifiestan y que se vinculan con el Trastorno de Estrés Postraumático en maquinistas de trenes que han participado en arrollamientos de personas y vehículos’.

La muestra sobre la cual trabajaron los investigadores de la SRT estuvo compuesta por 201 trabajadores maquinistas, de los cuales el 47 por ciento son conductores de Diesel; 27 son ayudantes; y 26 son de trenes eléctricos.

Según la información provista por los encuestados, el promedio de edad es de 42 años y el promedio de antigüedad en el trabajo es de 18 años. Todos los entrevistados participaron en al menos un arrollamiento. Antes los maquinistas o conductores trabajaban 8 horas como máximo, luego eran relevados. A la flexibilización laboral hay que sumarle el abuso patronal más la complicidad sindical, que trae como consecuencia el Trastorno de Estrés Postraumático. Todo esto se oculta. Las estadísticas mienten y la mentira se enseñorea.

Los sindicatos

El espectro gremial, en forma integral ya sean gremios ferroviarios o del transporte automotor, se ha sumido en un profundo silencio. Ya sean comisiones directivas, ejecutivas, de reclamos, cuerpos de delegados, igualmente son responsables de los silencios.

En el caso del accidente que nos ocupa, desde los medios de comunicación, o de los órganos oficiales, en este caso del gobernador de la provincia de Buenos, en forma imprudente han optado por buscar y encontrar un culpable: el chofer del colectivo. Toda la condena a él. A la hoguera con el hereje. Y su sindicato calla. El gobernador hipócritamente compungido eludió su propia responsabilidad.

Debo preguntarme ¿Cuántas horas trabaja un chofer de larga distancia? ¿Qué responsabilidad tiene la empresa por los aprietes y la corrupción generada a través de las horas extras? Estas son una dádiva que debe aceptar el trabajador porque peligra su situación laboral y porque está necesitado. Sabe, además, que nadie lo protege, ni la ley, ni el Ministerio de Trabajo, ni su sindicato. Es un trabajador desamparado. Que sí, que le caben responsabilidades, pero no la demonización por su error. El agotamiento, y está probado, hace cometer errores graves al final de su jornada. En ese lapso ocurren los accidentes más graves.

El Sistema Nacional de transporte está colapsado, los chóferes, maquinistas son súper explotados. No han un Plan Nacional de Transporte, ni una ley del transporte. Porque no hay un proyecto de Nación. Sólo anuncios ya dichos en otras oportunidades. El proyecto del tren bala a punto de naufragar, no por un razonamiento racional del Poder Ejecutivo, sino porque los banqueros no están dispuestos a otorgar un crédito blando para ese emprendimiento faraónico. Que contrariedad. A pesar de haber tocado la campanita en Wall Street y de haber cantado loas al capitalismo en la Universidad de Columbia, esto lo hizo la actual presidenta, le niegan el crédito.

Volviendo al accidente… las muertes no tienen remedio, sobre sus seres queridos sobreviene el dolor y el pedido de justicia.

Desde los estamentos oficiales en convivencia y connivencia con los empresarios del transporte automotor, entregarán a las fauces del león, como en el circo romano, a los conductores. Los maquinistas del tren soportarán el estrés postraumático y se sumarán a la larga lista de maquinistas que sufren un accidente como este.

En cuanto a los medios de comunicación, ignorantes, sin conocimiento real del tema, sin elementos contundentes, volverán a repetir las mismas barbaridades que se escucharon en el día de la fecha… fustigando y buscando solamente en los conductores y la falla humana a los responsables.

Simplemente porque estos medios de comunicación con estas empresas tienen intereses económicos en común.

Los sindicatos, con el simple aumento de salarios, se complacen… lo que les pase a los trabajadores, sus reivindicaciones, los derechos y todo lo digno de la vida laboral ha quedado en el recuerdo de otros tiempos históricos, cuando el movimiento obrero argentino, peleaba, luchaba, ganaba y era derrotado, pero dignamente.

Simplemente, todo esto provoca un profundo dolor… callarse es acordar… dicen los hermanos mexicanos: más vale el grito del amigo que el silencio del enemigo.

* Argenpress
* http://www.argenpress.info/nota.asp?num=052818&Parte=0

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Gustavo Esteva: Acotar el camino

La lucha contra el capitalismo está creciendo. Además de las bolsas de resistencia que han existido siempre y se multiplican, proliferan iniciativas para trascender el marco impuesto por el capital y gestar nuevas relaciones sociales.

En este impulso se inscribe la necesidad de debatir la opción socialista. Fue por mucho tiempo el principal camino a seguir para cuantos se oponían al capitalismo. El aliento contra el capitalismo definía casi siempre el impulso por el socialismo. El colapso de la Unión Soviética y los demás países del “socialismo real” no enterró esa opción. Tras algunos años de silencio y desencanto, ante la constatación de que en esos países el camino que se llamó socialismo resultaba haber sido la ruta más larga, cruel e ineficiente para llegar al capitalismo, la opción socialista regresó con nuevos bríos. No sólo volvió a usarse una palabra que salió por un tiempo de la circulación pública. Apareció como una propuesta explícita de jefes de Estado, dirigentes sociales, partidos políticos y académicos, particularmente en América Latina, donde sus partidarios eran claramente marginales hasta hace poco tiempo.

Cuando expuse en este espacio que la lucha actual contra el capitalismo exigía enterrar el socialismo, en vez de tratar de remozarlo, me llegaron muchos mensajes que revelaban una resistencia dogmática, casi religiosa, a considerar seriamente mi argumento. Pero también llegaron razones que reivindicaban con firmeza y serenidad la opción socialista. Tanto estos mensajes como las propuestas públicas pintan una nítida raya para distinguirse de las experiencias del “socialismo real” y aludir al “nuevo socialismo”, al “socialismo para el siglo XXI”, etcétera.

Esto es lo que estamos discutiendo y lo que ahora me impulsa, a riesgo de ser repetitivo, a repasar algunos argumentos que he presentado desde el pasado mes de diciembre.

Ante todo, señalo que no podemos desechar las experiencias socialistas, negando ese carácter a las que recibieron ese nombre. No sólo sería tirar el niño junto con el agua sucia de la bañera, pues a pesar de todos sus horrores se trató de experimentos valiosos. Implicaría también asumir una posición doctrinaria, al margen y por encima de la realidad. ¿Desde dónde condenar las experiencias mismas y a los pueblos que se rebelaron contra ellas? ¿Desde los “doce intelectuales” de Lenin? ¿En nombre de alguna definición teórica e ideológica que habría sido traicionada por una “burocracia corrupta? ¿Quién, en nombre de qué, proclama que millones de personas se equivocaron al creer que sus regímenes eran socialistas y luego al desmantelarlos? Hay razones de peso para considerar el socialismo como un fenómeno histórico, que tuvo un inicio y podría encontrarse en el principio de su fin. Ha habido un amplísimo espectro de experimentos socialistas. Ha llegado el tiempo de examinarlos con rigor, en perspectiva histórica, y aquilatar serenamente lo que significaron y las lecciones que pueden aportar a las luchas de hoy, sin condenarlas de antemano por sus “desviaciones”.

Un debate distinto es el que se refiere a las ideas, teorías e ideologías socialistas. Poseen enorme riqueza. Sus críticas del capitalismo son penetrantes y duraderas, por más que resulten incompletas o históricamente rezagadas. Constituyen aún una fuente de inspiración. Quienes luchamos hoy contra el capitalismo podemos reclamar legítimamente esa herencia.

Al mismo tiempo, necesitamos reconocer que esa corriente de pensamiento y acción contiene enfoques y orientaciones, comunes a todas sus variantes, que la propia experiencia histórica y sólidos argumentos teóricos exigen rechazar. Acaso el principal problema radique en el diseño de ingeniería social que le es inherente, el cual conduce inevitablemente al líder supremo, al partido único, a los “doce intelectuales”, a la vanguardia del proletariado… Aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Aunque hoy vistamos al socialismo de modos democráticos y participativos, queda sin remedio su componente de ingeniería social: es un proyecto dado y hecho, en el que las masas han de ser educadas.

Existe otra posición. En vez de la ingeniería social, se busca la movilización y organización de la gente, confiando en su sabiduría y capacidad para conducir la transformación. Merece análisis el papel que sus intelectuales pueden jugar en ese proceso, pero necesitamos descartar que sean sus conductores y menos aún que asuman el papel de líder supremo, en nombre de la ciencia o con cualquier otro pretexto teórico o político.

Hace falta, sin duda, acotar los caminos de la transformación. Ése es el meollo de la discusión. En eso debemos poner el acento. Los diseños de conjunto que anticipan para todos alguna tierra prometida no son una referencia útil y pueden erigirse en un obstáculo formidable que debe ser removido. Parece ser el caso del socialismo

* La Jornada
* http://www.jornada.unam.mx/2008/03/10/index.php?section=politica&article=024a1pol

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Carlos Fazio: El IRI y la subversión en Cuba

La revolución cubana ha comenzado una nueva fase. Se trata de un proceso vivo, dinámico, en constante evolución y construcción autóctonas, lleno de parámetros originales. Por eso, habrá muchos más cambios en la isla, pero no en el sentido que los enemigos de la revolución quisieran. Que no se ilusionen.

Una vez más, Fidel Castro y la dirigencia cubana se adelantaron a cualquier expectativa de la Casa Blanca. La renuncia de Fidel a la jefatura gubernamental ocurrió en el contexto del millonario circo prelectoral estadunidense y de los crecientes signos de debilidad del presidente George W. Bush. Al final ocurrió lo que muchos preveían: Fidel se retiró del gobierno. Pero el cómo, pocos lo imaginaban. Con su habitual maestría política, Fidel manejó los tiempos con gran precisión y exhibió que Washington no tenía una estrategia para un escenario que nunca esperó: una sucesión del poder en la isla sin sobresaltos.

Diez sucesivas administraciones en la Casa Blanca esperaron por décadas la salida del poder de Fidel, y cuando, el 19 de febrero pasado, después de un largo y maduro proceso de reflexión éste anunció su renuncia, no sucedió lo que siempre había pronosticado Estados Unidos: los cubanos no salieron a festejar a las calles, el país no se colapsó ni sobrevino el caos. La razón es sencilla: Fidel Castro es un líder excepcional, un gran estadista y estratega. Pero sin la voluntad política del pueblo cubano y su capacidad de participar, pensar, decidir y autogobernarse, esa revolución ética, humanista, internacionalista y solidaria, de impronta caribeña y latinoamericana, que colocó al hombre y la mujer concretos como centro del proceso, no habría sobrevivido.

Ahora, la asunción de Raúl Castro a la jefatura de Estado y de gobierno cubanos marca la continuidad de un proceso hondamente arraigado en el seno de la sociedad y construido por casi cuatro generaciones en el marco de una verdadera ciudadanización del poder. Raúl encabeza un firme liderazgo colectivo, ajeno a cualquier práctica de laboratorio. Por eso, los largos meses de ausencia temporal de Fidel no desembocaron en una situación “sin salida”. El pueblo cubano tomó la sucesión con calmada madurez política y el país funcionó con su ritmo habitual. En Cuba no empezó la “transición poscastrista”, como pregonan los epígonos y propagandistas del imperio. La delegación provisional de poderes y la elección de un nuevo gobierno ahora han garantizado la continuidad del proceso revolucionario. Y eso es así porque desde hace muchos años el Estado y la sociedad cubana cuentan con mecanismos jurídicos y organizativos que garantizan esa continuidad más allá de la supervivencia de su líder histórico. Se engaña, pues, quien crea que la renuncia de Fidel significa el comienzo del fin del socialismo en la isla. No hay ningún síntoma de que sectores significativos de la sociedad cubana aspiren a que regrese el capitalismo.

Pero, como dijo en agosto de 2006 Raúl Castro, “no se puede descartar el peligro de que alguien se vuelva loco, o más loco todavía, dentro del gobierno estadunidense”. Por eso Cuba no descuida su defensa. No es por paranoia belicista. Hace varios años que la “guerra preventiva” de la administración Bush dejó de ser simple teoría. Afganistán, Irak, Haití, Venezuela, Somalia y ahora la aventura belicista en la que embarcó a Álvaro Uribe en Sudamérica lo demuestran. Washington no tiene otra vía que la militar para cambiar la situación en la isla.

La Comisión de Ayuda a una Cuba Libre, presentada por el jefe de la Casa Blanca en 2004, persigue un “cambio de régimen” y regresar a la isla a su condición de colonia. Para ello, Washington ha recrudecido la guerra económica contra Cuba mediante la aplicación extraterritorial de leyes que afectan a terceros países y tienen como objetivo hostigar y boicotear los negocios y el desarrollo de las ramas fundamentales de la economía cubana.

Además sigue utilizando con fines subversivos al Instituto Republicano Internacional (IRI), que malgasta el dinero de los contribuyentes estadunidenses con proyectos diversionistas como la supuesta encuesta realizada en Cuba a finales del año pasado, de la que se hicieron eco el Diario de las Américas y los canales de televisión TV 51 (Telemundo) y TV 23 (Univisión) de Miami. El objetivo de la hipotética encuesta del IRI –en el contexto de las elecciones y la sucesión después de Fidel– era mostrar, de manera infructuosa, una imagen irreal y absurda del proceso cubano, en particular el “altísimo” grado de rechazo popular al gobierno, en abierta contradicción con los resultados que arrojaron los comicios del pasado 20 de enero y el ambiente de normalidad y tranquilidad ciudadana que prevalece en Cuba hasta nuestros días. Más allá de su cuestionada verosimilitud, la metodología expuesta y la formulación de preguntas con enfoques cerrados, aunadas a tergiversaciones y manipulaciones, exhibían que la función de la citada encuesta era alcanzar objetivos desestabilizadores en la isla.

Según un informe de 2006 de la comisión que encabeza Condoleezza Rice, el IRI –financiado por el Fondo Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés), que responde al Departamento de Estado– es uno de los instrumentos que contribuyen a la “formación de partidos políticos y otros grupos de oposición en la isla”, con el objetivo de destruir a la revolución y propiciar la llamada “transición a la democracia”. A través del IRI, el gobierno de Bush ha dado apoyo sistemático a cabecillas contrarrevolucionarios y utiliza el otorgamiento de “premios”, como el concedido a Oscar Elías Biscet, para justificar el abastecimiento de fondos materiales y financieros con fines subversivos, en la isla y en el exterior. Sin embargo, la elección de enero, en la que sufragaron más de 7 millones 800 mil cubanos (96.89 por ciento del padrón), puso de manifiesto las motivaciones y la naturaleza participativa del pueblo cubano. Habrá cambios, sí, pero a la cubana.

* La Jornada
* http://www.jornada.unam.mx/2008/03/10/index.php?section=opinion&article=022a1pol

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